5 de marzo de 2010

De histórico guerrillero a Presidente austero

EL “PEPE” MUJICA ES EL NUEVO PRESIDENTE DE URUGUAY

Principal dirigente del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros (MLN-T), el “Pepe” Mujica fue guerrillero en los años 70, estuvo preso en cuatro ocasiones y se fugó en dos oportunidades, y pasó 14 años de su vida en la cárcel. Tras asumir como presidente electo de la República Oriental del Uruguay, Mujica seguirá viviendo en su modesta chacra de las afueras de Montevideo, donde cultiva flores y produce hortalizas. Además, donará la mayor parte de su salario como un ejemplo de la austeridad que quiere transmitir al manejo presupuestal y la advertencia a los sindicatos de que su gobierno se manejará con prudencia fiscal.

Por Hernán L. Giardini


José Mujica se integró al Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros en los años setenta, donde participó en operativos guerrilleros mientras trabajaba en su chacra. Hasta que, perseguido por la policía, se refugió en la clandestinidad.

El gobierno de Jorge Pacheco Areco combatió fuertemente a la guerrilla y a la creciente oposición de sindicatos y gremios frente a sus políticas económicas. En esa época Mujica participó en asaltos, secuestros y en la llamada Toma de Pando en 1969, entre otros operativos tupamaros.
El “Pepe” fue herido de seis balazos en enfrentamientos armados, apresado cuatro veces y se fugó otras dos. En total pasó más de catorce años preso, ya que fue uno de los dirigentes tupamaros que el gobierno cívico-militar tomó como rehén (junto a otros como Eleuterio Fernández Huidobro y Raúl Sendic), lo que implicaba que sería ejecutado en el caso de que su organización retomara las acciones armadas.
Con el retorno a la democracia salió en libertad, beneficiado por la ley 15.737, que decretó la amnistía de todos los delitos políticos, comunes y militares cometidos a partir de 1962.
Tras algunos años de democracia creó, junto con otros referentes de Tupamaros y otros partidos de izquierda, el Movimiento de Participación Popular, integrante del Frente Amplio.
Fue luego electo diputado y senador para posteriormente ocupar el cargo de Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca entre 2005 y 2008.
Así, tras ganar en forma ajustada la segunda vuelta celebrada el 29 de noviembre pasado, el primer presidente frenteamplista del país, Tabaré Vázquez, le pasó el mando a otro dirigente de su mismo signo, José Mujica, en una jornada histórica para Uruguay, que durante 175 años estuvo dominado por los partidos tradicionales Colorado y Nacional (ahora relegados a ser minoría en ambas cámaras legislativas).

En su discurso de toma de mando, Mujica reafirmó la necesidad de que el país contara con políticas de estado, es decir, que trasciendan un período de gobierno y sean relativamente independientes del partido político gobernante.
En ese sentido, antes de asumir el gobierno electo definió cuatro ejes de trabajo para la conformación de esas políticas de estado: Educación, Seguridad, Medio Ambiente y Energía. Para esto se convocó a los partidos políticos de la oposición con representación parlamentaria a integrar comisiones de trabajo para la elaboración de las mismas.
Mantener la inversión social más allá de las necesidades básicas, trabajar en políticas agrarias y ambientales por un país “agrointeligente” y acabar con "esa vergüenza nacional llamada indigencia", fueron el marco central del discurso de asunción presidencial de José Mujica.
También planteó como un objetivo primordial de su administración la eliminación de la indigencia y la reducción de la pobreza en un 50%.
"No queremos un país que se luzca en las estadísticas, queremos un país que sea bueno para vivir… Nosotros queremos transformaciones y avances de verdad, queremos cambios de esos que se tocan con las manos, que no afectan las estadísticas, sino la vida real de la gente y para lograrlo estamos convencidos de que se necesita una civilizada convivencia política", destacó.
Luego de jurar respeto a la Constitución en la sede del Poder Legislativo, Mujica partió hacia la Casa de Gobierno en un curioso vehículo de origen chino, que fue transformado en eléctrico por una empresa local. Eso marcará el perfil que Mujica quiere darle a su gobierno: austero en el gasto, modesto en la presencia y sin problemas para contar con auspiciantes privados.
Lo cierto es que Tabaré le deja a Mujica una economía en crecimiento, pese al impacto de la crisis internacional, con un PBI que aumentó casi 30% en cinco años, con un desempleo que se redujo a la mitad (está en 6,6%), una inflación que se mantuvo estable en 6% anual, un salario real que creció 27% y un nivel de pobreza que cayó de casi 40% a 22,6%.
Pero cabe aclarar que Vázquez aprovechó el rebote de una crisis severa y ahora se acotó el margen para seguir aumentando el gasto público y subir el salario real. Por eso Mujica pone ahora el acento en la prudencia fiscal, lo que puede traerle problemas con los sindicatos.
Su agenda de prioridades incluye un plan de integración para los marginados, el aumento de la infraestructura en transporte, la mejora de la matriz energética y una reforma del Estado que dé eficiencia al servicio público.
Habrá que ver cómo hará Mujica para convertir todo esto en realidad mientras pone el eje en la austeridad.
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