1 de julio de 2009

Enfermos de poder

LOS KIRCHNER: DERROTA ELECTORAL Y DERROTA SANITARIA

La derrota electoral es un mero reacomodamiento de piezas dentro del partido gobernante que muy lejos está de significar un cambio de políticas, y mucho menos de ideas. Pero los Kirchner no pueden seguir ignorando la situación extrema de los pequeños productores agropecuarios, que los pone de rodillas frente a los grandes pulpos exportadores de granos, y no pueden seguir mirando para otro lado cuando con toda impunidad las empresas fijadoras de precios fogonean la inflación. Por otra parte, la irrupción del virus de la gripe A puso de relieve cómo la gestión de los asuntos públicos por parte de cierta política burguesa puede ser negligentemente indiferente al sufrimiento humano. Desde un primer momento, el manejo de la epidemia fue un completo desaguisado gracias a la intromisión de las internas políticas en la gestión técnica de la salud pública.

Por Marcelo R. Pereyra

EL PERONISMO, ETAPA SUPERIOR DEL KIRCHNERISMO

De nada sirvió que se adelantaran cuatro meses las elecciones con inconsistentes e incomprensibles excusas; de nada sirvieron las candidaturas “testimoniales”; de nada sirvió el mega despliegue de proselitismo clientelístico; de nada sirvió no postergar por unas semanas las elecciones cuando la gripe A ya era una inocultable realidad: todo fue un fracaso de dimensiones inesperadas para el matrimonio presidencial. Su derrota electoral fue tan estrepitosa que abrió las puertas para el retorno de los que en realidad nunca se habían ido sino que estaban agazapados en las sombras. De repente emergieron, por “derecha”, los Duhalde y los Barrionuevo reclamando más “peronismo” y, por “izquierda”, los D’Elía reclamando más “transversalidad” al kirchnerismo.

Pongamos las cosas en su lugar: hablar de derecha e izquierda en un partido de la burguesía -el peronismo- es una operación retórica. La burguesía, por definición, adhiere a los valores del orden establecido porque es ese orden el que le permite reproducirse. Luego hay avivados que, desde posiciones políticas disímiles pero con un mismo interés por sumar adictos, se incorporan a los partidos burgueses que tienen importante carnadura en las capas populares, como el peronismo. Años ha, esta entusiasta congregación supo nuclear simultáneamente a López Regas y Firmenichs: un verdadero disparate político que Perón admitió y estimuló (hasta que se sacó la careta) sólo entendible desde una práctica política venal, desarropada ideológicamente, practicada ayer y hoy por oportunistas siempre atentos a cobijarse donde esté la masividad.

Entonces, hay que recordar que el que hoy aparece a la “derecha” de los Kirchner –Duhalde- fue el que designó a don Néstor como candidato presidencial en 2003, y que los que hoy le reclaman al kirchnerismo volver a sus fuentes “transversales” son los que apañaron y admitieron la alianza de los gobiernos K con el capo mafia Hugo Moyano. Téngase presente también en este sentido que numerosos funcionarios del actual y el pasado gobierno proceden de una auténtica y genuina derecha económica, como el ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández (ex colaboarador de Domingo Cavallo), o como el actual ministro de Economía, Amado Boudú, que proviene del CEMA, un aristocrático grupo de economistas neoliberales.

En consecuencia lo que ha producido la derrota electoral es un mero reacomodamiento de piezas dentro del partido gobernante que muy lejos está de significar un cambio de políticas, y mucho menos de ideas. Precisamente, el “campo” y los sectores medios urbanos castigaron en las urnas al gobierno por persistir con tozudez en políticas que indiscutiblemente los vienen perjudicando desde que se terminó la época de las vacas gordas. No se puede seguir ignorando la situación extrema de los pequeños productores agropecuarios, que los pone de rodillas frente a los grandes pulpos exportadores de granos, y no se puede seguir mirando para otro lado cuando con toda impunidad las empresas fijadoras de precios fogonean la inflación. En los sectores populares suburbanos, tan o más perjudicados que los anteriores, se votó por Kirchner con la mística del peronismo histórico y con el convencimiento que posibilita el generoso derroche preelectoral de los intendentes K.

El futuro inmediato luce confuso. Es difícil predecir el ánimo social. Está claro que hubo una mayoritaria intención de sancionar al gobierno, pero ¿hay disposición para pensar en un cambio de rumbo? ¿Hay realmente preocupación social por temas cruciales como la extranjerización de la economía o la explotación irracional de los recursos naturales? ¿Todo se soluciona con un cambio de nombres en el elenco ministerial? Algo sí parece más seguro: los Kirchner han perdido poder y tendrán que negociar. El problema es qué están dispuestos a negociar y quiénes serán sus interlocutores: los dirigentes sociales de base o los dirigentes empresariales.

ENGRIPADOS Y ENGRUPIDOS

La irrupción del virus de la gripe A en la Argentina puso de relieve cómo la gestión de los asuntos públicos por parte de cierta política burguesa puede ser negligentemente indiferente al sufrimiento humano. El manejo de la epidemia desde un primer momento fue un completo desaguisado gracias a la metida de cola de la política gubernamental en la gestión técnica de la salud pública. ¿Cuál fue el beneficio de la aparatosa y promocionada instalación de un hospital de campaña y de las cámaras especiales que detectaban personas con alta temperatura en el aeropuerto de Ezeiza? ¿Por qué no se condujo centralizadamente la problemática? ¿Por qué tanta confusión y directivas contradictorias en distintas jurisdicciones? ¿Por qué no se admitió antes de las elecciones que la difusión griposa era importante, y consecuentemente, por qué se decidió a pesar de ello llevar las elecciones adelante? ¿Por qué la ex ministra Ocaña no renunció antes de las elecciones y por qué no denunció que no le llevaban el apunte en el gobierno cuando ella pedía más apoyo? ¿Por qué se tergiversaron y se manipularon las cifras de muertos e infectados, de la misma manera en la que se tergiversan y manipulan las cifras que suministra el INDEK? ¿Por qué no se declaró todavía la situación de emergencia sanitaria, y por qué no se hizo lo propio en su momento con respecto al dengue?

¿Por qué si estamos en riesgo de engriparnos además nos engrupen con mentiras y ocultamientos?

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