6 de mayo de 2011

Contrastes

HUGO MOYANO, LOS QOM Y LOS PASAJEROS DEL SARMIENTO

De pronto, sin aviso previo, los brutales contrastes sociales se visibilizan: sindicalistas ricos y obreros pobres; sufridos usuarios de trenes vergonzosos y ministros que declaran estupideces; el “proyecto”, o el “modelo”, que se llama a defender pese a su inocultable carga de injusticia; los pueblos originarios despojados de sus tierras por gobernadores asesinos y extranjeros que se las apropian. “Moyano, corazón; Cristina, conducción” y el país que no quieren ver.

Por Marcelo R. Pereyra


HUGO, QUÉ GRANDE SOS

El pasado 29 de abril el líder de la CGT, Hugo Moyano, organizó un multitudinario acto para celebrar el día del trabajador. La masiva concurrencia es un dato que ratifica que la estrella del camionero brilla más potente que nunca en el firmamento político. Dirige la CGT y controla directamente por lo menos dos sindicatos y sus obras sociales por intermedio de sus familiares. Además es vicepresidente del Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires. Cuál es el límite de su creciente acumulación de poder es algo que todavía está por verse. Lo que sí ya es evidente es que Moyano tiene una capacidad de presión e influencia que muchos políticos, incluida Cristina Fernández, quisieran tener: él puede bloquear el acceso a una empresa para conseguir algún beneficio laboral/económico para su sindicato, o, con el mismo método, puede impedir que se distribuya un diario que publica noticias que no son de su agrado. Incluso puede amenazar con declarar una huelga general como gesto de protesta por lo que entiende son ataques hacia su persona por parte de la justicia.

Tanto es el poder que ha acumulado Moyano que ya provoca recelos en altos funcionarios del gobierno y en algunos de sus colegas sindicalistas. A los primeros les desagrada que el cacique les marque la agenda con sus reclamos por la ley de medicina prepaga o con la discusión por la participación de los obreros en las ganancias de las empresas. El gobierno tenía preparadas iniciativas en ambas cuestiones, pero las demoró porque no quería aparecer cediendo ante las presiones públicas de don Hugo. Hay funcionarios que sospechan que en realidad Moyano presiona por aquí para conseguir “protección judicial” por allá. Y eso de la protección judicial lo dicen con rostro pétreo, dando por entendido y sabido que los jueces pueden ser permeables a los llamados desde la Casa Rosada. En realidad no es nada nuevo, hubo un funcionario del gobierno de Carlos Menem que se ufanaba de controlar a los jueces del fuero federal, y escribió sus nombres en una servilleta, momento a partir del cual Sus Señorías quedaron inmortalizados como los “jueces de la servilleta”.Tampoco ha caído simpático en el gobierno el deseo de Moyano de que “un trabajador” (es decir, él mismo) sea compañero de fórmula de CFK en las próximas presidenciales.

En cuanto a los segundos, sus compañeros de ruta, a algunos de ellos les molesta su rutilante figuración: “los actos de Moyano tienen un tufillo a culto de la personalidad”, ha dicho el titular del sindicato de los Organismos de Control; a otros –más pragmáticos- esta cuestión les resbala, pero critican por lo bajo que el camionero consiga para su obra social con sorprendente rapidez y facilidad los reintegros por tratamientos costosos (varios millones al mes) que otorga la Administración de Programas Especiales.

Este asunto de las obras sociales en relación con los delitos de falsificación de medicamentos y troqueles que están bajo investigación judicial, y por los que ya está detrás de las rejas el bancario Juan José Zanola, es al propio Moyano al que no le cae simpático, porque no está lejano el día que un fiscal solicite que sea llamado para una declaración indagatoria. Esta medida judicial implica un grado importante de sospecha sobre la culpabilidad del que es llamado a declarar. El otro frente de batalla en los estrados don Hugo lo tiene con el affaire Covelia, una empresa con la que se lo vincula, que es investigada por la justicia Suiza por lavado de dinero. Covelia, dedicada a la recolección de basura, viene cerrando abultadísimos contratos con varios intendentes del conurbano bonaerense. Se dice en los mentideros políticos que cuando un intendente se muestra remiso para firmar uno de esos contratos recibe una amable llamada del capo de la CGT. Como si esto no fuera poco, damas y caballeros, el presidente de Covelia acaba de admitir que su empresa recibe un subsidio mensual de dos millones de pesos por parte del gobierno nacional.

Quizá consciente de que este costado negro del camionero le hace un flaco favor a la hora de conquistar al electorado clasemediero, la presidenta mantiene con él una prudente distancia. Por ejemplo, no fue al acto del 29 de abril, aunque mandó a sus ministros y envió una carta. Como respuesta, en escenario del acto no hubo ni una miserable banderita con el nombre de Cristina Fernández. En cambio fue posible ver desde muy lejos una gigantografía de Néstor Kirchner, a la sazón reciclado a partir de su muerte como el nuevo mártir del peronismo, en un proceso similar al de Eva Perón. Esta mitificación de los líderes desparecidos siempre es útil para cohesionar políticamente a la propia tropa detrás de una figura que, estando muerta, adquiere dimensiones imaginarias gigantescas.

La presidenta también ha reconvenido públicamente a Moyano por sus aparentemente desmedidos reclamos de aumentos salariales. Cristina Fernández no quiere líos en los sindicatos y que “la conflictividad arruine el modelo”, por eso les pidió a los líderes gremiales su colaboración para seguir “sosteniendo el proyecto” (léase seguir sosteniéndola a ella). En suma, Fernández busca un equilibrio entre precios y salarios que siempre fue precario e inestable y que siempre, siempre, pero siempre, se inclinó a favor de los primeros.


MI SECRETARIO GENERAL, CUÁNTO VALÉS

El fenómeno Moyano incluye, entre otros asuntos, su capacidad para inflar su sindicato camionero robándoles afiliados a otros sindicatos, su obra social pletórica de recursos, camioneros chochos por sus sueldos elevados como nunca -conseguidos por don Hugo a fuerza de presionar y presionar a los empresarios del transporte de cargas-, turismo y vacaciones de primera para la familia camionera y un programa de televisión propio. Ahora pretende incorporar a su colección de joyas el club Comunicaciones, para completar el amplio espectro de beneficios de los que gozan los muchachos del camión. Esta felicidad ilimitada no se reproduce en los otros sindicatos y en general en las capas inferiores de la pirámide social: los frecuentes episodios de violencia relacionados con el servicio ferroviario, particularmente la ex línea Sarmiento, son una muestra de ello. Porque más allá de las estúpidas y consabidas excusas oficiales basadas en supuestas conspiraciones de “activistas” nunca identificados, lo cierto es que miles de argentinos viajan a diario en pésimas condiciones hacia trabajos mal pagos y/o en negro, provenientes de los barrios más paupérrimos del Gran Buenos Aires en los que viven tan mal como viajan. Es el famoso país que muchos, dentro y fuera de los gobiernos nacional y municipales, no quieren ver, pero existe. Y los habitantes de ese país a veces reaccionan con violencia contra esa otra violencia que es “el modelo” o “el proyecto”.

El 29 de abril, muy cerca del acto en la avenida la 9 de julio, mientras Moyano discurseaba exultante, otro grupo de argentinos de ese otro país reclamaban por sus derechos. La comunidad La Primavera, de la etnia Qom, venía requiriendo una audiencia con las autoridades nacionales desde noviembre de 2010. Habían armado un campamento en una plazoleta, y luego, hastiados, decidieron cortar la avenida. Es que el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, les arrebató 1.500 hectáreas de su tierra y durante el drástico desalojo la policía formoseña mató a un integrante de la comunidad. Dijo la CORREPI: “La negativa a escucharlos -ni siquiera a resolver sus demandas- es la prueba más evidente de la verdadera concepción que el gobierno posee de los derechos humanos: autoproclamarse su reivindicador, al tiempo que los niega; mentir proclamando la ‘no represión de la protesta’ mientras manda policías y gendarmes armados allí dónde se instala”. Finalmente, luego de casi seis meses de protesta, fueron recibidos por el ministro del Interior. La solución ofrecida fue, según la agencia oficial TELAM, la conformación de una comisión “que trabajará en la problemática de las tierras de los pueblos originarios”. Si las tierras son de los pueblos originarios, ¿por qué hay que crear una comisión? El general Perón decía que cuando no se quiere avanzar con algo –una medida, un proyecto- lo mejor es crear una comisión.

Aclaración: en su discurso en el acto Moyano no mencionó a los Qom, pese a que podía ver su campamento desde el palco.


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