EL GOBIERNO DE SALTA DEJARÁ DE AUTORIZAR DESMONTES EN EL 80% DE SUS BOSQUES
Tras casi dos años de
protestas de organizaciones ambientalistas, sociales, académicos y comunidades
indígenas, el gobierno de Salta derogó los decretos con los que autorizaban a
los terratenientes a desmontar en bosques protegidos. Patética y
antidemocrática reacción de las entidades rurales.
Por
Hernán L. Giardini
Salta
es una de las provincias con mayor nivel de deforestación del país en los
últimos veinte años, la cual fue motorizada principalmente por la expansión
descontrolada de la frontera agropecuaria, generando un grave impacto sobre el
ambiente y las comunidades indígenas.
Según datos oficiales, entre 1998 y
2002 la superficie deforestada en la provincia fue de 195.000 hectáreas;
mientras que entre 2002 y 2006 se duplicó la superficie desmontada, alcanzando
las 415.000 hectáreas.
A pesar de que a fines de 2007 se
sancionó la Ley Nacional 26.331 de Protección Ambiental de los Bosques Nativos,
desde entonces en Salta se desmontaron
más de 450.000 hectáreas, de las cuales 130.000 hectáreas eran bosques
protegidos por la normativa.
Organizaciones
ambientalistas, sociales, académicos y comunidades indígenas vienen reclamando
desde hace casi dos años al gobierno salteño por los desmontes en zonas donde la ley nacional no lo permite. De
la campaña de recolección de firmas participaron 350.000 personas, de las cuales más de 50.000 fueron de la provincia de
Salta (casi el 6% del padrón electoral) y cuyas adhesiones
fueron entregadas al gobernador el pasado 4 de diciembre por la coalición
“Salta con Bosques”.
La
violación de la Ley de Bosques en Salta también fue cuestionada por la Auditoría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo de la Nación,
la Secretaría de Ambiente de la Nación, y por más de cien organizaciones
sociales y científicos de todo el país.
Tras
los reclamos, sobre el final del año, el gobernador de Salta, Juan Manuel
Urtubey, derogó los decretos 2211/10 y 3136/11; los cuales permitían, a pedido
de los dueños de las fincas, cambiar la zonificación establecida en el Ordenamiento
Territorial y deforestar en áreas protegidas por la Ley de Bosques. A través de
ese mecanismo, en los últimos dos años la provincia autorizó desmontes en
130.000 hectáreas de bosques protegidos, los cuales están en plena ejecución.
Con
la derogación de los decretos, a partir de este momento se dejan de autorizar
desmontes en una región que abarca unas 6 millones de hectáreas (el 80% de los
bosques de la provincia). Por otra parte, el gobierno provincial anunció que convocará a organizaciones ambientalistas a conformar un
consejo asesor para la futura revisión de su Ordenamiento Territorial en el
marco de lo establecido por la Ley Nacional de Bosques.
Se trata, sin dudas, de un logro muy importante de las organizaciones
sociales y comunidades que desde hace años luchan por defender los bosques y su
gente.
En
un patético comunicado de prensa, mediante el cual demuestran su voracidad y el
desprecio por los bosques y sus históricos habitantes, y sobre todo, por la
democracia y sus leyes; la Sociedad Rural Salteña, PROGRANO y FEDERSAL
criticaron duramente la medida: “es una
reacción torpe e inconsulta del gobierno ante presiones de grupos
fundamentalistas a quienes no les interesa en nada el futuro y bienestar de los
salteños (…) Lamentablemente, las autoridades prefirieron borrar de un plumazo
las normas vigentes, sin que sean reemplazadas por otras, lo cual genera un
vacío legal que profundiza la inseguridad jurídica y la incertidumbre, tanto
para quienes vivimos en Salta como para quienes tenían la intención de invertir
en esta provincia. (…) Siendo los bosques tan importantes para la preservación
de un ambiente sano ¿por qué nadie, empezando por el Estado, está dispuesto a
pagar por ellos?”.
Ladran
Sancho…
http://revistacontracultural.blogspot.com.ar/

FRANCIA: ASESINAN A LOS EDITORES
DEL SEMANARIO SATÍRICO CHARLIE HEBDO
Los asesinos que invocaron al Profeta sabían que a las 11 se celebraba el
consejo de redacción del irreverente y valiente semanario satírico Charlie
Hebdo, y han descabezado una institución de la libertad de expresión
republicana.
Por Rafael
Poch (desde Francia)
Apenas dos horas después del peor y más sangriento
atentado contra la libertad cometido en Francia en cincuenta años, algunos
de los heridos, los menos graves, aún están siendo atendidos in situ por los
equipos médicos. Doce muertos, cuatro heridos graves que se debaten entre la
vida y la muerte y veinte heridos de diversa consideración, precisan un enorme
despliegue que desordena toda la zona, hasta los alrededores de la Plaza de la
República en medio de un incesante trajín de sirenas.
La redacción del semanario satírico Charlie Hebdo
(Journal irresponsable, reza su cabecera) se encuentra en el 10 de la calle
Nicolas Appert. El barrio, un rosario de pequeñas callejas con modestos
edificios modernos próximo al bulevard Richard-Lenoir, en el distrito XI, está
todavía cercado por el dispositivo medico-policial, pero se ha relajado un poco
y te dejan acercar, pero no se llega a ver la sangre de esta ignominiosa
masacre. Entre el público, vecinos, curiosos y algunos periodistas. Los
testimonios son muy fragmentarios; aún no se ha aclarado si los miserables
atacantes, fuertemente armados y vestidos de negro, eran dos o tres. Una
dependienta explica que los asesinos entraron en su tienda con sus fusiles, que
apenas sabe describir –“yo de armas no entiendo”, dice- preguntando por la
localización exacta de la redacción. Habla de dos personas. Lo ha explicado una
docena de veces, pero su voz aún acusa la impresión. Un vecino ha grabado desde
su casa la
huida de los asesinos con su teléfono y ha captado la fría ejecución de un
policía, primero herido y luego rematado en la cabeza. “¡Hemos vengado al
Profeta Mahoma! ¡Hemos matado a Charli Hebdo!”, gritan antes de subirse al
pequeño utilitario Citroen de color negro que les ha traído.
De lo segundo no hay la menor duda: verdaderamente han
matado literalmente a Charlie
Hebdo; Wolinski, Charb, Cabu, Tignous, los padres fundadores de esta publicación,
su alma, figuran entre los muertos. Iban a por ellos. Una cuenta de agravios
acumulada a lo largo de muchos años por la irreverente sátira religiosa
practicada por todos ellos, sin distinción alguna de religiones -se pitorreaban
de todas- y que estos héroes libertarios no abandonaron nunca desde la
fundación del semanario, a principios de los setenta, pese a los enormes
perjuicios, amenazas y molestias. Algunos de ellos llevaban ocasionalmente
protección, como la propia sede, objeto de atentado con bomba incendiaria en el
pasado. El entrañable y venerable Wolinski, octogenario, que ya era una
institución del París rebelde de los años setenta, el hombre que amaba a las
mujeres y las respetaba a su manera dibujándolas tantas veces desnudas. Charb,
el director de la publicación, cuya última viñeta figura en la página siete de
la publicación, llegada ayer a los quioscos. Presenta a un yihadista bajo el
titular; “Todavía sin atentados en Francia”. “Pero esperen”, dice el personaje,
ataviado con gorro de lana prensada afgano y con el Kalashnikov al hombro,
“tenemos hasta fin de enero para presentar nuestras felicitaciones”. La
felicitación llegó al filo de las once.
Era la hora del consejo de redacción. Una reunión
plenaria y no habitual, al comentario del número recién editado y la
preparación del siguiente, se añadía cierto balance del año cerrado. Los
asesinos lo sabían, cómo sabían los nombres de los principales blasfemos;
Wolinski, Charb, Cabu, Tignous... una generación sin miedo a los inquisidores, sin
el más mínimo respeto hacia el poder, descabezada de golpe. Gente buena que
nunca cedió, explican sus compañeros. Esta ha sido su matanza de Atocha, su
11-S, dicen algunos. El tiroteo duró varios minutos, alrededor de la gran mesa
del consejo de redacción. Sobre la mesa, el
último ejemplar, con la caricatura del escritor Michele Houellebecq,
profetizando que en el 2015 perderá sus dientes, afeando aún más, si es
posible, su extraña fisonomía, y augurando que en 2022 observará el ramadán, el
ayuno islámico anual. Houllebecq, que ponía ayer en librerías su última novela
“Sumisión”, una pésima historia recreando una vez más la fobia islámica, con un
presidente musulmán electo en la Francia de 2022. Curiosamente, el libro merece
una reseña muy elogiosa en la página 13 del semanario, bajo el título “La
conversión de Michel”. Por lo demás, el número arremete contra todo; el fallido
Hollande, el corrupto y perseguido Sarkozy, obispos y el niño Jesús. Se llama
libertad de expresión, sátira irreverente. Libertad. Venganza del profeta;
“Hemos matado a Charlie Hebdo”.
La policía explica que los asesinos abandonaron el
vehículo en la Puerta de Pantin, en el noreste de la ciudad, para cambiarlo por
otro arrebatado con amenazas a su propietario. Uno tras otro, los políticos, Hollande,
que se dirigirá esta tarde a la nación por televisión, Sarkozy, que interviene
junto a una bandera francesa como si todavía fuera presidente, el ministro del
Interior, Bernard Cazeneuve, que mientras escribo estas líneas confirma que los
asesinos fueron tres y da detalles de la amplia operación policial y preventiva
que se ha puesto en marcha, lanzan sus rituales discursos. Respecto a las
fuerzas de seguridad, esperaban algo así desde hacía meses.
La situación internacional, con la intervención
militar francesa en tantos escenarios, desde Iraq a Mali, pasando por la
República centroafricana, Afganistán y, con mano oculta, en Siria. El millar de
franceses o residentes en Francia que se han paseado en el último año por los
alrededores del Estado Islámico, ya había sido detectado como el gran peligro,
tras el atentado de uno de ellos en el Museo judío de Bruselas. Ya se lo
temían, sin embargo esto ha sido una sorpresa total. Hacia 50 años, desde que
la OAS puso la bomba en el expreso Estrasburgo-París en 1961 matando a 21
personas, que no moría tanta gente en un atentado en Francia.
“No tengo miedo de las represalias, no tengo niños, ni mujer, ni coche, ni
crédito. Puede que parezca un poco pomposo, pero prefiero morir de pie que
vivir de rodillas”, escribió el director de la publicación, Charb, hace
dos años. Una revista satírica libertaria que es una institución de la
República, algo sin parangón en Europa, ha sido descabezada. Un verdadero
desafío a la libertad.
http://www.lavanguardia.com/

ESTADOS
UNIDOS ANUNCIÓ QUE CAMBIA SU POLÍTICA HACIA LA ISLA
La política infructuosa de Estados Unidos contra Cuba,
que ha clausurado por más de medio siglo las relaciones entre estos países
vecinos e infringido daño a varias generaciones del pueblo cubano, podría
finalmente estar llegando a su fin.
Por Amy Goodman y Denis Moynihan (desde Estados Unidos)
El miércoles
por la mañana nos enteramos de que Alan Gross, un contratista del gobierno estadounidense
condenado en Cuba por espionaje, había sido puesto en libertad después de cinco
años de prisión. Otra persona, un cubano no identificado encarcelado en Cuba
desde hace veinte años por espiar para Estados Unidos, también fue liberado.
Este acontecimiento ha sido noticia a nivel mundial. No tan bien explicada en
los medios estadounidenses fue la liberación de tres presos cubanos en Estados
Unidos. Son los tres miembros de los Cinco de Cuba que seguían encarcelados.
Los Cinco fueron detenidos a finales de 1990 bajo cargos de espionaje, pero no
estaban espiando al gobierno de Estados Unidos. Estaban en Miami con el
objetivo de infiltrarse en los grupos paramilitares cubano-estadounidenses
instalados allí con la finalidad de lograr la destitución violenta del gobierno
cubano.
Al mediodía
del miércoles, el presidente Barack Obama dio oficialmente la noticia: esto no
fue un simple intercambio de prisioneros. “El día de hoy, Estados Unidos de
América está cambiando su relación con el pueblo de Cuba. Estamos produciendo
los cambios más significativos de nuestra política hacia Cuba en más de
cincuenta años. Vamos a dar por terminado el enfoque obsoleto que durante
décadas no ha logrado promover nuestros intereses y, en su lugar, comenzaremos
a normalizar las relaciones entre nuestros dos países. A través de estos
cambios, tenemos la intención de crear más oportunidades para el pueblo
estadounidense y para el pueblo cubano y comenzar un nuevo capítulo entre los
países de las Américas. He instruido al Secretario [de Estado John] Kerry a que
inicie de inmediato el diálogo con Cuba para restablecer las relaciones
diplomáticas que fueron interrumpidas en enero de 1961”.
Fue el
presidente Dwight Eisenhower quien rompió relaciones con Cuba el 3 de enero de
1961, dos años después de que Fidel Castro tomara el poder. Más adelante, el
presidente John F. Kennedy extendería el bloqueo. Pocos meses después de que
Kennedy asumiera el cargo, la invasión de la CIA a la Bahía de Cochinos, con la
intención de derrocar al gobierno de Fidel Castro, tuvo un resultado
desastroso. Es universalmente considerado como uno de los mayores fiascos
militares de la era moderna. Decenas de personas fueron asesinadas, y Cuba
encarceló a más de 1.200 mercenarios de la CIA.
Cuba se
convirtió en una zona caliente, sobre todo cuando la Unión Soviética intentó
emplazar misiles nucleares de corto alcance en la isla, lo que precipitó la
llamada crisis de los misiles en octubre de 1962. Este episodio es ampliamente
considerado como lo más cerca que han estado estas dos potencias mundiales de
embarcarse en una guerra nuclear. Estados Unidos intentó también asesinar a
Castro. Mientras el Comité Church del Senado de Estados Unidos identificó ocho
intentos de ello, Fabián Escalante, ex jefe de la contrainteligencia cubana,
descubrió al menos 638 intentos de asesinato.
La
revolución cubana tiene sus detractores, pero la transformación de la vida
cotidiana allí no se puede negar. A lo largo de la década de 1950, durante el
gobierno del dictador Fulgencio Batista, la mayoría de los cubanos padecieron
pobreza extrema, con acceso escaso a la educación, a la salud y a puestos de
trabajo bien remunerados. El régimen de Batista era brutal, con detenciones
arbitrarias, tortura y ejecuciones. Batista se alió con la mafia
estadounidense, beneficiándose personalmente de la corrupción generalizada,
especialmente de los opulentos hoteles y casinos de La Habana. Actualmente, los
cubanos disfrutan de la misma esperanza de vida que sus vecinos estadounidenses
y tienen una menor tasa de mortalidad infantil. Cuba tiene una de las tasas de
alfabetización más altas del mundo, superada solamente por Finlandia,
Dinamarca, Nueva Zelanda y Australia, según el Programa de Desarrollo de las
Naciones Unidas, que ubica a Estados Unidos en el lugar 21 del ranking mundial,
dos niveles por encima de Kazajstán.
Cuba, a
menudo azotada por huracanes, ha desarrollado uno de los mejores sistemas de
respuesta médica a desastres naturales en el mundo. Recientemente ha desplegado
250 médicos en África Occidental para combatir el ébola. En el año 2005, el
entonces presidente Fidel Castro ofreció enviar 1.500 médicos a Estados Unidos
tras el huracán Katrina. El gobierno de George W. Bush nunca respondió.
El bloqueo
ha sido durante mucho tiempo central para la política electoral estadounidense,
ya que la comunidad cubana en Miami, buena parte de la cual es histórica y
resueltamente anticastrista, se ha considerado crucial para ganar el estado de
Florida en una elección presidencial. Miami también ha servido como refugio
para los grupos terroristas anticastristas. Uno de los Cinco, René González,
fue liberado en 2011 después de trece años de cárcel. Lo entrevisté en 2013,
poco tiempo después de su regreso definitivo a La Habana. Me dijo: “Formó parte
de la experiencia común de mi generación ver que gente proveniente de Miami
asaltaba nuestras costas, disparaba a los hoteles, mataba gente aquí en Cuba y
atentaba contra aviones cubanos”.
En 1976, un
atentado terrorista hizo estallar un vuelo de Cubana de Aviación. El avión
explotó en el aire y las 73 personas que iban a bordo murieron en el acto. En
1997, una serie de atentados con bomba en hoteles de La Habana provocaron la
muerte de un turista italiano. El ex agente de la CIA Luis Posada Carriles
reconoció su participación en los atentados a los hoteles, y existen pruebas
que lo vinculan fuertemente con el atentado del avión. Los Cinco de Cuba fueron
declarados culpables de investigar las actividades terroristas de estos hombres
y de los grupos sin fines de lucro que les servían como fachada de apoyo, como
la Fundación Nacional Cubano Americana y Hermanos al Rescate. Posada Carriles
vive actualmente en Florida como un hombre libre.
La guerra
fría ha terminado. El gobierno de Cuba es comunista, pero también lo son los
gobiernos de China y Vietnam, con los cuales Estados Unidos mantiene fuertes
lazos. Los once millones de ciudadanos de Cuba, así como todos los que vivimos
aquí, en Estados Unidos, merecemos un vínculo fluido y abierto como vecinos,
sobre la base de la igualdad y arraigado en la paz.
http://www.democracynow.org/es/

VIEJOS Y NUEVOS PAÍSES CONTAMINADORES
NO ASUMEN SUS RESPONSABILIDADES
Es una simplificación
sostener que sólo el norte es el principal emisor de gases invernadero, y el
sur, sin responsabilidades, sufre las consecuencias. En los últimos años la
situación ha cambiado drásticamente, y entre los diez más grandes
contaminadores globales están entreverados países del sur y del norte. Mientras en los países industrializados el
principal origen de las emisiones son los gases de las fábricas y motores, en
América del Sur su origen está en la deforestación, las transformaciones
agropecuarias y otros cambios en el uso del suelo.
Por
Eduardo Gudynas (desde Uruguay)
No
es sencillo resumir los resultados del encuentro de los países miembros de la
Convención Marco en Cambio Climático de las Naciones Unidas, que tuvo lugar en
Lima (Perú). Su objetivo era ambicioso y también urgente. Pero los resultados
han sido muy discutibles.
En
la cumbre de Lima se debía precisar el marco de un futuro tratado, protocolo o
mandato que impusiera restricciones sobre la emisión de gases con efecto
invernadero para contrarrestar el cambio climático. Es un objetivo que se
intenta alcanzar desde hace años, y se esperaba concretarlo en Lima, dada la
presión ciudadana y nuevos reportes científicos confirmaron que el cambio
climático es más grave de lo esperado y que avanza más rápidamente.
Bajo
los compromisos actuales, tales como el viejo Protocolo de Kyoto, los únicos
que tienen obligaciones de reducciones son las naciones industrializadas. A los
países en desarrollo, y entre ellos los latinoamericanos, no se les exige
limitar sus gases invernadero, aunque pueden hacerlo voluntariamente. Pero es
muy evidente que esa posición es actualmente insostenible, ya que muchas
naciones del sur han pasado en los últimos años a estar entre los más grandes
contaminantes del planeta. Un nuevo acuerdo impondría obligaciones para todos
los estados, y allí surgen las confrontaciones y desavenencias.
Esas
discrepancias quedaron en claro en Lima. Buena parte de las naciones en
desarrollo no desean limitar sus propias emisiones de gases invernadero ya que
las conciben como trabas a su progreso económico. Y en caso que algo hicieran,
quieren que los países ricos las compensen económicamente por eso. Las naciones
industrializadas evitan reducir todavía más sus gases invernadero, y nada
quieren saber con una ayuda financiera masiva.
De
esta manera, en Lima, casi todos los países invocaban la gravedad del cambio
climático, pero en verdad evitaban asumir compromisos, aunque usando argumentos
muy distintos. Se llegó a un acuerdo porque era tan vago e impreciso que no
impone obligaciones ecológicas o financieras, y deja casi todo abierto para
seguir negociando un año más.
Viejos y nuevos contaminadores
La
diversidad de argumentos para esquivar las responsabilidades ya no puede ser
analizada desde una perspectiva que separa dos bloques: el “norte” y el “sur”.
Es una simplificación sostener que sólo el norte es el principal emisor de
gases invernadero, y el sur, sin responsabilidades, sufre las consecuencias. En
los últimos años la situación ha cambiado drásticamente, y entre los diez más
grandes contaminadores globales están entreverados países del sur y del norte.
El
primer lugar lo ocupa China, que desplazó a Estados Unidos al segundo sitio. Si
se toma a los 28 países de la Unión Europea como un conjunto, estarían en
tercer lugar, pero a nivel individual ese sitio es ocupado por India. A su vez,
en esas primeras ubicaciones aparecen por ejemplo Indonesia y Brasil, que
emiten más que Japón o Alemania. Eso explica que naciones como China o Brasil
se resistan a aceptar obligaciones a reducir sus emisiones, solo lleven
adelante planes voluntarios.
Se
ha dicho muchas veces que esos indicadores totales no son muy justos, y que
deberían considerarse las emisiones por personas. Si así se hace, una vez más
aparece otra geografía ecológica. El punto de referencia para lo que podrían
llamarse “emisiones justas” son 2 ton de CO2 por habitante en el planeta, y sin
duda las naciones industrializadas están muy sobrepasadas. Pero nosotros, en
América del Sur, también. Paraguay ocupa el primer lugar con 18.2 ton CO2 por
persona, el segundo lugar corresponde a Bolivia (14.8), y en el tercer puesto
está Venezuela (13.4). Todos los indicadores son contundentes: nuestros países
también son responsables.
Más
de un lector se preguntará a qué se debe esta particular situación de los
latinoamericanos. Es que mientras en los países industrializados el principal
origen de las emisiones son los gases de las fábricas y motores, en América del
Sur su origen está en la deforestación, las transformaciones agropecuarias y
otros cambios en el uso del suelo.
Aceptando
que las principales emisiones tienen esos orígenes, queda en claro que las
políticas nacionales contra el cambio climático en países como Bolivia, deben
comenzar por cambiar sus estrategias de desarrollo rural, modificar la tenencia
de la tierra y detener la deforestación. Se impone un cambio de rumbo que no es
nada sencillo, y que los Estados prefieren evitar, y rara vez mencionan en los
cónclaves internacionales.
¿Una Pacha Mama atómica?
Todos
los gobiernos invocan la protección ambiental, pero de todas maneras quedan
atrapados dentro de los desarrollos convencionales y son incapaces de atacar
las causas del cambio climático. El gobierno de Bolivia ejemplifica esas
tensiones. Defiende a la Pacha Mama en los discursos, y eso es algo en lo que
todos estamos de acuerdo, pero sus prácticas concretas son otras. Es que la
Pacha Mama gubernamental es solo planetaria, pero no asegura una adecuada
protección dentro de Bolivia, y en especial ante los problemas ambientales
locales que se deben a la extracción de hidrocarburos. Es una Pacha Mama que
sólo llega hasta donde comienza el nacionalismo de los recursos, y por ello
cuando hay que elegir, siempre triunfa el interés exportador sobre la
protección ambiental. Y hasta se ha caído en una Pacha Mama atómica, con la
propuesta de instalar una central nuclear en el país, lo que es una medida
reñida con las más básicas consideraciones ambientales.
Estos
problemas se repiten en todos los países, y por ello se cae en las
“irresponsabilidades comunes e indiferenciadas” en el ámbito de las
negociaciones internacionales en cambio climático, como ha descrito Gerardo
Honty.
América
Latina debe romper estas con esas contradicciones y comenzar, cuanto antes, sus
propios planes de reducción de emisiones y adaptación ante el cambio climático.
No puede esperar por los países ricos ni seguir apelando a la mera retórica.
Debe defender en serio y con efectividad sus propios ambientes y sus
comunidades.
http://accionyreaccion.com/