6 de agosto de 2013

Al Papa rogando y con el mazo dando



ELECCIONES PRIMARIAS: LA DEMOCRACIA NECESITA MÁS DEMOCRACIA 

La actual campaña electoral revela la paupérrima calidad de la democracia argentina: candidatos elegidos a dedo, ausencia de debate de ideas, utilización arbitraria de los medios de comunicación, maniobras viles, picardías electorales, etcétera...Sin embargo, en la sociedad argentina el repudio a este sistema político es todavía muy minoritario. La mayoría, en cambio, opina que hay que legitimarlo participando con el voto cada vez que hay elecciones, incluso para votar al “menos peor” de todos los candidatos. 

Por Marcelo R. Pereyra  

SIETE PECADOS CAPITALES

 El sistema electoral argentino tiene varias características que pueden ser calificadas de insólitas, curiosas, despreciables y/o extrañas. Una sintética lista de ellas podría incluir lo siguiente:

1- Los partidos políticos, casi todos, son entidades fantasmáticas que aparecen y desaparecen como por arte de magia. Salvo el peronismo y el radicalismo, el resto de los partidos y alianzas se arman y se desarman  por la exclusiva y oportunista iniciativa personal de un grupo de “dirigentes” –que son siempre los mismos-. No existe una suma de voluntades ciudadanas con pensamientos compartidos que confluya en la necesidad de ser representadas. Esto es, los políticos arman un menú electoralista y los ciudadanos deben elegir entre lo que se les presenta, pero eso que se les presenta ya viene pre-cocinado. Por ejemplo, ¿cómo se eligió a Martín Insaurralde como candidato del Frente para la Victoría? Fue una decisión personal de Cristina Fernández. 

2- No hay confrontación de ideas ni de proyectos: todo es cuestión de construir una imagen apetecible del candidato/a. En esta construcción los medios son fundamentales, pues de acuerdo a los atributos, positivos o negativos, que le asignan a cada candidato van delineando una imagen del mismo. Y puesto que los votantes conocen casi exclusivamente a los candidatos a través de los medios, la imagen que tendrán de ellos dependerá de una construcción mediática que enfatiza algunas de sus cualidades y opaca otras. Dos ejemplos: el primero se refiere a  Ségolène Royal. La que fuera candidata socialista para las elecciones presidenciales francesas de 2007, fue definida por el diario La Nación (27/11/2007)  como “la niña mimada de los medios”: “En un mundo despiadado, donde los hombres encarnan la brutalidad, Royal tiene la ventaja de la femineidad (…) Es elegante, de aspecto juvenil y siempre sonriente”. La nota luego se internaba en otras especulaciones relacionadas con el carácter de la  ex diputada, a la cual calificaba de inteligente y ambiciosa, “capaz de hacer de los obstáculos de su vida el motor de sus triunfos”. Como obstáculos enumeraba: “su terrible infancia, con un padre déspota”; su vida “a la sombra” de su marido, el secretario general del Partido Socialista, y la oposición interna que tuvo para ser candidata. No obstante, un especialista en comunicación, cercano a la diputada, admitió que la conveniente publicidad de todas las dificultades que Royal tuvo que afrontar le sirvió para construir su imagen. Y luego el experto arriesgó un pronóstico (que sería desmentido por las urnas): “‘Si logramos fabricar una Cenicienta, habremos ganado’”. La presidenta Cristina Fernández es un segundo ejemplo: en octubre de 2010 registraba un 40 por ciento de imagen positiva. Un mes después, y luego de la muerte de su esposo, su imagen positiva trepó al 57 por ciento. ¿Por qué? Por la empatía que generó su figura de viuda doliente junto al féretro de Néstor Kirchner, en imágnes que se transmitieron en cadena ininterrumpida de televisión durante dos días. Luego ella se encargó de explotar su pérdida afectiva haciendo permanentes alusiones al ex presidente en sus discursos y adoptando un anacrónico luto en su vestimenta que mantiene hasta la actualidad para recordarnos su viudez. 

Hay políticos que son verdaderos maestros en la cuestión de manejar su imagen. Uno de ellos es Daniel Scioli. La habilidad del gobernador consiste en tener un discurso equívoco, inmaterial y abstruso que le ha permitido pervivir en la política argentina desde la década de los ’90 ocupando siempre cargos muy importantes conforme iban pasando los distintos presidentes, y llegar a ser en la actualidad el político con mejor imagen positiva. Y un último y reciente ejemplo: Sergio Massa. El intendente de Tigre antes de que se definieran las listas para las elecciones tenía una imagen positiva cercana al 35 por ciento. Pero, ¿de dónde había surgido dicha imagen? Es muy curioso porque hasta ese momento el candidato no había abierto la boca, y de hecho cuando empezó a abrirla se reveló como un excelente emulador del ambiguo discurso de Scioli. 

3- Siendo que hay ausencia de ideas para debatir, no se entiende la necesidad de las elecciones primarias, abiertas y obligatorias (PASO). Pero más aún, porque salvo la alianza UNEN en la ciudad de Buenos Aires, el resto de los partidos no elije entre distintos candidatos. En el caso de los candidatos Massa e Insaurralde está claro que no es una interna del partido Justicialista, que dicho sea de paso no figura como tal en estas elecciones, sino que es un enfrentamiento entre dos desprendimientos del justicialismo como lo son el oficialista Frente para la Victoria y el massista Frente Renovador. Es decir que seguimos hablando de “notables”, de figurones, de sellos de goma, pero nunca de proyectos. 

4- No se entiende por qué un ciudadano que no es afiliado a un partido tiene obligación de votar en sus elecciones internas. En realidad las PASO no funcionan como un mecanismo de la democracia sino que les sirven exclusivamente a los políticos como prueba de ensayo o como encuesta para las verdaderas elecciones. 

5- Como en otras elecciones, los medios de comunicación suministran información sesgada, parcial y políticamente interesada. Así por ejemplo los diarios Clarín y La Nación vienen expresando sin tapujos su favoritismo por Massa, y en la otra vereda Página/12 y Tiempo apoyan a los candidatos oficialistas. En este sentido, el papel del Canal 7, autodenominado “Televisión pública”, es bochornoso: el sábado 27 de julio se realizó el acto de inauguración de la Exposición Rural, el acontecimiento más importante de la industria más importante del país, en tanto que es la que más divisas genera. Pues bien, canal 7, que se presenta como amplio y federal, no transmitió ni un solo segundo de dicho acto y emitió, como es habitual, el programa “Visión 7 internacional”. Pero el sábado siguiente no tuvo ningún inconveniente en levantar ese programa para transmitir un acto electoral del kirchnerismo en el que habló la Presidenta. 

6- También, como en elecciones pasadas, el kirchnerismo está utilizando todo tipo de argucias. Si en el pasado acusaron falsamente a Enrique Olivera de tener cuentas fuera del país; a Jorge Telerman de emitir facturas falsas y a Francisco de Narváez de ser un traficante de drogas, ahora acusan a Massa de haberse “autorrobado” para armar una operación mediática a su favor. También habría que contabilizar en este rubro la utilización política del viaje de Insaurralde con la Presidenta a Brasil al solo efecto de posar junto al Papa, para después pegar en las carteleras de Buenos Aires una foto en la que los muestra a los tres. A propósito, el oficialismo ha descubierto un nuevo Jorge Bergoglio. Si al que fue obispo de la ciudad lo tildaron de retrógrado, oscurantista y líder de la oposición política, el ahora capo mundial de la iglesia católica es poco menos que un santo. 

7- Broche final: el director nacional electoral, Alejandro Tullio, el que debe dirigir y controlar con ecuanimidad las lecciones, fue aportante dinerario a la campaña electoral de la Presidenta en 2007 y 2011. 

En resumen: este proceso electoral de las PASO no muestra nada nuevo ni nada mejor en la política, y no le agrega puntos a la calidad de una democracia que viene en bajada en los últimos años. Con todo, y pese a todo, los ciudadanos y ciudadanas concurrirán masivamente a votar el próximo domingo. Es que, dentro del lamentable escenario que se acaba de describir, son muchos todavía los que están convencidos de que su voto tiene alguna utilidad. Allá ellos. 

REVISTA CONTRACULTURAL 

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