4 de noviembre de 2011

“No más sangre. Estamos hasta la madre. Queremos paz con justicia y dignidad”

MÉXICO: LA LUCHA DEL MOVIMIENTO POR LA PAZ CON JUSTICIA Y DIGNIDAD

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad es una respuesta de la sociedad civil a la violencia que se vive en ese país como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico: la política de seguridad oficial ha ocasionado cerca de 50.000 muertes desde que el mandatario mexicano, Felipe Calderón, inició un combate frontal a los grupos delictivos en 2006.

Por Hernán L. Giardini


"El mundo ya no es digno de la palabra.
Nos la ahogaron adentro.
Como te asfixiaron.
Como te desgarraron a ti los pulmones.
Y el dolor no se me aparta.
Sólo queda un mundo.

Por el silencio de los justos.
Sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo.
El mundo ya no es digno de la palabra,
es mi último poema, no puedo escribir más poesía...
la poesía ya no existe en mí."

Con estas desgarradoras palabras, el poeta mexicano Javier Sicilia se despedía de la actividad literaria tras enterarse del brutal asesinato de su hijo Juan Francisco en marzo de este año.

Per el dolor se hizo lucha, y Sicilia llamó a los mexicanos a manifestarse en contra de la violencia, tanto la que producen los grupos criminales como contra la de los cuerpos de seguridad del Estado mexicano. “No más sangre. Estamos hasta la madre. Queremos paz con justicia y dignidad”, fue la consigna.

Así nació el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, una respuesta de la sociedad civil a la violencia que se vive en ese país como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico: la política de seguridad oficial ha ocasionado cerca de 50.000 muertes desde que el mandatario mexicano, Felipe Calderón, inició un combate frontal a los grupos delictivos en 2006.

A esta escalofriante suma de asesinatos registrados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos hay que agregarle unas 5.000 personas desaparecidas.

Este es el resultado de seis años bajo las balas de los narcos, entre el fuego cruzado del ejército y los carteles de la droga, la guerra entre bandas rivales, y la represión estatal.

En su inicio, el movimiento comenzó como una Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad que salió de Cuernavaca (Morelos) el 5 de mayo y arribo al Zócalo de la Ciudad de México el 8 de mayo, con el propósito de manifestar los agravios que la violencia ha generado en la sociedad mexicana. La movilización recibió la adhesión de organizaciones de derechos humanos y ciudadanos independientes de todo el país. Al terminar la marcha se anunció la construcción de un pacto nacional contra la inseguridad, que se firmó el 10 de junio en Ciudad Juárez (Chihuahua), como conclusión de una nueva movilización a la que se llamó Marcha del Consuelo.

Luego, el movimiento pidió al gobierno mexicano que accediera a dialogar abiertamente sobre la estrategia de combate a la delincuencia organizada. Tras reunirse con el presidente, Sicilia manifestó que se registraron más de 4.000 muertes en los últimos meses y que la estrategia de seguridad implementada por el mandatario mexicano ha provocado el surgimiento de grupos paramilitares.

En ese sentido, cabe advertir que en septiembre pasado surgieron "Los Matazaetas", un grupo con tendencia militar que anunció su "combate a muerte" a la organización criminal conocida como "Los Zetas".

El escritor además apuntó que a la estructura gubernamental no le interesa tomar el camino de la paz, y añadió que este hecho queda demostrado por la multiplicación de los cadáveres y el aumento de la impunidad y la corrupción en los aparatos del Estado.

Del mismo modo, manifestó que las políticas aplicadas para combatir el narcotráfico no han disminuido "ni un ápice" el comercio de drogas entre México y Estados Unidos.

El 1º de noviembre es el Día de los Muertos, y en México se venera a los muertos con una celebración. Sin embargo este año fue especial: el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad colocó 50.000 cruces en el Zócalo para recordar a los muertos por la política de “seguridad” de Calderón.

Lo cierto es que el movimiento va creciendo mes a mes, marcha a marcha, y logra el apoyo de cada vez más sectores de la sociedad.

Para entender lo que está generando basta con leer el comunicado que, tras reunirse con los dirigentes del movimiento en una de las marchas, emitió el Subcomandante Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional:

“Hoy estamos aquí porque personas de corazón noble y dignidad firme nos han convocado a manifestarnos para parar la guerra que ha llenado de tristeza, dolor e indignación los suelos de México.

Porque nos hemos sentido llamados por el clamor de justicia de madres y padres de niños y niñas que han sido asesinados por bala y por la altanería y torpeza de los malos gobiernos.

Porque nos sentimos llamados por la digna rabia de las madres y padres de los jóvenes asesinados por bandas criminales y por el cinismo gubernamental.

Porque nos sentimos convocados por los familiares de muertos, heridos, mutilados, desaparecidos, secuestrados y encarcelados sin tener culpa o delito alguno.

Y esto es lo que nos dicen sus palabras y sus silencios:

Que la historia de México se ha vuelto a manchar de sangre inocente.

Que decenas de miles de personas han muerto en esta guerra absurda que no lleva a ninguna parte.

Que la paz y la justicia no encuentran ya lugar en ninguno de los rincones de nuestro país.

Que la única culpa de estas víctimas es haber nacido o vivido en un país mal gobernado por grupos legales e ilegales sedientos de guerra, de muerte y de destrucción.

Que esta guerra ha tenido como principal blanco militar a seres humanos inocentes, de todas las clases sociales, que nada tienen qué ver ni con el narcotráfico ni con las fuerzas gubernamentales.

Que los malos gobiernos, todos, el federal, los estatales y municipales, han convertido las calles en zonas de guerra sin que quienes las caminan y trabajan estuvieran de acuerdo y vieran la forma de resguardarse.

Que los malos gobiernos han convertido en zonas de guerra las escuelas y universidades públicas y privadas, y los niños y los jóvenes no entran a clases sino a emboscadas de uno y otro bando.

Que los lugares de reunión y diversión son ahora objetivos militares.

Que al ir al trabajo se camina con la angustia de no saber qué va a pasar, de no saber si una bala, sea de los delincuentes o sea del gobierno, va a derramar la sangre propia o la de un familiar o la de una amistad.

Que los malos gobiernos crearon el problema y no sólo no lo han resuelto, sino que lo han extendido y profundizado en todo México.

Que hay mucho dolor y pena por tanta muerte sin sentido.

Que alto a la guerra.

Que no más sangre.

Que estamos hasta la madre.

Que ya basta.”


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