9 de abril de 2012

Postales de la Cuarta Guerra Mundial (II)

UNA GUERRA CONTRA EL GÉNERO HUMANO

Guerrilleros, escritores, cineastas, analistas, periodistas, cardenales, militares, etc. coinciden en que estamos ya en la Cuarta Guerra Mundial. Todos hemos escuchado sobre la Primera Guerra Mundial (1914-1919, ocurrida principalmente en suelo europeo), y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945, que terminó con dos bombas atómicas yanquis sobre dos ciudades japonesas). La Tercera Guerra Mundial no llegó a ser la temida Guerra Nuclear, sino que fue la Guerra Fría, la Guerra debajo de otras guerras (Corea, Cuba, Vietnam, Malvinas, etc.), con fechas y escenarios a veces difusos (como las guerras contra la subversión en Latinoamérica). El hecho es que estamos en una nueva guerra mundial, con bombas, balazos, palos, piedras, muertos, presos políticos (“todo preso es político”, cantaban Los Redondos), consumismo, saqueos, invasiones, manipulaciones, esclavizaciones, narcotizaciones, etc. ¿Cuándo comenzó esta nueva guerra? Algunos dicen que con el supuesto “ataque terrorista” musulmán, o mejor dicho “el auto-atentado imperialista del 11 de septiembre en USA” (Illescas-Gonzáles), o sea con la caída de las torres gemelas en pleno corazón del Imperio, en el 2001. Otros hablan de la caída del muro de Berlín y del derrumbe económico de la Unión Soviética y los países socialistas del este, y otros hablan también de estallidos latinoamericanos como el Caracazo, en 1989, y la posterior insurrección maya-zapatista en México. Aunque en general todas las voces coinciden en algo: la Cuarta Guerra Mundial “ocupa toda la extensión del globo”. Y todos los frentes.


Por Xuan Pablo Gonzalez


Una guerra genética, transgénica, cancerígena y contaminante

Esta Cuarta Guerra también tiene lugar en nuestro estómago o segundo cerebro, mediante la alimentación o “manipulación transgénica”, ésto es el “consumo metabólico de sólidos transgénicos”, llenos de conservantes y “tratados hormonalmente” (Illescas-Gonzáles); “líquidos tratados industrialmente” como el flúor en el agua potable “que al acumularse en la glándula pineal inhibe ciertas funciones de desarrollo mental” -e incluso algunos hablaron de “pruebas del deterioro mental que provocan los elevados niveles de flúor en el agua potable” (Daniel Pinchbeck)-, además del plomo y otros metales pesados intoxicantes. “Los alimentos envasados hacen mal” dicen también los mapuches, que creen que “ésa es la causa de las enfermedades de la civilización” (José Meliñir).

En La descolonización en tiempos del Pachakutik, Graciela Mazorco Irureta, nos habla también de cómo esta guerra se pelea en nuestros estómagos, ya que “las transnacionales (Nestlé, Kraft, General Foods, Arcor, Danone y otras, en el nivel de la producción, y Carrefour, Walmart, Sainsbury, Jumbo, Makro y otros, en la distribución) que siguen colonizando no sólo tierras, territorios y recursos naturales, sino también los estómagos de las personas”. Y después agrega que: “Esta forma de recolonización desorganiza identidades y programa autómatas mediante la desestructuración biológica del individuo, al constreñirlos a consumir alimentos incompatibles con la salud y con la lucidez mental de las personas. Al respecto, la teoría del estómago como un segundo cerebro ya ha precisado la forma en que lo que metemos en el vientre determina comportamientos y emociones, condicionando nuestra lucidez u opacidad mental.”

Además tenemos los medicamentos y drogas del sistema, sean legales o ilegales, estimulantes y esclavizantes como los azúcares y el alcohol por ejemplo, adulterados con tóxicos venenosos como el cigarrillo, o como la cocaína y el paco, o sean ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos, etc. de farmacia; y los gases contaminados que respiramos a diario, las radiaciones cancerígenas de los celulares y otros artefactos tecnológicos, la contaminación minera, etc., el Imperio controla y debilita no sólo nuestros estómagos y cuerpos, sino también nuestros genes y nuestras mentes.

Por otro lado como dice Noam Chomsky: “Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos”.


Una guerra física-biológica de exterminio

Como ya dijimos al principio ésta es también una Guerra física, genocida y de exterminio que “presenta actividades diferentes destinadas a reducir las poblaciones de los países atacados, ya sea evitando los nacimientos, provocando muertes evitables, generando enfermedad y discapacidad en los pueblos del Tercer Mundo para lo cual desarrollan distintas estrategias”, como dice Moore.

Las villas y las favelas se convierten “en verdaderos campos de exterminio para la población pobre, en especial para los niños, privados de alimentos, educación, viviendas y condiciones sanitarias adecuadas” (Moore).

Ésta es también una Guerra Bacteriológica “que se manifiesta con el crecimiento de las enfermedades endémicas como la tuberculosis, la malaria, el mal de Chagas, SIDA, paludismo, infecciones intestinales crónicas, además del crecimiento de peligro de epidemias al degradarse las condiciones ambientales y del hábitat humano” (Moore).

Como también dice el amawta y arquitecto Carlos Milla Villena, estos genocidios ya estaban planeados y decididos, como demuestra “‘el Informe Global 2000 para el Presidente’, que tiene como objetivo la eliminación de dos mil cuatrocientos millones de seres humanos sub-desarrollados… Este proyecto ya aprobado por el Sistema Globalista” se viene ejecutando desde hace años, agrega el sabio andino, y “explica los genocidios masivos” de las guerras mundiales europeas, pasadas y actuales, y de Hiroshima, Vietnam, Camboya, Serbia, Palestina, Guatemala, Irak y Afganistán, y “el Sida, las esterilizaciones forzadas, el ALCA y los futuros holocaustos”.


Una Guerra antinatural y destructiva

Esta Cuarta Guerra es una guerra antinatural y antinaturalaza, ya que la estructura del Sistema dominante “es virtual e invertida con respecto a La Naturaleza” (Illescas-Gonzáles). La Pachamama o Madre Naturaleza es explotada, contaminada, saqueada, maltratada, y lo natural es reemplazado por lo artificial. Si nuestros alimentos y medicinas se vuelven artificiales, por lógica nuestros pensamientos y sentimientos también se vuelven artificiales. El sistema dominante y la cuarta guerra es desnaturalizante, artificializante, y a la vez robotizante: ¡un microchip para esos cerebros subversivos, por favor!

El plan que se viene desarrollando fue que perdiéramos la “Unidad de existencia equilibrada y en identidad con la Naturaleza, Lo Natural, el planeta, el Cosmos” (Illescas-Gonzáles). Nuestra existencia y nuestra identidad pasa solamente por pertenecer a una civilización, Occidental y Cristiana, por ser un winner exitoso y no un looser perdedor.

“Nuestra alienación de la naturaleza y del inconsciente cristalizó hace dos mil años, en el período de cambio que va desde la Era del Gran Dios Pan a la de Piscis, lo que se produjo al reprimirse los misterios paganos y con el ascenso del cristianismo”, decía el etnobotánico norteamericano Terence McKenna, dejando a la civilización europea en “dos milenios de persecución y obsesión religiosa, guerras, materialismo y racionalismo”, extendiéndose violentamente por todo el mundo, con los egos inflados y alienados.

Y así “la vocación sanguinaria, soberbia y violenta de la civilización occidental-judeo-cristiana está arrastrando a toda la Humanidad a la destrucción del planeta” (Milla Villena).


La Guerra del Petróleo

Después del autoatentado del 11 de Septiembre, los cerebros del poder yanqui, “transfirieron “el ‘mal’ de la Unión Soviética a los Talibanes, Bin Laden y Al-Queda”, y esto daría paso a “la Cuarta Guerra Mundial”, dice siguiendo los pasos de los zapatistas, Walter Mignolo, lo cual recrudecería con más fuerza las guerras petroleras del Imperio contra el Medio Oriente “musulmán y terrorista”.


La Cuarta Guerra según la mirada del Imperio

El ex director de la CIA, James Woolsey, miembro de los gobiernos de Clinton y Bush, como representante del Imperio en la guerra al terrorismo, dijo hace unos pocos años: "Estados Unidos está embarcado en la Cuarta Guerra Mundial, que se prolongará durante mucho tiempo”, y agregó “considero que esta guerra será más larga que la primera y segunda. Espero que dure menos que los más de cuarenta años de la tercera, la guerra fría”. Y se refirió al enemigo como "los dirigentes religiosos de Irán, los regímenes de Siria e Iraq y los extremistas islámicos como los de Al-Quaeda".

Para el Imperio esta guerra se extendía entonces también a Filipinas, Colombia, Cuba, y otros países del Tercer Mundo, como Venezuela.


La Guerra de las drogas

Ya lo decía el subcomandante Marcos que la Cuarta Guerra Mundial era una guerra imperialista que tenía que ver con las drogas y en narcotráfico: “el principal enemigo de la estabilidad nacional es el narcotráfico y el narcotráfico es internacional, los ejércitos nacionales que operan bajo la consigna de la estabilidad nacional aceptan la ayuda internacional o la interferencia internacional de otros países”.

Ya sea el terrorismo o las drogas (o las drogas terroristas: las “alucinógenas” o “psicodélicas”, o plantas maestras, que opinan McKenna, Ott y otros, nos hacen alucinar verdades y nos llevan a cuestionar el sistema dominante establecido), los imperialistas yanquis deciden quién es el enemigo global y todos deben ponerse bajo sus órdenes en esta guerra mundial, con el pretexto de que ellos nos cuidan mejor de lo que nosotros podríamos cuidarnos solos. Tan bondadosos dicen ser, porque Dios (o el Diablo) está con ellos.


Guerras comerciales y bombas financieras

En esta Cuarta Guerra Mundial hay y habrá más “guerras comerciales a gran escala entre las grandes potencias”, según vaticinó recientemente el norteamericano James Petras, para el 2012, lo que cree que podría dar paso a una provocación-enfrentamiento que pase de lo comercial a lo militar, en “una nueva y costosa ‘Guerra Fría’” entre USA y China, y además “la probabilidad de que las rebeliones populares se conviertan en revoluciones” en medio de una “crisis económica implacable que se extenderá desde Europa y Estados Unidos a Asia y sus dependencias en África y América Latina” (Petras), aumentando los decibeles y matices de esta Cuarta Guerra Mundial.

Para el zapatismo: “Si las bombas nucleares tenían un carácter disuasivo, conminatorio y coercitivo durante la tercera guerra mundial, las hyperbombas financieras, en el curso de la cuarta, son de otra naturaleza. Sirven para atacar los territorios (Estados-nación) destruyendo las bases materiales de su soberanía y produciendo su despoblamiento cualitativo, la exclusión de todos los ineptos para la nueva economía (por ejemplo, los indígenas). Pero, simultáneamente, los centros financieros operan una reconstrucción de los Estados-naciones y los reorganizan según la nueva lógica: lo económico sobre lo social.


Una Guerra Global e Imperial

La Cuarta Guerra Mundial es una guerra global y globalizante, que “trata de homogenizar, de volver a todos iguales y de hegemonizar una propuesta de vida. Es la vida global” (Marcos).

Una misma aldea, una misma cultura del entretenimiento a lo Hollywood, y a lo rockanroll (sabemos que los “rebeldes” ingleses Rolling Stones, o tipos como el yanqui Rambo Stallone ¡les usurpan tierras a los mapuches en la Patagonia!). A la americana. Y futbolera, a lo brit-pop (no olvidemos que el fútbol es un deporte inglés expandido en forma imperial -y popular-, y que es manejado por grandes millonarios intereses globales), que dentro del contexto de esta cuarta guerra, de cualquier forma (musical-artística-deportiva, etc.) nos recuerda el viejo “circo romano” del slogan imperial Pan y Circo.

Un mismo sistema que a través de los medios y “mediante estrategias de manipulación” y “distracción” busca “Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad” (Chomsky).

Un mismo imperialismo que “es la ‘causa’ del ‘subdesarrollo’, la dominación y la opresión externa-interna, la ignorancia, la miseria, la pobreza, las guerras, etc.” (Illescas-Gonzáles), y que vive de “la dominación e involución de La Condición Humama”.

El tema es que esta imperial “necesidad de controlar y dominar a los demás es psicológicamente una función, no de un sentimiento de poder, sino de un sentimiento de debilidad” (McKenna). Y si los seres más evolucionados o desarrollados no necesitan “limitar o restringir a los demás” (Jean Baker Miller), ¿cómo es que nos seguimos dejando dominar mundialmente (las Multitudes, los pueblos, los seres humanos), por estos seres débiles y perversos a lo Sr. Burns, el rico empresario de Los Simpson?

El hecho es que “el imperialismo existe y hace más daño como nunca antes lo hizo” (Illescas-Gonzáles).


Una guerra totalitaria: imposible permanecer neutral

La cuarta guerra es una guerra totalitaria, y es imposible permanecer neutral. En ella hay una “autoridad que regula al sometido”, un “educando que aliena educando”, un “médico que enajena al paciente”, un “psicólogo que normaliza al que se escapa del ‘orden’”, hay “madres y padres que asesinan a la magia de sus hijas e hijos”, hay un “antropocentrismo que depreda la Naturaleza y se piensa siente dueño del Universo”, hay un “etnocentrismo que se piensa superior al otro”, como dicen Illescas-Gonzales, identificando lo que denominan el pensamiento-acción de la No Unidad, del Imperialismo y sus planes y programaciones esclavizantes, que incluso en la democracia, nos hacen creer que somos libres, y que tenemos el poder de elegir (con su propaganda) lo que ellos quieren que elijamos, con tal de que nos sintamos libres: “la libertad es la cadena del esclavo de la ‘modernidad’, de la ‘post-modernidad’, del actual Neo-liberalismo y del futuro del capitalismo” (Illescas Gonzáles).

Y así nuestros Estados coloniales o semicoloniales “al servicio del Imperialismo o de la No Unidad” (Illescas-Gonzáles), practican entonces la “represión, persecución, exclusión, hostigamiento, vigilancia, desconfianza y asesinato del ‘despierto’” que descubre la trama que entrampa, y del que protesta o se rebela o llama a la rebelión, aunque sea pacífica.


Una Ciberguerra mundial

La Cuarta Guerra es una guerra también desatada en un terreno que en la Tercera Guerra Mundial no existía: el Ciberespacio, y las llamadas redes sociales, que no es un medio de comunicación “tradicional”, como los que teníamos en las otras guerras mundiales, y que ha crecido cuánticamente en relación con los más clásicos medios de desinformación, oficiales o dominantes.

Para el activista cibernético o ciberterrorista Ricardo Domínguez, esta ciberguerra es parte de “la Cuarta Guerra Mundial” que según el zapatismo, “continúa a lo largo de los mismos parámetros durante los últimos 500 años de resistencia” (Domínguez).

Para Marcos, habiendo triunfado el capitalismo al fin de la Tercera Guerra Mundial (la caída del Muro), entre las nuevas revoluciones posmodernas está la “nueva revolución informática”.


Una guerra democrática que dice lucha por la libertad de los pueblos

Esta cuarta guerra mundial es democrática: Bush, Obama, Blair, Aznar, etc. fueron elegidos democráticamente por “pueblos libres”, o dicho de otra forma, por “esclavos Casi Humanos, programados y reprogramados” (Illescas-Gonzáles) que aceptan que sus gobiernos masacren, roben, saqueen, o esclavicen a millones de personas por todo el mundo. Y en realidad lo que vemos entonces es que “el discurso de la democracia es totalitario y fundamenta el totalitarismo del capital en su modalidad imperialista ‘globalizada’ neoliberal” (Illescas-Gonzáles). O dicho de otra forma: “la democracia es un despotismo de mercado que no tiene menos efectos opresivos y destructivos que el despotismo de los tiranos” (Claudio Naranjo).


La Guerra antiterrorista

Recientemente se aprobó en nuestro país la Ley Antiterrorista: eso demuestra de qué lado está nuestro gobierno democrático. “La ‘Guerra Contraterrorista’” dice Manuel Freytas es “librada por todas las potencias y por el Imperio regente (EEUU) contra un sólo enemigo: el terrorismo ‘sin fronteras’”. De esta manera: “Cualquier movimiento -y no necesariamente armado- en cualquier lado puede ser considerado una amenaza a la seguridad interna”, como dicen los zapatistas.

El que recientemente nuestro actual gobierno democrático K haya aprobado la antidemocrática Ley Antiterrorista, desnuda que pese a toda la cháchara latinoamericanista y descolonizadora a lo Jauretche, seguimos sometidos a “las imposiciones de los EE.UU.” y los poderes económicos del Norte, como dice Pérez Esquivel, para controlar “los movimientos sociales, indígenas, campesinos, trabajadores y estudiantiles”, en esta Cuarta Guerra Mundial, manejada por personas que “No respetan absolutamente nada”, y que dejan que el Imperialismo gringo siga instalando secretamente sus bases militares en la región como ahora en Resistencia (¡qué paradoja!), en el Chaco.

Una guerra sin fronteras físicas ni mentales: una guerra tan total como la vida misma.


Xuan Pablo González, febrero-marzo 2012

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