1 de septiembre de 2001

FARC-EP: 40 años de lucha guerrillera

EL CONFLICTO COLOMBIANO

Parte principal del conflicto latente en Colombia, la propuesta revolucionaria de las FARC-EP se mantiene vigente tras cuarenta años de lucha bajo las banderas de un marxismo – leninismo imbricado de las ideas bolivarianas de la América unida.

por Hernán L. Giardini


El origen de la lucha guerrillera de las Fueras Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) tiene sus razones fundamentales en la historia del campesinado colombiano (su lucha por la tierra, su inicial pacifismo y su posterior resistencia) y constituye simplemente la respuesta popular a las transformaciones de las estructuras existentes en el campo que el capitalismo generó, donde los intereses de las elites terratenientes provocaron la salvaje ofensiva de la clase dirigente colombiana, quienes no contaban por entonces con la respuesta frontal, y finalmente revolucionaria, de los campesinos.

Desde hace más de cuarenta años, la guerrilla es una respuesta terminante a la injusticia social, a la democracia restringida y a la violencia capitalista en sus diferentes expresiones. Se equivocaron entonces los teóricos que aplaudieron el final de las luchas sociales y también del pensamiento marxista como base principal para la construcción de una nueva sociedad cuando advertían el derrumbe del bloque soviético; olvidaron que los modelos siempre cambian y que los hechos sociales y el pensamiento son siempre dialécticos porque la historia nunca se detiene. Esto contribuye a desenmascarar el verdadero conflicto histórico de la humanidad: entre ricos y pobres, entre el Norte y el Sur.

Son el pensamiento emancipador de Bolívar y el revolucionario del Che Guevara (en este caso entiéndase marxismo – leninismo) las fuentes ideológicas del movimiento guerrillero colombiano. La administración y explotación de los recursos naturales, un nuevo modelo de democracia y participación política, relaciones internacionales como pueblo soberano, la implementación de instrumentos de fiscalización popular, la transformación y el fortalecimiento de la justicia, y una reforma agraria integral para alcanzar una real política agropecuaria son los puntos más importantes de su propuesta política.

En abril de 1993 se reunió la VIII Conferencia Nacional de las FARC-EP en medio de una gran ofensiva militar del Estado y en el marco de una nueva estrategia de los Estados Unidos: desprestigiar a la lucha guerrillera asociando sus actividades al narcotráfico. Comienza así a escucharse el término “narcoguerrilla”, justificando desde entonces una probable futura intervención militar norteamericana, nación supuestamente abanderada en la “lucha contra el narcotráfico”. La VIII Conferencia propuso una plataforma de diez puntos para alcanzar un Nuevo Gobierno de Reconstrucción y Reconciliación nacional, con base en una Plataforma Democrática, Patriótica, Pluralista y de Justicia Social.

El presidente de los colombianos, Andrés Pastrana, realizó ya dos históricas visitas al mando central de la guerrilla de las FARC; entrevistándose en ambas con el Comandante Manuel “Tirofijo” Marulanda Vélez. Estas reuniones constituyeron un reconocimiento expreso a las FARC-EP ya que por primera vez un mandatario de Colombia visitó en su campamento a la máxima dirigencia de un grupo guerrillero.

Las FARC-EP despliegan actualmente en territorio colombiano una fuerza compuesta por más de 15.000 hombres y mujeres, distribuidos en 7 bloques y cerca de 60 frentes; asimismo es cada vez más creciente su presencia en zonas urbanas. Este movimiento político – militar influye de manera determinante en grandes territorios y en cientos de miles de personas. A pesar de su ideal emancipador y su proyecto social revolucionario que, según declaran, contempla la toma del poder para el pueblo, las FARC plantean la opción de buscar una salida política y negociada para transformar el país, evitando con ello la intensificación del conflicto social y armado.

El tema de la reforma agraria aparece como el más trascendental para poder construir alternativas de paz en Colombia puesto que fue la causa que dio inicio a la lucha de las FARC. En ese sentido, la injusticia social y las violencias tienen que ver con el desarrollo empobrecedor y destructor del capitalismo y con el surgimiento de las FARC-EP como respuesta; por lo que es difícil esperar que se alcance la paz sin que se revierta antes esta situación.


Documento

Plataforma para un Gobierno de Reconstrucción y Reconciliación Nacional

Invitamos a todos los colombianos que anhelan una patria amable, en desarrollo y en paz, a trabajar por la conformación de un Gobierno Nacional PLURALISTA, PATRIÓTICO Y DEMOCRÁTICO que se comprometa a lo siguiente:

La solución política al grave conflicto que vive el país.

La doctrina militar y la Defensa Nacional del Estado, será bolivariana. Dijo el libertador que “El destino del Ejército es guarnecer la frontera. Dios nos preserve de que vuelvan sus armas contra los ciudadanos”. Las FF.AA. serán garantes de nuestra soberanía nacional, respetuosas de los derechos humanos, y tendrán un tamaño y un presupuesto acorde a un país que no está en guerra con sus vecinos. La Policía Nacional volverá a ser dependiente del Ministerio de Gobierno, reestructurada para que cumpla su función preventiva; moralizada y educada en el respeto de los derechos humanos.

Participación democrática nacional, regional y municipal en las decisiones que comprometen el futuro de la sociedad. Fortalecimiento de los instrumentos de fiscalización popular. La Procuraduría será rama independiente del poder público y el Procurador general de la Nación será elegido popularmente. El parlamento será unicameral. La oposición y las minorías tendrán plenos derechos políticos y sociales garantizándoles el Estado su acceso a los grandes medios de comunicación. Habrá libertad de prensa. La rama electoral será independiente. La Corte Constitucional y el Consejo Nacional de la Judicatura serán elegidos por voto directo de todos los Jueces y Magistrados del país. Moralización de la Administración Pública y de las instituciones militares del Estado.

Desarrollo y modernización económica con justicia social. El estado debe ser el principal propietario y administrador en los sectores estratégicos. En lo energético, en las comunicaciones, servicios públicos, vías, puertos y recursos naturales en beneficio del desarrollo económico – social equilibrado del país y las regiones. El énfasis de la política económica será la ampliación del mercado interno, la autosuficiencia alimenticia y el estímulo permanente a la PRODUCCIÓN, a la pequeña, mediana y gran industria, a la autogestión, la microempresa, y a la economía solidaria. El Estado invertirá en áreas estratégicas de la industria nacional y desarrollará una política proteccionista sobre las mismas. La gestión económica oficial se debe caracterizar por su eficiencia, su ética, su productividad, y su alta calidad. Habrá participación de los gremios, las organizaciones sindicales, populares, entes académicos y científicos en la elaboración de las decisiones sobre la política económica, social, energética y de inversiones estratégicas.

El 50 % del Presupuesto Nacional será invertido en el bienestar social, teniendo en cuenta al colombiano, su empleo, su salario, salud, vivienda, educación y recreación como centro de las políticas del Estado, apoyados en nuestras tradiciones culturales, democráticas; y buscando el equilibrio de la sociedad con su medio ambiente y la naturaleza. El 10 % del Presupuesto Nacional será invertido en la investigación científica.

Quienes mayores riquezas posean, más altos impuestos aportarán para hacer efectiva la redistribución del ingreso. El impuesto del IVA sólo afectará bienes y servicios suntuarios.

Política que democratice el crédito, la asistencia técnica y el mercadeo. Estímulo total a la industria y a la producción agropecuaria. Proteccionismo estatal frente a la desigual competencia internacional. Cada región tendrá su propio plan de desarrollo elaborado en conjunto con las organizaciones de la comunidad, liquidando el latifundio allí donde subsista, redistribuyendo la tierra, definiendo una frontera agrícola que racionalice la colonización y proteja del arrasamiento nuestras reservas. Ayuda permanente para el mercadeo nacional e internacional.

Explotación de los recursos naturales como el petróleo, el gas, el carbón. El oro, el níquel, las esmeraldas, etc., en beneficio del país y de sus regiones. Renegociación de los contratos con compañías internacionales que sean lesivos para Colombia. LA Comisión Nacional de Energía, con participación del Estado, los trabajadores del sector y las regiones, planificará la política energética. Se construirán más refinerías y se desarrollará la industria petroquímica. El gobierno informará a la comunidad con transparencia, los términos del contrato existente para la explotación de CUSIANA. Tan sólo los 5.000 millones de barriles de petróleo que posee, a los precios de hoy y a la tasa de cambio vigente, producirán $ 80 billones (80 millones de millones), es decir, más de seis veces el presupuesto nacional de 1993. Colombia entera conocerá cómo y a qué ritmo se explotará CUSIANA y cómo insertamos su producción en los planes generales de nuestro desarrollo. Hay que “sembrar petróleo” para las próximas generaciones, porque el crudo es de todos los colombianos y sus beneficios también.

Relaciones internacionales con todos los países del mundo bajo el principio del respeto a la libre autodeterminación de los pueblos y del mutuo beneficio. Priorizar tareas por la integración regional y latinoamericana. Respeto a los compromisos políticos del Estado con otros Estados. Revisión total de los Pactos Militares y de la injerencia de las potencias en nuestros asuntos internos. Renegociación de la Deuda Externa, buscando un plazo de 10 años muertos en el pago de servicios.

Solución del fenómeno de producción, comercialización y consumo de narcóticos y alucinógenos, entendido ente todo como un grave problema social que no puede tratarse por la vía militar, que requiere acuerdos con la participación de la comunidad nacional e internacional y el compromiso de las grandes potencias como principales fuentes de la demanda mundial de los estupefacientes.

VIII CONFERENCIA NACIONAL FARC-EP

Colombia, abril de 1993

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