8 de marzo de 2014

Su espíritu se agiganta



A UN AÑO DE LA MUERTE DE CHÁVEZ 

Latinoamérica y el mundo recuerdan y homenajean a Hugo Chávez Frías. La continuidad de la Revolución Bolivariana permitió que su actual hijo dilecto, Nicolás Maduro pueda superar dos elecciones frente a un panorama desestabilizador por parte de la más rancia derecha, sumisa frente a los designios norteamericanos. De presidente a mito. 

Por Marcelo J. Levy   

Un año sin Hugo Chávez. Un año sin uno de los líderes más influyentes de la región del último siglo. Un año sin aquel que supo ver, por fin, a los postergados de una expoliada Venezuela. Un año si el mayor articulador de la nueva Patria Grande. Un año sin el Comandante. Y no fue sencillo. 

El cerrojo económico impuesto por los sectores opositores, la permanente campaña mediática de los medios locales e internacionales que inoculan terror y tergiversan de manera descarada los hechos, los muertos en las calles y otras atrocidades están intentando horadar el gobierno democráticamente elegido augurando un fin de ciclo. 

El 8 de diciembre de 2012 Hugo Chávez anunció que regresaba a La Habana a operarse por cuarta vez del cáncer que padecía en la zona pélvica. Fue su última aparición pública designando, con gran lucidez y anticipación a los hechos, al vicepresidente Nicolás Maduro para que sea su continuador. El  18 de febrero fue trasladado al hospital militar de Caracas, donde, entre desconciertos y llantos de todo el pueblo venezolano, falleció el 5 de marzo. 

La convulsión y el estado de incertidumbre reinaban en toda Venezuela. Tras las elecciones presidenciales del 7 de octubre en las que Chávez obtuvo su triunfo más ajustado  (55,07% a 44,31%) frente al ascendente gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, los venezolanos vuelven a votar en comicios para Gobernadores de cada entidad federal y a los Legisladores Parlamentarios el 16 de diciembre de 2012. El resultado: el chavismo se quedó con las gobernaciones de 20 de los 23 estados, y posterga los comicios municipales.

Lo más complicado en términos electorales se presentó el 14 de abril, cuando Maduro triunfó ajustadamente sobre Capriles (50,61% a 49,12%, con diferencia de 1,49 punto porcentual). En relación con los comicios presidenciales de seis meses antes, con un padrón y una tasa de asistencia muy similares, el oficialismo perdió 604.000 votos y la Mesa de Unidad Democrática (MUD) opositora ganó 772.000. 

Las causas pueden pensarse desde varios ángulos. La ausencia del Comandante, las denodadas campañas mediáticas, etc., pero lo cierto es que se había llegado a un punto de confrontación política como nunca en los 14 años de chavismo. 

En medio de denuncias de fraude, la impugnación presentada ante el Tribunal Supremo de Justicia y la no aceptación de los resultados por parte del candidato derechista Henrique Capriles, el nuevo jefe del Estado asumió el 19 de abril, en medio de dificultades económicas crecientes: la inflación minorista acumularía 45,8% entre enero y octubre, contra 13,4% en igual lapso de 2012, y la escasez de productos básicos registraría un mínimo de 19,4% en junio y un máximo de 22,4% en octubre (frente a extremos de 10,8% y 16,3% en 2012), según datos del Banco Central de Venezuela (BCV). 

Corridas cambiarias desestabilizaron aún más el dólar llevando al paralelo a más de nueve veces el tipo de cambio oficial. A esto se sumó el boicot energético  que provocaron cuatro apagones: tres por fallas en líneas de alta tensión y uno por un incendio en una subestación.

La MUD llega a los comicios como la oportunidad de un plebiscito para ver el estado de situación del electorado frente a los vertiginosos sucesos. La estrategia fue designar a Henrique Capriles como jefe de la campaña.  

Maduro estaba en la búsqueda de un voto que le faltaba  en la Asamblea Nacional para sancionar la “ley habilitante” que reclamaba para legislar por decreto contra la “guerra económica” y la corrupción. Al obtenerlo, recuperó la iniciativa al ordenar operativos militares de inspección a comercios y rebajas de precios de hasta 70% frente a la inimaginable especulación del sector empresario. Debieron devolver los márgenes que habían obtenido en rubros como el de electrodomésticos, que llegaron a aumentar un 1.000%.

En una nueva elección, el chavismo volvió a ser la alternativa más votada y se alzó con al menos 250 de las 335 alcaldías en juego. La Revolución Bolivariana con sus altibajos, ganaba la elección número 18 de las 19 que hubo en 14 años. Igualmente hay que poner atención: la MUD conservó la gran mayoría de las ciudades más pobladas e incluso sumó algunas nuevas, pero tomando en cuenta el margen estrechísimo de la última elección, esta vez la diferencia fue de  6,5 puntos porcentuales. 

Estos días estamos asistiendo a una nueva embestida de la derecha. Gran confusión, muertos, deadlines en la CNN… Maduro llama a la paz y hacen oídos sordos. Se esperaba con expectativa el encuentro entre el presidente Nicolás Maduro y el ex candidato a la presidencia Henrique Capriles.

Capriles ha sido muy cuestionado por algunos sectores de la oposición -entre ellos numerosos columnistas de diversos medios de comunicación- por su supuesta “tibieza” frente al gobierno. Los medios no son ajenos a la confrontación política y en los principales diarios opositores existe un debate abierto sobre la continuidad de las protestas y las características que éstas debe tener. Las “trancas” o piquetes, en las zonas de clase media y alta en Caracas tuvieron éxito durante varios días, pero el malestar que provocan incluso para quienes las apoyan ponen en duda su continuidad y su evidente desgaste. 

Como la oposición no tiene mayoría en el Parlamento y no puede concretar un golpe de Estado parlamentario “a la hondureña” o “a la paraguaya” no le queda otra alternativa que seguir en las calles. El dilema es cómo continuar con una protesta que ya ha desaparecido de la agenda internacional y que no tiene sustento político- ideológico. El chavismo encarnado en la figura de Maduro ha podido soportar los embates internos y externos también apoyándose en los espacios regionales como Unasur y CELAC que el propio Chávez forjó. Esta es quizás la más grande victoria que tuvo el Cono Sur. 

REVISTA CONTRACULTURAL


Para recibir el Boletín Contracultural:

No hay comentarios: