7 de enero de 2015

Un desmonte a la voracidad de los terratenientes




EL GOBIERNO DE SALTA DEJARÁ DE AUTORIZAR DESMONTES EN EL 80% DE SUS BOSQUES 

Tras casi dos años de protestas de organizaciones ambientalistas, sociales, académicos y comunidades indígenas, el gobierno de Salta derogó los decretos con los que autorizaban a los terratenientes a desmontar en bosques protegidos. Patética y antidemocrática reacción de las entidades rurales. 

Por Hernán L. Giardini 

Salta es una de las provincias con mayor nivel de deforestación del país en los últimos veinte años, la cual fue motorizada principalmente por la expansión descontrolada de la frontera agropecuaria, generando un grave impacto sobre el ambiente y las comunidades indígenas.

Según datos oficiales, entre 1998 y 2002 la superficie deforestada en la provincia fue de 195.000 hectáreas; mientras que entre 2002 y 2006 se duplicó la superficie desmontada, alcanzando las 415.000 hectáreas.

A pesar de que a fines de 2007 se sancionó la Ley Nacional 26.331 de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, desde entonces en Salta se desmontaron más de 450.000 hectáreas, de las cuales 130.000 hectáreas eran bosques protegidos por la normativa.

Organizaciones ambientalistas, sociales, académicos y comunidades indígenas vienen reclamando desde hace casi dos años al gobierno salteño por los desmontes en zonas donde la ley nacional no lo permite. De la campaña de recolección de firmas participaron 350.000 personas, de las cuales más de 50.000 fueron de la provincia de Salta (casi el 6% del padrón electoral) y cuyas adhesiones fueron entregadas al gobernador el pasado 4 de diciembre por la coalición “Salta con Bosques”. 

La violación de la Ley de Bosques en Salta también fue cuestionada por la Auditoría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo de la Nación, la Secretaría de Ambiente de la Nación, y por más de cien organizaciones sociales y científicos de todo el país.

Tras los reclamos, sobre el final del año, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, derogó los decretos 2211/10 y 3136/11; los cuales permitían, a pedido de los dueños de las fincas, cambiar la zonificación establecida en el Ordenamiento Territorial y deforestar en áreas protegidas por la Ley de Bosques. A través de ese mecanismo, en los últimos dos años la provincia autorizó desmontes en 130.000 hectáreas de bosques protegidos, los cuales están en plena ejecución.

Con la derogación de los decretos, a partir de este momento se dejan de autorizar desmontes en una región que abarca unas 6 millones de hectáreas (el 80% de los bosques de la provincia). Por otra parte, el gobierno provincial anunció que convocará a organizaciones ambientalistas a conformar un consejo asesor para la futura revisión de su Ordenamiento Territorial en el marco de lo establecido por la Ley Nacional de Bosques. 

Se trata, sin dudas, de un logro muy importante de las organizaciones sociales y comunidades que desde hace años luchan por defender los bosques y su gente. 

En un patético comunicado de prensa, mediante el cual demuestran su voracidad y el desprecio por los bosques y sus históricos habitantes, y sobre todo, por la democracia y sus leyes; la Sociedad Rural Salteña, PROGRANO y FEDERSAL criticaron duramente la medida: “es una reacción torpe e inconsulta del gobierno ante presiones de grupos fundamentalistas a quienes no les interesa en nada el futuro y bienestar de los salteños (…) Lamentablemente, las autoridades prefirieron borrar de un plumazo las normas vigentes, sin que sean reemplazadas por otras, lo cual genera un vacío legal que profundiza la inseguridad jurídica y la incertidumbre, tanto para quienes vivimos en Salta como para quienes tenían la intención de invertir en esta provincia. (…) Siendo los bosques tan importantes para la preservación de un ambiente sano ¿por qué nadie, empezando por el Estado, está dispuesto a pagar por ellos?”.  

Ladran Sancho… 

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Masacre a la libertad en el centro de París



FRANCIA: ASESINAN A LOS EDITORES DEL SEMANARIO SATÍRICO CHARLIE HEBDO 

Los asesinos que invocaron al Profeta sabían que a las 11 se celebraba el consejo de redacción del irreverente y valiente semanario satírico Charlie Hebdo, y han descabezado una institución de la libertad de expresión republicana. 

Por Rafael Poch (desde Francia) 

Apenas dos horas después del peor y más sangriento atentado contra la libertad cometido en Francia en cincuenta años, algunos de los heridos, los menos graves, aún están siendo atendidos in situ por los equipos médicos. Doce muertos, cuatro heridos graves que se debaten entre la vida y la muerte y veinte heridos de diversa consideración, precisan un enorme despliegue que desordena toda la zona, hasta los alrededores de la Plaza de la República en medio de un incesante trajín de sirenas. 

La redacción del semanario satírico Charlie Hebdo (Journal irresponsable, reza su cabecera) se encuentra en el 10 de la calle Nicolas Appert. El barrio, un rosario de pequeñas callejas con modestos edificios modernos próximo al bulevard Richard-Lenoir, en el distrito XI, está todavía cercado por el dispositivo medico-policial, pero se ha relajado un poco y te dejan acercar, pero no se llega a ver la sangre de esta ignominiosa masacre. Entre el público, vecinos, curiosos y algunos periodistas. Los testimonios son muy fragmentarios; aún no se ha aclarado si los miserables atacantes, fuertemente armados y vestidos de negro, eran dos o tres. Una dependienta explica que los asesinos entraron en su tienda con sus fusiles, que apenas sabe describir –“yo de armas no entiendo”, dice- preguntando por la localización exacta de la redacción. Habla de dos personas. Lo ha explicado una docena de veces, pero su voz aún acusa la impresión. Un vecino ha grabado desde su casa la huida de los asesinos con su teléfono y ha captado la fría ejecución de un policía, primero herido y luego rematado en la cabeza. “¡Hemos vengado al Profeta Mahoma! ¡Hemos matado a Charli Hebdo!”, gritan antes de subirse al pequeño utilitario Citroen de color negro que les ha traído.

De lo segundo no hay la menor duda: verdaderamente han matado literalmente a Charlie Hebdo; Wolinski, Charb, Cabu, Tignous, los padres fundadores de esta publicación, su alma, figuran entre los muertos. Iban a por ellos. Una cuenta de agravios acumulada a lo largo de muchos años por la irreverente sátira religiosa practicada por todos ellos, sin distinción alguna de religiones -se pitorreaban de todas- y que estos héroes libertarios no abandonaron nunca desde la fundación del semanario, a principios de los setenta, pese a los enormes perjuicios, amenazas y molestias. Algunos de ellos llevaban ocasionalmente protección, como la propia sede, objeto de atentado con bomba incendiaria en el pasado. El entrañable y venerable Wolinski, octogenario, que ya era una institución del París rebelde de los años setenta, el hombre que amaba a las mujeres y las respetaba a su manera dibujándolas tantas veces desnudas. Charb, el director de la publicación, cuya última viñeta figura en la página siete de la publicación, llegada ayer a los quioscos. Presenta a un yihadista bajo el titular; “Todavía sin atentados en Francia”. “Pero esperen”, dice el personaje, ataviado con gorro de lana prensada afgano y con el Kalashnikov al hombro, “tenemos hasta fin de enero para presentar nuestras felicitaciones”. La felicitación llegó al filo de las once.

Era la hora del consejo de redacción. Una reunión plenaria y no habitual, al comentario del número recién editado y la preparación del siguiente, se añadía cierto balance del año cerrado. Los asesinos lo sabían, cómo sabían los nombres de los principales blasfemos; Wolinski, Charb, Cabu, Tignous... una generación sin miedo a los inquisidores, sin el más mínimo respeto hacia el poder, descabezada de golpe. Gente buena que nunca cedió, explican sus compañeros. Esta ha sido su matanza de Atocha, su 11-S, dicen algunos. El tiroteo duró varios minutos, alrededor de la gran mesa del consejo de redacción. Sobre la mesa, el último ejemplar, con la caricatura del escritor Michele Houellebecq, profetizando que en el 2015 perderá sus dientes, afeando aún más, si es posible, su extraña fisonomía, y augurando que en 2022 observará el ramadán, el ayuno islámico anual. Houllebecq, que ponía ayer en librerías su última novela “Sumisión”, una pésima historia recreando una vez más la fobia islámica, con un presidente musulmán electo en la Francia de 2022. Curiosamente, el libro merece una reseña muy elogiosa en la página 13 del semanario, bajo el título “La conversión de Michel”. Por lo demás, el número arremete contra todo; el fallido Hollande, el corrupto y perseguido Sarkozy, obispos y el niño Jesús. Se llama libertad de expresión, sátira irreverente. Libertad. Venganza del profeta; “Hemos matado a Charlie Hebdo”.

La policía explica que los asesinos abandonaron el vehículo en la Puerta de Pantin, en el noreste de la ciudad, para cambiarlo por otro arrebatado con amenazas a su propietario. Uno tras otro, los políticos, Hollande, que se dirigirá esta tarde a la nación por televisión, Sarkozy, que interviene junto a una bandera francesa como si todavía fuera presidente, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, que mientras escribo estas líneas confirma que los asesinos fueron tres y da detalles de la amplia operación policial y preventiva que se ha puesto en marcha, lanzan sus rituales discursos. Respecto a las fuerzas de seguridad, esperaban algo así desde hacía meses.

La situación internacional, con la intervención militar francesa en tantos escenarios, desde Iraq a Mali, pasando por la República centroafricana, Afganistán y, con mano oculta, en Siria. El millar de franceses o residentes en Francia que se han paseado en el último año por los alrededores del Estado Islámico, ya había sido detectado como el gran peligro, tras el atentado de uno de ellos en el Museo judío de Bruselas. Ya se lo temían, sin embargo esto ha sido una sorpresa total. Hacia 50 años, desde que la OAS puso la bomba en el expreso Estrasburgo-París en 1961 matando a 21 personas, que no moría tanta gente en un atentado en Francia.  

“No tengo miedo de las represalias, no tengo niños, ni mujer, ni coche, ni crédito. Puede que parezca un poco pomposo, pero prefiero morir de pie que vivir de rodillas”, escribió el director de la publicación, Charb, hace dos años. Una revista satírica libertaria que es una institución de la República, algo sin parangón en Europa, ha sido descabezada. Un verdadero desafío a la libertad. 

http://www.lavanguardia.com/ 

Obama y el principio del fin del bloqueo a Cuba



ESTADOS UNIDOS ANUNCIÓ QUE CAMBIA SU POLÍTICA HACIA LA ISLA 

La política infructuosa de Estados Unidos contra Cuba, que ha clausurado por más de medio siglo las relaciones entre estos países vecinos e infringido daño a varias generaciones del pueblo cubano, podría finalmente estar llegando a su fin. 

Por Amy Goodman y Denis Moynihan (desde Estados Unidos)

El miércoles por la mañana nos enteramos de que Alan Gross, un contratista del gobierno estadounidense condenado en Cuba por espionaje, había sido puesto en libertad después de cinco años de prisión. Otra persona, un cubano no identificado encarcelado en Cuba desde hace veinte años por espiar para Estados Unidos, también fue liberado. Este acontecimiento ha sido noticia a nivel mundial. No tan bien explicada en los medios estadounidenses fue la liberación de tres presos cubanos en Estados Unidos. Son los tres miembros de los Cinco de Cuba que seguían encarcelados. Los Cinco fueron detenidos a finales de 1990 bajo cargos de espionaje, pero no estaban espiando al gobierno de Estados Unidos. Estaban en Miami con el objetivo de infiltrarse en los grupos paramilitares cubano-estadounidenses instalados allí con la finalidad de lograr la destitución violenta del gobierno cubano.

Al mediodía del miércoles, el presidente Barack Obama dio oficialmente la noticia: esto no fue un simple intercambio de prisioneros. “El día de hoy, Estados Unidos de América está cambiando su relación con el pueblo de Cuba. Estamos produciendo los cambios más significativos de nuestra política hacia Cuba en más de cincuenta años. Vamos a dar por terminado el enfoque obsoleto que durante décadas no ha logrado promover nuestros intereses y, en su lugar, comenzaremos a normalizar las relaciones entre nuestros dos países. A través de estos cambios, tenemos la intención de crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y para el pueblo cubano y comenzar un nuevo capítulo entre los países de las Américas. He instruido al Secretario [de Estado John] Kerry a que inicie de inmediato el diálogo con Cuba para restablecer las relaciones diplomáticas que fueron interrumpidas en enero de 1961”.

Fue el presidente Dwight Eisenhower quien rompió relaciones con Cuba el 3 de enero de 1961, dos años después de que Fidel Castro tomara el poder. Más adelante, el presidente John F. Kennedy extendería el bloqueo. Pocos meses después de que Kennedy asumiera el cargo, la invasión de la CIA a la Bahía de Cochinos, con la intención de derrocar al gobierno de Fidel Castro, tuvo un resultado desastroso. Es universalmente considerado como uno de los mayores fiascos militares de la era moderna. Decenas de personas fueron asesinadas, y Cuba encarceló a más de 1.200 mercenarios de la CIA.

Cuba se convirtió en una zona caliente, sobre todo cuando la Unión Soviética intentó emplazar misiles nucleares de corto alcance en la isla, lo que precipitó la llamada crisis de los misiles en octubre de 1962. Este episodio es ampliamente considerado como lo más cerca que han estado estas dos potencias mundiales de embarcarse en una guerra nuclear. Estados Unidos intentó también asesinar a Castro. Mientras el Comité Church del Senado de Estados Unidos identificó ocho intentos de ello, Fabián Escalante, ex jefe de la contrainteligencia cubana, descubrió al menos 638 intentos de asesinato.

La revolución cubana tiene sus detractores, pero la transformación de la vida cotidiana allí no se puede negar. A lo largo de la década de 1950, durante el gobierno del dictador Fulgencio Batista, la mayoría de los cubanos padecieron pobreza extrema, con acceso escaso a la educación, a la salud y a puestos de trabajo bien remunerados. El régimen de Batista era brutal, con detenciones arbitrarias, tortura y ejecuciones. Batista se alió con la mafia estadounidense, beneficiándose personalmente de la corrupción generalizada, especialmente de los opulentos hoteles y casinos de La Habana. Actualmente, los cubanos disfrutan de la misma esperanza de vida que sus vecinos estadounidenses y tienen una menor tasa de mortalidad infantil. Cuba tiene una de las tasas de alfabetización más altas del mundo, superada solamente por Finlandia, Dinamarca, Nueva Zelanda y Australia, según el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, que ubica a Estados Unidos en el lugar 21 del ranking mundial, dos niveles por encima de Kazajstán. 

Cuba, a menudo azotada por huracanes, ha desarrollado uno de los mejores sistemas de respuesta médica a desastres naturales en el mundo. Recientemente ha desplegado 250 médicos en África Occidental para combatir el ébola. En el año 2005, el entonces presidente Fidel Castro ofreció enviar 1.500 médicos a Estados Unidos tras el huracán Katrina. El gobierno de George W. Bush nunca respondió.

El bloqueo ha sido durante mucho tiempo central para la política electoral estadounidense, ya que la comunidad cubana en Miami, buena parte de la cual es histórica y resueltamente anticastrista, se ha considerado crucial para ganar el estado de Florida en una elección presidencial. Miami también ha servido como refugio para los grupos terroristas anticastristas. Uno de los Cinco, René González, fue liberado en 2011 después de trece años de cárcel. Lo entrevisté en 2013, poco tiempo después de su regreso definitivo a La Habana. Me dijo: “Formó parte de la experiencia común de mi generación ver que gente proveniente de Miami asaltaba nuestras costas, disparaba a los hoteles, mataba gente aquí en Cuba y atentaba contra aviones cubanos”.

En 1976, un atentado terrorista hizo estallar un vuelo de Cubana de Aviación. El avión explotó en el aire y las 73 personas que iban a bordo murieron en el acto. En 1997, una serie de atentados con bomba en hoteles de La Habana provocaron la muerte de un turista italiano. El ex agente de la CIA Luis Posada Carriles reconoció su participación en los atentados a los hoteles, y existen pruebas que lo vinculan fuertemente con el atentado del avión. Los Cinco de Cuba fueron declarados culpables de investigar las actividades terroristas de estos hombres y de los grupos sin fines de lucro que les servían como fachada de apoyo, como la Fundación Nacional Cubano Americana y Hermanos al Rescate. Posada Carriles vive actualmente en Florida como un hombre libre.

La guerra fría ha terminado. El gobierno de Cuba es comunista, pero también lo son los gobiernos de China y Vietnam, con los cuales Estados Unidos mantiene fuertes lazos. Los once millones de ciudadanos de Cuba, así como todos los que vivimos aquí, en Estados Unidos, merecemos un vínculo fluido y abierto como vecinos, sobre la base de la igualdad y arraigado en la paz.  

http://www.democracynow.org/es/ 

La nueva geopolítica climática



VIEJOS Y NUEVOS PAÍSES CONTAMINADORES NO ASUMEN SUS RESPONSABILIDADES 

Es una simplificación sostener que sólo el norte es el principal emisor de gases invernadero, y el sur, sin responsabilidades, sufre las consecuencias. En los últimos años la situación ha cambiado drásticamente, y entre los diez más grandes contaminadores globales están entreverados países del sur y del norte.  Mientras en los países industrializados el principal origen de las emisiones son los gases de las fábricas y motores, en América del Sur su origen está en la deforestación, las transformaciones agropecuarias y otros cambios en el uso del suelo. 

Por Eduardo Gudynas (desde Uruguay)

No es sencillo resumir los resultados del encuentro de los países miembros de la Convención Marco en Cambio Climático de las Naciones Unidas, que tuvo lugar en Lima (Perú). Su objetivo era ambicioso y también urgente. Pero los resultados han sido muy discutibles.

En la cumbre de Lima se debía precisar el marco de un futuro tratado, protocolo o mandato que impusiera restricciones sobre la emisión de gases con efecto invernadero para contrarrestar el cambio climático. Es un objetivo que se intenta alcanzar desde hace años, y se esperaba concretarlo en Lima, dada la presión ciudadana y nuevos reportes científicos confirmaron que el cambio climático es más grave de lo esperado y que avanza más rápidamente.

Bajo los compromisos actuales, tales como el viejo Protocolo de Kyoto, los únicos que tienen obligaciones de reducciones son las naciones industrializadas. A los países en desarrollo, y entre ellos los latinoamericanos, no se les exige limitar sus gases invernadero, aunque pueden hacerlo voluntariamente. Pero es muy evidente que esa posición es actualmente insostenible, ya que muchas naciones del sur han pasado en los últimos años a estar entre los más grandes contaminantes del planeta. Un nuevo acuerdo impondría obligaciones para todos los estados, y allí surgen las confrontaciones y desavenencias.

Esas discrepancias quedaron en claro en Lima. Buena parte de las naciones en desarrollo no desean limitar sus propias emisiones de gases invernadero ya que las conciben como trabas a su progreso económico. Y en caso que algo hicieran, quieren que los países ricos las compensen económicamente por eso. Las naciones industrializadas evitan reducir todavía más sus gases invernadero, y nada quieren saber con una ayuda financiera masiva.

De esta manera, en Lima, casi todos los países invocaban la gravedad del cambio climático, pero en verdad evitaban asumir compromisos, aunque usando argumentos muy distintos. Se llegó a un acuerdo porque era tan vago e impreciso que no impone obligaciones ecológicas o financieras, y deja casi todo abierto para seguir negociando un año más. 

Viejos y nuevos contaminadores 

La diversidad de argumentos para esquivar las responsabilidades ya no puede ser analizada desde una perspectiva que separa dos bloques: el “norte” y el “sur”. Es una simplificación sostener que sólo el norte es el principal emisor de gases invernadero, y el sur, sin responsabilidades, sufre las consecuencias. En los últimos años la situación ha cambiado drásticamente, y entre los diez más grandes contaminadores globales están entreverados países del sur y del norte.

El primer lugar lo ocupa China, que desplazó a Estados Unidos al segundo sitio. Si se toma a los 28 países de la Unión Europea como un conjunto, estarían en tercer lugar, pero a nivel individual ese sitio es ocupado por India. A su vez, en esas primeras ubicaciones aparecen por ejemplo Indonesia y Brasil, que emiten más que Japón o Alemania. Eso explica que naciones como China o Brasil se resistan a aceptar obligaciones a reducir sus emisiones, solo lleven adelante planes voluntarios.

Se ha dicho muchas veces que esos indicadores totales no son muy justos, y que deberían considerarse las emisiones por personas. Si así se hace, una vez más aparece otra geografía ecológica. El punto de referencia para lo que podrían llamarse “emisiones justas” son 2 ton de CO2 por habitante en el planeta, y sin duda las naciones industrializadas están muy sobrepasadas. Pero nosotros, en América del Sur, también. Paraguay ocupa el primer lugar con 18.2 ton CO2 por persona, el segundo lugar corresponde a Bolivia (14.8), y en el tercer puesto está Venezuela (13.4). Todos los indicadores son contundentes: nuestros países también son responsables.

Más de un lector se preguntará a qué se debe esta particular situación de los latinoamericanos. Es que mientras en los países industrializados el principal origen de las emisiones son los gases de las fábricas y motores, en América del Sur su origen está en la deforestación, las transformaciones agropecuarias y otros cambios en el uso del suelo.

Aceptando que las principales emisiones tienen esos orígenes, queda en claro que las políticas nacionales contra el cambio climático en países como Bolivia, deben comenzar por cambiar sus estrategias de desarrollo rural, modificar la tenencia de la tierra y detener la deforestación. Se impone un cambio de rumbo que no es nada sencillo, y que los Estados prefieren evitar, y rara vez mencionan en los cónclaves internacionales. 

¿Una Pacha Mama atómica? 

Todos los gobiernos invocan la protección ambiental, pero de todas maneras quedan atrapados dentro de los desarrollos convencionales y son incapaces de atacar las causas del cambio climático. El gobierno de Bolivia ejemplifica esas tensiones. Defiende a la Pacha Mama en los discursos, y eso es algo en lo que todos estamos de acuerdo, pero sus prácticas concretas son otras. Es que la Pacha Mama gubernamental es solo planetaria, pero no asegura una adecuada protección dentro de Bolivia, y en especial ante los problemas ambientales locales que se deben a la extracción de hidrocarburos. Es una Pacha Mama que sólo llega hasta donde comienza el nacionalismo de los recursos, y por ello cuando hay que elegir, siempre triunfa el interés exportador sobre la protección ambiental. Y hasta se ha caído en una Pacha Mama atómica, con la propuesta de instalar una central nuclear en el país, lo que es una medida reñida con las más básicas consideraciones ambientales.

Estos problemas se repiten en todos los países, y por ello se cae en las “irresponsabilidades comunes e indiferenciadas” en el ámbito de las negociaciones internacionales en cambio climático, como ha descrito Gerardo Honty.

América Latina debe romper estas con esas contradicciones y comenzar, cuanto antes, sus propios planes de reducción de emisiones y adaptación ante el cambio climático. No puede esperar por los países ricos ni seguir apelando a la mera retórica. Debe defender en serio y con efectividad sus propios ambientes y sus comunidades.  

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