7 de octubre de 2010

Ley de Glaciares: Una victoria sobre la corporación minera

EL CONGRESO DE LA NACIÓN VOLVIÓ A VOTAR UNA LEY SIMILAR A LA VETADA POR LA PRESIDENTA EN 2008

Finalmente el Senado aprobó la “Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección de los Glaciares y del Ambiente Periglaciar”, pese a la férrea resistencia de las cámaras mineras y de algunas provincias cordilleranas donde la actividad tiene un desarrollo creciente. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner había vetado en 2008 una ley similar a pedido de estas provincias, pero frente a la intensa campaña que realizaron más de 300 asambleas, organizaciones sociales, ecologistas y pequeños productores de todo el país, aseguró que esta vez no la vetará y dio libertad de decisión a sus legisladores, lo que facilitó su sanción.

Por Hernán L. Giardini


Chile y Argentina albergan los más grandes glaciares de América del Sur, amenazados por el cambio climático y por las explotaciones mineras, que se multiplicaron en los últimos 20 años.

Según datos de la Secretaría de Minería de Argentina desde 2003 se registraron 900 nuevos proyectos mineros y la inversión en esta actividad creció desde entonces 1.100 % gracias a las leyes de promoción minera que se aprobaron en los ´90 y atrajeron muchas inversiones.

Sólo en la provincia de San Juan la producción minera creció un 950 % desde 2003 y las exportaciones se incrementaron en un 4.400 % desde entonces. De los 20 mayores proyectos que se llevan a cabo en el país, cinco se ubican en esa provincia. Uno está en marcha desde 2006, Veladero, y el otro es el proyectado Pascua Lama, los dos controlados por la corporación canadiense Barrick Gold.

Es por ello que algunas provincias cordilleranas, con San Juan a la cabeza, y las cámaras mineras dejaron bien en claro que no querían ninguna Ley de Glaciares. Para eso las empresas gastaron millones de pesos en solicitadas a página entera que publicaron casi todos los días durante tres semanas en todos los diarios nacionales, y recorrieron los despachos de los senadores con su equipo de lobbistas. Pero al ver que sí o sí se votaría una Ley de Glaciares, optaron por el mal menor: apoyar el proyecto del Senado, que era un poco menos restrictivo que el de Diputados y que no contaba con la venia de las organizaciones sociales.

Así, la noche del 29 de septiembre, el Senado se preparaba para votar por una Ley de Glaciares, con dos proyectos posibles: el del Senado, apoyado por las cámaras mineras y algunas provincias cordilleranas, y el de Diputados, fruto del consenso entre el senador Filmus y el diputado Bonasso y apoyado por más de 300 asambleas, organizaciones sociales, ecologistas y pequeños productores de todo el país.

Hasta último momento nadie podía pronosticar lo que iba a pasar. Varios auguraban un empate técnico o una victoria ajustada del proyecto del Senado. Sin embargo, tras una maratónica sesión de casi nueve horas, cerca de las 4:30 de la madrugada el proyecto que venía de Diputados fue sancionado por apenas dos votos de diferencia: 35 a favor, 33 en contra y una abstención.

Sorprendió el voto negativo de algunos senadores de provincias sin compromisos con las actividades mineras, como los de Misiones o Entre Ríos. Quizás el voto negativo que menos se esperaba era el de Eric Calcagno, quien desde el Le Monde Diplomatique ha escrito varios artículos denunciando el impacto de la minería a cielo abierto, pero que a la hora de votar lo hizo a favor de las mineras.

Del otro lado también hubieron sorpresas. Varios senadores, que se suponía podían votar en contra, lo hicieron a favor. Un claro ejemplo de esto fue el voto positivo del Jefe de Bloque del oficialismo, Miguel Pichetto.

“En todos estos años he tenido una conducta de fuerte disciplinamiento al Poder Ejecutivo porque entiendo que el bloque del oficialismo debe acompañar las políticas del Poder Ejecutivo. No hay ninguna duda acerca de cuál ha sido mi comportamiento político en este Senado. (…) Lo que quiero decir es que durante todo este largo debate la presidenta en ningún momento me impuso que votáramos sobre algunas de las versiones que están en pugna en este Senado. La presidenta ha dejado que se lleve adelante este debate, con un ejercicio pleno de la libertad y en función de visiones que son personales y que tienen que ver también con los intereses de las provincias. (…) Ahora bien, como la presidenta ha sostenido claramente que cualquiera sea la ley que se vote, va a ser promulgada, en este caso, y a título personal, yo entiendo que el mejor proyecto, el que mejor expresa la limitación de llevar adelante actividad minera en el glaciar y en el periglacial es el proyecto que viene de la Cámara de Diputados. Creo que es más preciso, que tiene un mayor trabajo y desarrollo”, afirmó Pichetto antes de emitir su voto, sorprendiendo a todos los presentes.

Sin dudas, otro de los logros de la Ley de Glaciares fue el de instalar en gran parte de la sociedad el debate sobre los impactos de la minería a cielo abierto.

En ese sentido, el senador Pichetto afirmó: “Comparto algunas de las visiones que se han dado en cuanto a que este Senado en algún momento va a tener que abordar el debate de fondo, el debate de la minería, el debate de la gran mega minería, el debate sobre los recursos que le quedan al país, además de la inversiones que realizan, que son importantes, o la generación de empleo por determinado período de tiempo. Si analizamos en términos de ingresos y tributarios, indudablemente este modelo minero tiene más consubstanciación con la etapa del 90, en la que no había ninguna inversión en minería, donde no venía nadie a invertir en minería. Era una política de aliento a la minería. En algún momento el Congreso va a tener que abordar esta discusión, fundamentalmente el tema de la mega explotación, el tema de la explotación con cianuro, con elementos contaminantes. Habrá que abordarlo con responsabilidad e inteligencia. Esta iniciativa no es una ley antiminera. No prohíbe la minería. Es totalmente falso ese concepto. Lo que hace es limitar la actividad minera en un punto central, que es el lugar del glaciar y el lugar del periglacial, allí donde está el agua, donde está este elemento trascendente que configura un derecho humano en términos del derecho del acceso al agua y el derecho a la vida. De estas cosas estamos hablando esta noche”.

La importancia de esta norma reside fundamentalmente en que la misma preserva los glaciares como reservas estratégicas de recursos hídricos, de biodiversidad, y para las actividades productivas, a la vez que los clasifica como "bienes de carácter público". Define además como ambiente periglacial al área con suelos congelados que actúa como regulador de recursos hídricos.

Lo cierto es que la flamante Ley de Glaciares obliga a realizar un inventario nacional de glaciares y el ambiente periglacial para su adecuada protección, control y monitoreo, a la vez que establece que las empresas mineras y petroleras deberán someterse a un estudio para evaluar su actual impacto ambiental sobre estas reservas de agua dulce. Para esa tarea se designa al Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), ubicado en Mendoza.

En ese sentido, la norma establece en su artículo 15 que en caso de verificarse impacto significativo sobre glaciares o ambiente periglacial (por actividades mineras, petroleras, por ejemplo), se podrá “ordenar el cese o traslado de la actividad y las medidas de protección, limpieza y restauración que correspondan".

Lo cierto es que esta ley es mejor que la que fuera sancionada y luego vetada en 2008, que sólo restringía la actividad minera en los glaciares, ya que esta alcanza también a los hidrocarburos y a toda industria que utilice sustancias tóxicas.

Una vez realizado el inventario, quedarán prohibidas sobre los glaciares las actividades que puedan afectar su condición natural, entre ellas la exploración y explotación minera e hidrocarburíferas. También se prohíbe en los glaciares la instalación de actividades industriales, la construcción de obras de arquitectura e infraestructura, como así también la liberación, la dispersión la disposición de sustancias o elementos contaminantes, productos químicos o residuos.

Sin dudas, la aprobación de esta ley ha sido un gran paso dado por el Congreso Nacional a pesar de la insistente y desproporcionada presión ejercida desde la corporación minera en contra de una norma que proteja los glaciares y el ambiente periglacial. En definitiva se logró establecer la preservación de recursos naturales con un valor estratégico trascendental como grandes reservas de agua.

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