7 de marzo de 2012

Tren Sarmiento: Crónica de un accidente anunciado

LOS ORGANISMOS DE CONTROL HABÍAN ADVERTIDO LA FALTA DE MANTENIMIENTO

El miércoles 22 de febrero de 2012, una formación del tren Sarmiento que llegaba a la estación Once sufrió un trágico accidente al no lograr detener su marcha y colisionar con los sistemas de paragolpes de contención de la estación, causando el descarrilamiento de los primeros tres vagones. Murieron 51 personas y más 700 resultaron heridas. El accidente puso en evidencia la pésima política de transporte público. Los organismos de control habían advertido la falta de mantenimiento del tren.

Por Hernán L. Giardini


"Se observa un pronunciado déficit de mantenimiento, encontrándose fallas preocupantes desde el punto de vista de la seguridad, por su gravedad y repetición", advertía el documento 445/2011 elaborado el 21 de marzo de 2011 por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT).

"La infraestructura entregada en concesión presenta importantes diferimientos respecto de las exigencias establecidas contractualmente y a las reglas del arte en la materia, y tanto sus rutinas de mantenimiento como los medios humanos y materiales resultan insuficientes como para revertir una situación de sostenido decaimiento. (...) Las deficiencias estructurales continúan incrementando el considerable déficit de mantenimiento generando un deterioro de los componentes de la superestructura de vía", señala el informe.

Por su parte, la Auditoría General de la Nación (AGN) realizó un informe donde señala que la CNRT alertó en su momento que "las tareas de mantenimiento no se están realizando o se realizan deficientemente lo que en definitiva se traduce en un resultado insatisfactorio y una calidad de la vía que continúa deteriorándose sin que se observe por parte del concesionario una conducta que arroje resultados prácticos que conduzcan a revertir la situación, que fuera alertada en reiteradas oportunidades y que trae aparejadas falencias irreversibles, con mayores costos para su recuperación".

El informe agrega que "se constató la falta de ejecución de rutinas de mantenimiento del material rodante, con consecuencias directas en la seguridad del sistema ferroviario concesionado. (...) Durante el año 2009 el Órgano de Control constató la no ejecución de gran cantidad de rutinas de mantenimiento del material rodante, incumpliendo casi en su totalidad con la programación de la intervención ABC que se refiere a la reparación de elementos sensibles a la seguridad como los bogies, reperfilado y control de ruedas, control por ultrasonido de ejes, revisión y recambio de elementos desgastados o faltantes de suspensión y de frenos, control y reparación de elementos de acople".

Desde la AGN detallaron el progreso de los subsidios que recibió en estos años y las dudas sobre su utilización. Según el organismo, entre 2003 y 2010, TBA recibió un total de 1.924 millones de pesos que sólo se explicarían en los aumentos salariales, ya que es notoria la falta de obras de mantenimiento del material rodante y las vías.

Lo cierto es que no hacían falta estos informes (aunque evidentemente no los leyeron o les restaron importancia) para constatar lo pésimo que se viaja en el tren Sarmiento. Con tomarse un tren en horario pico, cualquier funcionario hubiese advertido que la situación no daba para más.

En épocas en las que el Estado gasta cientos de millones de pesos al año para transmitir por TV "Fútbol para Todos" y "Automovilismo para Todos", es deseable que de una vez por todas hayan "Trenes Dignos para Todos".

Además de mejorar la calidad de vida de millones de usuarios, sería una buena forma de honrar a las familias de los muertos y heridos de este terrible accidente anunciado.


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Minería o derechos humanos

EL “MODELO” MINERO Y SUS CONSECUENCIAS

Bajo la Alumbrera es el caso testigo de las promesas mineras incumplidas y, también, de la represión para imponer un modelo.

Por Darío Aranda


Octubre de 1994. Cine de la capital catamarqueña. El presidente Carlos Menem, el gobernador Arnoldo Castillo y el secretario de Minería, Ángel Maza protagonizaron el lanzamiento de las obras del yacimiento Mina Bajo la Alumbrera. “Esta es la Argentina que necesitamos, que se abre al mundo, que recibe inversiones, que promete un futuro”, afirmó Menem. Tres años después, el 31 de octubre de 1997, se iniciaba la etapa extractiva: una enorme olla de dos kilómetros de diámetro y seis cuadras de profundidad es el espacio donde explosivos, 36 enormes camiones mineros y monumentales palas mecánicas remueven 300.000 toneladas de roca por día. Alumbrera cuenta con un permiso de extracción de 1.100 litros por segundo. Que es lo mismo a 66.000 litros por minuto: casi cuatro millones de litros por hora en una zona semidesértica.

El yacimiento de oro y cobre están en manos de la suiza Xstrata y las canadienses Goldcorp y Yamana Gold. Bajo la Alumbrera se encuentra entre los diez grandes emprendimientos de cobre del mundo y entre los 15 de oro. Por cada tonelada de roca se obtienen seis gramos de oro y seis kilogramos de cobre. Los especialistas advierten que la remoción de las montañas acelera la producción de sulfuros, que con el aire y el agua producen drenajes y lluvias ácidas, con su contaminación a cuestas.

La campaña publicitaria de la empresa y los políticos de turno prometía la construcción de un barrio para cinco mil personas, nuevas escuelas, un hospital de alta complejidad, rutas asfaltadas, 6000 puestos de empleo. Ninguna de esas obras se plasmó. La compañía asegura, aún hoy, que emplea a 1800 personas del lugar y, de forma indirecta, creó 8200 puestos laborales. Los vecinos lo desmienten: afirman que en la mina no trabajan más de 90 personas de Andalgalá.

A quince años del comienzo de las obras existe una decena de acusaciones: las familias de Juana Flores y de Manuel Casas vivían a dos kilómetros del dique de colas, a la vera del río Vis Vis. Tuvieron que abandonar sus tierras por la contaminación del agua y están en juicio con Alumbrera. El Defensor del Pueblo de Santiago del Estero y la Justicia de Tucumán acusan a la empresa de contaminar con metales pesados el río Salí-Dulce (que comparten ambas provincias). La justicia de Rosario investiga el presunto tráfico documental y exportación ilegal de metales. Pobladores de Villa Vil, en Catamarca, denunciaron a la empresa por derrames tóxicos del mineraloducuto. Sólo un puñado de las acusaciones que tiene en su contra Minera Alumbrera.

El fiscal general de Cámara de Tucumán, Antonio Gómez, denunció una catarata de excesos por parte de la empresa: valores de arsénico hasta veinte mil veces por sobre los permitidos por la ley nacional, hasta cinco mil veces en cadmio, veinte veces en cobre, diez mil en mercurio, sesenta en plomo y mil en selenio.

Hubo al menos cuatro derrames del mineraloducto: el 17 de septiembre de 2004. El 10 de junio de 2006 y, dos días después, el 12 de junio. Los tres en Villa Vil. El cuarto y último: en diciembre de 2008 en el paraje de Ampujaco, límite entre Andalgalá y el departamento de Belén.

Alumbrera cuenta con un permiso de extracción de 1.100 litros por segundo. Tiene permiso para extraer hasta 69 millones de litro por día. Un informe interno del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), sede Andalgalá, fechado el 6 de septiembre de 2006, resalta dos cuestiones: el agua y el papel de la minería. “Se debe solicitar una reunión urgente con el Gobernador a los fines de debatir la gravísima situación de los sistemas hídricos existentes, que pone en serios riesgos el desarrollo económico sustentable y demás actividades humanas locales”. Y remarca que “los ejes estratégicos de desarrollo del INTA, basados en sustentabilidad, competitividad y equidad social se contradicen con una actividad económica meramente extractiva y contaminante (la minería)”.

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Alumbrera es el caso testigo de que las promesas mineras no se cumplen. Con un agravante: en 2009 el gobierno provincial dio luz verde a Agua Rica, un proyecto minero publicitado como tres veces más grande que Alumbrera y a sólo 17 kilómetros del centro urbano de Andalgalá, donde nacen los ríos que alimentan a la región.

El pueblo de Andalgalá, Santa María y Belén (entre otros) ya no creen en las promesas mineras.
En diciembre de 2009 cortaron el camino de acceso a Agua Rica. El 15 de febrero de 2010 sufrieron una dura represión por parte de la policía provincial. Niños, adolescentes, mujeres y hombres recibieron balazos de goma, palos y prisión. El objetivo: que la maquinaria de Yamana Gold pudiera avanzar con Agua Rica. El Poder Judicial frenó el proyecto.

En enero de este año, en paralelo a la pueblada riojana contra la megaminería, las asambleas catamarqueñas cortaron los caminos hacia Alumbrera.

El 26 de enero fueron detenidos cuatro asambleístas.

Al día siguiente, 27 de enero, hubo 18 detenidos y represión.

El 8 de febrero fue destruido el acampe de Belén y detenidas veinte personas (entre ellas un chico de 13 años).

Los cortes de rutas y caminos se mantuvieron.

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La Secretaría de Minería de Nación emitió el 13 de enero un comunicado: “Histórica inversión (minera)”. Aumentó la exploración un 664 por ciento en los últimos ocho años. El comunicado remarcó que “el récord histórico ratifica a la Argentina como uno de los países con mayor dinámica en esta actividad” y explicó que”el fuerte aumento de la actividad exploratoria generó la aparición de nuevos emprendimientos, el país ya cuenta con más de 600, en todo concepto”. Y detalló que las principales provincias con proyectos mineros son Santa Cruz, San Juan, Salta, Catamarca, Jujuy, Mendoza, Neuquén y La Rioja.

Siempre según datos oficiales (del informe 2009 “La minería en números”), en 2003 había sólo 40 proyectos mineros. En 2009 ya eran 336 (840 por ciento) y en 2012 llegan a 600: un 1500 por ciento más que en 2003.

Nunca antes la minería había crecido tanto.

El jueves 9, en un discurso público, la Presidenta hizo una puesta en escena con un trabajador minero (que reivindicó la actividad y cuestionó a los ambientalistas) y reconoció la necesidad de “una discusión en serio” respecto a la minería.

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El viernes 10, a las 3.45, la policía de Tucumán desalojó el corte de Amaicha del Valle, donde también se frenaba el avance de camiones de Alumbrera.

El mismo día, a las 9 de la mañana, un centenar de efectivos reprimió violentamente a hombres, mujeres y niños. Todo registrado por el canal TN y relatado por Radio El Algarrobo (comunitaria de Andalgalá). Balazos de goma en rostros, patadas a mujeres, gases lacrimógenos para todos.

La Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC, que reúne a asambleas de todo el país) declaró el estado de altera y movilización. “La respuesta de los gobiernos cómplices de las transnacionales ha sido la represión (…) Las amenazas y los maltratos hacia las resistencias populares a la brutal megaminería no finalizan (…) La brutalidad y las amenazas provenientes del Estado nacional y los estados provinciales, no cesa. Las empresas mineras pretenden avanzar sin más, imponiendo su política de ganancias y destrucción”.

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Megaminería y agronegocios (con la soja como estandarte) son parte de un modelo extractivo. La ingeniería legal data de los 90. El geométrico avance territorial: a la última década. Nunca antes la soja y la megaminería habían avanzando tanto. Y, cuando existen resistencias, imponen la represión (privada y/o estatal).

Ningún funcionario de primera línea del gobierno nacional se refirió (al menos hoy) a la represión en Catamarca. Como tampoco sucedió cuando asesinaron al qom Roberto López en Formosa ni cuando asesinaron al campesino santiagueño Cristian Ferreyra. En Catamarca (por suerte) falló la puntería.

Sostener el modelo extractivo tiene costos ambientales, sociales y, sobre todo, humanos. Formosa, Santiago y, ahora, Catamarca, son sólo una muestra de los “daños colaterales” que los gobiernos están dispuestos a pagar.


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Los secuestros en Colombia ya no podrán adjudicárselos a la FARC

LAS FARC DEJAN LOS SECUESTROS COMO METODOLOGIA DE FINANCIAMIENTO

Se inicia una nueva etapa en la relación entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Para el estado colombiano estas medidas nunca son suficientes. Desde las FARC se desnudan decisiones analizadas por largo tiempo, en donde luego de las bajas sensibles de Raúl Reyes, Mono Jojoy y Alfonso Cano proponen una nueva manera de accionar.

Por Marcelo J. Levy


Los procesos revolucionarios en Latinoamérica han tenido a través de la historia, distintas particularidades en virtud de las historias de sus pueblos, su idiosincrasia y las relaciones de fuerza coyunturales. Pero si algo hay en común es que han luchado contra el capitalismo, los piases imperiales y, como ocurre de manera ineludible, la connivencia con elites locales. En este caso, aparecen en escena las FARC. Es interesante analizar qué es lo que está ocurriendo por estos días en Colombia, en momentos en que oficialmente la comandancia decidió eliminar los secuestros como metodología. Y a su vez analizar como toma esto el gobierno derechista de Juan Manuel Santos.

No faltarán, desde el Estado colombiano, quienes no entendiendo o no queriendo entender el humanitario gesto y la correcta decisión política de las FARC de poner en libertad a los rehenes de guerra que están en su poder, se armen con el fusil de la especulación para disparar petardos y tratar de vendernos la falsa idea de que eso es una acción y un pensamiento de debilidad política, de fracaso de la lucha revolucionaria y un acto desesperado por ganar espacio y luego continuar con su política de guerra y terrorismo en mejores condiciones políticas que ahora.

Ya el Presidente Santos, a los segundos del anuncio de las FARC, dijo: “Eso no basta”. Quiere más pruebas por la paz, según él, como la desmovilización y entrega de armas al Estado colombiano de parte de la insurgencia.

Sin duda que las FARC ha recibido duros golpes políticos y, especialmente, en su expresión militar. Y eso, quiérase o no reconocerlo, obliga a la reflexión y, sobretodo, cuando una lucha específica (como la guerra) se ha prolongado por casi medio siglo continuado en Colombia. Las FARC han abierto un proceso interno de profunda reflexión desde hace tiempo.

La campaña política de todos los candidatos a la Presidencia de Colombia y, especialmente, la de Juan Manuel Santos, prometía incrementar la guerra, más mano dura contra la insurgencia y cerrar todas las vías posibles a una paz concertada que naciera de un diálogo entre las partes que participan en el conflicto político y armado sin dejar de lado la intervención de los sectores, por lo menos, organizados de la sociedad colombiana como tampoco una idónea veeduría internacional.

Hace poco, en la reunión de la CELAC realizada en Caracas, el Presidente Juan Manuel Santos le dijo de frente al resto de gobernantes, que lo mejor que podían hacer por la paz en Colombia era no hacer nada, es decir, no intervenir en los asuntos internos de los colombianos y las colombianas. Sin embargo, el mismo Presidente Santos avala la participación del Estado estadounidense en los asuntos internos de Colombia y, más concretamente, en el conflicto político y armado como, igualmente, ha dado opiniones políticas cuadrándose, por ejemplo, con la OTAN y los grupos que derrocaron por la violencia al gobierno de Gadhafi. Al Presidente Santos no le gusta que foráneos “subdesarrollados” se inmiscuyan en los asuntos internos de Colombia pero él sí se inmiscuye en los asuntos internos de otras naciones.

Hubiera sido interesante de analizar un escenario en donde, frente a la asunción de Santos, las FARC sin establecer mayores condiciones de por medio, liberen de todos los rehenes de guerra que estaban en su poder. Si alguna condición valía la pena, de haberse tomado esa decisión, era que una comisión de las FARC de alto nivel, comprometiéndose el gobierno colombiano a permitir la presencia de veedores internacionales, hiciera entrega de los rehenes de manera pública y en un lugar escogido de antemano acompañado, además, de un documento político para la prensa mundial donde la organización expusiera sus criterios más firmes y claros para el logro de una paz concertada con el Estado colombiano.

Ante la opinión mundial el entrante gobierno de Colombia se hubiese encontrado con llamados a aprovechar el gesto humanitario y político de las FARC para abrirle espacios al diálogo entre las partes en conflicto armado y político. De esta manera, quedaría en evidencia la inoperancia del Estado Colombiano que lejos de querer encontrar soluciones pacíficas, incentiva guerra interna. Y esto no es casual.

El ejército colombiano no logrará vencer a las FARC porque nunca terminan de adaptarse a las estrategias de la guerrilla, no sólo porque se encuentran dispersas en todo el territorio sino porque la geopolítica para Sudamérica proyectada en Washington cuenta con las FARC. A ella se la puede culpar de narcotráfico, el mayor de los pretextos para sostener las bases militares estadounidenses y reactivar en cualquier momento el plan Colombia. Por otro lado, Colombia debe seguir produciendo cocaína para satisfacer la adicción estadounidense de la que no se puede privar y porque los más de 400.000 millones que la cocaína genera por la venta al detalle sirve para alimentar a sus propios carteles CIA y DEA.

Es muy difícil que a las FARC se les dé oportunidad de integrase a la vida política mientras la extrema derecha gobierne el país desde los cuarteles, sin importar lo que pudiera hacer UNASUR porque la OEA y la Comisión Interamericana de Derecho Humanos, sabemos, no ayudarán para que los combatientes de la guerrilla tengan una oportunidad política-social en Colombia.

La cúpula de las FARC y sus combatientes deben saber que una vez que decidan entregar las armas, su actividad terminará como una acción histórica de larga duración que inicio el 27 de mayo de 1964. Este hecho nos invita a reflexionar y nos da, sin duda, mucho material para analizar considerando la conquista iniciada en 1492 o en 1523 que todavía no ha terminado.

Que los caídos Jacobo Arenas, Manuel Marulanda, Raúl Reyes, Mono Jojoy, Iván Ríos, Alfonso Cano, y los sacerdotes Camilo Torres Restrepo, Domingo Laín y Manuel Pérez, justifiquen las políticas que desde ahora encararán como organización revolucionaria.


ANEXO

Declaración Pública

Sobre Prisioneros y Retenciones

Cada vez que las FARC-EP hablamos de paz, de soluciones políticas a la confrontación, de la necesidad de conversar para hallar una salida civilizada a los graves problemas sociales y políticos que originan el conflicto armado en Colombia, se levanta enardecido el coro de los amantes de la guerra a descalificar nuestros propósitos de reconciliación. De inmediato se nos endilgan las más perversas intenciones, sólo para insistir en que lo único que cabe con nosotros es el exterminio. Por lo general, los mencionados incendiarios nunca van a la guerra, ni les permiten ir a sus hijos.

Son casi 48 años en lo mismo. Cada intentona ensayada ha redundado en un subsiguiente fortalecimiento nuestro, frente al cual vuelve a agrandarse la embestida y a reiniciarse el círculo. El fortalecimiento militar de las FARC de hoy se levanta en las narices de quienes proclamaron el fin del fin y los incita a proclamar la necesidad de acrecentar el terror y la violencia. Por nuestra parte consideramos que no caben más largas a la posibilidad de entablar conversaciones.

Por eso queremos comunicar nuestra decisión de sumar a la anunciada liberación de los seis prisioneros de guerra, la de los cuatro restantes en nuestro poder. Al agradecer la disposición generosa del gobierno que preside Dilma Rousseff y que aceptamos sin vacilación, queremos manifestar nuestros sentimientos de admiración para con los familiares de los soldados y policías en nuestro poder. Jamás perdieron la fe en que los suyos recobrarían la libertad, aún en medio del desprecio y la indiferencia de los distintos gobiernos y mandos militares y policiales.

En atención a ellos, quisiéramos solicitar a la señora Marleny Orjuela, esa incansable y valiente mujer dirigente de ASFAMIPAZ, que acuda a recibirlos en la fecha acordada. A tal efecto, anunciamos al grupo de mujeres del continente que trabajan al lado de Colombianas y Colombianos por la Paz, que estamos listos a concretar lo que sea necesario para agilizar este propósito. Colombia entera y la comunidad internacional serán testigos de la voluntad demostrada por el gobierno de Juan Manuel Santos que ya frustró un feliz final en noviembre pasado.

Mucho se ha hablado acerca de las retenciones de personas, hombres o mujeres de la población civil, que con fines financieros efectuamos las FARC a objeto de sostener nuestra lucha. Con la misma voluntad indicada arriba, anunciamos también que a partir de la fecha proscribimos la práctica de ellas en nuestra actuación revolucionaria. La parte pertinente de la ley 002 expedida por nuestro Pleno de Estado Mayor del año 2000 queda por consiguiente derogada. Es hora de que se comience a aclarar quiénes y con qué propósitos secuestran hoy en Colombia.

Serios obstáculos se interponen a la concreción de una paz concertada en nuestro país. La arrogante decisión gubernamental de incrementar el gasto militar, el pie de fuerza y las operaciones, indica la prolongación indefinida de la guerra. Ella traerá consigo más muerte y destrucción, más heridas, más prisioneros de guerra de ambas partes, más civiles encarcelados injustamente. Y la necesidad de recurrir a otras formas de financiación o presión política por parte nuestra. Es hora de que el régimen piense seriamente en una salida distinta, que empiece al menos por un acuerdo de regularización de la confrontación y de liberación de prisioneros políticos.

Deseamos finalmente expresar nuestra satisfacción por los pasos que se vienen dando hacia la conformación de la comisión internacional que verificará las denuncias sobre las condiciones infrahumanas de reclusión y el desconocimiento de los derechos humanos y de defensa jurídica, que afrontan los prisioneros de guerra, los prisioneros de conciencia y los presos sociales en las cárceles del país. Esperamos que el gobierno colombiano no tema y no obstruya esta legítima labor humanitaria propulsada por la comisión de mujeres del continente.

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 26 de febrero de 2002.

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La izquierda marrón

EL PROGRESISMO LATINOAMERICANO Y SU MODELO EXTRACTIVISTA

Está quedando en claro que para los gobiernos progresistas o de la nueva izquierda, las cuestiones ambientales se han convertido en un flanco de serias contradicciones. El decidido apoyo al extractivismo para alimentar el crecimiento económico, está agravando los impactos ambientales, desencadena serias protestas sociales, y perpetúa la subordinación de ser proveedores de materias primas para la globalización. Se rompe el diálogo con el movimiento verde, y se cae en una izquierda cada vez menos roja porque se vuelve marrón.

Por Eduardo Gudynas (desde Uruguay)


Una rápida mirada a los países bajo gobiernos progresistas muestra que en todos ellos hay conflictos ambientales en curso. Es impactante que esto no sea una excepción, sino que se ha convertido en una regla en toda América del Sur. Por ejemplo, en estos momentos hay protestas frente al extractivismo minero o petrolero, no solo desde Argentina a Venezuela, sino que incluso en Guyana, Surinam y Paraguay.

En Argentina se registran conflictos ciudadanos frente a la minería en por lo menos 12 provincias; en Ecuador, la protesta local ante la minería sigue creciendo; y en Bolivia, poco tiempo atrás finalizó una marcha indígena en defensa de un parque nacional y ya se anuncia una nueva movilización. En estos mismos países, los gobiernos progresistas alientan el extractivismo, sea amparando a las empresas que lo hacen (estatales, mixtas o privadas), ofreciendo facilidades de inversión o reduciendo las exigencias ambientales. Los impactos sociales, económicos y ambientales son minimizados. Los gobiernos en unos casos enfrentan la protesta social, en otros la critican ácidamente, y en un giro más reciente la criminalizan, y han llegado a reprimirlas.

La contradicción entre un desarrollo extractivista y el bienestar social acaba de alcanzar un clímax en Perú. Allí, el gobierno de Ollanta Humala decidió apoyar al gran proyecto minero de Conga, en Cajamarca, a pesar de la generalizada resistencia local y la evidencia de sus impactos. Esto generó una crisis en el seno del gabinete, la salida de muchos militantes de izquierda del gobierno, y una fractura en su base política de apoyo. El gobierno se alejó de la izquierda al decidir asegurar las inversiones y el extractivismo.

Posiblemente el caso más dramático está ocurriendo en Uruguay, donde en unos pocos meses, el gobierno de José Mujica está decididamente volcado a cambiar la estructura productiva del país, para volverlo en minero. Se propicia la megaminería de hierro, a pesar de la protesta ciudadana, sus impactos ambientales y sus dudosas ventajas económicas. Paralelamente, se acaba de aprobar un controvertido puente en una zona ecológica destacada, cediendo a los pedidos de inversiones inmobiliarios, y por si fuera poco, ahora amenaza con desmembrar el Ministerio del Ambiente. El gobierno Mujica no está rompiendo promesas de compromiso ambiental, ya que la coalición de izquierda es un caso atípico donde en su programa de gobierno carece de una sección en esos temas, sino que deja en claro que está dispuesto a sacrificar la Naturaleza para asegurar las inversiones extranjeras.

Estos son sólo algunos ejemplos de las actuales contradicciones de los gobiernos progresistas. Estas resultan de estrategias de desarrollo de intensa apropiación de recursos naturales, donde se apuesta a los altos precios de las materias primas en los mercados globales. Su macroeconomía está enfocada en el crecimiento económico, atracción de inversiones y promoción de exportaciones. Se busca que el Estado capte parte de esa riqueza, para mantenerse a sí mismo, y financiar programas de lucha contra la pobreza.

Bajo ese estilo de desarrollo, la izquierda gobernante no sabe muy bien qué hacer con los temas ambientales. En algunos discursos presidenciales se intercalan referencias ecológicas, aparece en capítulos de ciertos planes de desarrollo, y hasta hay invocaciones a la Pacha Mama. Pero si somos sinceros, deberá reconocerse que en general las exigencias ambientales son percibidas como trabas a ese crecimiento económico, y que por ellos se las considera un freno para la reproducción del aparato estatal y la asistencia económica a los más necesitados. El progresismo se siente más cómodo con medidas como las campañas para abandonar el plástico o recambiar los focos de luz, pero se resiste a los controles ambientales sobre inversores o exportadores.

Se llega a una gestión ambiental estatal debilitada porque no puede hincarle el diente a los temas más urticantes. Es que muchos compañeros de la vieja izquierda que ahora están en el gobierno, en el fondo siguen soñando con las clásicas ideas del desarrollismo material, y están convencidos que se deben exprimir al máximo las riquezas ecológicas del continente. Los más veteranos, y en especial los caudillos, sienten que el ambientalismo es un lujo que sólo se pueden dar los más ricos, y por eso no es aplicable en América Latina hasta tanto no se supere la pobreza. Tal vez algunos de esos líderes, como Lula o Mujica, llegaron muy tarde a ocupar el gobierno, ya que esa perspectiva es insostenible en pleno siglo XXI.

¿Estas contradicciones significan que estos gobiernos se volvieron neoliberales? Por cierto que no, y es equivocado caer en reduccionismos que llevan a calificarlos de esa manera. Siguen siendo gobiernos de izquierda, ya que buscan recuperar el papel del Estado, expresan un compromiso popular que esperan atender con políticas públicas y generar cierto tipo de justicia social. Pero el problema es que han aceptado un tipo de capitalismo de fuertes impactos ecológicos y sociales, donde sólo son posibles algunos avances parciales. Más allá de las intenciones, la insistencia en reducir la justicia social a pagar bonos asistencialistas mensuales los ha sumido todavía más en la dependencia de exportar materias primas. Es el sueño de un capitalismo benévolo.

Parecería que el progresismo gobernante sólo puede ser extractivista, y que éste es el medio privilegiado para sostener al propio Estado y enfrentar la crisis financiera internacional. Se está perdiendo la capacidad para nuevas transformaciones, y la obsesión en retener los gobiernos los hace temerosos y esquivos ante la crítica. Esta es una izquierda al fin, pero de nuevo tipo, menos roja y mucho más progresista, en el sentido de estar obsesionada con el progreso económico.

Este tipo de contradicciones explican el distanciamiento creciente con ambientalistas y otros movimientos sociales, pero también alimentan la generalización de una desilusión con la incapacidad del progresismo gobernante en poder ir más allá de ese capitalismo benévolo. Muchos recuerdan que en un pasado no muy distante, cuando varios de estos actores estaban en la oposición, reclamaban por la protección de la Naturaleza, monitoreaba el desempeño de los controles ambientales, y apostaban a superar la dependencia en exportar materias primas. Esas viejas alianzas rojo – verde, entre la izquierda y el ambientalismo, se han perdido en prácticamente todos los países.

Llegados a este punto, es oportuno recodar que, desde la mirada ambiental, se distingue entre los temas “verdes”, enfocados en áreas naturales o la protección de la biodiversidad, y la llamada agenda “marrón”, que debe lidiar con los residuos sólidos, los efluentes industriales o las emisiones de gases. La mirada verde apunta a la Naturaleza, mientras que la marrón debe enfrentar los impactos del desarrollismo convencional.

Bajo este contexto, el progresismo gobernante en América del Sur se está alejando de la izquierda roja y al obsesionarse cada vez más con el progreso, se vuelve una “izquierda marrón”. La “izquierda marrón” es la que defiende el extractivismo o celebra los monocultivos. Frente a esa deriva, la tarea inmediata no está en la renuncia, sino en proseguir las transformaciones para que la izquierda sea tanto roja como verde.

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Eduardo Gudynas es investigador en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).

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Postales de la Cuarta Guerra Mundial (I)

UNA GUERRA CONTRA EL GÉNERO HUMANO

Guerrilleros, escritores, cineastas, analistas, periodistas, cardenales, militares, etc. coinciden en que estamos ya en la Cuarta Guerra Mundial. Todos hemos escuchado sobre la Primera Guerra Mundial (1914-1919, ocurrida principalmente en suelo europeo), y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945, que terminó con dos bombas atómicas yanquis sobre dos ciudades japonesas). La Tercera Guerra Mundial no llegó a ser la temida Guerra Nuclear, sino que fue la Guerra Fría, la Guerra debajo de otras guerras (Corea, Cuba, Vietnam, Malvinas, etc.), con fechas y escenarios a veces difusos (como las guerras contra la subversión en Latinoamérica). El hecho es que estamos en una nueva guerra mundial, con bombas, balazos, palos, piedras, muertos, presos políticos (“todo preso es político”, cantaban Los Redondos), consumismo, saqueos, invasiones, manipulaciones, esclavizaciones, narcotizaciones, etc. ¿Cuándo comenzó esta nueva guerra? Algunos dicen que con el supuesto “ataque terrorista” musulmán, o mejor dicho “el auto-atentado imperialista del 11 de septiembre en USA” (Illescas-Gonzáles), o sea con la caída de las torres gemelas en pleno corazón del Imperio, en el 2001. Otros hablan de la caída del muro de Berlín y del derrumbe económico de la Unión Soviética y los países socialistas del este, y otros hablan también de estallidos latinoamericanos como el Caracazo, en 1989, y la posterior insurrección maya-zapatista en México. Aunque en general todas las voces coinciden en algo: la Cuarta Guerra Mundial “ocupa toda la extensión del globo”. Y todos los frentes.

Por Xuan Pablo Gonzalez


“Nosotros decimos que esta Cuarta Guerra Mundial tiene como enemigo al género humano.”
Subcomandante Marcos

“La Cuarta Guerra Mundial, como la Segunda, también se trae entre manos una solución final… Cuando la concentración de capitales y la automatización acumulen toda la propiedad del planeta en pocas docenas de propietarios, todos los demás seres humanos serán desechables. Adivine usted en cuál grupo quedará comprendido, y sabrá qué bando le corresponde en la última Guerra Mundial.”
Luis Britto García

“La cuarta guerra mundial ya comenzó. Mientras usted descansa, mientras usted consume, mientras usted goza de los espectáculos que le ofrece el sistema, un ejército invisible se está apoderando de su mente, de su conducta y de sus emociones. Su voluntad está siendo tomada por fuerzas de ocupación invisibles sin que usted sospeche nada. Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza.”
Manuel Freytas


¿La Primera Guerra Mundial?

Los libros todos dicen y redicen que la Primera Guerra Mundial empezó en 1914, en Europa, y aunque fue una guerra básicamente europea fue llamada mundial.

Por otro lado las voces orales de los pueblos originarios dicen cosas muy distintas, que la primera guerra empezó mucho antes, y los indios Hopi, dentro del territorio del mismo Imperio Yanqui, por ejemplo dicen que para ellos la Primera Guerra Mundial empezó en 1492 con la llegada de Colón a tierras americanas: una guerra que dejó entre “90 y 140 millones de hermanos masacrados”, como han manifestado los pueblos originarios de nuestro continente.

La Primera Guerra Mundial fue así una guerra de expansión imperialista europea, contra los pueblos originarios de las Américas, África, Asia, y Oceanía. Y esta Cuarta Guerra de exterminio genocida contra el Tercer Mundo, tiene muchas de las características todavía, de aquella primera guerra de Colón. Y si aquella fue una guerra de colonización, ésta es sin dudas una de recolonización.

Desde tierras mayas el subcomandante Marcos dice: "El mundo indígena está lleno de ejemplos que ilustran esta estrategia: el señor M. Ian Chambers, director de la oficina para América Latina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), declaró que la población indígena total (300 millones de personas) viven en zonas en las que se encuentra 60% de los recursos naturales del planeta: No es pues sorprendente -dijo- que múltiples conflictos estallen para ampararse de sus tierras... La explotación de los recursos naturales (petróleo y minas) y el turismo son las principales industrias que amenazan los territorios indígenas en América. Después vienen la contaminación, la prostitución y las drogas".


Las víctimas

Toda guerra necesita muertos, para comprobar que se trata de una guerra de verdad. Vayamos a algunos números, de esta Cuarta Guerra. La Unicef por ejemplo nos dice “que cerca de medio millón de niños perecen cada año en los países subdesarrollados como consecuencia de la crisis de la deuda” (Britto García).

Y podemos continuar con los niños, jóvenes y adultos que mueren de hambre, o por cáncer por la contaminación ambiental, o por falta de medicamentos, o por los gatillos fáciles: en Argentina por ejemplo, entre el 97 y el 2005 tenemos 1626 jóvenes pobres asesinados; mientras en México tenemos 50.000 asesinados en los últimos cinco años, por la “corrupción y represión militar y policial” en medio de una “guerra narco” que deja 12 periodistas muertos al año (Jorge Paihlé); y en la Colombia de Uribe -que ahora viene a darle cátedra de seguridad a Cristina-, unas 35.000 mil personas son asesinadas al año por la represión policial y parapolicial (Marli Aguiar); o sino como plantean los intelectuales de derecha, tenemos “37.000 heridos y 18.000 muertos” en actos terroristas desde el 11 de Septiembre del 2001.

Por otro lado podemos tomar algunas cifras oficiales de una guerra importante dentro de esta Cuarta Guerra, la Guerra de invasión imperialista a Irak: entre 2003 y 2007 hay más de 1.200.000 muertos, y la guerra sigue todavía hasta hoy (cinco años después) así que esas cifras quizás se hayan duplicado o más.


Corresponsales de Guerra

Entre los testimonios más interesantes de estas últimas dos guerras mundiales, la Tercera pasada o Guerra Fría, y la Cuarta y actual, tenemos los de dos escritores de ciencia ficción norteamericanos, mostrando que la ciencia ficción en los mejores casos no es una fantasía banal, sino un género artístico visionario: “Pueblos de la tierra, los han envenenado”, decía William Burroughs allá por 1964, en su novela Expreso Nova, y después recomendaba: “resistencia absoluta contra esta conspiración para liquidar a los pueblos de la tierra con sucedáneos que no sirven da nada”.

Por otro lado Philip K. Dick en Radio Libre Albemut, a principios de los 80, decía que “los EEUU y la URSS” eran las dos partes del mismo Imperio: “El Imperio de los esclavos contra aquellos que luchaban por conseguir la justicia y la verdad”, el Imperio Romano dividido entre Oriente y Occidente “con fines puramente administrativos”, y tenían “un único sistema de valores”. Zanjada después esta verdad-ficción, con la caída del muro y la derrota virtual de la URSS y el triunfo del mismo y único Imperio Romano-Yanqui, quedó libre el escenario para la cuarta guerra: contra los bárbaros del mundo.

Por otra parte, coincidentemente un corresponsal de esta nueva guerra global es el documentalista Rick Rowley, cuya película La cuarta guerra mundial, es promocionada en la red como “una guerra del ‘Imperio’ contra la ‘Multitud’ de voces disidentes que se rebelan contra el orden económico imperante”.


La Cuarta Guerra Mundial empezó en Indoamérica

Para el escritor venezolano Luis Britto García la cuarta guerra empezó en territorio latinoamericano, en la Venezuela prechavista, precisamente: “Siempre digo que el 27 de febrero de 1989 empezó en Venezuela la cuarta guerra mundial, la tercera había sido la guerra fría, y la cuarta es la guerra contra el neoliberalismo, que comenzó en Caracas ese día” (Britto García). Y precisamente es la Venezuela bolivariana de Chávez una gran amenaza de conflicto bélico mundial contra el Imperio Gringo, como vimos recientemente en los medios (internacionales y nacionales), y en películas como Al Sur de la Frontera de Oliver Stone.

Y aparentemente los primeros en referirse a esta guerra global como la Cuarta Guerra Mundial fueron los pueblos mayas zapatistas en Chiapas, a través de su vocero oficial el subcomandante Marcos.


La guerra psicológica y cultural

Para Britto García, en esta Cuarta Guerra “La cultura es cuestión estratégica”, como lo fue en la Tercera: “Los estudios de los documentos de la CIA han revelado que ésta sostuvo una Guerra Fría Cultural en el curso de la cual compró y promovió artistas”, y automáticamente pensamos en tipos como Borges, Vargas Llosa, Cabrera Infante, etc. Y esto no sólo sigue pasando sino que se ha intensificado (y la lista de intelectuales y artistas del espectáculo “comprados” se ha alargado sin dudas).

“El blanco en la Guerra sin Fusiles, la Guerra de Cuarta Generación (también llamada Guerra Asimétrica), el campo de batalla ya no está en el exterior, sino dentro de su cabeza”, dice Manuel Freytas, dirigiéndose a los lectores, a todos nosotros-ustedes: “El objetivo ya no es matar, sino controlar. Las balas ya no apuntan a su cuerpo, sino a sus contradicciones y vulnerabilidades psicológicas. Su conducta está siendo chequeada, monitoreada, y controlada por expertos. Su mente y su psicología están siendo sometidas a operaciones extremas de guerra de cuarta generación. Una guerra sin frentes ni retaguardias, una guerra sin tanques ni fusiles, donde Ud., es a la vez, la víctima y el victimario… Guerra de Cuarta Generación (Fourth Generation Warfare - 4GW) es el término usado por los analistas y estrategas militares para describir la última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas”.

Concluye Freytas que “Como en la guerra militar, un plan de guerra psicológica está destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo”. Y dicen José Illescas y Jimena Gonzáles que la cultura imperial termina siendo un “Programa de Control” que “instrumentaliza a las energías-materias de todo tipo, que alimenta y retroalimenta en lo cotidiano, de día en la vigilia, y de noche en el sueño”, en cada individuo o ser humano.

Una vez ganada la guerra cultural, recordaba el Premio Nóbel argento, Adolfo Pérez Esquivel, en una charla en el recuperado Bauen, la victoria para el Imperio se perfilaba como una cosa fácil: victoria económica y victoria militar. La cultura global le permite así “el Control Total del Planeta” (Illescas-Gonzáles), y se vuelve “un factor de involución de la condición humana”.

Pero esta guerra psicológica, debemos entender, está llena de psicólogos sometidos a una psicología imperialista dominante que “aliena las reales potencias de la condición humana” (Illescas-Gonzáles), a saber: nuestros sueños, intuiciones, imaginaciones, percepciones (ordinarias y extraordinarias), proyecciones, etc., y pueden catalogarnos como paranoicos, por pensar así de “ellos”.


Guerra en los medios

Ya desde la Tercera Guerra, pero especialmente en esta Cuarta, “los medios de comunicación se vuelven un frente de batalla muy importante”, dice desde las tierras mayas Marcos.

“Las grandes unidades militares (barcos, aviones, tanques, submarinos, etc.) son sustituidas por un gran aparato mediático compuesto por las grandes redacciones y estudios de radio y televisión… El bombardeo militar es sustituido por el bombardeo mediático: Las consignas y las imágenes sustituyen a las bombas, misiles y proyectiles del campo militar”, dice Freytas por otro lado, y agrega que “Los bombardeos mediáticos con consignas están destinados a destruir el pensamiento reflexivo (información, procesamiento y síntesis) y a sustituirlo por una sucesión de imágenes sin resolución de tiempo y espacio (alienación controlada)… Los bombardeos mediáticos no operan sobre su inteligencia, sino sobre su psicología: no manipulan su conciencia sino sus deseos y temores inconcientes. Todos los días, durante las 24 horas, hay un ejército invisible que apunta a su cabeza: no utiliza tanques, aviones ni submarinos, sino información direccionada y manipulada por medio de imágenes y titulares. Los guerreros psicológicos no quieren que usted piense información, sino que usted consuma información: noticias, títulos, imágenes, que excitan sus sentidos y su curiosidad, sin conexión entre sí”.

Así que no sólo nos bombardean con la música pop narcotizante (torturadora) en radios y canales de tv., de pongamos por caso: Britney Spears o Shakira, sino que además nos bombardean con noticias sobre sus shows y espectáculos, y sus vidas privadas decadentes en los noticieros (más torturas). Y así con otros personajes de los medios y la farándula, que sólo están ahí como pantalla sadomasoquista para distraer patéticamente nuestra atención de cualquier espíritu de rebelión o lucha o reflexión sobre la situación de esta guerra mundial. La cultura dominante, diagramada y proyectada por el Imperialismo, “tiene el control de todos los medios de comunicación posibles”, y es claramente “una cultura de la esclavitud y para la esclavitud” (Illescas-Gonzáles).


La decadencia de Occidente: la caída de Roma

Desde hace ya un siglo, filósofos europeos como Nietszche o Spengler vienen hablando de la decadencia de Occidente. Pero la caída de un Imperio de más de 2000 años no puede ser en un día ni en unas semanas, y mucho menos sin ofrecer resistencia.

Para José Catalán Deus “La Cuarta Guerra Mundial se ha iniciado mientras se apagaba la Tercera, la Guerra Fría, por el colapso de uno de los dos contendientes, la Unión Soviética y el bloque socialista de países y organizaciones que encabezaba”, y agrega: “Dentro de Occidente, se palpa la decadencia. El consumismo ha corroído todo ideal, toda referencia moral. A veces parece que vivimos el hundimiento de un imperio acosado por los bárbaros”.

La Cuarta Guerra Mundial entonces nos revela la decadencia del mundo y la cosmovisión occidental y cristiana: la caída de Occidente es la caída del Imperio Romano como decía Dick, un Imperio de más de dos siglos, que aparentemente sólo cambió la fachada y expandió sus territorios.

La caída de Roma también se traduce como la caída del cristianismo, la caída del catolicismo, la caída de los papas nazis y sus complicidades espirituales con los genocidios, las guerras mundiales y el secuestro y la desaparición de personas. En definitiva, la caída de toda una era astral y terrenal, la Era de Piscis, -o el Kali Yuga hinduista-, llena de valores que se derrumban en estos tiempos de cambios que los sabios y sabias andinas llaman Pachakutik (o Renovación del Tiempo-Espacio).


Una Guerra total

Esta Cuarta Guerra Mundial entonces no sólo es militar, policial y parapolicial, sino además psicológica, cultural, mediática, económica, política, biológica, bacteriológica, social, diplomática, etc. Es una “‘guerra total’”, como dice el Subcomandante Marcos: “no es sólo una guerra en todos los frentes, es una guerra que puede estar en cualquier lado, una guerra totalizadora en donde el mundo entero está en juego. ‘Guerra total’ quiere decir: en cualquier momento, en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia”.

Hace un año en el acampe de los Qom en la 9 de Julio y Avenida de Mayo, en reclamo por la justicia por el asesinato de Roberto López (responsabilidad del gobernador formoseño y “miserable represor de los Pueblos Originarios”, Gildo Insfrán, frente al cual “este gobierno se ha callado la boca”, como dice Osvaldo Bayer), y con las amenazas contra el desalojo de sus tierras ancestrales, y la persecución del cacique Félix Díaz por “terrorista”, y que fueron finalmente desalojados del centro de nuestra ciudad capitalina por la presión conjunta de la Cámpora y las fuerzas armadas del gobierno nacional y de la ciudad, tras las falsas promesas de siempre, bien al estilo cultural “winka” (ladrón o invasor en mapuzungun); el compañero qom Bernardo Villa me decía entonces precisamente eso mismo que Marcos: “Es una Guerra total”. Y tiene escenario principalmente en nuestras mentes.


La guerra está en nuestras mentes

En nuestros cerebros también se desarrolla esta nueva Cuarta Guerra: qué leemos (qué diarios, revistas, libros, etc.), qué escuchamos (qué radios, discos, etc.), qué vemos (qué series, programas, películas, espectáculos, etc.), qué alimentos y qué drogas consumimos (mariguana, tabaco, LSD, aspirinas, cocaína, alcohol, éxtasis, ketamina, prozac, ribotril clonazepán, etc.), etc. Lo que dejemos se cuele en nuestros cerebros humanos retorcidos, será la medida con la que mediremos, juzgaremos, o interpretaremos el mundo, y actuaremos en consecuencia.

Esta guerra que es psicológica y cultural y mental, es “la invasión de un verdadero Ejército Cultural destinado a ganar la batalla dentro de las mentes de la población invadida”, dice también Walter Moore en La Cuarta Guerra Mundial, el Imperio Global contra el Tercer Mundo.

Las mentes dominantes del Imperio crearon para todas las mentes de la humanidad “una estructura de ‘Realidad Virtual’ que superó y superará a la actual creación de la ‘realidad virtual’ del ‘espacio cibernético’” dicen desde el Altiplano boliviano Illescas y Gonzáles. Una guerra que además de recordarnos los libros de Dick, puede recordarnos a películas dickeanas como Matrix.

(FIN DE LA PRIMERA PARTE)

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Dar en el blanco

LIBRO: LOS DERECHOS DE LAS MUJERES EN LA MIRA

Poner la mira en los derechos de las mujeres: ése es el objetivo del informe anual de los Observatorios de Sentencias Judiciales y de Medios 2010 publicado recientemente por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) en el libro Los derechos de las mujeres en la mira. Los artículos que lo conforman presentan las principales decisiones judiciales del año 2010, y su repercusión en los medios de comunicación, sobre cuatro temas que la ONG considera fundamentales en una agenda de derechos humanos: la violencia contra las mujeres, el aborto, la participación política de las mujeres y el ejercicio de las sexualidades y la construcción de familias diversas.

Por Paula Rey


Violencia de género: la agresión naturalizada

Los primeros artículos de Los derechos de las mujeres en la mira analizan las diferentes manifestaciones de la violencia de género, un tema que gracias al trabajo del movimiento de mujeres ha ido cobrando visibilidad. La violencia tiene lugar en los medios de comunicación, de acuerdo a los hallazgos del Observatorio de Medios presentados en el artículo de Mariana Morelli y Paula Rey –investigadoras de ELA- donde también se presenta un análisis cualitativo de los temas que marcaron la agenda mediática durante 2010, como el femicidio de Wanda Taddei.

La abogada Analía Monferrer, de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación, analiza el tratamiento que reciben estos casos basándose en sentencias recientes. Por su parte, Marcelo Pereyra -Licenciado en Comunicación y Magíster en Periodismo por la UBA- explora algunas estrategias explicativas en los discursos periodísticos respecto de los femicidios a partir del análisis de algunos asesinatos de mujeres ocurridos durante 2010. Resulta interesante observar las similitudes entre el discurso mediático y el jurídico. Así, por ejemplo, se confirma que la revictimización de la víctima suele producirse de diferentes maneras, especialmente al momento de explicar el hecho violento. De acuerdo a lo narrado por los autores, víctimas y agresores suelen ser juzgados aplicando un doble estándar de valoración así como también es habitual encontrar una distinción entre víctimas culpables e inocentes, característica que suele establecerse a partir de una mirada más bien moralista, pero por sobre todo, machista. Para Pereyra, estas explicaciones desacertadas, que naturalizan la violencia ejercida por los varones, son las responsables de que el tema no logre la necesaria atención de la sociedad ni una correcta valoración por parte de funcionarios políticos, legisladores y jueces.


Derechos sexuales y reproductivos

Las dificultades que aparecen al momento de llevarse a cabo abortos no punibles contemplados en el Código Penal argentino es otro tema clave para el movimiento de mujeres. La periodista Mariana Carbajal, analiza el impacto que la cobertura periodística puede tener en la evolución de un proceso judicial a partir del análisis de un caso ocurrido en Chubut en el que, por primera vez, un tribunal superior de justicia provincial avaló la interpretación del artículo 86 del Código Penal que indica que en ningún caso de violación sexual el aborto es punible. Para Carbajal la difusión en los medios contribuyó a generar pronunciamientos oficiales de organismos del Gobierno hasta entonces ausentes en las discusiones públicas sobre el acceso al aborto no punible.

Otro tema de gran actualidad en nuestro país, en especial a partir de la aprobación de la ley de matrimonio igualitario, es el de las familias diversas y el respeto por los derechos de sus manifestaciones. La abogada Sabrina Cartabia aborda este tema a partir de un caso ocurrido en la provincia de Córdoba. En una familia compuesta por un niño, sus progenitores y por la ex pareja mujer de la madre biológica, la actora reclama la regulación del derecho de visitas, ya que la madre y el padre biológicos del niño se niegan a que el vínculo continúe. En el análisis de la argumentación se verifica la ausencia de la mención de la Convención de Belém do Pará y de la Convención CEDAW, cuyo uso la autora considera prioritario difundir en el ámbito judicial para lograr el total cumplimiento de los derechos humanos por parte del Estado argentino.


Participación política

En nuestro país, la ley de cupo permitió a partir de su sanción (en 1991) garantizar la presencia femenina en el Poder Legislativo, pero su implementación no es igual en todas las provincias. El artículo de la periodista María Inés Zigarán y la abogada Alicia Chalabe describe el proceso de incidencia política y jurídica que llevó adelante el movimiento de mujeres de Jujuy para lograr que se apruebe una ley de cupo femenino para cargos electivos y partidarios.

Natalia Gherardi, directora de ELA, explica en la introducción que los artículos reunidos recorren algunos de los derechos cuyo ejercicio efectivo está lejos de ser una realidad para sectores importante de la población. Gherardi sostiene que, entonces, resulta evidente el rol fundamental del Poder Judicial y se pregunta cómo se sitúa la ciudadanía en relación con la justicia. En el artículo que cierra la publicación, Sergio Berensztein –Doctor en Ciencia Política, presidente y socio fundador de Poliarquía Consultores- responde a este interrogante a partir de un análisis de las ideas y valoraciones que la ciudadanía construye con respecto al sistema judicial. En un contexto marcado por el desprestigio institucional, ciertos indicadores elaborados en estudios comparados permiten analizar las percepciones de la ciudadanía sobre la justicia en relación con la calidad institucional y la competitividad del sistema.

Los derechos de las mujeres en la mira contribuye al debate acerca del lugar que los temas de la agenda feminista ocupan en la Justicia y en los medios, teniendo en cuenta el efecto que ambos discursos tienen en la sociedad. En este sentido, monitorear las sentencias y las noticias resulta de suma utilidad a la hora de conocer qué sucede con los derechos de las mujeres en nuestro país y sobre qué puntos se debe trabajar para lograr que los mismos se respeten.


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