1 de noviembre de 2001

Señal de ajuste

EL PODER DE LOS MEDIOS MASIVOS DE DIFUSIÓN

Lo peligroso de la ”realidad” que se construye en los medios masivos de difusión es que la distribuyen al resto de la población como el manual de la vida diaria sobre lo que pasa en el mundo, sobre lo que está bien y sobre lo que está mal que suceda.

por Hernán L. Giardini


El desarrollo del sistema capitalista es también, en gran medida, el desarrollo de la tecnología y del progreso técnico. El avance tecnológico y la adquisición de nuevas técnicas produce una aceleración del proceso de producción de los bienes materiales, y con ello del excedente adquirido de la explotación a partir del trabajo no pago.

La tecnología también ha llevado a que las comunicaciones sean cada vez más eficaces y de cada vez mayor alcance. Alcance por supuesto desigual, porque quienes no poseen los medios de producción mediáticos (permítaseme el término) viven la “realidad” en condiciones diferentes de quienes los poseen. Puesto que hoy lo que sucede, sucede en tanto que sucede en los medios, es que la
”realidad” se construye en los medios que la distribuyen al resto de la población como el manual de la vida diaria sobre lo que pasa en el mundo, sobre lo que está bien y sobre lo que está mal que suceda.

Y el público no sólo recibe de buen agrado toda lo que les llega de los medios, sino que se agolpa como corderos de un rebaño sediento de información a todos los que puede y en casi todo momento: desayuna mirando televisión o leyendo el diario, escucha la radio mientras va a trabajar e incluso en el trabajo, usa la internet, llega a su casa saluda a su familia y prende el televisor para dormirse en su sillón especialmente acomodado para ver televisión. La familia está desestructurada, el televisor está en el living, en el comedor, en la pieza, en el bar, se ve televisión individual o grupalmente. La vida de cada vez más personas gira a través de los medios y su influencia en sus conductas es cada vez mayor.

Pero he aquí el peligro: los medios masivos de difusión esconden su ideología presentándose a la sociedad bajo la bandera de la objetividad que la misma sociedad no sólo les compra sino les impone. Así, cualquier medio que no se quita la careta de objetividad y se presenta como opinión subjetiva de lo que sucede pierde credibilidad; cuando, sin dudas debería ganarla porque permitiría a los sujetos interpelar al medio, desconfiar del mensaje y sacar sus propias conclusiones y no las del medio “objetivo” que, como la ideología que lleva inevitablemente impregnada, presenta a sus propias ideas como las ideas de toda la sociedad.


Algunas características de los medios masivos de difusión:

· El elevado costo que implica la realización o construcción de un medio de difusión atenta contra la competencia, limitando aquellos que no poseen importantes sumas de dinero a participar en el sistema de medios.

· La propiedad de los medios de difusión privados ha pasado a manos de grandes empresas instaladas en el mercado que restringen el pensamiento crítico. Las grandes corporaciones vieron el poder que los medios ejercen sobre la sociedad y apuntaron los cañones allí comprando y creando nuevos medios para asegurarse que la industria de la conciencia no sólo no atente contra sus intereses sino que los favorezca.

· La concentración monopólica de los medios atenta contra los medios pequeños que tienden a no ser escuchados, a ser absorbidos, y en última (o primera) instancia, a desaparecer. Los pequeños medios de difusión pelean por la audiencia con los grandes medios en una gran desigualdad de condiciones; su alcance mínimo hace que su influencia también sea mínima.

· Los medios de difusión tienden a representar en demasía los intereses ideológicos y los intereses de los ricos porque éstos disponen de más poder como consumidores que los pobres y pueden gastar mucho más dinero que éstos en los servicios adicionales que ofrecen.

· La publicidad constituye la mayor fuente de financiación para los medios de difusión de masas. Esto genera presiones para evitar el enojo de los anunciantes, a sus productos y a sus programas políticos.

· Los conflictos de intereses existentes entre los trabajadores y los jefes quedan sepultados al centrarse en el mundo del consumo que los iguala a la categoría de consumidores.

· La estética de los medios promueve una visión de mundo centrada en el individuo y tienden a enmarcar las soluciones a los problemas siempre desde una moral individual, antes que en términos de acciones colectivas.

· Las elites tradicionales tienden a disponer de un acceso privilegiado a las instituciones (y con ello al poder) del Estado, y utilizan este hecho para controlar o ejercer su influencia sobre los medios.

· Las noticias que recibimos están establecidas por los medios que utilizan los periodistas a la hora de reunir las noticias, por las fuentes que utilizan y por las exigencias de las instituciones en las que trabajan.

· El argumento de que los medios de difusión son instituciones autónomas, controladas sólo por el público es una falacia porque en realidad los medios son controlados por empresas corporativas de mercado que les permiten, al mismo tiempo, controlar al público. Los medios de difusión operan en nombre de la estructura de poder de la sociedad intentando dominar a al audiencia.

· Los medios de difusión funcionan como organismos de mistificación, torciendo la realidad y creando una falsa conciencia de las relaciones sociales que fomentan el consenso para el orden social; porque favorecen el punto de vista de ese orden como algo “natural e inevitable”.

· El conflicto de las clases sociales se oculta a menudo a través de un proceso significativo de segmentación, de reproducción y unión de entidades sociales alrededor del imaginario de “unidad”. Los medios fomentan la desunión de los grupos subordinados al hacer parecer las protestas como algo injustificable y amenazador que trae consecuencias negativas para el resto de la sociedad: “esto le hace mal al país”.

· Los medios de difusión no sólo nos ayudan a conocer el mundo y a saber más de lo que sucede, sino que también nos ayudan a darle un significado estructurando nuestra comprensión: el sistema dominante de ideas y representaciones transmitido por los medios de difusión nos brinda las significaciones a través de las cuales las personas vivimos una relación imaginaria con respecto a las verdaderas condiciones de nuestra existencia.

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