7 de abril de 2013

No culpes a la lluvia (si no hiciste nada cuando te avisaron)



INUNDACIONES EN BUENOS AIRES Y LA PLATA  

El temporal que cobró casi 60 víctimas humanas y arrasó con los bienes de miles de familias, tiene como causa principal la irresponsabilidad con la que las autoridades han venido tomando el cambio climático. 

Por Hernán L. Giardini   


Lo primero que hay que aclarar es que las causas de la tragedia no son “naturales”, como algunos funcionarios y medios de comunicación han manifestado. Son múltiples, entre las que se destacan un cambio climático global con escasa voluntad de modificaciones y, puntualmente en torno a la Argentina, ausencia de medidas profundas en las políticas ambientales, imprevisión en la formación de ciudades, emisión de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles y una altísima deforestación, entre otros. 

Claramente estamos entrando en una etapa de tropicalización del clima local. Esto que ahora padecimos con tanta virulencia y dolor se viene hablando en la comunidad científica desde hace años. Especialistas de todo el mundo ya habían anticipado estos fenómenos para la zona de Buenos Aires. 

De acuerdo con varios informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), para el NEA y Centro de Argentina (incluyendo a Buenos Aires) se esperan mayores precipitaciones y riesgo de inundaciones. Mientras que en el NOA se esperan más sequías, al igual que para la región de Cuyo, lo que afectaría seriamente al sector vitivinícola. Al mismo tiempo se pronostica un progresivo aumento de la temperatura en la región patagónica con el consecuente descongelamiento de glaciares. Y las ciudades costeras corren mucho riesgo por el aumento del nivel del mar.

A pesar de las advertencias de científicos y ecologistas, la cuestión ambiental en Argentina nunca ha sido prioritaria para las autoridades, menos aún el cambio climático. Es necesario que los gobiernos se den cuenta que el marketing ambiental destinado sólo a ganar elecciones no sirve. Sólo políticas certeras en materia ambiental nos permitirán hacer frente a los nuevos fenómenos extremos a los que estamos sometidos por el cambio climático.   

El primer paso para hacer frente al cambio climático es reconocerlo como problema y no utilizarlo como excusa; y eso aún no pasó en Argentina a nivel político. No sólo es necesario estar prevenidos para este tipo de fenómenos cada vez menos excepcionales, también se debe actuar políticamente para mitigar el cambio climático, y en este punto, Argentina no hizo casi nada.

Para mitigar el cambio climático debemos, en primer lugar, dejar de deforestar. También es necesario cambiar radicalmente nuestra matriz energética, basada en un 90% en la quema de combustibles fósiles (gas, petróleo, carbón), y avanzar en la producción de fuentes renovables y limpias como la energía eólica, que tiene un potencial enorme en la Patagonia y Cuyo. También es necesario mejorar los medios de transportes públicos y recuperar el ferrocarril como transporte de carga.

Además, resulta vital que nuestro país tome un rol protagónico en las cumbres climáticas, presionando a los mayores responsables del desastre climático global (Estados Unidos, Europa, China) a que se comprometan a reducir sus emisiones.

En cuanto a la adaptación, las políticas de cuidado del medio ambiente deben estar acompañadas de una correcta planificación urbana. En muchas ciudades comienza a notarse una superpoblación y se edifica en zonas anegables. Hay barrios cerrados que se levantan directamente sobre humedales. En la ciudad de Buenos Aires la construcción está descontrolada, y no está acompañada por una mirada de previsión ambiental. 

La dirigencia política argentina debe entender que el cuidado del medioambiente no es una cuestión naif, sino que afecta a la vida de las personas, con enormes pérdidas económicas. 

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