5 de noviembre de 2010

Iguales, pero diferentes

CONTRACULTURAL EN EL XXV ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES

En el fin de semana del 9 al 11 de octubre se celebró en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, el XXV Encuentro Nacional de Mujeres. Entre consignas tales como la exigencia sobre la despenalización del aborto, el rechazo a la tiranía de la belleza impuesta por el mercado, la solicitud de esclarecimiento en los casos de trata de personas, el pedido de mejoras en las condiciones laborales, alrededor de 30.000 mujeres expresaron diferentes realidades de todo el país al analizar 55 temáticas que las preocupan y por las que se comprometieron a seguir trabajando hasta las próximas propuestas, en el 2011, en San Carlos de Bariloche.

Por Noor Jiménez Abraham (desde Paraná, Entre Ríos)


El Encuentro Nacional de Mujeres, que desde 1986 se realiza cada año en una ciudad diferente del país, tiene por objetivo plantear, en la diversidad femenina, temas como lesbianismo, capacidades diferentes, VIH sida, adicciones, salud, desocupación, cooperativas, fábricas recuperadas, política, derechos humanos, sistema penitenciario, adultas mayores, estudios de género, tecnología, religión, crisis internacional, deuda externa, pueblos originarios, migraciones, entre otras cuestiones que afectan a las mujeres.

El Parque Berduc fue el lugar de cita tanto para el acto de apertura, el sábado por la mañana, como para el cierre del lunes. Allí donde se dio la bienvenida a los grupos que, desde sus desigualdades sociales, económicas o estructurales, hicieron que cada participación fuera un desafío para el conjunto y también el punto en el que, durante la clausura, se leyeron las conclusiones planteadas por los equipos de trabajo que se manifestaron en la lucha contra una vulnerabilidad que resulta transversal a todas las áreas del desempeño femenino.

A lo largo de dos jornadas de debate, reinó el ánimo participativo y la voluntad de analizar la misma problemática pero desde ángulos tan diferentes como los que cruzan las heterogeneidades humanas. Los talleres funcionaron por la tarde del sábado y siguieron al otro día hasta cerrar con las conclusiones un rato antes de que se iniciara la marcha.

Con una caravana de diez cuadras, el domingo por la tarde, las asistentes se expresaron por las calles de la ciudad para dar cuenta de situaciones como la imagen comestible de la mujer que venden los medios de comunicación , los mecanismos por los que proxenetas reclutan a las chicas con engaños de ofertas de trabajo que las ilusionan, los feminicidios, la doble discriminación de las mujeres de pueblos originarios, el compromiso de las americanas con la libertad de todo el continente y la repetida, pero nunca agotada demanda, del derecho a la decisión sobre los propios cuerpos.

En general, las actividades se desarrollaron en forma pacífica, si bien la cantidad de asistentes provocó que algunos talleres se tuvieran que subdividir o que varias discusiones se desarrollaran al aire libre al verse superada la capacidad de escuelas e institutos preparados para el evento.

Los problemas aparecieron en aquellas situaciones donde el tema era la despenalización del aborto, hasta allí se acercaron algunas personas que, bajo el lema de su fe religiosa y en tono de desafío, enfrentaron a las mujeres que exponían sus puntos de vista, lo que concluyó en escenas violentas.

Bajo consignas por la independencia y la búsqueda de justicia, las principales protestas estuvieron orientadas hacia la Iglesia Católica Apostólica Romana y su interferencia en cuestiones como salud reproductiva o educación sexual. También las voces se dirigieron al estamento político por la falta de voluntad para considerar la despenalización del aborto e investigar la connivencia de la policía en el delito de trata de personas.

Se escucharon proclamas por justicia en el caso de Romina Tejerina, donde se percibe la inequidad social cuando se culpa a las mujeres de los delitos de los que ellas mismas son las víctimas y estuvo presente el recuerdo de Fernanda Aguirre, quien desapareció cerca de Paraná hace más de cinco años, se sospecha captada por redes de trata.

Durante la marcha, la Iglesia San Miguel, en el centro de la ciudad, permaneció cerrada al público, al tiempo que un cordón policial la cubrió a modo de vallado. Un grupo de personas paradas en el frente, algunas con cruces exhibidas en alto, otras de rodillas, trataron de “exorcizar a las manifestantes”, según comentarios de las propias vecinas una vez desconcentrada la movilización.

Entre las coloridas banderas de agrupaciones políticas, estudiantes universitarias, organizaciones barriales, asociaciones feministas y centros culturales, flameaban al viento los pañuelos verdes, símbolo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Al mismo tiempo, el paso de los grupos entusiasmados en sus cánticos se vio escoltado por la mirada atenta de varones que acompañaban con sonrisas, aplausos o hasta la letra de las consignas ya aprendidas.

Obreras, empleadas, estudiantes, profesionales, amas de casa, madres, hijas, abuelas, vecinas, amigas eran escrutadas por hombres asombrados que exclamaban “nunca pensé ver tantas mujeres juntas” mientras aquellos que ofrecían servicios no alcanzaban para cubrir las demandas: taxistas que se desplazaban por la ciudad al tiempo que pedían que Paraná quedase “limpia como estaba” y dueños de negocios de comida que se excusaban por querer vender lo que tenían o no poder ofrecer lo que se les pedía.

Los hoteles, las casas de familia, los clubes, además de otras organizaciones sociales, también vieron sobre exigidas sus posibilidades por la demanda, hasta el punto que hubo quienes se tuvieron que alojar en la ciudad de Santa Fe por falta de lugar.

Durante los tres días, la Plaza Primero de Mayo fue centro de concentración; entre la venta de artesanías, los mates y el aroma a las mandarinas con que se convidaban las participantes, diferentes agrupaciones elevaron su voz para contar lo que iba sucediendo. Vecinas de países americanos expresaban que las “argentinas son su ejemplo a imitar”, si bien no faltaron aquellas mujeres que declaraban que éste era su primer encuentro mientras otras orgullosamente sentenciaban que “es una cita con la que se debe cumplir consecutivamente todos los años”.

Quienes por primera vez se acercaban a temas tales como violencia de género o trata de personas, salían abrumadas de los talleres ante el dolor por los casos relatados por sus protagonistas. Cada grupo, según la temática, mostraba su esencia, sus códigos, su perfil, más allá de respetar el tono de las actividades: “Donde se debate sobre el papel de los medios hablan todas juntas, se desordenan, yo vengo del espacio de arte y allí respetamos las consignas, utilizamos sólo el tiempo estipulado, esperamos el pie de coordinadora”, comentó una de las asistentes sorprendida ante la profusa intervención de las comunicadoras.

En la noche del domingo, la cita fue en la peña cultural; con cervezas, chorizos y baile se festejaron las dos jornadas de trabajo frente a la participación de artistas locales o de otras provincias. Los medios de Paraná acompañaron las jornadas mientras que la radio ambulante Nosotras en el Mundo, que conducen periodistas de Córdoba, transmitió desde la Plaza Primero de Mayo donde hasta el cierre siguieron sonando las frases “Mujer bonita es la que lucha”, “basta de rosarios en nuestros ovarios”, “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, “qué momento, qué momento, a pesar de todo, les hicimos el Encuentro”, “yo sabía, yo sabía, que a la Iglesia la cuida la Policía”, las que, junto a otras, continuarán con sus sonidos por diferentes manifestaciones hasta potenciarse nuevamente en el próximo Encuentro Nacional.



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