8 de octubre de 2013

La deuda indígena



LOS PROTEGEN CADA VEZ MAS LEYES, PERO HAY MAS DESALOJOS Y MUERTES

A pesar de contar con cada vez más leyes que defienden sus derechos, el “progreso” (soja transgénica, ganadería intensiva, minería, hidrocarburos, desarrollos inmobiliarios) avanza sin piedad sobre los territorios indígenas, provocando más desalojos y muertes. 

Por Hernán L. Giardini


El Congreso Nacional acaba de prorrogar por tres años más la Ley 26.160, sancionada a fines de 2006, que declara “la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país”.   

La norma suspende “la ejecución de sentencias, actos procesales o administrativos, cuyo objeto sea el desalojo o desocupación de las tierras”, y establece que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) deberá realizar “el relevamiento técnico —jurídico— catastral de la situación dominial de las tierras ocupadas por las comunidades indígenas”. 

Sin embargo, Amnistía Internacional Argentina advirtió que dicha prórroga “debe ser un paso hacia el efectivo cumplimiento del proceso de relevamiento de las tierras indígenas, no una concesión graciosa para que el Estado continúe posponiendo su obligación de cumplir cabalmente con los derechos de los pueblos originarios en Argentina”. 

En un durísimo documento difundido recientemente, el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) afirma que “la Republica Argentina abunda en leyes que defienden la libre determinación de los Pueblos Indígenas sobre sus tierras y territorios, montañas, cordillera, montes, selva y sobre su cultura, economía y organización política. (…) Pero todo este reconocimiento teórico siempre termina en el incumplimiento de las leyes. Por eso, este trabajo científico y serio de investigación revela que, de acuerdo al INAI las tareas de relevamiento solo habrían concluido en un 12,48% de las comunidades relevadas. Lo cual manifiesta la dualidad del discurso y la mentira como herramienta”. 

ENDEPA advierte que “la contratara de esta prolongada demora en consolidar la titularidad de los territorios indígenas se encuentra en el elevado número de desalojos, represiones policiales, desconocimiento de los derechos comunitarios y muertos cuyos nombres apenas han recogido los medios de comunicación, y los gobiernos nacional y provinciales han olvidado”.

“El ejemplo paradigmático se da en las provincias de Formosa y Neuquén. En ellas se encuentran los índices de conflictividad y represión estatal más elevados y al mismo tiempo el mayor retraso en la ejecución del relevamiento, ya que en ninguna de las dos provincias el programa ha sido iniciado. En Salta, la provincia con mayor número de comunidades a relevar (383), que concentra un alto número de conflictos originados sobre todo en el desconocimiento de la propiedad de las comunidades indígenas y los numerosos desmontes en sus territorios”, sentencia el documento de la Pastoral Aborigen.

En ese sentido, resulta evidente la falta de aplicación de la Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (sancionada a fines de 2007), principalmente en las provincias de Salta, Santiago del Estero, Formosa y Córdoba, cuyo artículo 19 establece en forma clara que “todo proyecto de desmonte o manejo sostenible de bosques nativos deberá reconocer y respetar los derechos de las comunidades indígenas originarias del país que tradicionalmente ocupen esas tierras”. 

Además, la normativa forestal obliga a las provincias evaluar y respetar el “valor que las Comunidades Indígenas y Campesinas dan a las áreas boscosas o sus áreas colindantes y el uso que pueden hacer de sus recursos naturales a los fines de su supervivencia y el mantenimiento de su cultura”. 

Por su parte, el Informe 2013 del Observatorio de Derechos Humanos y Pueblos Indígenas (ODHPI) señala que “en la Patagonia se sigue identificando al despojo territorial como el principal obstáculo para la subsistencia y desarrollo de los pueblos indígenas como pueblos autónomos”, y advierte la amenaza de la avanzada territorial petrolera, minera e inmobiliaria; la criminalización de la lucha de las comunidades; y la responsabilidad del Poder Judicial y político.

El ODHPI destaca la lucha mapuche en Río Negro, la resistencia indígena ante la avanzada minera en Chubut, y la judicialización de 347 miembros y autoridades indígenas en Neuquén. Además, advierte que el proyecto de nuevo Código Civil provocará más desalojos de comunidades originarias.

Respecto a la situación en Neuquén, puntualiza que es “particularmente grave” la situación por la avanzada de la frontera hidrocarburífera, especialmente de los llamados “no convencionales” (con el método de fracking o hidrofractura) en la explotación de la formación geológica Vaca Muerta. Señala que el gobierno nacional y el provincial han reconocido que se privilegiará la actividad extractiva por sobre las comunidades. “Ninguno ha tomado en cuenta ni la consulta ni la participación de las comunidades mapuches afectadas. Esto es una constante y muchas de las veces se constituye a su vez, en origen de otras múltiples violaciones a derechos humanos de los pueblos indígenas”.

“Se siguen perpetrando acciones estatales y privadas más propias de un contexto de colonización que de democracia (…) Los antiguos atropellos se han convertido hoy en violaciones a los derechos humanos”, afirma el ODHPI, y apunta como causante al “modelo económico impulsado y profundizado, tanto a nivel nacional como en los gobiernos provinciales, que pone el centro en la explotación de los recursos naturales para su exportación o para garantizar las ganancias exorbitantes de las empresas extractivas”. 

Un reciente informe que el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU destaca "las importantes faltas en las políticas del Estado que impiden que las comunidades cuenten con sus títulos de propiedad y tengan correctamente identificados sus territorios". 

Además, denuncia "la persecución de algunas comunidades por parte de la justicia y la criminalización de la lucha por sus territorios y resaltaron la necesidad de que el Estado nacional desarrolle mecanismos efectivos de derecho interno para asegurar el cumplimiento de los estándares mínimos de consulta y participación indígena". 

Por su lado, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) afirma que "en nuestro país hay regiones y sectores de nuestra población que viven en condiciones de discriminación y de exclusión que afectan sus derechos humanos. En particular, son los pueblos originarios quienes conviven con esta realidad. El Estado argentino no aplica ni garantiza el ejercicio de los derechos territoriales, políticos y culturales reconocidos a nivel constitucional a partir de la reforma de 1994 (art. 75 inc.17), ni el Convenio 169 de la OIT que es ley en nuestro país (Nº 24.071)".

"Las graves y recurrentes denuncias sobre situaciones de violencia, persecución y avasallamiento a los derechos humanos de los pueblos indígenas constituyen violaciones a los tratados de derechos humanos que forman parte de nuestra Constitución Nacional", advierte la APDH.

Finalmente, el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) señala: "Qué equivocados estábamos cuando creímos que el histórico genocidio había terminado, pero es evidente que aún hoy continua, de otra forma, pero sigue vigente. Lamentablemente son muchísimos los casos, de hechos nefastos, que vienen soportando las distintas comunidades de los pueblos originarios de Argentina". 

Soja transgénica, ganadería intensiva, minería, hidrocarburos, desarrollos inmobiliarios… El “progreso” avanza sin piedad sobre los territorios indígenas, provocando cada vez más desalojos y muertes.

Claramente, para muchos de los pueblos originarios de nuestro país, esta no fue una “década ganada”.

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Retornarán los libros, las canciones

11 DE SEPTIEMBRE DE 1973: 40 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO A SALVADOR ALLENDE

En vísperas de las elecciones presidenciales en Chile, miles de personas en todo el país recordaron a Salvador Allende y el legado la de Unidad Popular tras cuatro décadas del ataque a La Moneda. Presente, pasado y futuro de una sociedad tan dividida como controversial.

Por Marcelo J. Levy

"El río invierte el curso de su corriente.
El agua de las cascadas sube.
La gente empieza a caminar retrocediendo.
Los caballos caminan hacia atrás.
Los militares deshacen lo desfilado.
Las balas salen de las carnes.
Las balas entran en los cañones.
Los oficiales enfundan sus pistolas.
La corriente se devuelve por los cables.
La corriente penetra por los enchufes.
Los torturados dejan de agitarse.
Los torturados cierran sus bocas.
Los campos de concentración se vacían.
Aparecen los desaparecidos.
Los muertos salen de sus tumbas.
Los aviones vuelan hacia atrás.
Los “rockets” suben hacia los aviones.
Allende dispara.
Las llamas se apagan.
Se saca el casco.
La Moneda se reconstituye íntegra.
Su cráneo se recompone.
Sale a un balcón.
Allende retrocede hasta Tomás Moro.
Los detenidos salen de espalda de los estadios.
11 de Septiembre.
Regresan aviones con refugiados.
Chile es un país democrático.
Argentina es un país democrático.
Las fuerzas armadas respetan la constitución.
Uruguay es un país democrático.
Los militares vuelven a sus cuarteles.
Renace Neruda.
Vuelve en una ambulancia a Isla Negra.
Le duele la próstata.
Escribe.
Víctor Jara toca la guitarra.
Canta.
Los discursos entran en las bocas.
El tirano abraza a Prat.
Desaparece.
Prat revive.
Los cesantes son recontratados.
Los obreros desfilan cantando.
¡Venceremos!”
Gonzalo Millán, poeta chileno

El 4 de septiembre de 1970, Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales en Chile. Su triunfo se constituyó en un hito histórico y una lección política imborrable hasta nuestros días. La victoria fue resultado de un amplio proceso de unidad en las filas democráticas y de la izquierda, que tuvo como eje una orientación socialista, forjada en las concepciones del Partido Comunista y del Partido Socialista, cuyos orígenes habría que rastrear en la construcción de los frentes populares en los años treinta.

Allende impulsó un programa aprovechando la legislación reformista impulsada por la democracia cristiana por el gobierno de Eduardo Frei (1964-1970) al mismo tiempo que se generalizaba la movilización social y subían las demandas sociales. Desde su ratificación por el Congreso, el gobierno de Allende vivió una permanente confrontación con la oposición. Las acciones ilegales que iniciaron con el asesinato del Comandante del Ejército, General René Schneider, se intensificaron con el paro patronal de octubre de 1972, desembocaron en el levantamiento generalizado de la Marina, el Ejército, la Fuerza Aérea y la policía militarizada de Carabineros, en la madrugada del 11 de septiembre de 1973. Ese día se produjo un sangriento golpe de Estado, protagonizado por el general Augusto Pinochet, quien, tras el asesinato del presidente constitucional Salvador Allende, se autoproclamó “jefe supremo de la nación”. Pinochet, usó todos los medios para acallar la protesta popular y borrar la imagen de Salvador Allende, cuyo legado está más vivo que nunca. 

Es imborrable para la historia Latinoamericana el día en que fue bombardeada La Moneda y la actitud heroica que tuvo el presidente quien decidió no entregarse vivo a sus captores ni abandonar su puesto de combate. Se inicia entonces el proceso más nefasto de la historia del país transandino. 

De igual forma, cabe decir que el golpe de estado  tuvo como elemento necesario la acción desarrollada por los Estados Unidos en la región. Chile, en ese sentido, fue un caso paradigmático. 

Si hasta finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, el enfoque político-militar norteamericano se fundamentaba en la amenaza externa del bloque socialista, a partir de la década del sesenta apareció un nuevo frente de los países dependientes que tenía que ser sofocado: intentos insurreccionales capaces de subvertir el orden vigente en Latinoamérica.

Estados Unidos definió la estrategia de la contrainsurgencia como el conjunto de medidas militares, paramilitares, políticas, económicas, psicológicas y cívicas tomadas por el gobierno para derrotar la “insurgencia subversiva de origen comunista”. 

La estrategia de la contrainsurgencia recurre a los militares latinoamericanos y les asigna diversas tareas, según la realidad concreta de cada país. Iniciada en marzo de 1964 con el golpe militar que derrocó al régimen populista de Goulart en Brasil, alcanzó su punto culminante en el período 1973-76, cuando los países del cono sur se cubren de dictaduras militares. 

La dictadura militar pinochetista confrontó una persistente resistencia en diversos planos: social, política, cultural y militar enmarcada en un creciente aislamiento internacional. Carente de legitimación y con una erosión sostenida de sus bases de sustentación, al igual que otras dictaduras militares de la región, fue perdiendo utilidad para los propósitos de garantizar estabilidad y desarrollo de un nuevo modelo económico. En definitiva, la dictadura de Augusto Pinochet fue el instrumento de una clase social para realizar el “trabajo sucio”, descabezando un movimiento popular ascendente. 

De acuerdo a los informes realizados por Organismos de Derechos Humanos chilenos, la cifra de víctimas de violaciones de los Derechos Humanos en Chile, asciende, al menos, a unas 35 000 personas, de los cuales unos 28 000 fueron torturados, 2279 de ellos ejecutados y unos 1248 continúan como Detenidos desaparecidos. Además unas 200.000 personas habrían sufrido el exilio y un número no determinado (cientos de miles) habría pasado por centros clandestinos e ilegales de detención. 

En el plano económico, 725 era el número de compañías en manos del Estado al momento del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. La mayoría terminó en manos de grupos económicos altamente concentrados. Varias de estas empresas recayeron en amistades cercanas e incluso parientes del propio dictador. 

La dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) introdujo el libre mercado, privatizó y descentralizó servicios esenciales que proveía el Estado en forma gratuita, como salud y educación, y fue pionero en poner el régimen de pensiones y jubilaciones en manos de empresas. 

En 1981, cuando se iniciaron los cambios educativos, 78 por ciento de la matrícula de enseñanza primaria y secundaria se concentraba en escuelas públicas, y el resto en el sector privado. La educación estatal se cercenó y traspasó a los municipios y se habilitaron las escuelas privadas subvencionadas por el Estado, según la cantidad de alumnos. 

En 1990, cuando retornó la democracia, la matrícula municipal había caído a 57,8 por ciento y en 2012 a 37,5 por ciento. 

Durante el  gobierno de Allende, la enorme mayoría de los estudiantes asistían a escuelas públicas y, al término de los 12 años de primaria y secundaria, accedían a la universidad. Eran tiempos de educación estatal, gratuita y de igual calidad en todos los niveles, una demanda que hoy hacen resonar en las calles de Chile jóvenes que no vivieron el golpe de Estado y que en su mayoría no tienen filiación política tradicional. 

Al cabo de los cambios pinochetistas, ya no hubo universidad gratuita, ni siquiera las públicas lo son. Para acceder a ellas, además de pagar, se deben rendir pruebas de admisión. 

Además, las familias chilenas deben financiar directamente más de 70 por ciento de la educación terciaria, y el Estado pone apenas 22 por ciento. La mercantilización de la educación en Chile explica de manera fehaciente, la explosión estudiantil de los últimos años.

A 40 años de su partida, adquiere más fuerza la profunda huella que dejó Salvador Allende. Su pensamiento de reformador social sigue plenamente vigente agrandado por la imagen del Presidente que dio la vida en su intento de profundos cambios, demasiado parecidos a las actuales demandas de estudiantes y los movimientos sociales. 

Resulta evidente que en los últimos años la sociedad chilena (no así su gobierno) ha iniciado demandas y luchas impensadas desde la caída de la Unidad Popular. La juventud en especial, comenzó a cuestionar definitivamente las políticas impuestas sucesivamente por la dictadura cívico-militar y los gobiernos civiles interesados sólo en expandir la libertad del capital, nacional y extranjero.

Estamos en vísperas de una elección nacional que probablemente lleve de nuevo al ejecutivo a Michelle Bachelet. Las esperanzas puestas en ella en su primer mandato no serán probablemente actualizadas. La concertación, esta creación que intenta unificar  a un Chile dividido desde la dictadura de Pinochet, no ha dado respuestas a las demandas que, ahora iniciadas, no tienen retorno. La distancia potencia la figura de Allende, máxime por estos años, en donde un presidente con esas características sería un faro en esos cambios que se divisan en el continente.

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Acaloradas protestas contra el cambio climático



ECOLOGISTAS VS. PETROLERAS 

La protesta de Greenpeace en el ártico llamó la atención por su gran audacia. Sin embargo, no es la única protesta reciente contra la extracción y el consumo de combustibles fósiles. En todo el mundo, cada vez hay más personas que se manifiestan para exigir que se tomen medidas para combatir el calentamiento global. 

Por Amy Goodman (desde Estados Unidos)

La semana pasada, en el lejano Océano Ártico, el buque de Greenpeace Arctic Sunrise navegó hacia una plataforma petrolera rusa para realizar una protesta pacífica. Varios manifestantes intentaron subir a la plataforma para llamar la atención acerca de lo que podría constituir un peligroso precedente: la plataforma de la empresa de gas rusa Gazprom será la primera en producir petróleo en las delicadas aguas heladas del Ártico. El Gobierno ruso respondió rápidamente mediante el uso de la fuerza, al enviar soldados de las fuerzas especiales al lugar, que llevaban pasamontañas y portaban armas automáticas. Los soldados amenazaron a los activistas pacíficos de Greenpeace, destruyeron sus botes inflables, arrestaron a treinta de ellos y remolcaron el buque de Greenpeace hacia el puerto de Murmansk, en el norte de Rusia. Según la información más reciente, los activistas podrían afrontar acusaciones de piratería.

El Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, participó en una acción similar el año pasado junto a otros activistas, aunque en esa oportunidad no fueron arrestados. Naidoo habló acerca de la acción de este año: “Uno de los activistas del grupo, Denis Sinyakov, un compañero ruso que es fotógrafo a bordo del buque, dijo: ‘La actividad delictiva de la que me acusan se llama periodismo y continuaré realizándola’. Sus palabras captan muy bien lo sucedido. Se trata de un uso desproporcionado de la autoridad del Estado para intentar silenciar las importantes conversaciones que necesitamos tener a nivel global. En este momento estamos llegando a un punto de inflexión a nivel climático. El Ártico sirve como refrigerador y aire acondicionado del planeta y, en lugar de ver lo que sucede en el mar Ártico en los meses de verano como una señal de advertencia, de que tenemos que tomar medidas serias para combatir el cambio climático, lamentablemente las empresas petroleras de Occidente como Exxon, Shell y otras se están asociando con el Estado ruso para intentar extraer hasta las últimas gotas de petróleo en el medio ambiente más frágil, remoto y riesgoso para realizar esas actividades”.

La protesta llama la atención por su gran audacia. Sin embargo, no es la única protesta reciente contra la extracción y el consumo de combustibles fósiles. En todo el mundo, cada vez hay más personas que se manifiestan para exigir que se tomen medidas para combatir el calentamiento global. En América del Norte, hay una coalición cada vez más grande de grupos que se unieron para detener el proyecto de construcción del oleoducto Keystone XL y la explotación de arenas bituminosas de Alberta, Canadá, que el oleoducto planea transportar.

El 21 de septiembre pasado, el último día de verano del Hemisferio Norte, miles de personas se manifestaron en todo el continente en contra del oleoducto Keystone XL. En Nebraska, activistas construyeron una granja ecológica que funciona íntegramente a energía solar, precisamente en un lugar por donde está planeado que pase el oleoducto. Los habitantes locales temen que el oleoducto derrame petróleo en el frágil ecosistema de médanos de la región y contamine el importante Acuífero Ogallala. Ese mismo día se realizó la Cumbre Internacional de Mujeres sobre la Tierra y el Clima en Suffern, Nueva York, un encuentro de mujeres de todo el mundo. Todas ellas son reconocidas por haber luchado de diferente forma para reclamar que se tomen medidas urgentes para combatir el cambio climático. Una de las participantes, Melina Laboucan-Massimo, de la nación indígena Cree, del norte de Alberta, describió el efecto de la extracción de arenas bituminosas en su comunidad y su territorio:

“Nada se compara con la destrucción que está ocurriendo aquí. Si existiera un premio mundial para el desarrollo no sustentable, las arenas bituminosas serían un claro ganador. Cubren 141.000 kilómetros cuadrados, que equivalen a destruir Inglaterra y Gales juntos, o el estado de Florida entero. Las minas que nos rodean son más grandes que ciudades enteras. En este momento hay seis o siete y podría haber hasta nueve. Imperial Oil, por ejemplo, será más grande que Washington D.C. Hay muchos problemas de toxicidad con los que tenemos que lidiar y que están relacionados con el agua y con las grandes balsas de aguas residuales. Las llaman balsas, pero en realidad son grandes lagos de lodo tóxico. Actualmente hay una extensión de 180 kilómetros cuadrados de lodo tóxico en nuestro paisaje. Cada día, un millón de litros de estas aguas residuales se filtran a la Cuenca de Athabasca, que es de donde se extrae el agua que beben nuestras familias. Soy de la Región Peace, que está conectada con la cuenca del Athabasca, que se conecta con la cuenca del Ártico, y de esta manera es que las poblaciones del norte se contaminan con las toxinas, que contienen cianuro, mercurio, plomo, hidrocarburo aromático policíclico, de modo que debemos afrontar muchos problemas de salud.”

El oleoducto Keystone XL necesita la aprobación del Gobierno de Estados Unidos, debido a que atravesará territorio estadounidense, desde la frontera norte con Canadá hasta la costa del Golfo de México. El proceso de aprobación se ha postergado debido a las fuertes protestas. Después de que más de 1.250 personas fueran arrestadas frente a la Casa Blanca en 2011, en lo que fue el mayor acto de desobediencia civil en Estados Unidos en 30 años, el Presidente Barack Obama anunció que postergaría la decisión. Desde entonces, la organización ambientalista Amigos de la Tierra Estados Unidos (AT) viene denunciando que existe un conflicto de intereses con el grupo que fue contratado por el Departamento de Estado de Estados Unidos para realizar el estudio de impacto ambiental de Keystone XL. Amigos de la Tierra descubrió que el grupo Environmental Resources Management (ERM), una empresa consultora con sede en Londres, ocultó sus vínculos comerciales con TransCanada, la empresa de combustibles fósiles que estará a cargo del proyecto Keystone XL. Del mismo modo, el observatorio Oil Change International acaba de informar que “Michael Froman, el representante comercial de Estados Unidos que está a cargo de negociar una serie de tratados de ‘libre comercio’ secretos, aparentemente apoya el lobby de las grandes empresas petroleras, al exigir a Europa que suavice sus leyes sobre clima”. Steve Kretzmann, de Oil Change, explicó: “A menos que Europa suavice sus leyes, la exportación de diésel de Estados Unidos, que contendrá arenas bituminosas, será menos competitiva”.

La activista por el medio ambiente Tzeporah Berman también participó en la cumbre de mujeres. Allí habló acerca de cómo el Gobierno canadiense del Primer Ministro conservador Stephen Harper ha silenciado a científicos en un intento desesperado de acallar las críticas a Keystone XL. Berman me dijo: “En primer lugar, el Gobierno canceló la mayor parte de la investigación científica del país que tenía que ver con el cambio climático. Se trata de un gobierno que niega el cambio climático y no quiere hablar del cambio climático. El año pasado clausuraron la Estación de Investigación Atmosférica, que era uno de los lugares más importantes del mundo para obtener datos sobre el clima. Cerraron la Mesa Redonda Nacional sobre Medio Ambiente y Economía. Han despedido a científicos y, a los que quedan, les dicen que no pueden hacer públicas sus investigaciones, a pesar de que son financiadas con dinero de los contribuyentes. También se les dice que no pueden hablar a la prensa a menos que haya un responsable y se trate de una entrevista aprobada previamente. Deben tener un responsable de la Oficina del Primer Ministro. De modo que los científicos con los que he hablado se sienten avergonzados, frustrados, están protestando. La semana pasada en Canadá cientos de científicos salieron a las calles con su bata de laboratorio para protestar contra el Gobierno porque no pueden hablar. Los están amordazando a un punto tal que la destacada revista científica Nature publicó el año pasado un editorial en el que afirmaba que es hora de que Canadá deje a sus científicos en paz”.

Las muertes provocadas por desastres climáticos son cada vez más: desde la devastadora inundación que destruyó ciudades enteras en Colorado, hasta el norte de la India, donde las inundaciones y los deslizamientos de tierra provocados por una tormenta en junio de este año dejaron un saldo de 5.700 muertos. La esperanza está puesta en el cada vez mayor movimiento mundial por la justicia climática, que exige a los gobiernos que tomen medidas reales para detener el cambio climático antes de que sea demasiado tarde.


Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
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Una crítica ecoperonista al tecno-progresismo actual o hacia un giro a la reevolución mental del siglo XXI



DESARROLLO Y MEDIO AMBIENTE 

En uno de sus últimos textos, Perón nos dejó mirando al futuro biopolíticamente, su manifiesto verde y su “revolución mental” anticolonialista: Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las ciudades jardines del futuro”, escribió, y que “La Humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma”. Es decir que en pleno apogeo de la Guerra Fría o Tercera Guerra Mundial, Perón ya anticipaba dónde se va a dar la actual y Cuarta Guerra Mundial: en nuestras mentes y en nuestra interrelación con la Madre Naturaleza. 

Por Xuan Pablo González 

Hacia un giro ecoperonista 

En el ecoperonista Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo (1972), encontramos “un ecologismo radicalizado” (Jorge Rulli), ya que Perón hablaba de la importancia “de las relaciones de la humanidad con la naturaleza”. 

Hace cuarenta años la lucidez del Gran Cacique de la Historia Argentina, nos decía que “ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha”. Pareciera que en parte Perón les estuviera hablando entre otros a sus actuales “herederos” que están en el gobierno argento. Un gobierno que negocia “la contaminación del medio ambiente y la biosfera” y “la dilapidación de los recursos naturales” con empresas del imperialismo anglosajón, como Chevron, Monsanto y la Barrick Gold, y que regala computadoras sobre-estimando la tecnología, está en ese momento en que es necesario virar el rumbo, hacia la tercera posición que veía Perón. “La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos”, decía el General, ya que si el ser humano continúa “destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas”. 

Como decía Perón, como pueblo y pueblos y multitudes, no hemos llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para nosotros y nuestros descendientes derivan de la naturaleza y no de nuestro poder mental.

Vivimos, decía el General, cegados “por el espejismo de la tecnología”, y hemos olvidado las verdades que están en la base de nuestra existencia. Tenemos mucha tecnología a nuestro alrededor, y a la vez llevamos una vida insana y matamos el oxígeno que respiramos, el agua que bebemos, y el suelo que nos da de comer, y elevamos permanentemente la temperatura del medio ambiente sin medir las consecuencias biológicas.

La tecnología es un arma de doble filo” nos recordaba Perón, y “el llamado progreso debe tener un límite y incluso habrá que renunciar a algunas de las comodidades que nos ha brindado la civilización”, recomendaba. Necesitamos menos adicciones tecnológicas y menos comida chatarra, y más comida orgánica sin transgénicos ni aditivos artificiales, y más conexión con la Madre Naturaleza, sin filtros. Decía Perón: “necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionar el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental”. 

No podemos olvidar que “las tecnologías modernas están convirtiendo en desiertos las tierras fértiles en los Andes y en todas partes” (Eduardo Galeano). 

NO a los acuerdos contaminantes con Chevron y Monsanto 

Perón decía cosas que nos demostraría un total desacuerdo con los actuales negocios del gobierno kirchnerista con las multinacionales imperialistas Chevron, Monsanto, y la Barrick, y los métodos destructivos y contaminantes que utilizan, y también decía: 

“1- Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias correspondientes .Por eso cada gramo de materia prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos que dejarán de producir mañana.

2- De nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos.

3- En defensa de sus intereses, los países deben propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria.”  

Recientemente el mismo presidente de Ecuador, Rafael Correa, nos advirtió solidariamente a los argentinos, a los latinoamericanos, y al mundo, sobre lo contaminante y mortífera que es la explotación industrial de la empresa Chevron, con la que este gobierno democrático hace negocios que atentan contra la vida del pueblo argentino, y el equilibrio de nuestro medio ambiente. Nuestra presidenta Cristina Fernández desoyó las críticas y advertencias solidarias del primer mandatario ecuatoriano. Y sigue negociando con esta empresa imperialista, que actúa con una impunidad neocolonizadora, con la complicidad de los gobiernos provinciales locales, que reprimen violentamente con sus uniformados a las protestas sociales, como sucedió hace unas semanas en la provincia de Neuquén, contra Chevron. Y como está sucediendo en estos días en Malvinas Argentinas, en la provincia de Córdoba con las protestas contra Monsanto.

Pero la historia genocida de Chevron no sólo podemos rastrearla hasta Ecuador, como cuenta el mismo presidente de esta nación hermana. La historia genocida de Chevron también nos lleva, cruzando el Atlántico, hasta África.

En Nigeria, en los años 90 el escritor Ken Saro-Wiwa, del pueblo ogoni, denunció que “Lo que la Shell y la Chevron han hecho al pueblo ogoni, a sus tierras y a sus ríos, a sus arroyos, a su atmósfera, llega al nivel de un genocidio. El alma del pueblo ogoni está muriendo, y yo soy su testigo”. 

En 1995 una dictadura militar bancada por estas empresas multinacionales del imperialismo yanki-europeo, tomó el poder en Nigeria. Y como cuenta Eduardo Galeano en Patas Arriba, La escuela del mundo al revés (1998): “unos meses más tarde, la dictadura de Nigeria ahorcó a Ken Saro-Wiwa. El escritor fue ejecutado con otros ocho ogonis, también culpables de luchar contra las empresas que aniquilaron sus aldeas y redujeron sus tierras a un vasto yermo. Muchos otros ogonis habían sido asesinados antes, por el mismo motivo” (Galeano).

También nos cuenta Galeano en su Memoria del fuego (1986) y en Las venas abiertas de América Latina (1971), que la Standard Oil (la misma Chevron, pero con su nombre anterior), estuvo metida con sus negocios junto con la Shell, en la Guerra del Chaco en 1933, de hecho “había provocado el conflicto” entre bolivianos y paraguayos, para obtener todo “el posible petróleo del Chaco”. Otras fuentes también hablan de la influencia de la Standard Oil tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial “con la venta de armas y suministros a los países beligerantes” (Wikipedia), incluso al nazismo.

Refiriéndose a nuestro país, Galeano también nos recuerda “La empresa estatal YPF, ha sido víctima de un continuo y sistemático sabotaje, desde sus orígenes hasta la fecha” por parte de Chevron y la Shell, ya que “hay una serie de elocuentes coincidencias en los golpes de Estado que se han sucedido todo a lo largo de los últimos cuarenta años”. Galeano adjudica la influencia de la Standard Oil y la Shell en los golpes de Estado a Yrigoyen en 1930, a “el gobierno de Ramón Castillo en junio de 1943”, a Perón en 1955, a Frondizi en 1962, y a Illia que “fue derribado en 1966”. 

Y entre los cómplices de la última dictadura militar argentina, Rodolfo Walsh en su  Carta abierta de un escritor a la Junta Militar (1977) denuncia a “la ITT, la Esso, la Shell, las automotrices, la US Steel, la Siemens”. La Esso (Eastern Seabord Standard Oil) no es otra que Exxon o Chevron. Es decir que los eternos socios golpistas imperialistas petroleros de Chevron y la Shell, también fueron en buena parte el respaldo económico del golpe del 76 y de la última dictadura militar, y la desaparición de 30000 personas, entre ellos el propio  Walsh, que los denunciaba antes de que lo asesinaran.

La Standard Oil, la Shell, la Texas y algunas otras petroleras imperialistas, se habían distribuido por toda Latinoamérica, nos muestra Galeano, apoyando crisis sociopolíticas, golpes de estado, dictaduras militares, guerras entre pueblos hermanos, bloqueos económicos en Cuba, México, Venezuela, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Perú, etc. Incluso en Perú: Chevron ya trabajó genocidamente junto a Monsanto, en 1965, en las “zonas guerrilleras”, “los militares peruanos” regaban con napalm made in Monsanto, mientras la Standard/ Chevron les proporcionaba “gasolina y el know-how para que elaboraran las bombas en la base aérea de Las Palmas, cerca de Lima” (Galeano).

Pero el alcance de las megaempresas Chevron y la Shell no es sólo latinoamericano sino vimos también mundial, y éstas “levantan y destronan reyes y presidentes, financian conspiraciones palaciegas y golpes de Estado, disponen de innumerables generales, ministros y James Bonds y en todas las comarcas y en todos los idiomas deciden el curso de la guerra y la paz” (Galeano).       

Y son hoy “Las dos empresas más poderosas del planeta” (Galeano). Ambas trabajan -como vimos- en conjunto con la venta de armas, porque “de las armas y del petróleo dependen, en gran medida, su economía y su estilo de vida” (Galeano). De hecho la Standard/ Chevron es “la mayor empresa industrial del mundo capitalista” (Galeano). 

Es sabido que cuando le preguntaron al magnate fundador de Chevron, John Rockefeller si: “¿Se puede amasar una gran fortuna sin apartarse de la legalidad?”, el millonario contestó que no, que era “Imposible”. O sea que los Rockefeller y Chevron pareciera que creen que es necesario hacer actos ilegales para seguir construyendo su fortuna hipercapitalista. Respaldados por gobiernos imperialistas, desde luego. “La igualdad entre los hombres no es posible ni deseable”, dicen los Rockefeller. Y Galeano también  denunció subrepticiamente los vínculos millonarios de las petroleras Standard Oil y la Shell con Al Capone y la mafia y el hampa ítalo-norteamericano, por los años 30. Y es sabido que hasta el mismo gobierno de EEUU declaró ilegal al monopolio petrolero de los Rockefeller, a fines del siglo XIX.

Para varios investigadores, los Rockefeller de Chevron, junto a los Rothschild son dos de las familias más poderosas política-económica-cultural y militarmente, ya que “controlan una fantástica red de bancos, empresas de petróleo, corporaciones multinacionales, compañías aéreas, y decenas de otras organizaciones” dice David Icke, que también nos recuerda que dentro de los accionistas de Chevron ha habido también jefes de la CIA como John McCone: “Las compañías petroleras, gobiernos, agencias de inteligencia, los bancos, las multinacionales, los medios de comunicación: todos estos son indivisibles, porque todos son propiedad o están controlados por las mismas fuerzas. Las agencias de inteligencia trabajan para los intereses de las compañías petroleras, y viceversa” (Icke).    

NO a los monopolios internacionales 

“Digamos que Monsanto es una de las mayores corporaciones transnacionales del Planeta, que se caracteriza por haber producido terribles males a la humanidad. Nos referimos entre otros inventos al NAPALM o gelatina combustible, al PCB o policloruro de bifenilo que ha causado enormes contaminaciones y mortandades por cáncer, el Agente Naranja que se empleara masivamente en Vietnam como defoliante de las selvas y que ha producido cientos de miles de muertes y de niños nacidos deformes entre el pueblo vietnamita así como entre los propios soldados norteamericanos que fueron víctimas de sus propias armas. También son responsabilidad de Monsanto muchas de las semillas genéticamente modificadas que producen actualmente las mayores cosechas internacionales y cuyas consecuencias sobre las próximas generaciones aún desconocemos pero presumimos. Es asimismo de Monsanto el Roundup Ready, el herbicida que acompaña a las sojas RR, cuyo componente principal es el Glifosato y de cuyos efectos sobre la salud los argentinos lamentablemente tenemos sobradas experiencias. También es de Monsanto, la hormona recombinante bovina o somatotropina bovina recombinante (rBST), que se le aplica a las vacas de tambo para que produzcan más leche, una hormona transgénica que se encuentra prohibida por su extrema peligrosidad para el consumidor en muchísimos países y que en la Argentina se difunde alegremente sin mayores obstáculos. Monsanto entró en los años noventa casi subrepticiamente haciendo lobby, y en 1996 consiguió que le aprobaran su primera semilla de Soja transgénica. Han transcurrido desde entonces dieciséis años, dieciséis años en que la imagen de Monsanto creció desde las sombras y desde el amparo que le permitió la extendida ignorancia sobre lo rural, tanto de la política, como de los sucesivos funcionarios que se sucedieron en esos muchos años. Ahora por vez primera, Monsanto se encuentra celebrado en el discurso de la propia Presidente de los Argentinos y en cada una de las alocuciones del Ministro de Agricultura que, no solo habla desde el propio podio de la empresa, sino que anuncia con solemnidad que la Argentina se dispone a modificar la Ley de Semillas para adecuarla a los nuevos intereses puestos en juego, o sea que por vez primera reconoceremos los derechos corporativos al patentamiento y a que tengamos que pagar por usar las semillas que ya definitivamente no volverán a ser nunca más de nosotros… Ellos son progresistas y marchan decididamente hacia un abismo”, decía recientemente el ecoperonista Jorge Rulli, que se siente un heredero del Perón futurista-verde, y que define a la Argentina actual como una “republiqueta sojera”. 

Respecto a la contaminación petrolífera, agregaba Perón: “En el curso del último siglo el ser humano ha exterminado cerca de 200 especies animales terrestres. Ahora ha pasado a liquidar las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva, amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente derramado. Solo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al infinito el tonelaje de los petróleos sin tomar medidas de protección de la fauna y flora marinas”. Y hoy que todo está peor, y que vivimos revolcaos en un merengue repleto de agrotóxicos, transgénicos y venenos contaminantes, el presidente boliviano Evo Morales nos invitó a todos y todas a que defendamos los derechos de la Pachamama. Y por otro lado, ¿qué diría hoy del fracking, el General? Si recordamos su Mensaje…, posiblemente lo condenaría indefectiblemente. O quizás pensaría que no queda otra, porque sino la golpista Standard/ Chevron volvería a voltear un presidente argentino más, como ya vimos hizo antes varias veces (Galeano).

Respecto a las aguas potables, agregaba Perón, hace 40 años: “La liquidación de aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al mismo tiempo la erosión provocada por el cultivo irracional o por la supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problemas mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza”. 

Desde entonces han pasado ya varias décadas neoliberales en que “el modelo extractivista exportador se profundizó a tal nivel, que nos convertimos en un país invadido por corporaciones transnacionales de todo el mundo: americanas, canadienses, europeas, australianas, chinas o japonesas, a las cuales se entregaron millones de hectáreas de tierras, yacimientos y bienes naturales” como dice Pino Solanas, que también se siente un heredero de aquel Mensaje… setentista y ecoperonista. 

Bibliografía Básica: Juan D. Perón, Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo. - Julio Cortázar, Fantomas contra los vampiros multinacionales.- Rodolfo Walsh, Carta abierta de un escritor a la Junta Militar.- Héctor Germán Oesterheld/ Solano López, El Eternauta.- Eduardo Galeano, Ser como ellos y otros artículos, Las venas abiertas de América Latina y otros libros.- Roger-Pol Droit, Entrevistas con Michel Foucault.- David Icke, Y la verdad los hará libres 
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