1 de octubre de 2009

¿La vuelta a los noventa?

EL CONFLICTO EN KRAFT Y EL ACUERDO CON EL FMI ACERCAN AL GOBIERNO NACIONAL A LAS POLÍTICAS NEOLIBERALES Y REPRESIVAS QUE MACRI APLICA EN LA CIUDAD

La postura permisiva ante la flexibilización laboral y los despidos que pretende imponer la empresa estadounidense Kraft y el acercamiento al Fondo Monetario Internacional demuestran que, a pesar de su repetida retórica contra “los que quieren volver a los noventa”, el gobierno nacional no tiene un rumbo definido y con varias de sus decisiones se acerca a las políticas neoliberales y represivas que Macri aplica en la ciudad y pretende ampliar a todo el país en su creciente aspiración presidencialista. Ante este panorama, se incrementa la protesta social en forma de piquetes, marchas, manifestaciones y tomas.

Por Hernán L. Giardini

Luego de más de un mes de conflicto, y de que tanto el Ministerio de Trabajo como la Confederación General del Trabajo (CGT) insólitamente miraran para otro lado, la policía desalojó violentamente a los trabajadores que se encontraban tomando la planta de Kraft Foods (ex Terrabusi) en reclamo por la reincorporación de 160 despedidos.

Con gases y balas de goma, el operativo conjunto de las Policías Federal y Bonaerense dio cumplimiento a la orden judicial de desalojo que había emitido el juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa.

La brutal represión se desató tanto en el interior como en las puertas de la fábrica, y fue realizada con el consentimiento del gobierno: Aníbal Fernández anunció previamente “los vamos a sacar” y le exigió al gobernador Scioli “más dureza” para acabar con el conflicto.

Por su parte, la embajada norteamericana salió rápidamente a presionar fuertemente al gobierno respaldando el accionar de la empresa Kraft, que en el mundo factura 47 mil millones de dólares y en nuestro país ganó en los últimos dos años unos 60 millones de pesos, y sin embargo decidió cerrar la guardería de la planta, despidió a 160 trabajadores, no permite el ingreso de los delegados gremiales y tiene a la fábrica militarizada.

López Matheu, el director de Asuntos Corporativos y Gubernamentales de Kraft Foods Cono Sur y vocero de la empresa en el presente conflicto, tiene una larga historia en promover despidos masivos y el descabezamiento de la organización sindical de base (comisiones internas y cuerpos de delegados). Casualmente, o no tanto, también se desempeñó durante diez años como gerente de Asuntos Institucionales del Grupo Clarín, donde usó en dos oportunidades la misma metodología que lleva adelante ahora en Kraft.

Lo cierto es que tanto la empresa como la Unión Industrial Argentina venían exigiendo la represión, y con su accionar tanto la CGT, como el gobierno nacional y el gobierno provincial son cómplices de esta empresa de capitales estadounidenses que viola con total impunidad las más elementales leyes laborales argentinas y que ha desconocido la conciliación obligatoria del Ministerio de Trabajo que exigía reincorporar a los despedidos.

Pero Kraft no está solo. Es la punta del iceberg de otros conflictos laborales no menos graves: en el Correo Argentino despidieron a 106 trabajadores de sus sedes de Retiro, Benavidez y Monte Grande; en Entre Ríos los docentes vienen realizando paros en reclamo de un aumento salarial; en Córdoba el Sindicato de Luz y Fuerza realiza huelgas y reclamos callejeros por una mejora en sus sueldos; en Río Negro y Neuquén 226 trabajadores petroleros perdieron el empleo; la empresa santafesina Paraná Metal continúa con 700 empleados parados; los trabajadores del diario Crónica siguen en vilo porque la conducción del diario maneja un plan de 150 despidos… y la lista continúa.

Está claro que la crisis se está haciendo sentir y la conflictividad social va en aumento. Y a esto hay que sumarle los conflictos entre comisiones gremiales enfrentadas y la falta de respuesta de la CGT a los reclamos de trabajadores cuyos sindicatos no están bajo su órbita.

Tocando Fondo

El 3 de enero de 2006 el gobierno de Néstor Kirchner pagaba 9.810 millones de dólares de un saque y cancelaba así toda la deuda que el país mantenía con el Fondo Monetario Internacional. “Estamos sepultando un ignominioso pasado de un endeudamiento eterno e infinito” había anunciado por entonces el presidente.

“Nos decían que era una locura pagarle al Fondo. Pero una locura era seguir haciendo las políticas del FMI en el país; seguir llevando al país a los niveles que se lo llevo por esas políticas dependientes” afirmaba Kirchner el 25 de mayo de 2006.

Sólo falta definir la fecha, pero pese a negarlo y hablar de que ahora hay un FMI “distinto”, en su busca desesperada de financiamiento fresco el gobierno ha aceptado que llegue al país una misión del cuestionado organismo internacional.

Lo cierto es que el FMI sigue siendo el mismo que presta dinero pero con la condición de que se apliquen las políticas neoliberales que en los noventa nos llevaron a la crisis del 2001. La pregunta que cabe entonces es cómo hará el gobierno para recibir la guita fresca del Fondo sin que éste le exija sus políticas de ajuste.



Los desalojos culturales de Macri

Mientras tanto, en la ciudad de Buenos Aires el panorama es también bastante desalentador, ya que el gobierno de Mauricio Macri parece empecinado en desarmar la interesantísima oferta cultural que en gran medida afloró tras la crisis de 2001:

- Huerta Orgazmika. Funcionaba desde hace varios años en terrenos linderos a las vías del tren Sarmiento, estación Caballito, y fue violenta y completamente arrasada con topadoras.

- Centro Cultural y Social Almagro. Ubicado en Medrano 473, fue desalojado violentamente.

- Cine Teatro 25 de mayo. Fue recuperado por un grupo de vecinos de Villa Urquiza con la promesa incumplida de cogestionarlo con el gobierno porteño.

- Centro Cultural del Sur. Ubicado en Caseros 1750, pertenece al gobierno de la ciudad y fue clausurado por el propio gobierno a causa de que éste no realizó las reparaciones para mantenerlo funcionando. Se cerraron los talleres y se levantaron todos los espectáculos programados en su auditorio.

- Cirko Trivenchi. Está ubicado en Caseros 1712 y actualmente tiene orden de desalojo, el espacio había sido cedido por el gobierno porteño luego de que los desalojaran de la casa que ocupaban en Villa Crespo.

- Centro Cultural 20 Flores. Está ubicado en Avellaneda 2177 y es gestionado por la Asamblea de Flores que recibió el primer aviso de desalojo.

- Sexto Kultural. Ubicado en Federico Lacroze 4181, su desalojo afecta también a la Mutual Sentimiento y a organizaciones sociales y cooperativas de trabajo.

- IMPA La Fábrica Ciudad Cultural. Ubicado en Querandíes 4290, la orden de desalojo de la justicia sobre la cooperativa de trabajadores que recuperó la fábrica implica su desaparición.

- Casa de la Cultura Compadres del Horizonte. Ubicada en Combate de los Pozos 1983, clausuraron el salón en el que tocaban grupos musicales. Con ese ingreso sostenían el merendero y las actividades sociales para los niños del barrio.

- Casa Zitarrosa. Ubicado en Villa Urquiza, donde realizaban talleres y espectáculos y donde vivía la familia del cantante popular uruguayo Alfredo Zitarrosa.


La vuelta a las calles

Frente a los desalojos, los despidos y la pobreza que aumenta por la inflación, la protesta social retoma las calles y crecen los cortes, los piquetes, las marchas, las tomas, las manifestaciones…

Aunque se despotrique contra esa época, Argentina pareciera retornar lentamente a los noventa.







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