8 de julio de 2013

Rebelión en la granja K



ELECCIONES LEGISLATIVAS: MASSA Y MOYANO LE DISCUTEN EL PODER A CRISTINA FERNÁNDEZ 

Cuando en el gobierno ya se habían acostumbrado a la partida de Hugo Moyano, la decisión de Sergio Massa de participar con su propio partido en la contienda electoral significó un golpe durísimo. Lo que más les molesta de Massa no es que haya decidido participar, sino que no vaya con el oficialismo. Con su actitud, el ex militante de la UCD ha decretado una segura derrota electoral del gobierno, lo que significa, en última instancia, la defunción del proyecto de la recontrareelección de la Presidenta Fernández. Mientras transcurren estas contiendas electorales, al gobierno se le presentan a diario otras batallas que debe librar, y pese a que algunos agoreros mal intencionados ya hablan del “fin de la etapa K”, el oficialismo no baja sus banderas ni abandona su tradicional costumbre de avasallar todo lo que pueda avasallar. Pero en sus desgracias, que las tiene y muchas, la culpa siempre es de los otros.   

Por Marcelo R. Pereyra

ENEMIGO ÍNTIMO

Hugo Moyano ya había partido lanzas. Decidido a apostarle fuerte a su proyecto político, el camionero hace rato que viene construyendo su imagen de líder de los opositores al gobierno. Muchos funcionarios lamentaron su alejamiento de las filas oficiales: don Hugo, con su importante aparato sindical, prestó importantes servicios al kirchnerismo en el pasado, por ejemplo cuando bloqueó las plantas de impresión de los diarios Clarín y La Nación. Sin embargo, la relación con la Presidenta se fracturó apenas el sindicalista insinuó una ambición política al hablar en el último acto que compartieron estando vivo todavía Néstor Kirchner.

 Hay quienes afirman que don Néstor no le hubiese soltado la mano al camionero. Son quienes tienen particular empeño en demostrar, aún desde la oposición, que “con Néstor era otra cosa”. Como quiera que fuere, son solo especulaciones que más que a rescatar la figura del ex Presidente tienden a atacar a su viuda. Como quiera que sea, lo único cierto es que Cristina Fernández se ganó un enemigo de fuste que se dispone a participar activamente en las próximas elecciones legislativas. En esa línea, acaba de organizar un paro de su sindicato y un acto en la plaza de Mayo donde le pegó duro al gobierno, criticando los planes Trabajar -que los llamó Descansar-, la asignación universal por hijo, las políticas para las economías regionales y la no actualización del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.

EL MASSASO

Para los que en el gobierno, lamentándolo o no, ya se habían acostumbrado a la partida de Moyano, la decisión de Sergio Massa, intendente de Tigre, de participar con su propio partido en la contienda electoral significó un golpe durísimo. El ex militante de la UCD, ex director de ANSES y ex jefe de gabinete del primer gobierno de la presidenta Fernández ya había dado muestras de rebeldía, o de traición según los K, cuando en las legislativas de 2009 presentó en su localidad una lista propia que encabezó su mujer, Malena Galmarini de Massa, hija de Fernando Galmarini, ex secretario de Deportes de Carlos Menem, ex funcionario de Eduardo Duhalde y acérrimo enemigo de los K.

Lo que más molesta en el gobierno de Massa no es que vaya solo, sino que no vaya con el oficialismo. Porque, misteriosa e inexplicablemente, encabezaba todas las encuestas de imagen y una vez lanzada su candidatura lidera todas las encuestas de intención de voto. Y no teniendo el oficialismo un candidato mejor a la vista, con gusto le hubieran “perdonado” sus deslices del pasado a cambio de que integrara la lista del Frente para la Victoria. Ahora, en cambio, la decisión de Massa ha decretado una segura derrota del gobierno que va más allá de perder algunos legisladores: significa, en última instancia, la defunción del proyecto de la recontrareelección de la Presidenta Fernández.

MIENTRAS TANTO...

Mientras transcurren estas contiendas electorales, al gobierno se le presentan a diario otras batallas que debe librar, y pese a que algunos agoreros mal intencionados ya hablan del “fin de la etapa K”, el oficialismo no baja sus banderas ni abandona su tradicional costumbre de avasallar todo lo que pueda avasallar. En sus desgracias, que las tiene y muchas, la culpa siempre es de los otros. Esto no es novedad en política: es común que un gobernante culpabilice a sus predecesores; el problema aquí es que los predecesores son los mismos.

Por ejemplo, ante el accidente de trenes en Castelar, que les costó la vida a tres personas e hirió a más de trescientas, el ministro Florencio Randazzo, titular de la cartera de Interior y Transporte, se defendió diciendo que “no se puede solucionar en un año lo que no se solucionó en cincuenta”. Se nota que no tuvo en cuenta que de esos cincuenta años los últimos diez corresponden a la actual administración. Pero no importa, la cuestión es tirar argumentos, no importa cuan desacertados o disparatados sean, para tratar de explicar de cualquier forma los problemas irresueltos. Lo que nunca debe hacer un funcionario es admitir su verdadera responsabilidad. Y dicho sea de paso, en el tema de los transportes esa responsabilidad tiene mucho, pero mucho, que ver con los negociados en la compra de material rodante y en los subsidios a las empresas concesionarias. Los ex secretarios de Transportes Jaime y Schiavi tienen mucho que ver al respecto.

El colmo de esta estrategia de nunca admitir las responsabilidades propias y buscar hasta debajo de los muebles conspiradores con intenciones políticas espurias, se dio la semana pasada, cuando el ministerio de Randazzo hizo circular un video que demostraría la negligencia del trabajador que conducía el tren que se estrelló contra otro en Castelar. Así como el ex piquetero, al parecer devenido en petrolero, Luís D'Elía tuiteó apenas conocido el accidente que era una maniobra (¿?) para perjudicar las aspiraciones políticas de Randazzo, al difundirse el video por las redes sociales muchos simpatizantes K se autoconvencieron de que, efectivamente, el maquinista había decidido estrellar su tren contra el otro y herir y matar personas porque el secretario general de su gremio, La Fraternidad, Omar Maturano, está peleado con el gobierno.

Estos dislates son indicativos de lo agonístico y maniqueo que tiene el pensamiento K en su concepción de la práctica y el pensamiento políticos. No son manotazos de ahogado frente a un inminente fin de ciclo. Está en su ADN desde hace mucho tiempo, incluso hasta desde antes que llegaran al poder Néstor y Cristina. Aunque ninguno de los dos lo sepa.


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