9 de octubre de 2014

Brasil, a la espera de su futuro y el de la región



EL PRÓXIMO PRESIDENTE DE BRASIL SE DECIDIRÁ EN BALLOTAGE 

Como se preveía, Brasil se enfrentará a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 26 de octubre. Los resultados causaron revuelo en el país por el crecimiento del candidato Aécio Neves en detrimento de quien había sido elegida como candidata de los medios hegemónicos: Marina Silva. Quedando en tercer lugar, decepcionó a quienes habían apostado en grande por el fin del PT al frente del ejecutivo.  

Por Marcelo J. Levy 

Latinoamérica tiene los ojos puestos en lo que pasará en el ballotage, pues las políticas del gigante regional no condicionan, sino que determinan los rumbos de los países vecinos. Veamos un poco el perfil de los candidatos que se disputan la presidencia.

En el año 2002 con el triunfo del presidente Lula Da Silva, Brasil sale del neoliberalismo, del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB) y se incorpora al los vientos progresistas de la región. Dilma Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores (PT) en los últimos cuatro años, fue protagonista de las políticas que sacaron de la pobreza a 40 millones de brasileños. Además su gestión otorgó becas a cientos de miles de jóvenes de bajos ingresos, facilitó créditos para vivienda popular como nunca antes, impulsó la construcción de cientos de miles de kilómetros de carreteras y obras de infraestructura, gestionó la contratación de miles de médicos cubanos y de otros países para trabajar en lugares alejados. En el plano internacional abogó por la soberanía e independencia del Brasil, a favor de la unidad e integración de América Latina y el Caribe, solidaria con la Venezuela chavista, con Cuba y con todos los procesos antineoliberales de la región y a favor de la paz mundial. Con Lula y Dilma, Brasil pasó de ser un aliado de Estados Unidos sin apenas peso internacional a convertirse en la séptima economía del mundo, con un importante liderazgo no solo a escala latinoamericana sino mundial, lo que le ganó un asiento en los BRICS, cuya existencia ha debilitado la hegemonía de Washington.  

Frente a Dilma, Aécio Neves, candidato del neoliberal PSDB, vinculado al capital financiero y al agronegocio exportador sobre cualquier otra consideración, detesta las políticas sociales del PT y anhela el distanciamiento de Brasil respecto a Argentina y a toda América Latina con el consecuente ingreso a los tratados de libre comercio. Neves fue gobernador de Minas Gerais durante dos periodos. Allí tiene a los docentes como sus enemigos principales pues le imputan haber ocasionado un grave daño a la educación al rebajarle el presupuesto. Fernando Pimentel, del PT, fue elegido como nuevo gobernador del estado de Minas Gerais, histórica plaza del PSDB, gobernada entre 2003 y 2011 por el actual candidato a presidente de ese partido Aécio Neves. Pimentel obtuvo el 52 por ciento de los votos contra el 42 por ciento del candidato del PSDB, Pimenta da Veiga.  

Para pensar los resultados de la primera vuelta y pensar en la segunda, es necesario reflexionar sobre varios elementos que complejizan el desenlace. Aunque Dilma ganó, tuvo la menor votación de un candidato del PT. Su ventaja sobre Neves fue de más de 8 millones de votos pero los sufragios sumados de este y de Marina Da Silva sobrepasan los de Dilma en más de 13 millones. Seguramente no todos los votantes de Silva sufragarán por Neves en segunda vuelta, pero se estíma será la mayoría. A la fecha, todavía Marina no se expidió públicamente por un candidato u otro. Continúa negociando con ambos partidos. 

Quizás el problema más grave para Dilma es la feroz y creciente campaña contra su gobierno de todos los grandes medios de difusión brasileños que a su vez no escatiman loas para Neves. A esto se le suma  la inexistencia de medios del PT o públicos y una pésima política de comunicación del gobierno que no supo consolidar en esta década. Como positivo para Dilma, no hay una estrecha identidad entre el PS y su ex candidata Marina Silva, ésta quien fue ministra de Lula se acerco a los Socialistas hace un año. Hay un sector amplio de estos que están con el PT. El PSDB ataca al gobierno en varios puntos en la campaña presidencial. En primer lugar, la desaceleración de la economía. De más esta decir que en el concierto mundial, se ha asistido a años de introspección económica. Hasta China decreció en el PBI. Uno de los puntos centrales que le endilgan a Dilma está vinculado a  la corrupción en Petrobras y de funcionarios públicos. Esa cuestión deberá ser resuelta sin concesiones y de manera urgente.

En las últimas tres elecciones presidenciales, para la segunda vuelta, el PT ha tenido una tendencia constante de incremento de la votación entre diez y trece millones: 2002/13, 2006/10 y 2010/ 12. De mantenerse, es decir si quienes votaron por Marina Silva dividieran sus preferencias para la próxima vuelta, Dilma obtendría el 51 %.

Esta coyuntura plantea el tema de la reversibilidad, de los modelos políticos del actual proceso latinoamericano. Debe realizarse una evaluación de los resultados electorales de los gobiernos de la región, para detectar si hay similitud en las causas, para los distintos ascensos y descensos electorales. Lo importante es revisar estos procesos en pos de establecer no coyunturas políticas, sino garantizar la continuidad de los procesos. Brasil se enfrenta a la más difícil encrucijada desde el 2002. La región depende de ese resultado.  

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