7 de junio de 2016

Todavía cantamos, todavía pedimos, todavía soñamos, todavía esperamos



UN AÑO Y 275 FEMICIDIOS DESPUÉS DE LA PRIMERA MARCHA “NI UNA MENOS” NO SE PRODUJERON  AVANCES SIGNIFICATIVOS EN LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA MACHISTA 

Se ha avanzado, sin embargo falta mucho aún. Las violencias contra las mujeres ingresaron en las agendas políticas y mediáticas, pero se habla mucho –y a veces mal- y se hace poco. El Estado y los poderes republicanos se mueven con velocidad paquidérmica frente a una problemática sociocultural que mantiene una dinámica y dramática vigencia. Por eso hubo una nueva marcha “Ni una menos”, que se desarrolló en cerca de ochenta localidades grandes y pequeñas en todo el país, y que reunió a centenares de miles de mujeres. Muchas de ellas, sin militancia alguna, fueron solas o acompañadas por amigos/as, compañeros/as y parejas, y otras marcharon agrupadas en colectivos sindicales, políticos y universitarios. 

Por Marcelo R. Pereyra 

UN AÑO Y 275 FEMICIDIOS DESPUÉS 

La primera marcha “Ni una menos” fue el 3 de junio de 2015. El acontecimiento logró poner a las violencias contra las mujeres en el tope de las agendas mediáticas.Pero, como suele suceder, al cabo de unos pocos días desapareció casi por completo. El ingreso a las agendas de los medios es el paso necesario para que los organismos del Estado y los poderes de la República tomen nota de un determinado problema. Luego, entre tomar nota y hacer algo al respecto hay un largo recorrido. Por eso, un año y 275 femicidios después, las cosas no cambiaron mucho para las mujeres porque:
-todavía hay demasiados varones que creen que su parejas o ex parejas son de su propiedad; 
-todavía hay demasiados varones que sólo saben resolver los conflictos con sus parejas mujeres con insultos, gritos y golpes;
-todavía hay mucha misoginia;
-todavía hay mucha desigualdad entre varones y mujeres;
-todavía hay sentencias judiciales sexistas que justifican la violencia machista por las actitudes o dichos de las mujeres;
-todavía hay muchos policías que no saben/quieren proteger a las mujeres cuando denuncian violencias contra ellas;
-todavía no se ha orquestado un plan nacional de combate contra las mafias de la prostitución y la trata de mujeres, y
-todavía están faltando programas serios, integrales y permanentes de educación en la igualdad de los géneros humanos en todos los colegios y escuelas del país.

Por todo esto muchas mujeres, y algunos varones, decidieron  salir nuevamente a la calle para cantar contra el patriarcado, para pedir por una vida sin violencias y para soñar y esperar una sociedad más justa e igualitaria. 

CRÓNICA DE UN RECLAMO ANUNCIADO 

En la Plaza de los Dos Congresos la multitud se congregó con puntualidad y diligencia. A diferencia de lo que ocurrió el año pasado, se decidió marchar hacia la Plaza de Mayo. Y allá fueron cientos de miles de mujeres de todas las edades. Algunas muy niñas, otrasveteranas de muchas batallas por la igualdad entre los géneros. Caminaban por la avenida de Mayo junto con amigas, o con algunos varones, la mayoría de ellos jóvenes. Hubo también quienes marcharon con sus agrupaciones, unas a favor de la despenalización del aborto; otras, travestis protestando por los travesticidios; aquellas, de un centro de estudiantes de alguna facultad o de algún sindicato, como las ferroviarias, y las menos bajo las banderas de algún partido político. Pero todas reunidas en cánticos y cartelesrepudiando el patriarcado y el machismo, incluso contra los medios.

La multitud marchó con una rara mezcla de tristeza y alegría: tristeza por las víctimas fatales de la violencia, muchas de ellas perpetuadas en carteles con sus nombres y fotos. Víctimas que sólo recuerdan sus allegados, porque para el Estado y la Justicia son un número más, un expediente  más. Y alegría por saberse acompañadas en el reclamo; por encontrarse a cada paso con compañeras de lucha.

La noche cayó rápido sobre la avenida de Mayo, pero el gentío y la animación crecían a cada minuto. Pelucas violetas, globos negros, un muchacho de pollera y tacos altos, madres empujando los cochecitos de sus bebés, niñas posando para una foto sosteniendo el cartel “Ni una menos”, los vendedores de sándwiches y bebidas, oficinistas en los balcones…Todo transcurrió con fluidez y tranquilidad. Así hasta llegar hasta la Plaza de Mayo, que se llenó rápidamente. No hubo discursos. No eran necesarios. Todas y todos sabían por qué estaban ahí. Y se volvieron a sus casas con esa agradable sensación de haber hecho lo que tenían que hacer.

No hay comentarios: