7 de septiembre de 2011

Cuando digo Futuro

10 AÑOS DE CONTRACULTURAL, 10 AÑOS DE PROFUNDOS CAMBIOS EN LATINOAMÉRICA

Si a uno le hubiesen preguntado cuando nació la Revista Contracultural “¿Cómo imaginas Latinoamérica dentro de 10 años?”, seguramente la respuesta no coincidiría con lo que estamos asistiendo en este presente continental. El actual mapa geopolítico de la región postula esperanza, más integración y la consolidación de un proyecto común a largo plazo.

Por Marcelo J. Levy


Corría el año 2001 y la hegemonía del modelo neoliberal se hacia sentir. La economía mundial no había entrado en crisis y, principalmente, América Latina aún estaba dominada por gobiernos neoliberales, con excepción de Venezuela y Cuba. La caída de las torres gemelas inauguraba un periodo de intervenciones que llega en la actualidad al intento de derrocamiento de Muammar Al Kaddafi en Libia.

En Argentina, la marmórea imagen del helicóptero huyendo con un presidente sin legitimidad alguna, genuflexo ante medidas económicas de desguace y dejando una estela de cadáveres en las calles porteñas, habilitó un cambio necesario.

Transcurrida una década, el mundo cambió. La crisis económica, nacida en el centro del capitalismo, llevó a las mayores potencias al estancamiento, de la cual aún no consiguen salir, mientras los países del Sur del mundo, que privilegian la integración regional y no los Tratados de Libre Comercio (TLCs) con Estados Unidos, ya la superaron y volvieron a crecer. El modelo neoliberal perdió legitimidad -aunque siga siendo el hegemónico- y presenta infinidad de contradicciones y callejones sin salida. A pesar de todo eso, por debilidad de otras alternativas, el mundo se volvió todavía más conservador de lo que era hace una década. Incluso la victoria de Obama y el fin del desprestigiado Bush, no alteraron esa tendencia. La Europa de Merkel, Berlusconi, Sarkozy, Cameron, de las agudas crisis con los respectivos paquetes del FMI en Portugal, Grecia, Irlanda, España, viró aún más a la derecha.

La gran excepción es América Latina. En estos diez años, el continente fue eligiendo, en la mayoría de los casos, presidentes comprometidos con la construcción de modelos alternativos al neoliberalismo al que derrotaban uno tras otro en las urnas. Mandatarios cada vez más comprometidos y mimetizados con los pueblos que representan. Nunca el continente tuvo tantos gobiernos afines entre sí que le den tanta importancia a los procesos de integración regional en lugar de los TLCs con Estados Unidos y las políticas sociales en lugar de los ajustes fiscales.

El mapa de líderes de Latinoamérica hoy está dado por un arzobispo relacionado con el movimiento campesino paraguayo, un dirigente indígena boliviano, un intelectual del pensamiento crítico ecuatoriano, un guerrillero tupamaro comprometido con la lucha de liberación en los 70, dos líderes militares nacionalistas en Venezuela y Perú, dos mujeres electas (la primera vez en la historia) de las potencias más grandes de la región con proyectos comunes ligados a las necesidades de sus pueblos.

Los procesos de integración (Mercosur, Unasur, Consejo Suramericano de Defensa, Banco del Sur, Alba, Unión de los Pueblos Latinoamericanos) determinaron que esos países hayan avanzado significativamente en su recuperación económica, en la disminución de las desigualdades sociales, en la extensión de los derechos sociales a toda su población, en la afirmación de políticas externas soberanas. América Latina se convirtió prácticamente en la única región del mundo en la que los gobiernos se identifican y avanzan en la superación del neoliberalismo.

De igual manera, América Latina, mediante diferentes modalidades de gobiernos pos neoliberales, debe constituirse en la referencia más rica – en sus realizaciones, potencialidades y también en sus conflictos – para avanzar y plantarse de frente al mundo que durante siglos la ha explotado y expoliado. Si bien desde tiempos atrás los pueblos han luchado por su independencia, han visto en la solidaridad, unidad e integración la única manera de enfrentarse a otros con mayor poder económico.

Los pueblos latinoamericanos han comprendido que sin la integración, no es posible avanzar hacia el desarrollo para poder enfrentar a las grandes potencias económicas. Esta clara ya la misión de revitalizar las ideas integracionistas y a la vez dar nuevas ideas que contribuyan a las nuevas acciones sociales emancipadoras.

Desde el siglo pasado observamos que muchos de nuestros grandes líderes como Bolívar, Andrés Bello en Venezuela, Vicente Rocafuerte en Ecuador, San Martín, Artigas y otros manifestaban que el progreso de los pueblos hispanoamericanos no se lograría solo por la vía económica sino con reformas sociales y emancipación mental a través de la educación.

Juan Montalvo defendiendo la emancipación mental y cultural de América Latina.

El Chileno Francisco Bilbao, no solo condenó a Estados Unidos por su intervención en México y Centroamérica sino que propuso la creación de una confederación de países para enfrentar a Estados Unidos.

América defendió la autenticidad de la cultura y el pensamiento latinoamericano como una de las vías de dicha emancipación.

Con esta rica historia, veamos el presente. Que hoy países de América Latina agrupados en la UNASUR hayan acordado delinear políticas económicas sin la presencia ni las presiones ejercidas durante décadas por Estados Unidos a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) demuestra claramente que los tiempos de hegemonía unipolar en el área están cambiando.

Estos mecanismos financieros que durante años han estado revoloteando sobre la región imponiendo políticas neoliberales y de privatizaciones a favor de las grandes transnacionales, se han visto relegadas en los últimos tiempos.

El mecanismo utilizado por el FMI, el BM y el BID, con pequeñas diferencias, ha sido el mismo: entregar empréstitos con altos impuestos a las naciones en crisis, a cambio de adoptar medidas de recortes sociales y autorización para la entrada indiscriminada de capitales extranjeros. En pocas palabras, significa la pérdida de la soberanía nacional y la dependencia económica y política al eje central dirigido desde Washington.

Debido al surgimiento en la región de gobiernos democráticos progresistas, unido a las crisis económicas que han golpeado fuertemente a las naciones desarrolladas del planeta (Estados Unidos, Europa y Japón) los desacreditados BM y FMI, no han visitado en los últimos tiempos a las naciones sudamericanas para imponer sus recetas neoliberales.

Los desafíos actuales de la región en el plano económico están pasando por incentivar el comercio inter-regional, impulsar el uso de monedas locales entre sus miembros, coordinar el manejo de las reservas, incentivar el desarrollo del mercado y las instituciones financieras regionales para su reinversión en la zona. En los foros latinoamericanos se está trabajando incansablemente en la expansión a toda la región del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) integrado ya por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela y en la implementación de las monedas regionales para el comercio interno en aras de aumentar los intercambios sin que intervenga el dólar.

No hay que creer que estos caminos no presentan sinsabores. Entre estos se hayan los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados por Colombia, Perú y Chile con Estados Unidos que los atan directamente a las políticas económicas de Washington y se presentan como satélites de la región. Pero las situaciones van cambiando para bien. En Bogotá ya no esta el pro cónsul norteamericano Álvaro Uribe, (con los reparos necesarios hacia Juan Manuel Santos); en Lima no presiden ni Alejandro Toledo ni Alan García y en Chile los estudiantes y trabajadores del cobre les están haciendo ver al millonario conservador Sebastián Piñera que son otros los tiempos que vive Latinoamérica.

Argentina, primero con Néstor Kirchner y ahora con Cristina Fernández; Brasil con Inacio Lula da Silva seguido por Dilma Roussef; Venezuela con Hugo Chávez; Ecuador con Rafael Correa y Bolivia con Evo Morales se han puesto a la vanguardia de este movimiento integrador latinoamericano que trata de desembarazarse de la hegemonía económica y financiera norteamericana.

Eso digo cuando digo futuro. Suenan fuertes por el continente las voces y el accionar de sus pueblos por la verdadera integración de América Latina.


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