4 de febrero de 2010

Una historia marcada por varios terremotos

UN NUEVO TERREMOTO SACUDE HAITÍ

El 12 de enero de 2010 la República de Haití fue golpeada por un terremoto de magnitud 7.0 en la escala Richter, cuyo epicentro fue cerca de su capital Puerto Príncipe y dejó sin vida a casi 200.000 personas. La terrible catástrofe natural, a partir de la cual varias naciones del mundo no dudaron en enviar rápidamente su ayuda, es la gota que rebalsó el vaso de una historia marcada por varios terremotos políticos, ambientales y sociales de los que casi nadie se hizo eco.

Por Hernán L. Giardini

Terremotos políticos
Originalmente la isla estaba habitada por unos 300.000 indígenas caribes, arawak y taínos. Hasta que el 5 de diciembre de 1492 arriba Cristóbal Colón, y pasa a formar parte del Imperio Español, con el nombre de “La española”.

A comienzos del siglo XVII, debido al auge que había adquirido el comercio informal de los colonos criollos de la isla en la parte occidental, el gobernador español Antonio de Osorio ordenó la despoblación de esa zona. Con el tiempo, en las zonas despobladas del oeste se fueron asentando comerciantes y piratas franceses, lo que determinó que la región occidental de la isla fuera reclamada por Francia.
Fue así que en 1697, mediante el Tratado de Ryswick, España cedió a Francia esa parte de la isla, que pasa a llamarse Saint-Domigue, convirtiéndose en su colonia más rica, fruto del trabajo esclavo en sus plantaciones de azúcar, donde el 95% de sus habitantes (unos 300.000) eran originarios del África subsahariana.
Pero en 1803 los negros se rebelaron y el 1 de enero de 1804, tras una prolongada lucha armada, doblegaron a las tropas de Napoleón Bonaparte. Así, Haití declaró su independencia y se convirtió en el primer país libre de América.
Sin embargo, su liberación fue muy dolorosa -un tercera parte de la población cayó en combate- y no reconocida: fue condenada y bloqueada económicamente, al extremo de que Europa le impuso la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haberse liberado de éstos.
En 1822 las tropas haitianas invadieron la parte oriental de la isla (República Dominicana), que recobraría su independencia en 1844.
Luego vendrán épocas de sangrientas dictaduras militares, que destinaron los poquísimos recursos del país al pago de la ridícula deuda con Francia.
La gran inestabilidad política del país sirvió a Estados Unidos como pretexto para invadirlo en 1915 y ejercer su control absoluto hasta 1934, cuando ya había cumplido sus objetivos: derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a extranjeros y cobrar las deudas del City Bank.
En 1957 fue elegido como presidente François Duvalier, quien gobernó durante muchos años dictatorialmente con la ayuda militar y financiera de Estados Unidos y que en 1964 se hizo proclamar presidente vitalicio, hasta que en 1971 fue sucedido por su hijo, Jean-Claude Duvalier.
En 1986 una insurrección popular obligará a exilarse a Duvalier, y el ejército alcanzó el poder. Tras diferentes cambios de gobiernos entre militares, Jean-Bertrand Aristide fue presidente electo en 1991 con el apoyo de Estados Unidos, siendo también depuesto en 2004 tras una grave crisis política y económica con fuerte violencia en las calles, que concluyó con la ocupación de Haití por parte de los “Cascos Azules” de la ONU.
En 2006, también con el apoyo de Estados Unidos, René Préval gana de forma arrolladora en las elecciones y se convierte en el segundo presidente democrático de Haití en sus 200 sangrientos años de historia.

Terremotos ambientales
Mientras que en 1925 se calcula que Haití sólo conservaba el 40% de sus bosques nativos, hoy en día la cifra alcanza apenas al 2%. Las principales causas de la deforestación fueron la explotación forestal intensiva, el reemplazo de bosques por plantaciones de azúcar y la utilización de madera para combustible de cocina.
La sobreexplotación del recurso provocó la erosión del suelo y una tremenda escasez de agua potable. Esto además causó inundaciones periódicas como la ocurrida el 17 de septiembre de 2004, cuando la tormenta tropical Jeanne provocó la muerte de más de 3.000 personas, destruyó carreteras y dejó a 170.000 personas sin alimentos ni agua.
Esta situación contrasta con la de la vecina República Dominicana, que con un clima similar y unas condiciones de partida similares practicó una política forestal adecuada y actualmente tiene una vasta cubierta vegetal.

Terremotos sociales
Haití es el país más pobre de toda América: más del 70% de su población vive en la pobreza. Aproximadamente el 5% de la población adulta tiene SIDA. Los casos de tuberculosis son de diez veces más altos que el promedio del resto de América Latina.

El 35% de la población de Haití es analfabeta y, de las 15.000 escuelas primarias con las que cuenta, el 90% son privadas (manejadas por las comunidades, organizaciones religiosas u ONGs).

Sólo la mitad de los niños haitianos están vacunados y apenas el 40% de ellos tienen acceso a asistencia médica básica. La mitad de las causas de muerte infantil son atribuidas al SIDA, infecciones respiratorias, meningitis y enfermedades como el cólera y la tifoidea. El 90% de los niños del Haití sufren de enfermedades hídricas y de parásitos intestinales.

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