8 de mayo de 2016

“La coca es sinónimo de hablar bien y no mentir… es el dar, el unir, el hablar la verdad”



ENTREVISTA A SDENKA SILVA, DIRECTORA DEL MUSEO DE LA COCA EN LA PAZ, BOLIVIA 

Llego al Museo de la Coca, que fue fundado en 1997, y espero a la directora (a quien ya la había visto y escuchado en el interesantísimo documental boliviano Coca_Zero, dirigido por Marta Gutiérrez): la socióloga Sdenka Silva, escritora e investigadora, y una de las personas que he conocido que más sabe sobre la hoja de coca; que habla con lucidez sobre la misma, y mientras arma su akulliko y coquea, va diciendo verdades. Allí, mientras iba entrando al museo gente de las más variadas nacionalidades, íbamos akullikando y me fue contando… 

Por Xuan Pablo González (desde Bolivia)

En el centro de la ciudad de La Paz, se encuentra el extraordinario Museo de la Coca: está a metros de la Plaza de la Iglesia San Francisco -donde antiguamente había una Waka (milenaria piedra-lugar sagrado kechwa-aymara) que dicen está aún bajo la iglesia-, y donde hoy los yatiris (sabios andinos) todavía leen la coca, sentados con sus mesitas, y donde nuevos stands y grandes afiches callejeros verdes promocionan la nueva bebida Cocandina*. Compro una lata para probarla y es muy sabrosa y energizante, y bebiéndola paso por la Calle de los Brujos, donde se consiguen extractos, hierbas, ofrendas, ekekos, collares de huairuros, vinos (para chayar en ceremonias), pociones sagradas, y por supuesto la milenaria hoja de coca y el yista (y harinas y pomadas de coca), y también wachumo (san pedro) y tabaco, sangre de drago (o grado), y una amplia oferta de medicinas tradicionales, de un mundo antiguo de tesoros ancestrales donde conviven cerámicas tiwanakotas con piedras mágicas, fósiles prehistóricos y plantas de poder.

*Y reparten un volante que trae la siguiente información:
Efectos y beneficios del consumo de la hoja de coca
+Aumenta notablemente la resistencia física.
+Ayuda a la lucidez en el trabajo intelectual.
+Tiene poder antioxidante por su combinación de vitaminas y minerales.
+Efecto anti-estrés natural, puesto que es un estimulante neuronal que mejora el estado de ánimo.
+Permite una mayor oxigenación celular combatiendo efectivamente el sorojchi o mal de altura.
+Mejora la digestión y el proceso de asimilación en general.
+Contiene gran cantidad de calcio.
+Fuente importante de clorofila, contribuye a la regeneración del ADN.
+La hoja de coca es un hepatoprotector natural que ayuda a limpiar el hígado graso.
¿Qué es Cocandina?
Es una bebida hecha a base de concentrado natural de hoja de coca, cuyos efectos son equivalentes al tradicional Pijchu. Tiene propiedades que la hacen una bebida multifuncional puesto que sus efectos más beneficiosos son:
+Ayuda al desempeño intelectual y físico.
+Minimiza el chaki al ser un estimulante natural.
+Inhibe el apetito y el cansancio.
+Reduce el sorojchi, o mal de altura.
+Combate efectivamente el sueño.
En síntesis se trata de una bebida gasificada cuyo contenido, aparte de un sabor único e innovador, aporta diferentes beneficios para el consumidor. Se trata de la “Magia de la Hoja de Coca” envasada bajo las mejores condiciones industriales.

El museo 

“El museo es mío”, arranca Sdenka, y agrega que su intención con el mismo, es: “difundir lo que es coca y es cocaína, y hay una gran diferencia entre ellas”. Le pregunto si tienen algún apoyo del Estado de Bolivia, a través del Viceministerio de la Coca, y me dice que no, y que aunque muy al principio trabajó con ellos, ya no más. “Somos privados, vivimos del ticket” agrega, mientras entra sin parar gente de Finlandia, Chile, Francia, Argentina, España… Y dice que no quiere “un compromiso político del museo” defendiendo la autogestión y la independencia, del espacio y de su voz. Y dice también que pronto ampliarán el museo, con más información del uso indígena. Y que el mismo tiene una suerte de coffee-shop (en el segundo piso), donde venden cerveza, licores, y extractos de coca, tortas, dulces, caramelos y tés de coca, remeras, libros y revistas sobre la hoja sagrada (en especial son muy recomendables los libros de los médicos japoneses Kunihiro Seki y Yoshito Nishi, como Coca: un biobanco (2012), que cuenta muchas novedades con evidencia científica sobre la coca y sus efectos multisanadores: adelgazantes, antidiabéticos, anticancerígenos, antidepresivos, regeneradores, fortalecedores y rejuvenecedores). Y donde uno va  paseando entre fotos, textos, esculturas e imágenes varias, por la historia de la hoja sagrada, sin olvidar su degeneración capitalista forzada: en coca-cola y cocaína.  

La hoja sagrada 

Sobre la hoja sagrada a lo largo de la charla, Sdenka va disparando una serie de sentencias, de meditada (coqueada) sabiduría: “La coca es una planta de poder”. Y “La coca es un símbolo indígena”, y “refleja todo el universo indígena… la coca es el medio de la reciprocidad”, y “es la red” en todas las relaciones del mundo originario. “En cualquier cosa comunal la coca está presente”, y “la coca está en el eje de las estructuras” socioculturales andinoamazónicas. Y “en la producción de coca no existe la competencia sino el compartir”. También “La coca simboliza al antepasado”. Y “La coca es sinónimo de hablar bien y no mentir… La coca es el dar, el unir, el hablar la verdad”. Y continúa Sdenka: “la coca te va a dar luz a tu mente, va a quitar tu tristeza, y va a ser aliento para tu vida”. “La coca te brinda energía y te estabiliza”. Y “La coca te da lucidez por la oxigenación del cerebro”. Y dice que según la tradición oral chamánica de los indios Koguis (de la Sierra Nevada de Santa Marta, en los Andes colombianos): la coca tiene “unos 30.000 años” de uso humano. Y a lo largo de los siglos ha interesado a tantos chamanes y sabias porque también: “la coca trabaja los cuerpos sutiles”. Y “La coca es una planta mística”, y “no es considerado chamán sino tiene relación con la coca, en los Andes, desde Colombia a Argentina”. 

La cocaína 

Sdenka dice que la hoja de coca sagrada “está siendo aplastada por su hija bastarda, la cocaína”. Y hoy, lamenta: “La coca ya no se produce con el respeto que se hacía antes”, y aunque aumente el consumo de la hoja sagrada en los países andinos, va “perdiendo su sentido ideológico, cultural y espiritual”. Y por eso la mayoría de la coca que se produce hoy en día está regada con agroquímicos industriales nocivos de origen norteamericano (fertilizantes, fungicidas, herbicidas y plaguicidas, nocivos tanto para la salud de la Madretierra como para la salud humana). Y por otro lado y al mismo tiempo, ha irrumpido como una maldición la droga blanca, y “La cocaína ha revolucionado el mundo de la medicina, y ha sido la reina de las farmacéuticas”, desde la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Principalmente por su uso como el primer anestésico local. Y gracias a su prohibición, y a la posterior guerra a las drogas, es que la hoja de coca empieza a ser perseguida en el siglo XX. Y definitivamente  “La cocaína es individualista”, dice Sdenka, y ha sido una droga perfecta para el desarrollo-y-la-alienación capitalista (como han escrito desde Antonio Escohotado en Europa, a Eduardo Galeano en Latinoamérica), y ha justificado insanamente una serie de intervenciones militares norteamericanas en los países andinos (en Bolivia la Guerra contra la Coca dejó «por lo menos 500 muertos», indígenas y campesinos, y como resultado de ella es que Evo Morales llega al poder). Y la cocaína está asociada a una “economía del desamparo”, a diferencia de la coca que colectiviza, y que está relacionada a una “economía del amparo” (como diría el gran filósofo argentino Rodolfo Kusch). La cocaína “hace agrandar el ego” y te hace “más egoísta”. Y “te aleja del corazón”, concluye Sdenka: y hoy es el producto más caro del mundo, y a través de ella (y la venta de armas para combatirla) los poderosos del mundo manejan la economía global. 

El narconegocio y la guerra a las drogas 

“La guerra a las drogas es un cuento chino que favorece a la economía mundial” y “es una guerra neocolonial” continúa Sdenka, que empezó cuando los países imperiales perdieron “sus colonias”: primero Inglaterra con la Guerra del Opio con China en el siglo XIX, y finalmente EEUU con la Guerra de la Cocaína en Suramérica, en este siglo XX. Y “El narcotráfico es uno de los negocios más grandes y rentables del mundo… el más rentable y el mejor armado… es un súpernegocio… un negocio redondo” y “lo controla EEUU”. De hecho la guerra a las drogas ha tenido “dos ganadores: el gobierno norteamericano, y la cocaína y la coca-cola”, concluye Sdenka. Y agrega que “En 40 años de guerra a las drogas no ha disminuido el consumo, ha aumentado”. Ya que “el narcotráfico fomenta el consumo”, y fomenta todo tipo de violencias, y finalmente: “fomenta la violencia contra la mujer”. Y a la vez “el narcotráfico está inyectando dinero a las mafias”. Dispara siempre con contundente lucidez Sdenka, atiborrada de datos e información documentada. Y con el coqueo, la hoja sagrada nos va guiando en la charla… 

La gran conspiración contra la coca 

Sdenka dice que “la Guerra de la coca empieza en los 80” durante el Plan Cóndor (junto con la Dictadura de la cocaína: una narcodictadura militar golpista boliviana, en complicidad con la dictadura militar argentina, y por supuesto con apoyo de la CIA, la logia masónica P2, la secta Moon y hasta el Vaticano, entre otros: ex genocidas nazis, anticastristas cubanos y antisandinistas nicaragüenses, etc.), y “en el 85 es el boom de la cocaína”, desde EEUU y para el mundo, en plena Era Reagan. Le pregunto qué opina sobre lo que dice la socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui, de que hay una conspiración de las multinacionales y la ONU contra la coca. Y de lo que dice el psicólogo social peruano Baldomero Cáceres, que habla de una conspiración psiquiátrica contra la coca. Y Sdenka me dice que ella es amiga de Silvia y que también conoce a Baldomero, y que obviamente: “es innegable la conspiración contra la coca”, y “privilegia el monopolio de la Coca-cola”, y “gracias a la ONU” que en la Convención de 1961 le dio mediante un artículo de excepción, la chance de ser la única empresa (junto a las farmacéuticas norteamericanas que producen cocaína para venderla al mercado legal de la medicina), que puede comercializar mundialmente la coca. Y me comenta de que no por nada, Papá Noel trabaja para coca-cola y el capitalismo global. En el Museo convidan a los visitantes una rica coca orgánica, y con yista (o llijta, el Jilakata, le dicen los aymaras: y Jilakata es el jefe de la comunidad, lo cual da a entender el gran valor del yista -una ceniza alcalina milenaria totalmente natural, que tiene principalmente: carbonato de cal y magnesio, sales potásicas, tierra arcillosa y hierro como escribió el célebre médico Sigmund Freud; y en el Noroeste de Argentina por ejemplo se usa bastante yista, además del bica (bicarbonato de sodio)- para acompañar la “comunidad” de hojas durante el coqueo). Y Sdenka explica de la importancia del yista (como energía masculina) para activar las más de 32 vitaminas y minerales y 14 alcaloides, más proteínas y aminoácidos: que tiene la coca (como energía femenina). Y sobre el final del coqueo y de la charla, Sdenka me cuenta que hablando con un mamo (sabio) kogui amigo, entendió al Universo como una Gran Familia: porque está el Padre Sol y la Madre Tierra y la Madre Luna y el Abuelo Fuego y el Hermano Venado y el Tata Wachumo y la Abuela Ayawaska, etc. Y en el centro: la Mama Coca. La medicina y alimento más importante de estos tiempos. Su hora, dicen los sabios y sabias andinoamazónicos: está llegando. Y contagiado por el Museo de la Coca de La Paz, también han aparecido el Museo de la Coca de Cuzco, y el de Puno (ambos en Perú). Y hay nuevos museos de la coca planificados en los Andes para este siglo XXI.

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