7 de septiembre de 2011

Cuando el delito es un espectáculo

LA TRATA DE PERSONAS Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LOS MEDIOS

En 1930 un juez de la ciudad de Buenos Aires desarticuló la Zwi Migdal, una organización mafiosa dedicada a la trata y esclavitud de mujeres con fines sexuales, que funcionaba desde 1906, con personería jurídica, bajo la fachada de una sociedad de ayuda mutua. La prensa sensacionalista de la época montó un verdadero espectáculo alrededor del caso. Todos se horrorizaron e indignaron, por lo menos por un rato. Ochenta años más tarde, ante cada desaparición de una niña o de una mujer, con la sospecha de ser un caso de trata de personas, genera en los medios un tratamiento igualmente espectacular, en el que priman el show de la angustia y la desesperación de sus familiares, mientras que se ocultan los orígenes culturales de la explotación sexual femenina.

Por Noor Jiménez Abraham


En estos días, la búsqueda de una niña que presumiblemente fue capturada por una red de trata de personas, se ha convertido en un gran show mediático; titulares, saturación de imágenes, horas en las programaciones dedicadas a dar los mismos datos, cubiertos con diferentes matices, como para que la noticia siga con aspecto novedoso y no cese de vender.

En la resonancia social, estos mecanismos han llevado a un estado de desesperación popular como prueba del crecimiento de un delito que pareciera haberse percibido recientemente. Sin embargo, un responsable uso de la repercusión mediática, debería conducir a revisar los papeles que desde todos los ámbitos de la comunidad se asignan a mujeres y varones. Sin clientes de prostitución no habría secuestros de niñas y de mujeres para comercio sexual, pues mientras un negocio sea redituable, el problema, muy lejos de detenerse, aumentará.

Resulta una actitud humana asistir a una marcha o reclamar a las autoridades, pero el convencimiento de las personas parece surgir de un discurso de los medios a través del cual se deja de lado la gran oportunidad de ofrecer los accesos para el análisis a partir de las diferentes perspectivas desde las que es necesario contemplar el hecho.

Si no hubiese varones consumidores, no habría mujeres raptadas, si no se comprasen repuestos de autos, electrodomésticos y otros artefactos de segunda mano a precios dudosamente económicos, no serían robados de sus titulares, si no se adoptasen menores ilegalmente, no se venderían personas recién nacidas en un mercado aberrante, si no se comprasen órganos, no habría tráfico de ellos.

El momento de que la sociedad se haga cargo de que es cada una de las personas la que con sus comportamientos puede alejar los delitos, no puede desperdiciarse, es ahora; mirar hacia el costado, en forma indignada, mientras con la otra mano se pagan servicios, elementos y hasta seres humanos que vienen empapados en sangre, es hipócrita; colaborar para que esa situación se sostenga y lucrar a partir de ella, es inmoral.

La tarea esencial, la educativa, se da en el seno de cada hogar. Luego, debe expandirse a los ámbitos esenciales para el desarrollo de las personas, trabajo, escuelas, gobiernos; es necesario que no se perpetúen mensajes por los que las existencias femeninas permanezcan en el sometimiento a un mandato cuyo destino es la satisfacción de los hombres, algunas de cuyas expresiones son tomar a las putas como un mal necesario para depurar el sistema, a la vez que convertir a todas las mujeres en objeto de consumo, negarles accesos y derechos, hasta el punto de que ni siquiera lleguen a reconocer la dominación.

Fotos de víctimas en las redes sociales, frases indignadas para pedir por el cierre de prostíbulos, ¿dónde estaban hace unos días los reclamos, cuando estas situaciones se daban en las mismas dimensiones?; las whiskerías y los saunas no eran eufemismos sino hipócritas pantallas para acallar lo abiertamente sabido. ¿Dónde enviaban a debutar sexualmente a sus hijos gran parte de las madres y de los padres que hoy se lamentan y reclaman? ¿Qué hicieron ayer y qué están dispuestos a hacer mañana cuando lo que para los medios es noticia haya cesado en el interés porque ya no vende? ¿Quién va a ayudar a las Candelas, las Marías y a todas las que, más allá de la trascendencia que hayan adquirido sus nombres, sean sólo del interés de unas cuantas ONGs y de algunas personas comprometidas de política y los medios de comunicación que no han recibido el respaldo multitudinario con el que ahora son cubiertas estas noticias?

Los delitos exceden las banderías partidarias, se dan en provincias y distritos de variados tintes y más allá del gobierno de turno. Las marchas, los pedidos, las horas de transmisión, las quejas, se desvanecerán pronto en el aire si no nos hacemos cargo de nuestros comportamientos. Habrán pasado los días y cada caso se convertirá en uno más hasta que venga el próximo, aquel que, por determinadas características se haya convertido en altamente noticiable, acapare titulares, para volver al centro de la opinión pública y que la máquina se eche a rodar nuevamente sin solución de continuidad porque nada habrá cambiado.


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