6 de agosto de 2010

Cuando los Santos vienen marchando

TENSIÓN SIN FIN ENTRE VENEZUELA Y COLOMBIA

El conflicto más profundo que presenta Latinoamérica en la actualidad está dado por las relaciones entre Colombia y Venezuela. Ambos países limítrofes poseen vínculos históricos, geográficos y comerciales de larga data teñidos por la disputa político-ideológica que mantiene el presidente venezolano Hugo Chávez con Estados Unidos, y que se extiende al principal aliado de Washington en la región, como es el caso del colombiano Álvaro Uribe.


Por Marcelo J. Levy

Para dar cuenta de la historia reciente entre estos dos países, debe considerarse como un antecedente el incidente producido el 4 de enero de 2005, cuando el gobierno de Uribe anunció la detención del dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Rodrigo Granda, en la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta.

El arresto del dirigente, conocido como el “canciller de las FARC” abrió un abanico de dudas y denuncias sobre una posible violación de la soberanía de Venezuela. El 9 de enero Hugo Chávez aseguró que Granda en realidad había sido abducido secretamente en Caracas, y acusó a Uribe de mentiroso.

Días después, Colombia reconoció haber sobornado a efectivos corruptos de la policía venezolana, que se encargaron de secuestrar al detenido y trasladarlo hasta Cúcuta, pero rechazó la acusación de haber violado la soberanía venezolana.

El gobierno de Hugo Chávez mantuvo que el hecho había sido una violación a la soberanía de su país y criticó a Uribe por no haber pedido la extradición del dirigente de las FARC. El incidente desató una crisis que llevó a la ruptura de las relaciones comerciales.

El 14 de enero de 2005 el gobierno de Venezuela ordenó el cierre de la frontera con Colombia y la retirada de los embajadores de ambas naciones hasta que Uribe ofreciera una disculpa formal.

Los gobiernos de Cuba, Brasil y Perú ofrecieron su mediación en el conflicto, pero la tensión se profundizó cuando Estados Unidos respaldó el accionar de Colombia y acusó a Chávez de proteger y apoyar a las FARC.

El principio de solución de la crisis se produjo el 29 de enero, cuando en un comunicado Uribe expresó su predisposición a revisar los hechos para evitar en el futuro incidentes similares. Tras esta declaración, Venezuela dio a entender que daba por superada la crisis diplomática, y la distensión fue sellada por Chávez y Uribe durante un encuentro que mantuvieron el 15 de febrero.

Más allá de este nuevo escenario bilateral, el enfrentamiento entre Venezuela y Estados Unidos se profundizó por las acusaciones mutuas de desestabilización de la región.

Durante los años siguientes, la relación entre Chávez y Uribe tuvo puntos de tensión, a partir de la decisión tomada por el bolivariano de intentar lograr un acuerdo humanitario entre las FARC y el gobierno de Colombia, consistente en el canje de rehenes en manos de la guerrilla colombiana por rebeldes detenidos, mediación que Uribe hizo todo lo posible por frustrar.

En 2008, a partir de la negativa de Uribe de reconocer a las FARC como grupo insurgente y no terrorista, Chávez lo acusa de ser “cobarde, mentiroso, cizañero y maniobrero”.

Luego el enfrentamiento tuvo un nuevo round, cuando Colombia anunció el asesinato de Raúl Reyes, número dos y vocero de las FARC en territorio ecuatoriano. Chávez le advirtió a Uribe que una eventual incursión militar de Colombia en Venezuela para perseguir a presuntos miembros del grupo armado sería causa de guerra.

Tras acusar a Uribe de “criminal, paramilitar, narcotraficante y lacayo del imperio”, Venezuela ordenó el cierre de su embajada en Bogotá y la movilización de diez batallones militares hacia la frontera con Colombia.

El acercamiento se produjo durante una Cumbre del Grupo de Río en República Dominicana, luego de dos días de reuniones, a partir del cual se reestablecieron las relaciones diplomáticas y Venezuela replegó las tropas de la frontera.

En 2009, la tensión entre ambos líderes creció a partir de la firma de un acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos, por el que Bogotá permitió a Washington el uso de siete bases militares para el presunto combate del narcotráfico.

El presidente venezolano consideró el acuerdo como una sumisión a los intereses estadounidenses en la región y amenazó con revisar las relaciones diplomáticas con Colombia. La posición de Chávez fue compartida por otros gobiernos latinoamericanos, y en la cumbre de Unasur que se realizó en Bariloche ese mismo año los mandatarios del grupo regional, intentaron desmontar la polarización que provoca la presencia de tropas estadounidenses en la región.

Tras la cumbre de la Unasur, Chávez insistió en el peligro que significaba el acuerdo militar, y formuló un llamado a los venezolanos para prepararse para una guerra.
Este nuevo pico de tensión, fue controlado por la intervención de países de la región y la OEA, que reclamó prudencia a los mandatarios.

Durante la campaña electoral para elegir el sucesor de Uribe en Colombia, el presidente de Venezuela señaló que si triunfaba el candidato oficialista, Juan Manuel Santos, ex ministro de defensa, habría un riesgo bélico cierto en la región.

Finalmente, el 30 de mayo de 2010, Santos resulta electo presidente de Colombia. El vencedor recibió no obstante la felicitación de Chávez, quien le auguró éxitos en su nueva responsabilidad.

Pero el 6 de julio, Uribe recrudeció la confrontación con Chávez, con una nueva denuncia colombiana sobre la relación que el venezolano mantendría con las FARC que terminó con la ruptura de las relaciones diplomáticas.

La actual etapa de confrontación expresada sólo a días del cambio presidencial en Colombia, parece marcar el territorio político por donde se deberá mover Santos y las relaciones de su país con Estados Unidos y los vecinos de la región. Santos afirmó que unas de las prioridades de su gobierno sería recomponer las relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela y Ecuador, mediante un diálogo directo y franco. Esta semana habrá una reunión para limar asperezas entre ambos estados y empezar con el pie derecho las relaciones bilaterales.

En realidad, las diferencias son irreconciliables si tenemos en cuenta que la Venezuela de Chávez es parte de la vanguardia socialista latinoamericana, que posee un proyecto de patria grande real, verdadero e inclusivo, mientras que la Colombia de Uribe-Santos es el Estado más fascista de Latinoamérica y el mejor alumno y aliado del imperialismo norteamericano. El correr de los meses de Santos en el ejecutivo, develará cómo avanza el conflicto.


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