MURIÓ EDUARDO GALEANO, UNA DE LAS
VOCES MÁS LÚCIDAS Y COMPROMETIDAS DEL CONTINENTE
El 13
de abril murió el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, una de las
voces más lúcidas y comprometidas de nuestro continente. Autor de "Las
venas abiertas de América Latina" (1971), "Memorias del fuego"
(1982), "El libro de los abrazos" (1989) y "Los hijos de los
días" (2011), entre otros.
Por Hernán
L. Giardini
Eduardo Germán Hughes Galeano nació
el 3 de septiembre de 1940 en Montevideo en una familia descendiente de
galeses, alemanes, españoles e italianos. Durante su adolescencia transitó por
diversos trabajos, publicando su primer escrito político en el periódico
semanal del partido socialista "El Sol" (1954). En 1960 comenzó su
carrera como periodista, siendo editor del semanario "Marcha" y
director del diario "Época". En 1973 un golpe militar tomó el poder
en Uruguay y Eduardo Galeano debió exiliarse, estableciéndose en Buenos Aires,
donde fundó y dirigió la revista "Crisis". En 1976 el régimen de
Jorge Rafael Videla perpetró un golpe militar en Argentina, y debió nuevamente
exiliarse, marchando a España. A principios de 1985, Eduardo Galeano regresó a
Montevideo, donde se estableció definitivamente. En 2010 ganó el destacado
premio Stig Dagerman, uno de los más prestigiosos galardones literarios en
Suecia.
Aquí un extracto de sus recientes reflexiones
sobre los principales temas que aborda su obra:
Sobre
las venas abiertas de América Latina
“América
es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos. Nosotros habitamos, a lo
sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa
identificación. Somos una región del
mundo que tiene la suerte de ser muy diversa, y que tiene la suerte de tener
también un destino común a conquistar. Pero por ahora seguimos trabajando por
nuestra propia perdición porque hemos sido entrenados para odiarnos entre
nosotros, entrenados para el divorcio mutuo, la mutua ignorancia y nos cuesta
muchísimo encontrar ese destino común, ese cauce común. Es América Latina, la región de las
venas abiertas. Sin embargo, no sería capaz de leerlo de nuevo. Caería
desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima.
Intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación
necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí,
está superada. Respecto a su vigencia, eso ocurre,
lamentablemente, porque la realidad no ha cambiado mucho desde que el libro se
escribió. En realidad,
todos escribimos un solo libro, que va cambiando y se va multiplicando a medida
que la vida vive y el escritor escribe. Para mí, Las venas fue un puerto de
partida, no un puerto de llegada. Yo escribo para los amigos que todavía no
conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme”.
Sobre
los pueblos originarios
“Los
indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen
sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen
condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo
vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio,
el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos.
Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso. Sin embargo, en esa identidad
prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América
posible. América, ciega de racismo, no las ve. En una comunidad maya de Chiapas escuché decir ‘nosotros
somos hijos de los días’. La cultura maya es la única cultura de las Américas
en la que es el tiempo el que funda el espacio. O sea el espacio es hijo del
tiempo y no al revés. Me quedó grabada esa frase, me pareció muy hermosa. De
ahí el título del libro, que es un homenaje a esa frase”
Sobre el respeto a la
naturaleza
“La
historia de América Latina es la historia del despojo de los recursos
naturales, y en eso no se equivocó La venas, pues es un libro que describe muy
bien ese proceso de vaciamiento. Hay que saber cuidar los recursos naturales.
No hay que entregar la naturaleza a las fauces abiertas del sistema de poder
que devora todo lo que se le arrima. El sistema capitalista se come todo lo que
encuentra. Incluye una ideología, una moral, una concepción de la vida y de las
cosas que es peligrosa para el género humano y para el planeta que habitamos.
Es bueno, bajo ese sistema, todo lo que es rentable, y todo lo que no es
rentable no merece existir. Eso conduce a la rifa del planeta. Si la naturaleza fuera banco, ya la
habrían salvado. Yo tengo, como se sabe, una posición en
contra, de esta especie de celulitis nacional. Yo no creo en el monocultivo. Te
dan pan para hoy hambre para mañana, glorias fugaces que después son ruinas de
larga duración. Y ahora estamos con la moda de la soja y de la celulosa, estos
bosques artificiales, industriales que resecan la tierra y que la gente llama
con razón bosques mudos, porque en ellos no cantan los pájaros. En sus 10
mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos
envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por
caso: Honrarás a la
naturaleza de la que formas parte. Pero
no se le ocurrió”.
Sobre
el fútbol
"Jugaba
mal, muy mal. Era entreala derecho, lo que hoy sería un volante ofensivo. Pero
fui un pata de palo. Así que al final me resigné, acepté mi destino y terminé
intentando escribir para ver si podía hacer con la mano lo que con los pies no
pude hacer nunca. La historia del fútbol es un triste viaje del placer al
deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la
belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. El juego se ha convertido en
espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar,
y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del
mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. Messi no
perdió la alegría de jugar por el simple hecho de jugar y Maradona es el más
humano de los dioses, porque es como cualquiera de nosotros. Arrogante, mujeriego,
débil... ¡Todos somos así! Estamos hechos de barro humano”.
Sobre
el futuro
“Ojalá seamos dignos de la desesperada
esperanza. Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de
arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca,
ni un dedo fuera de la mano. Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que
recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido
común. Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas
las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los
tiempos de la amnesia obligatoria. Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir
creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque
hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados. Ojalá podamos ser capaces de
seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones
y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando
ella dice adiós, está diciendo: hasta luego. Ojalá podamos mantener viva la
certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que
viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde
nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del
tiempo. La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella
se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para
qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
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