EL CAMINO HACIA LA AUTODETERMINACIÓN DE CATALUÑA ES IRREVERSIBLE
Con el compromiso, la movilización y la
determinación de la ciudadanía de Cataluña se pudieron abrir los colegios
electorales y ejercer el derecho a voto, a pesar de la represión del Estado. El
1-O, la dignidad colectiva del pueblo de Cataluña ganó.
Por Jesús Gellida (desde
España)
A por ellos. Centenares de personas se movilizaron, dentro y fuera de los colegios
electorales, concentradas bajo la consigna de hacer resistencia pacífica ante
unas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia
Civil) que reprimieron brutalmente la organización del referéndum. Bien
temprano, justo abiertos los colegios electorales, empezaron las primeras
actuaciones de los antidisturbios: cargas, golpes de porra, disparos de pelotas
de goma, lanzamiento de gases lacrimógenos, agresiones indiscriminadas y vía
libre a grupos de extrema derecha, era la tónica en todo el territorio catalán.
Ciudades y pueblos eran víctimas de la brutalidad policial. La utilización
contundente de la fuerza no tuvo ninguna justificación porque no había habido
ninguna provocación previa. “La violencia utilizada ha sido deplorable”, fueron
las palabras de la responsable de la misión de observadores internacionales que
se había desplazado a Cataluña para monitorizar el referéndum de
autodeterminación. Los observadores internacionales, "estupefactos"
por las numerosas y repetidas violaciones de los derechos humanos y cívicos, en
lo que consideran una “operación de estilo militar" contra el 1-O. Una
actuación del Estado español hacia Cataluña que supone una vergüenza para
Europa y que constata la vulneración de derechos fundamentales en un estado de
la Unión Europea. Con la actuación policial represiva, el Estado se quitó
definitivamente la careta, aflorando tics autoritarios que hacen urgente
replantear la democracia española. Una actuación policial en la que el Estado
ha perdido Cataluña.
Poder popular. La estrategia de asedio policial al referéndum iba acompañada de
operaciones para restringir la red Internet y, así dificultar o impedir la
votación, intentando crear una situación de miedo, de terror generalizado para
que el mayor número de personas desistiera de votar. Un referéndum de autodeterminación
que se llevó a cabo en medio de un estado de excepción. No obstante, la
determinación del gobierno y de la CUP, pero, sobre todo, de las entidades
soberanistas y de la población, fueron esenciales para la celebración del 1-O.
La plataforma Escuelas Abiertas y los Comités de Defensa del Referéndum (CDR),
fueron dos ejemplos exitosos de auto organización y de empoderamiento popular
para garantizar el referéndum, manteniendo abiertos los colegios electorales y
defendiendo las urnas. La resistencia pacífica, la actitud cívica y la astucia
para custodiar o esconder urnas fueron las garantías de la votación.
Papeletas contra porras. El análisis de la participación no se puede hacer como si fueran votos
emitidos en condiciones normales, hay que tener en cuenta el cierre, según el
consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno, de 319 colegios electorales
de los 2.230 habilitados. Así mismo, la persecución judicial y la estrategia
del miedo durante las semanas previas, la represión policial el 1-O, el boicot
de Ciudadanos, PSC y PP mediante la No campaña, no fueron suficientes para
evitar que más de 2,2 millones de catalanes votaran (un 42,58%, según datos
provisionales difundidos por el Gobierno la misma noche del 1-O). Una votación
emotiva, pero muy dificultosa, que el censo universal facilitó, gracias al cual
cualquier persona podía votar en cualquier mesa electoral, previas
comprobaciones digitales. No obstante, y cómo es obvio, la participación
hubiera sido mucho más elevada sin este estado de asedio permanente que impidió
recontar centenares de miles de votos, intervenidos durante las diferentes
actuaciones policiales. En este sentido, muchas personas no fueron a votar por
miedo y porque su colegio más cercano estaba cerrado u ocupado por las fuerzas
policiales.
La internacionalización del Proceso. Las muestras de solidaridad hacia Cataluña en todo
el Estado español, en Europa y en el mundo se multiplican. La prensa y
televisiones internacionales se están haciendo un gran eco de la situación y,
condenan enérgicamente la actuación desproporcionada del Estado español, contra
un movimiento soberanista que llena las calles de forma pacífica año tras año
desde el 2012. Por el contrario, los medios generalistas del Estado hacen un
análisis sesgado y parcial, tal como denuncian los propios trabajadores de los
servicios informativos de RTVE por no recoger la realidad de los hechos,
criticando que incluso se han omitido "entre otros elementos las cargas
policiales". Varios líderes y analistas mundiales condenan la actuación
policial y claman por una solución política, pero no hay ningún pronunciamiento
oficial de ningún gobierno o instituciones. En este sentido, el presidente
Puigdemont argumenta sobre la posición de la UE que "es evidente que
Europa tiene que dejar de mirar hacia otro lado porque es un asunto
europeo", y solicita a la UE que apadrine una mediación para la resolución
política del conflicto. Ante esta situación, la vía unilateral, contemplada en
la ley de transitoriedad jurídica aprobada por la mayoría del Parlamento, toma
una relevancia excepcional.
Escenarios. El movimiento independentista se ha convertido en el principal desafío
del régimen del 78. El 1-O ha abierto una crisis de Estado de grandes
dimensiones. Un punto de inflexión en la política catalana y española, donde el
independentismo gana exponencialmente defensores y, la opción de echar al
gobierno del PP es ahora más cercana. En este contexto, el gobierno central ha
optado por la represión pura y dura, donde el siguiente paso podría ser la
aplicación definitiva del artículo 155 de la Constitución española para hacerse
con el control de la Generalitat y convocar elecciones autonómicas. Un
escenario en el que la pérdida de competencias y la regresión de la democracia
serían todavía más evidentes. Por otra parte, en Cataluña se celebra este 3 de
octubre una huelga general, una huelga social y política en defensa de la
soberanía de Cataluña y de la democracia, contra la represión del Estado y por
la justicia social. Una movilización para acumular fuerzas en el conflicto con
el Estado y que puede ser el preludio a la proclamación de la República
Catalana y la apertura de un proceso constituyente popular. Un escenario
complejo, con más dudas que certezas, pero que abriría la puerta a la ruptura democrática
del régimen del 78. El embate continúa, la Revuelta catalana está en marcha y,
después del 1-O, el camino hacia la autodeterminación de Cataluña es
irreversible.
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