UN MODELO
AGROEXPORTADOR CONTINENTAL
La patria grande sojera está
conformada por Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay. Los cinco países
cuentan con 47 millones de hectáreas con soja transgénica, pilar del modelo de
un modelo más amplio: los agronegocios, con alto consumo de agroquímicos y en
el cual las principales beneficiarias son empresas transnacionales del agro.
Este modelo, con mayor incidencia del capital concentrado y consecuencias
sociales y ambientales, se ejecuta en momentos donde la región tiene gobiernos
autodenominados de “izquierda” o “progresistas”.
Por Darío
Aranda
La soja abarca:
- El 66% de la tierra cultivada de Paraguay.
- El 59% de Argentina.
- El 35% de la tierra cultivada de Brasil.
- El 30% de Uruguay.
- El 24% de Bolivia.
- Entre los cinco países, el 44% de la tierra cultivada tiene un sólo cultivo: soja.
Agricultura industrial
La historia de la soja en la región se remonta a
más de cien años atrás. Sin embargo, ha sido en los últimos 40 años, y particularmente
en los últimos 20, que ha experimentado una rápida transformación y expansión a
través de un modelo de agricultura industrializada”, explica la investigación
Producción de soja en las Américas: actualización sobre el uso de tierras y
pesticidas, producido por la reconocida Fundación Centro para la Bioseguridad
de Noruega, de reciente publicación. Allí se aborda por primera vez en clave
geopolítica la sojización como problemática regional.
El trabajo analiza en detalle la situación de
Argentina, Paraguay, Brasil, Uruguay y Bolivia. Y encuentra similitudes: la
soja transgénica avanzó en todos los países, implicó el avance sobre nuevos
territorios (desmontes mediante), hubo retroceso de otros cultivos, incrementó
notablemente el uso de agrotóxicos y los cinco países han puesto amplios
sectores de su territorio a disposición de las necesidades de Europa y Asia.
Algunos datos:
- Desde 1996, cuando se aprobó la soja transgénica en Argentina, el área sembrada aumentó en 25 millones de hectáreas en 14 años.
- Brasil y Argentina son los alumnos más aplicados del modelo de agronegocios. Concentran el 90% de la superficie de soja de la región: 23 millones de hectáreas en Brasil, 19 millones en Argentina.
- “En el 2009, Brasil, Argentina y Paraguay registraron los mayores índices nacionales de incremento de la superficie sembrada con este cultivo”, precisa la investigación, y detalla:
- En 2010, los cinco países sembraron 47 millones de hectáreas con soja. De este total, Brasil representó el 50%, Argentina el 40%, Paraguay el 6, Bolivia y Uruguay el 2, respectivamente.
- El 36% de la tierra arable de Brasil, el 59 de Argentina y el 66 de Paraguay estuvieron ocupadas con soja.
- “La etapa de crecimiento acelerado se inició con las aprobaciones de variedades de soja genéticamente modificada para producción comercial”, afirma el trabajo y fija la fecha en 1996, cuando en Argentina se aprobó (sin estudios del Estado nacional) la soja transgénica.
Consecuencias:
- En 1991, en Argentina se sembraron 5 millones de hectáreas son soja. En 2010, fueron 19 millones de hectáreas.
- En el mismo periodo, Bolivia pasó de 190 mil hectáreas a 920 mil.
- Brasil pasó de 9,6 millones de hectáreas a 23 millones.
- Paraguay de 550 mil a 2,7 millones.
- Uruguay de 20 mil hectáreas a 860 mil.
- Entre los cinco países, se pasó de 15 millones de hectáreas a 47 millones.
Al aumentar el área sembrada, también se aumentó el
volumen de la cosecha. En 2009, la producción total del Cono Sur fue de 116
millones de toneladas, de las cuales 57 y 52 millones fueron cosechadas en
Brasil y Argentina, respectivamente. Estos volúmenes de producción posicionaron
a Brasil como el segundo y Argentina como el tercer productor de soja a nivel
mundial. En el 2010, ambos países aumentaron su producción: 68 millones en
Brasil y 50 millones en Argentina.
Menos bosques
El Centro para la Bioseguridad de Noruega precisa
que:
- En 1991 Argentina contaba con 34,5 millones de bosques. Y en 2009 se había reducido a 29,6. Una disminución del 14%.
- En Bolivia disminuyó un 8%: de 62 a 57 millones.
- Brasil bajó un 9%: de 571 a 521 millones de hectáreas.
- Paraguay, un 15%: de 21 a 17 millones.
En base a datos de la Dirección de Bosques Nativos
de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, se establece que en Argentina,
entre 2003 y 2004, 550 mil hectáreas de bosque fueron reemplazadas por soja en
las provincias de Chaco, Formosa, Salta, Santiago del Estero y Tucumán.
“Mientras el área cultivada con soja incrementa rápidamente, las zonas de
bosque se reducen”, resume el informe.
En nuestro territorio y en 1991 el área de bosque
era casi 7 veces mayor que la cultivada con soja. Antes de la fiebre del
monocultivo la relación era la siguiente: por cada hectárea de soja, existían
casi 7 hectáreas de bosque. En 1996, el año de aprobación de la soja transgénica,
la relación bosque-soja descendió a 4,96, y en el 2009, a 1,62.
Retroceso de cultivos
A medida que aumenta la superficie sembrada con
soja, además de los bosques, disminuyen otros cultivos:
- El área sembrada con soja en Brasil se incrementó en un 67% entre 2001 y 2010, mientras que el maíz se incrementó sólo un 4%.
- En Bolivia, el área total cultivada con maíz se redujo en un tres por ciento en tanto la soja se incrementó en un 50%.
- En Paraguay, durante el mismo período, el cultivo de yuca disminuyó en un 27% y el de soja se incrementó en 99%.
“El caso más dramático se ha registrado en Uruguay,
donde el girasol se redujo en 72% mientras que la soja incrementó 70 veces del
2001 al 2010”, alerta la investigación. En Uruguay, en la última década, las pasturas
destinadas a la producción de ganado lechero se han reducido en un 15% (150 mil
hectáreas), mientras que las pasturas para la producción de ganado de carne se
han reducido en un 30%. “Los principales países productores de soja en el Cono
Sur han reducido su suministro local de alimentos desde 1996”, afirma la
organización noruega.
Pocas manos
La mayor parte de la producción de soja en el Cono
Sur se practica en predios mayores a 500 hectáreas.
- En 2006 en Brasil, el 5% de los productores de soja concentraron el 59% del total del área sembrada con este cultivo.
- En Bolivia, en la temporada 2009/10, el 2% de los productores ocuparon el 52% del total de la superficie con soja.
“Este proceso de concentración de tierras en pocos
propietarios ha ido acentuándose. En consecuencia, un número cada vez menor de
productores manejan superficies cada vez más extensas, llegando a unidades de
manejo hasta de 2.500 a 5.000 hectáreas en Argentina, Brasil y Paraguay”,
señala la investigación.
El informe ratifica lo que organizaciones
campesinas y numerosos investigadores alertan desde hace una década: la
producción de soja y concentración de tierras van de la mano. Y obedece a un
círculo vicioso: la mayor parte de la producción proviene de sistemas agrícolas
altamente industrializados (semillas transgénicas, agroquímicos, maquinarias).
La intensa industrialización de la producción implica el incremento de la
capacidad de inversión de los productores, lo que deriva en la paulatina
marginalización de los agricultores de pequeña escala o con reducida capacidad
de inversión.
- En Paraguay, en el 2005, el 4% de los productores de soja manejaron el 60% del total de la superficie con este cultivo.
- En Brasil, en el 2006, el 5% de los productores de soja manejaron el 59% del total del área dedicada a ese cultivo.
- En Bolivia, durante la temporada 2009/10, el 2% de los productores de soja controlaron el 52% de la superficie de producción.
- En Argentina, en el 2010, más del 50 % de la producción de soja estuvo controlada por el 3% del total de productores, a través de extensiones de más de 5.000 hectáreas.
- En Uruguay, en 2010, el 26% de productores controló el 85% del total de tierras con soja. En ese mismo año, el 1% del total de los productores tuvieron a su cargo el 35% de la superficie cultivada con soja.
Más veneno
La amplia adopción de la soja transgénica y la
implementación de la siembra directa son las principales causas del aumento
geométrico del uso de agroquímicos, en particular del glifosato. Otro factor es
la aparición de malezas resistentes al herbicida, lo que provoca el aumento del
uso de otros agrotóxicos complementarios y más tóxicos (24D y paraquat). “El
herbicida paraquat ha sido prohibido en Europa, pero su importación y
aplicación en el Cono Sur va en ascenso”, denuncia la investigación.
- El paraquat es el ingrediente activo de uno de los herbicidas más utilizados: gramoxone, desarrollado por la compañía suiza Syngenta. “Estudios toxicológicos han vinculado al paraquat con desórdenes neurológicos (por ejemplo, la enfermedad de Parkinson) y reproductivos. Por esta razón, en el 2003, paraquat fue prohibido en trece países de la Unión Europea”, afirma el trabajo y recuerda que, finalmente fue prohibido en 2007 en toda la UE.
- En Argentina, en el 2010, se utilizaron 1,2 millones de litros.
- En el Bolivia, en 2008, 1,7 millones de litros.
- En Brasil, sólo en los cinco mayores Estados productores de soja se usaron 3,3 millones de litros de paraquat durante 2009.
Geopolítica
La investigación resalta que la producción masiva
de soja en el Cono Sur es “ampliamente influenciada por la globalización de la
economía”, ya que la demanda se origina “en regiones geográficamente
distantes”: Europa y China. ¿Cuál es el destino de esa soja que azota los
suelos latinoamericanos? Alimento animal y materia prima de agrocombustibles.
Concluye este informe: “La demanda de soja en Europa impacta la dinámica del
uso de tierras y pesticidas en América del Sur”. Y detalla las implicancias
socioeconómicas directas: “Las necesidades locales (por ejemplo, la demanda de
productos no destinados a la exportación) pierden su relevancia en la dinámica
productiva. Un ejemplo claro es el uso de insumos peligrosos (paraquat) o
tecnologías riesgosas (la producción de soja transgénica) en los países
productores del Cono Sur, cuando paralelamente éstos mismos insumos y
tecnologías están prohibidos en las regiones donde se origina la demanda
(Europa). Existen estándares diferenciados de protección ambiental y salud
pública entre los lugares donde surge la demanda y donde se producen
commodities”, asegura.
Corporaciones
El modelo de agronegocios, del cual la soja es sólo
su cara más visible, se caracteriza por el control que ejercen las grandes
transnacionales del agro. Una situación emblemática se evidencia en el mercado de
semillas: “En la primera mitad del siglo XX las semillas estaban
indiscutiblemente en manos de los agricultores y en el sector público. En las
décadas posteriores, las monopolizan los gigantes genéticos: el poder
corporativo. Y así marcan la frontera final en la mercantilización de la vida”.
Veamos cómo:
- El mercado de semillas patentadas representa el 82% del mercado de semillas comerciales en todo el mundo.
- En 2007, el mercado global de semillas patentadas comerciales era de 22.000 millones de dólares.
“Las diez principales compañías obtienen 14.785
millones de dólares, el 67% del mercado mundial de semillas patentadas”,
precisa. Las principales empresas de semillas son Takii (Japón), DLF-Trifolium
(Dinamarca), Sakata (Japón), Bayer Crop Science (Alemania), KWS AG (Alemania),
Land O’ Lakes (Estados Unidos), Groupe Limagrain (Francia), Syngenta (Suiza),
DuPont (Estados Unidos) y Monsanto (Estados Unidos).
“En menos de tres décadas un puñado de
corporaciones multinacionales ha creado un rápido y feroz cerco corporativo en
torno al primer eslabón de la cadena alimentaria”, explica el Grupo ETC y
detalla que Monsanto controla el 23% del mercado mundial de semillas
patentadas. “Las semillas y rasgos biotecnológicos de Monsanto (que incluyen
las cedidas bajo licencia a otras compañías) representan el 87% del área total
mundial dedicada a semillas manipuladas genéticamente en 2007”, detalla la
investigación del Grupo ETC.
El modelo
El 15 de junio pasado, en un almuerzo en la sede
del Consejo de las Américas y frente a las mayores empresas estadounidenses, la
presidente Cristina Fernández de Kirchner relató:
“Hace unos instantes estuve con Monsanto, que nos
anunciaba una inversión muy importante en materia de maíz (…) Y además estaban
muy contentos porque Argentina hoy está, digamos, a la vanguardia en materia de
eventos biotecnológicos. Aquí tengo, y esto la verdad que se los quiero mostrar
porque estoy muy orgullosa, el prospecto de Monsanto. Vieron que cuando hacen
prospecto es porque ya está hecha la inversión, sino no te hacen prospecto. Así
que una inversión muy importante en Malvinas Argentinas, en Córdoba, en materia
de maíz con una nueva, digamos, semilla de carácter transgénico, que se llama
Intacta”.
Esa misma semana se desarrollaba en Córdoba el
primer juicio penal por fumigaciones con agrotóxicos. Luego de diez años de
lucha, la organización Madres de Ituzaingó Anexo (mujeres organizadas luego de
que sus hijos y vecinas enfermaran) llevó hasta tribunales a dos productores
sojeros y un aerofumigador.
La Presidenta explicó que el anuncio de Monsanto
ayudaría a la concreción del Plan Estratégico Agroalimentario (PEA), un
programa detallado de metas gestado por el gobierno nacional, las provincias,
empresas y académicos que se fija como objetivo, entre otros puntos, aumentar
un 60% la producción granaria: pasar de las 100 millones de toneladas (la mitad
es soja) a 160 millones para 2020. Lo que implicará avanzar sobre nuevos
territorios, hoy en manos de campesinos y pueblos originarios.
El miércoles 27 de junio, desde San Luis y por
cadena nacional, la Presidenta dio un paso más:
“Yo sueño con que en mi Patagonia, que es una
estepa, también podamos hacer producción intensiva de follaje de maíz (…)
Sabemos que vamos a producir también un maíz con una variedad transgénica que
nos va a permitir, precisamente en ese lugar, constituir una las zonas donde
podamos extender toda la frontera agropecuaria y la ciencia y la tecnología”.
El informe:
La investigación “Producción de soja en las
Américas: actualización sobre el uso de tierras y pesticidas” fue coordinado
por la investigadora Georgina Catacora Vargas, del Centro para la Bioseguridad
de Noruega, espacio dedicado a la investigación y la docencia en la tecnología
genética y sus consecuencias en el ambiente y la salud. El relevamiento y
procesamiento de información llevó seis meses de trabajo de investigadores y
periodistas de Uruguay, Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia (este redactor
fue la contraparte argentina de la publicación). De 50 carillas, repleto de
estadísticas y gráficos, aborda una realidad muy conocida en cada uno de los
cinco países, pero pocas veces tratado como fenómeno regional. Fechado en enero
de 2012, fue difundido públicamente el 6 de agosto de 2012.
Fuente: http://lavaca.org/notas/patria-grande-y-sojera/
REVISTA CONTRACULTURAL
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