9 de abril de 2016

Apesar de Você



BRASIL: DILMA ROUSSEFF RESISTE AL JUICIO POLÍTICO FRENTE AL EMBATE DE LA DERECHA 

"De novo, não. Não vai ter golpe”, dijo Chico Buarque a Dilma Rousseff en un encuentro de apoyo de artistas a la presidenta. En Brasil se está produciendo un golpe de estado bajo la figura de una investigación por parte del congreso. Se pretende destituir a la presidenta Rousseff con argumentos falaces para sacar al Partido de los Trabajadores del gobierno, e imponer al vicepresidente, Michel Temer, del partido derechista PMDB. Por estas horas, la Corte Brasil, está impulsando también el pedido de juicio político contra Temer, que a su vez rompió con el Partido de los Trabajadores. La derecha derrotada en la últimas presidenciales, pretende desconocer a más de 50 millones de brasileños que votaron por Dilma y quedarse con el poder sin que medie ninguna consulta popular. 

Por Marcelo J. Levy 

La procuraduría federal lleva adelante la investigación denominada "Lava Jato"  que obtuvo claras evidencias de la corrupción vinculada a la empresa estatal de petróleo, Petrobras, del que la principal beneficiaria era la empresa Odebrecht. Esta empresa pagó coimas a funcionarios del P.T., pero también a otros de los partidos PMDB y Progresista.

Paralelamente se han descubierto coimas por más de 5 millones de dólares vinculadas a uno de los acusadores de Dilma, el ultraderechista Eduardo Cunha. Otras investigaciones han destapado anomalías en la gobernación de San Pablo, controlada por el PSDB. En definitiva, todos los grandes partidos brasileños están involucrados de una u otra forma en casos de corrupción, no sólo el PT como quieren hacer ver los medios de comunicación. Mal puede un Congreso cuestionable y corrupto juzgar a la presidenta, destituirla y reemplazarla por un sujeto que no fue electo por el pueblo y cuyo partido también está acusado de corrupción. Por eso muchos sectores sostienen que, quien debe decidir es el pueblo y no el Congreso, ya sea con un referéndum revocatorio, nuevas elecciones o una asamblea constituyente popular.

Como en muchos países latinoamericanos, Brasil está dividido en dos: un sector, especialmente la clase media y alta, que apoya a la derecha y el golpe parlamentario; y los pobres y trabajadores que defienden la democracia. Ha habido grandes movilizaciones de ambos bandos, aunque los medios sólo dieron despliegue a las manifestaciones de la derecha.

El avance sobre el impeachment es un divisor de aguas que abrirá una nueva coyuntura en Brasil. Si venciera la oposición de derecha, liderada por el acusado por corrupción Eduardo Cunha (PMDB), con el apoyo de la Rede Globo y la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP) mediante una presión de las calles bajo la dirección del ultra conservador Movimento Brasil Livre (Movimiento Brasil Libre-MBL), las condiciones para las luchas de la clase trabajadora serán más dificultosas. Habría una aceleración de acuerdos de más ajuste fiscal, suspensión de derechos y el fin de las investigaciones por corrupción.

El agravamiento de la crisis brasileña se produjo debido a una maniobra orquestada por el núcleo duro del Estado. Sectores de la magistratura (jueces) y del Ministerio Público (fiscales) y de la cúpula corporativa de la Policía Federal (delegados) trabajan combinadamente con la burguesía brasileña y la Rede Globo, para usar la lucha anti-corrupción a su favor, reduciendo el foco de las investigaciones primero a la Operación Lava Jato, para, seguidamente, restringirlo a los delitos cometidos por el PT.

A partir de ello, desempeñan una maniobra disuasiva para tapar la investigación de corrupción por evasión de impuestos estimada en diez veces mayor que la Lava Jato -Operación Zelotes-, pero que afecta directamente a la burguesía nacional de mayor prestigio, como la siderúrgica Gerdau y las Organizaciones Globo (y sus filiales). De ahí el activismo de Globo por el impeachment.

Así entonces, se utiliza la Operación Lava Jato, donde se investiga la corrupción en la estatal Petrobras, la mayor demandante de contratos de obras públicas y de infraestructura en Brasil. Una empresa fundamental en la formación bruta del PBI en el país.  Su salud financiera afecta, por tanto, a importantes fracciones de la burguesía.

Si avanza la destitución de Rousseff, se espera a partir de ahí, un giro en la orientación de la Rede Globo que hablará, a partir de entonces, de "normalización de la política" y "mejora de algunos indicadores económicos" de Brasil, en la recuperación de la "confianza de los mercados". Al mismo tiempo, lo que Lula intenta articular para preservar el gobierno del impeachment no excluye al menos el control del gobierno sobre las acciones de la Policía Federal, como ya insinuó el nuevo ministro de Justicia. Los actores del régimen, incluidos Lula, bloquean, por tanto, una carrera para ver quien cierra primero la Lava Jato, con el fin de postularse como una solución política respecto a la burguesía.

El enrevesado panorama que se presenta en definitiva es producto del grado de corrupción elevadísimo de Brasil en todos sus espacios políticos y la extorsión que se maneja de un sector a otro. De igual forma es justo reconocer que el PT con Dilma a la cabeza y acompañada de Lula han llevado políticas de redistribución, y trabajaron a la par de la corriente de países progresistas de Latinoamérica. La derecha de Brasil es conocida y ya su pueblo ha sufrido sus consecuencias de hambre y miseria. Las noticias se actualizan a cada momento. Dilma respaldada por centenares de miles en las calles; otros miles pidiendo su destitución ya.  El destino del Brasil (y porque no de la región) se está por definir. 

http://revistacontracultural.blogspot.com.ar/

No hay comentarios: