1 de junio de 2009

Un nuevo alzamiento indio a punto de ser aplastado en silencio

HUELGA INDÍGENA AMAZÓNICA EN EL PERÚ

Un nuevo alzamiento indio a punto de ser aplastado en silencio
Un nuevo alzamiento indígena en Nuestra América Profunda, y más precisamente en la Amazonía peruana, está a punto de ser aplastado en silencio, recordando las palabras del poeta y militante peruano Manuel Scorza. Esta huelga y protesta ya lleva varios meses, el gobierno recolonizado de Alan García ha enviado sus tropas militares y policiales a la región, intimando y provocando a los pueblos originarios amazónicos, y amenazando de muerte a los periodistas que cubrieron los hechos. Ésta quizás sea una nueva crónica de una matanza anunciada en nuestras tierras amerindias, y de un nuevo abuso contra los derechos humanos y nuestra Madre Tierra.
Por Xuan Pablo Gonzalez

Como me cuenta el poeta Pedro Favaron desde Lima: “desde agosto del año pasado se han venido sucediendo, en toda la amazonía peruana, series de protestas contra las actitudes ecocidas de las empresas petroleras. Hace 35 días estas protestas se intensificaron, dando pie a una huelga indefinida. La protesta ha recibido el apoyo de una comisión especial del congreso de la República del Perú para temas indígenas (quienes consideraron que los decretos legislativos lanzados por el gobierno para cumplir los compromisos establecidos por el TLC con Estados Unidos son anti-constitucionales). Incluso los obispos católicos de la amazonía han apoyado las protestas. El gobierno, sin embargo, en vez de enmendar el rumbo, ha respondido con represión, movilizando a la tropa y declarando a la amazonía en estado de emergencia, lo que significa que las garantías constitucionales de quienes protestan y de quienes los apoyan han quedado suspendidas. Esto ha llevado ha radicalizar las posturas de quienes protestan, naciones descendientes de antiguos guerreros que no se van a dejar intimidar y parecen no temer dar su sangre en la defensa del territorio ancestral y sagrado. Como se sabe, la comisión de la verdad en el Perú declaró que durante el primer gobierno de Alan García se cometieron los peores abusos contra los derechos humanos.”

Como contaba otro poeta peruano, Manuel Scorza, desde su libro La tumba del relámpago: “entre 1922 y 1930 estallaron en el Perú 697 rebeliones. ¡697 alzamientos en ocho años, es decir un promedio de setenta anuales! ¡Un alzamiento cada cinco días! ¡Miles de muertos! ¡Cientos de miles de muertos! Alzamientos sucedidos en silencio, combatidos en silencio, aplastados en silencio”

El recuerdo de lo de Scorza, nomás refleja como la historia peruana y latinoamericana se repite: continuos alzamientos silenciados, seguidas insurgencias olvidadas.
Sabido es que uno de los mayores problemas de nuestra Historia, por el que seguimos siendo recolonizados, es que ésta ha sido y sigue siendo deformada y manipulada, lo cual nos deja básicamente amnésicos. Y así sucede con el presente y los medios de comunicación: se supone que estos reflejan la realidad, y sin embargo actualmente en Perú, los medios en su gran mayoría ignoran estos nuevos levantamientos indígenas en la amazonía. Los pocos periodistas que cubrieron los hechos fueron ya amenazados de muerte, lo cual sugiere que el gobierno está planeando hacer de esta huelga amazónica uno de esos miles de miles y millones de alzamientos indígenas, campesinos y obreros silenciados con sangre en nuestra tierra Amerindia, desde la llegada del pensamiento occidental imperialista capitalista dominante, hace ya más de cinco siglos, cinco siglos igual como recuerda la canción de León Gieco.
Y cuando hablamos de esta huelga hablamos de un alzamiento pacífico, porque los indios amazónicos huelguistas y piqueteros no están armados con esa maquinaria de matar militar-policial que ha instalado el gobierno en la región alzada, lista para una nueva matanza.
“Los gobiernos nacionales proceden como si la selva amazónica no tuviera gente, como si fuera un espacio vacío e inagotable, que se trata de poner en valor”, dice desde la amazonía el periodista Antonio Zapata. Lo mismo ha sucedido en nuestro “desierto”, o nuestros “desiertos”, el de la Patagonia, y el de nuestro Chaco. Porque no sólo hubo una conquista al desierto genocida en la Patagonia sino también en el Chaco, que por lo que se sabe continúo con “alzamientos silenciados” hasta mediados del siglo XX, hasta la matanza de los Pilagás -en Las Lomitas, Formosa- en 1947, dejando esta “sangrienta represión” alrededor de 800 muertos entre hombres mujeres y niños, y ordenada por supuesto por el gobierno del General Perón.
“El Gobierno envió fuerzas especiales de la Diroes como si fuéramos delincuentes. Los pueblos estamos sin armas”, refirió Pizango Chota, desde la legendaria Amazonía peruana, tierra de tesoros ocultos, animales peligrosos, flores exóticas, plantas mágicas y medicinas milagrosas. Y cuando hablamos de tesoros ocultos no nos referimos a las fantásticas y antiguas ciudades de oro incaicas, sino a las actuales fuentes de oro negro, el petróleo, por el que “desde el 2000 hasta hoy, el Perú ha multiplicado por diez el número de denuncias en la selva.”
Cuentan desde la ONG gringa de La Alianza Amazónica (o Amazon Alliance) que “Durante los últimos 40 años, ha desaparecido casi el 20 % de los bosques amazónicos… dentro de los próximos 10 o 20 años toda la región amazónica estará al borde de un colapso ecológico”.
Desde la selva amazónica ecuatoriana, donde los pueblos originarios de la región se hallan en una situación de amenazas parecida a la del Perú, dicen que “La contaminación por Texaco es una de las causas del calentamiento global y una forma de genocidio a los pueblos que habitan en la región… un 74% de entrevistados señalaron haber perdido tierras como consecuencia de la contaminación o la explotación petrolera… pérdidas de territorio y contaminación de tierra y agua”.
Pero volviendo a la huelga amazónica en Perú, el dirigente Rubén Binari, presidente del Consejo Machiguenga del Río Urubamba (COMARU), dice que: “Esta situación nos preocupa porque los pueblos indígenas hemos manifestado que esta protesta es 100% pacífica y que sólo responde a la defensa de nuestros territorios y evitar la contaminación”. Y igualmente tienen exceso de policías en sus pueblos “para resguardar las instalaciones de la empresa transportadora de gas natural, TGP-COGA.”
Desde la vicepresidencia de AIDESEP, Daisy Zapata Fasabi, denunció que “un contingente de la Marina del Perú llegó hasta la zona de Atalaya -también con acciones de movilización pacífica- para hostilizar a los manifestantes indígenas que en su legítimo derecho a la protesta están siendo provocados para llegar a un enfrentamiento.”
Un enfrentamiento que para la ley peruana, o mejor dicho para la ley del capitalismo, justifique las matanzas.
En tanto, como decíamos, se silencian a los medios que si reflejan los hechos que están sucediendo: “Los periodistas de las radios Oriente de Yurimaguas (Loreto) y La Voz del Cainarachi de Barranquita denunciaron haber recibido amenazas de muerte por la cobertura que brindaron al paro indefinido de las comunidades amazónicas… El equipo de radio Oriente aseguró que las amenazas fueron hechas a once de sus reporteros durante los 10 días que se difundió los alcances de la huelga.”

Finalmente agregamos las declaraciones de los obispos amazónicos del Perú: “La región amazónica es rica en culturas milenarias y en biodiversidad. Ella es fuente de vida y esperanza para la humanidad… La Amazonía tiene 31 de las 114 zonas de vida o ecosistemas mundiales, 95 % de los bosques del País y un importante potencial de recurso hídrico e hidroenergético… Por eso queremos insistir que, en las intervenciones sobre los recursos naturales, no predominen los intereses de grupos que arrasan irracionalmente las fuentes de la vida, en perjuicio de naciones enteras y de la propia humanidad. Desde esta perspectiva constatamos cómo, en nombre de un sesgado concepto de desarrollo, el Estado permite la deforestación de grandes extensiones de bosques primarios a favor de empresas nacionales y transnacionales para la inversión en plantaciones aceiteras, caña de azúcar y otros. Para nadie es desconocida la contaminación de los ríos con el plomo y otros metales pesados como efecto de una actividad minera (formal e informal) y la extracción de petróleo, de manera irresponsable. Somos testigos, además, de la tala indiscriminada de la madera sin ningún tipo de control. Podemos afirmar que no se atiende el clamor de las poblaciones indígenas y ribereñas…De esta manera se les condena al desarraigo de sus tierras y a ser asalariados en la siembra de la caña de azúcar, la palma aceitera y en las explotaciones mineras y de hidrocarburos… y surgen serias amenazas de mayor pobreza en la región… No queremos violencia. Nos gustaría no apoyar el paro actual. Pero nos da la impresión de que el gobierno y el Congreso no muestran la intención de dialogar y buscar soluciones. Y así comprendemos la desesperación de las poblaciones indígenas y la creencia cada vez más extendida de que se compra a algunos de sus líderes para provocar la desunión y hacer ineficaces sus justos reclamos.”
Y concluimos con las palabras del periodista Roger Rumrrill: “El gobierno del Dr. Alan García Pérez ha decretado, desde el sábado 9, el estado de emergencia en casi todo el territorio amazónico, allí donde las organizaciones indígenas protestan con paros, movilizaciones e incluso bloqueos de ríos y carreteras contra el paquete de leyes del “perro del hortelano” que es una puerta abierta a la transnacionalización de la Amazonía peruana.”
Para mantener la neocolonización y la explotación y saqueo de nuestros territorios, todavía el genocidio parece ser la mejor solución en estos casos de emergencia, para los ideólogos del Imperio de la Civilización, el Capital, el Dios Padre y el Progreso.
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