10 de agosto de 2015

La derecha no se cansa: el turno de Brasil


INTENTO DE GOLPE A LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS EN BRASIL Y EL “PANELAÇO” OPOSITOR 

Cada vez más se profundizan las movidas desestabilizadoras de los sectores de la ultraderecha brasileña que harán hasta lo imposible por quebrar el gobierno constitucionalmente elegido de Dilma Rousseff. Fue ella misma la que catalogó como “irresponsables” a grupos que tratan de ningunear los logros de su gobierno y la imagen del ex mandatario Lula Da Silva. 

Por Marcelo J. Levy 

“Respeto a la democracia de mi país. Sé lo que es vivir en una dictadura (...) La primera característica de quien honra el voto que le dieron es saber que es la fuente de su legitimidad, y nadie me va a quitar esa legitimidad que el voto me dio”, aclamó Dilma Rousseff en un momento del país en donde la mayoría, especialmente los medios masivos de comunicación, hablan del fracaso de la gestión de gobierno.      

La semana pasada, el Congreso brasileño retomó sus sesiones con dificultades entre el Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados, que en algunos temas comenzaron a serle esquivos. Por ejemplo, la votación del crucial proyecto de ley que aumenta la inversión pública. Este preveía un crecimiento de casi 10 billones de reales por año, pero quedó trunco por la no participación de sectores claves de la coalición de gobierno.

Como contrapartida a estos embates opositores, la presidenta tendrá reuniones con líderes de partidos aliados para recomponer la base que a la vista se ve más  Además encabezó una reunión extraordinaria con sus ministros para evaluar la estrategia ante el agravamiento de la crisis política mientras la oposición organiza una movilización para reclamar su renuncia. En la reunión, se analizaron propuestas para recomponer el diálogo con la oposición en el Congreso, a fin de allanar la votación de leyes que el gobierno considera fundamentales para recomponer la situación económica. 

En medio de este escenario, Rousseff analizó junto a su equipo una reforma en el gabinete de ministros y una de las posibilidades barajadas, según trascendió, es el nombramiento de Lula da Silva, ex presidente entre 2003 y 2011 y líder del PT que podría oxigenar el crítico momento que atraviesa el gobierno enfrentado con parte del Congreso y salpicado por las denuncias de corrupción en Petrobras. El ex gobernante podría ser designado al frente de la cartera de Defensa, en la que hoy se desempeña el dirigente petista Jaques Wagner, o la Cancillería, comandada por el diplomático de carrera Mauro Vieira, ex embajador en Estados Unidos y Argentina. 

El eventual nombramiento de Lula y la re aproximación con grandes empresarios serían dos iniciativas para levantar la mala imagen del Ejecutivo y recuperarse para aventar el fantasma del juicio político, que tomó fuerza luego de que la última encuesta de Datafolha indicara que el 66 por ciento de la población ve con buenos ojos que la presidenta se someta a ese proceso, que deberá aprobarse en principio en el Congreso.

Por su parte, el vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) perteneciente a la coalición gobernante, afirmó  que continuará comandando la "articulación política" del gobierno, saliendo al cruce de rumores sobre su alejamiento de esa función.

Temer admitió frente a periodistas que la "crisis es grave" y propuso que surja alguien capaz de tomar el control de la situación, lo cual fue interpretado por algunos como una auto postulación para asumir el gobierno en caso de que Rousseff deje la presidencia, cargo para el cual fue reelecta en octubre de 2014.

En medio de este escenario político convulsionado, el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) que encabeza Aécio Neves convocó oficialmente a la marcha por el juicio político previsto para el domingo 16 de agosto.

Fue la primera vez que la agrupación del ex candidato presidencial adhiere formalmente al movimiento por la salida de Rousseff, que hasta ahora no aceptaba partidos políticos.

Aparece entonces, casi por cadena nacional, un corto televisivo trasmitido en todo el país por radio y televisión, en donde Rousseff dio sus explicaciones sobre el delicado momento que atraviesa Brasil y aseguró que llevará al país a un lugar mejor.

"Sé que hay mucho por mejorar, sé que hay muchos brasileños sufriendo, pero juntos vamos a salir de esto, estoy del lado de ustedes", subrayó la jefa del Estado en el spot.    

El vídeo, en el que también aparecieron Lula da Silva, y el actual presidente del partido, Rui Falcão, despertó un “Panelaço" (cacerolazo) en 22 capitales, en rechazo a las declaraciones de la mandataria.

"Sé que la crisis ha llegado a nuestros hogares; también sé que esta no es la primera crisis que enfrentamos; nuestro peor momento es aun mejor para el empleado que el peor de los gobiernos anteriores", sostuvo Lula, y agregó que "los problemas económicos se resuelven con la política correcta y valiente, no con oportunismo" agregó la Jefa de Estado de manera enfática de cara a millones de brasileños.

Aunque pareciera que Dilma es la peor experiencia en el ejecutivo de la historia de Brasil (según los sondeos tiene peor imagen que Fernando Collor de Mello) hay varios sectores con poca visibilidad que sostiene y apoya al gobierno de Dilma. Uno de ellos es el reconocido intelectual y religioso dominico Frei Betto, que  denunció los intentos de la oposición de apartar de la presidencia del país a la actual mandataria, elegida por el pueblo en los comicios de 2014.

Se trata de una maniobra, provocada por un “golpismo resentido” y constituye un acto de profunda irresponsabilidad, sin base legal, resaltó Betto, también fundador del Partido de los Trabajadores.

La oposición quiere profundizar la complicada situación económica que ya existe y conducir al país hacia una crisis política que genera inercia e incluso la involución, lo cual es muy grave, apuntó el teólogo de la liberación.

Los próximos días serán claves para configurar el destino de Brasil y sin duda de la región entera. Los gobiernos progresistas de Latinoamérica están acostumbrados a lidiar con estos grupos desestabilizadores que intentan, denodadamente, volver a las etapas más oscuras de los pueblos.

Está en las bases sociales hacer un acompañamiento y sostenimiento critico del gobierno de Dilma, pero por sobre todo defender las democracias que todos los países de la región consiguieron con la sangre derramada de muchos y muchas luchadoras.

Está en nosotros. 

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