7 de septiembre de 2011

El 11-S que promovió Estados Unidos

A 10 AÑOS DEL ATENTADO A LAS TORRES GEMELAS, CONTRACULTURAL RECUERDA OTRO 11 DE SEPTIEMBRE: CUANDO EE.UU. PROMOVIÓ EL GOLPE DE ESTADO CONTRA SALVADOR ALLENDE

Se cumplen 10 años del ate
ntado a las Torres Gemelas. Pero hay otro 11-S que Estados Unidos y la mayoría de los medios no recuerdan. Un 11-S en el que Estados Unidos no fue la víctima, sino el victimario. Planeado por un sector de la Armada de Chile con apoyo de los Estados Unidos, el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 fue una acción militar conjunta entre las Fuerzas Armadas y Carabineros para derrocar al gobierno de Salvador Allende. Para Estados Unidos era prioritario impedir el avance del socialismo en Latinoamérica.

Por Hernán L. Giardini


Chile, 11 de septiembre de 1973. La “Cadena Democrática”, emite la primera proclama militar, leída por el teniente coronel Roberto Guillard:

"A partir de este momento damos paso a una red provincial y nacional de radiodifusión de las fuerzas armadas. Se invita a todas las radioemisoras libres a conectarse a esta cadena. Santiago, 11 de septiembre de 1973. Teniendo presente: 1°.- La gravísima crisis económica, social y moral que está destruyendo el país; 2°.- La incapacidad del Gobierno para adoptar las medidas que permitan detener el proceso y desarrollo del caos; 3°.- El constante incremento de los grupos armados paramilitares, organizados y entrenados por los partidos políticos de la Unidad Popular que llevarán al pueblo de Chile a una inevitable guerra civil, las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile declaran: 1°.- Que el señor Presidente de la República debe proceder a la inmediata entrega de su alto cargo a las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile. 2°.- Que las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros de Chile están unidos, para iniciar la histórica y responsable misión de luchar por la liberación de la Patria del yugo marxista, y la restauración del orden y de la institucionalidad. 3°- Los trabajadores de Chile pueden tener la seguridad de que las conquistas económicas y sociales que han alcanzado hasta la fecha no sufrirán modificaciones en lo fundamental. 4°.- La prensa, radiodifusoras y canales de televisión adictos a la Unidad Popular deben suspender sus actividades informativas a partir de este instante. De lo contrario recibirán castigo aéreo y terrestre. 5.- El pueblo de Santiago debe permanecer en sus casas a fin de evitar víctimas inocentes. Firmado: Augusto Pinochet Ugarte, General de Ejército, Comandante en jefe del Ejército; Toribio Merino Castro, Almirante, Comandante en Jefe de la Armada; Gustavo Leigh Guzmán, General del Aire, Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile; y César Mendoza Durán, General, Director General de Carabineros de Chile”.


Para Estados Unidos era prioritario impedir el avance del socialismo en Latinoamérica. Así, apoyó económicamente a medios de comunicación, partidos políticos y organizaciones opositoras en varios países de la región.

El gobierno de Salvador Allende era una amenaza, y Richard Nixon ordenó derrocarlo mediante el Proyecto FUBELT, también conocido como Track II.

Recientemente fueron desclasificados varios memorandos de la CIA y los informes sobre el Proyecto FUBELT, que incluyen reuniones entre Estados Unidos, el secretario de Estado Henry Kissinger y funcionarios de la CIA, y los cables de la CIA a su estación de Santiago. Allí se detallan las decisiones y acciones destinadas a socavar la elección de Salvador Allende en septiembre de 1970, para promover el golpe de Estado militar que llevó al General Augusto Pinochet al poder, y el apoyo a la junta militar en los primeros años de su gobierno.

En los días posteriores a la elección que llevó a Allende a ser presidente de Chile, el 4 de septiembre de 1970, Henry Kissinger sostuvo una serie de conversaciones telefónicas sobre “cómo hacerlo” en Chile. “No permitiremos que Chile se vaya por el alcantarillado”, le dijo Kissinger en una de esas llamadas al director de la CIA, Richard Helms. “Estoy contigo”, le respondió Helms.

Así, el 15 de septiembre de 1970, durante una reunión de 15 minutos en la Casa Blanca a la que asistió Kissinger, el presidente Nixon instruyó al director de la CIA, Richard Helms, de que la elección de Allende era inaceptable. Fue entonces que ordenó a la agencia actuar con su ya conocida frase: "haremos chillar a la economía chilena".

La CIA lanzó una campaña masiva de operaciones encubiertas –primero para impedir que Allende asumiera el gobierno y, cuando esa estrategia fracasó, para deteriorar su gobernabilidad. “Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que Allende se consolide, y que su imagen ante el mundo sea un éxito”, dijo Nixon ante su Consejo de Seguridad Nacional el 6 de noviembre de 1970, dos días después de que Allende iniciara su gobierno.

Para preparar el golpe, Estados Unidos "estranguló" la economía de Chile. Los bancos congelaron créditos y el gobierno congeló la ayuda económica. El Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales dominadas por Estados Unidos cancelaron sus préstamos. Mandaron agentes de la CIA a sabotear la economía y fomentar un movimiento de oposición contra el gobierno de Allende, como la huelga de camioneros, que paralizó el sistema de transporte.

El golpe del 11 de septiembre de 1973 fue un plan casi exclusivamente naval con miembros de la Fuerza Aérea a la que se sumó a última hora el General Pinochet y el Ejército de Chile. Los organismos de inteligencia naval de Estados Unidos tenían libre acceso a las dependencias de la Armada y al Ministerio de defensa. Muchos de los oficiales norteamericanos que participaron en las etapas previas y en las acciones primeras del golpe estaban embarcados en buques de la Amarada de los Estados Unidos navegando en las afueras de Valparaíso.

La participación norteamericana a gran escala fue ratificada en múltiples testimonios. Comandos clandestinos de las fuerzas especiales del Ejército y de la CIA habrían participado en allanamientos, el asalto a La Moneda y operaciones en Valparaíso y Viña del Mar.

Chile, 11 de Septiembre de 1973. Así se dirigía Salvador Allende por última vez a su pueblo a través de Radio Magallanes:

“Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares, el almirante Merino, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. ¡Trabajadores de mi Patria!: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el Comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando, con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará. Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, la seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. ¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores! Éstas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”



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