1 de septiembre de 2001

"El verdadero presidente es Eduardo Escasany"

REPORTAJE A LUIS D'ELÍA, LÍDER DE LOS PIQUETEROS

El Congreso que organizó al movimiento piquetero es uno de los datos políticos fundamentales de las últimas semanas. Contracultural dialogó con su jefe acerca del origen de este movimiento, y su estrategia política presente y futura.

por Marcelo R. Pereyra



Hay un dato que permite imaginar la dimensión nacional e internacional que, en las últimas semanas, ha adquirido el movimiento piquetero: en la Capital Federal hay unos 200 equipos técnicos para ser alquilados principalmente a la prensa extranjera; el día anterior a la primera jornada nacional de protesta piquetera no quedó disponible ninguno. Evidentemente, el congreso de La Matanza le dio un carácter más orgánico a la protesta de los desocupados, y fue el punto de partida de su organización en el ámbito nacional. Para D’Elía, “ese congreso fue un salto cuali u cuantitativo en nuestra organización. Allí encontramos puntos en común; por ejemplo, que el verdadero presidente de la Nación es Eduardo Escasany, y que los principales males de nuestro país son la fenomenal deuda externa y la fenomenal concentración de la riqueza. Nos dimos cuenta de que habíamos impactado sobre el eje de la discusión más profunda que atraviesa el continente, que tiene que ver con el intento de imposición del ALCA, y con la militarización que, a través del Plan Colombia, abre paso a esa estrategia. Sentimos que los piqueteros coincidimos con los globofóbicos de Génova porque cuestionamos, desde otro lugar, las mismas cosas".

El piquete actual, heredero de las más combativas tradiciones sindicales, está cruzado con las prácticas de los tomadores de tierras. “El 90% de los piqueteros, dice D’Elia, somos habitantes de los asentamientos o villas, y antes de ser piqueteros fuimos tomadores de tierras. Compartimos con el Movimiento De Los Sin Tierra de Brasil los tres ejes: ocupar, resistir y producir”.

- ¿Cómo es un piquete?

- El piquete es un gran grupo de auto ayuda. En los barrios no hay un mango, no hay comida, no tenemos plata para enterrar a nuestros muertos, muertos que son producto de un genocidio planificado. Pero además en los barrios los compañeros están muy solos, por eso el piquete sirve para interactuar, para compartir el alimento, la alegría. En los piquetes vuelve la vida, por eso a veces es difícil levantarlos y volver a casa, porque es volver a la soledad.

- ¿El piquete es un acto de violencia?

- Hay una campaña feroz para asociarnos con el terror y la violencia cuyo objetivo político es impedir que la clase media se sume a las demandas de los piqueteros. La campaña intenta crear pánico en la clase media, sin embargo la multisectorialidad de la protesta es un hecho. Está empezando a construirse con mucha fuerza la resistencia civil contra los ajustadores y la represión. Apostamos a recrear nuevos colectivos que suponen una nueva ética popular opuesta a la del neoliberalismo. Hemos recuperado la capacidad de hacer las cosas juntos, hemos recuperado el sentido profundo de unidad popular, y ahora le decimos a la clase media que, si se anima, le vamos a asestar al modelo un durísimo golpe.

- ¿En su estrategia están incluidas las prácticas electorales?

- El campo de la política no se restringe solo a lo partidario. Estamos constituyendo el Frente Nacional contra la Pobreza que pone el eje en la cuestión central: la distribución de la pobreza. Pero la atomización del campo popular es una desgracia, por eso hay que hacer un esfuerzo para no regalarles la cancha a los conservadores, y para que el pueblo pueda tener una herramienta electoral unificada para encontrar también en ese marco una salida. Hay que profundizar la democracia, la política y la económica.

- ¿De quién se siente más cerca, del Movimiento Teresa Rodríguez o del ARI?

- Depende. De alguna gente del Teresa Rodríguez me siento muy cerca, pero con otra, que hace acciones que son funcionales al Ministerio del Interior, tengo mis prevenciones; porque hay que hacer acciones para sumar a los sectores medios, y no para ponérselos en contra. No podremos desarrollar algo nuevo sino hay alianza entre los excluidos y la clase media. Hay que seguir el ejemplo del PT brasileño.

- ¿Entonces le importa la legalidad?

- Si, tenemos que ganar legalidad y legitimidad institucional; hay que tener fortaleza estructural y cuando todo esto se logre podremos cambiar el orden social.

- ¿Pero el sistema lo permitirá?

- Va a haber tensiones, no sólo aquí sino en todo el subcontinente. Lula va a ganar en Brasil, Chávez se consolida, en Uruguay y Paraguay crecen los movimientos sociales. Vamos a ver como cierra en medio de una crisis que también afecta al imperio.

- ¿Cómo ve el futuro social en la Argentina?

- Hay un crescendo en lo social que tiene que ver con una mayor conciencia en todos nosotros. Vamos hacia una unidad muy fuerte. Podremos construir un nuevo orden social, en tanto y en cuanto podamos recrear el movimiento popular en la Argentina, por eso cantamos en los piquetes esa canción de La Mosca que dice: “Habrá que ir juntando pedacitos / armando despacito un sueño pa’ soñar / la primavera será para cualquiera / y pobre del que quiera robarnos la ilusión”.

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