8 de octubre de 2012

La espada de Bolívar



HUGO CHÁVEZ GANÓ LAS PRESIDENCIALES EN VENEZUELA

Una vez más, el país caribeño demostró que es una de las democracias más sólidas de Latinoamérica. Las elecciones han sido limpias y transparentes, con una participación del 81% en un sistema cuyo voto es optativo. El porcentaje es altísimo si consideramos que desde 1998, año en el que Chávez accedió a la Presidencia, el pueblo ha sido llamado 15 veces a las urnas, con 14 victorias del chavismo. El mandatario se alzó con el triunfo con casi el 55% de los votos contra su opositor Henrique Capriles que se mantuvo debajo por 10 puntos, con casi el  45%.

Por Marcelo J. Levy


El presidente Hugo Chávez volvió a ratificar en las urnas el compromiso que la ciudadanía  ha tomado con él. Mantuvo un respaldo importantísimo al hacerse con el triunfo por diez puntos, tras 14 años en el poder. Los resultados demuestran que el electorado venezolano no comparte las burdas mentiras y campañas mediáticas que desde el neoliberalismo hacen del líder bolivariano. La conexión entre Chávez y el pueblo se sustenta en los avances de estos años.

Las primeras declaraciones de la derecha ante el triunfo de Chávez anuncian que se mantendrá el acoso. Continuará el hostigamiento, las difamaciones, los chantajes políticos y económicos. Una vez más, las supuestas democracias avanzadas no respetan la decisión de los pueblos cuando creen que ésta va en contra de sus intereses. Frente al discurso vacío de creer que Chávez intenta perpetuarse en el poder, el sometimiento a una nueva elección demuestra que el pueblo lo acompaña, lo quiere encabezando el proceso bolivariano, lo quiere bien de salud. Para los grandes medios, el candidato Henrique Capriles era prácticamente el “salvador” de los venezolanos; y Hugo Chávez era el presidente de las nacionalizaciones, el que atentaba contra la libre expresión, el enfermo de cáncer que no podía durar mucho tiempo con vida, o el que quería como un capricho proseguir en la presidencia hasta completar los 20 años.

Ahora niegan descaradamente que se ha incrementado un 5,6% de crecimiento del PIB; que descendió a la mitad la tasa de desempleo (ha pasado del 15% de 1998 a un 7% en la actualidad y continúa bajando); que se erradicó el hambre y el analfabetismo; que disminuyó la pobreza del 60% al 27% y  la pobreza extrema del 25% al 7%; que Venezuela es el quinto país del mundo en tasa de matriculación universitaria; que extendió la sanidad universal y gratuita. Esos temas no forman parte de las primeras planas.

Hay que analizar el por qué del crecimiento del apoyo al modelo de Chávez. Con respecto a la elección parlamentaria de 2010, la oposición incrementó esta vez sus electores en un 20%, mientras que los bolivarianos aumentaron en un 45%. Es digno preguntarse: ¿Por qué no se habrá hecho hincapié en el hecho de que hubo una participación de 81% del total del electorado frente al hecho de que no existe en Venezuela el voto obligatorio, como sí ocurre en gran parte de América Latina? ¿Por qué no se habrán hecho comparaciones con respecto a la participación del electorado en otros países, cuando por lo general tener una participación del 60% suele ser ya meritorio? ¿Cuánto será el promedio de participación electoral en los EE.UU., la “democracia más desarrollada del mundo”?

La participación popular en Venezuela no sólo se circunscribe a las elecciones presidenciales, parlamentarias o regionales que se dan cada año, sino que va acompañada de otros mecanismos de participación popular, como lo son los referéndum. Chávez sometió su cargo a un referéndum el 15 de agosto de 2004 logrando un amplio apoyo. Difícil es tildar ese gesto de antidemocrático y autoritario.

Igualmente es el momento de reflexionar para evitar que esos 3 millones de votos nuevos de la oposición no se conviertan en votos regionales y locales en los albores de las elecciones de gobernaciones y alcaldías. Es importante canalizar el descontento, incluso, de los que votaron por Chávez pero que no votarán por la de los actuales gobernantes regionales y locales donde sí se notará visiblemente el voto castigo de no tomarse la decisión a tiempo de hacer los cambios inmediatos. Saber leer los procesos eleccionarios garantiza la posibilidad de continuar con el proyecto bolivariano.
En Argentina se vivió como una elección propia. Y de hecho lo fue. El proceso de integración de los pueblos, cada vez más se interdetermina. El ingreso reciente de Venezuela al MERCOSUR lo demuestra. La continuidad de una manera de pensar los procesos sociales, el devenir de los pueblos, era lo que se ponía verdaderamente en juego. Volver al más despótico neoliberalismo o continuar por la senda de la justicia social. En ese sentido, el domingo se logró una gran victoria que esperemos se sepa aprovechar. Sin embargo, cabe advertir que el carácter personalista del proyecto puede configurarse como una falencia, máxime teniendo en cuenta la salud del reelecto presidente.


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