7 de mayo de 2015

¿Se viene el derechaje?



LA ¿SORPRENDENTE? VOTACIÓN DE LAS CLASES POPULARES EN LAS PASO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
El dato sorprendente en las PASO de la ciudad de Buenos Aires es el triunfo del PRO en  las villas y los barrios más pobres de la ciudad. ¿Qué puede haber motivado a sus pobladores –tradicionales votantes del peronismo- a votar por un partido gorila? Y, además, ¿por qué no votaron por el Frente para la Victoria? ¿Acaso los pobres se volvieron macristas?
Por Marcelo R. Pereyra
LA CLASE OBRERA NO VA AL PARAÍSO
De acuerdo con las encuestas previas el PRO iba a triunfar en las PASO que se realizaron en la ciudad de Buenos Aires hace e dos semanas. Y fue un triunfo contundente, pues ganó en todas las comunas. Incluso ganó en los barrios más marginales de la ciudad (Soldati, Lugano, Bajo Flores) y en las villas. Y éste es el dato más notable que lleva a reflexionar acerca de por qué los pobres votaron a un partido claramente conservador, o de derecha. La otra cara de la pregunta sería por qué perdió en esos asentamientos el kirchnerismo, que sería quien representaría políticamente a sus pobladores más desposeídos.
Una primera respuesta posible tiene que ver con las identidades de los partidos políticos. Dichas identidades están, al menos, desdibujadas: ¿Identificaron los votantes populares al PRO como un partido contrario a sus afinidades e intereses políticos? Y como contrapartida, ¿identificaron esos mismos electores al Frente para la Victoria (FPV) como un partido afín con sus convicciones e intereses políticos? La respuesta es casi obvia: si votaron al PRO es porque consideraron que era el partido que les convenía votar, en lugar del FPV. ¿Pero acaso la clase obrera no es peronista y declaradamente enemiga de partidos gorilas como el PRO? En teoría, sí. En la práctica, no. Esto quiere decir que el desdibujamiento de las identidades partidarias va de la mano con el desdibujamiento de las convicciones políticas personales. Dicho de otra forma: el obrero y el villero de Buenos Aires hicieron abstracción de sus convicciones para votar al partido que interpretaron más conveniente votar. El PRO pudo ganar en los barrios más pobres pese a que sus políticas ambientales, sociales y educativas en esos barrios son, por lo menos, insuficientes para resolver la marginalidad y el abandono que sufren sus pobladores. ¿Y por qué lo votaron entonces? La respuesta es difícil, pero puede haber sido por alguna de estas dos posibilidades:
a-    El PRO, puesto en la tarea de gobernar la ciudad, atemperó su discurso antiperonista. El alcalde Mauricio Macri se ha esforzado por parecer sensato y negociador para diferenciarse de las actitudes intempestivas de la presidenta Cristina Fernández.  El Lord Mayor y su gabinete también han suavizado algunas posturas ideológicas que sostenían antes de ser gobierno.  Es que una cosa es vociferar desde la tribuna y otra muy distinta es tener que gestionar la realidad cotidianamente. Un ejemplo: al día siguiente de las PASO Macri se reunió con los gremios del transporte, quienes hace rato que gestionan, sin éxito,  una entrevista con la Presidenta para discutir sobre la actualización del mínimo no imponible para el impuesto a las ganancias. El burgomaestre poco puede hacer al respecto, pero la foto con los caciques sindicales tuvo proyección presidencial. El “luqueo” del PRO se completó con actos y presentaciones públicasinformales y bulliciosas: globos, música, cantos, bailecitos,  vestimenta casual y otros artilugios por el estilo lograron conformar una imagen más amable que la que tenían los adustos políticos conservadores del pasado. Al lado de Alsogaray, por ejemplo, Macri parece Charly García. Mirando las imágenes del acto del PRO posterior a la victoria muchos pueden haber pensado: “Son garcas, son gorilas, pero parecen simpáticos”.
b-    El PRO ha construido una imagen de eficiencia general en la tarea municipal. Dicha imagen se basa en un trabajo muy fuerte en el espacio público (parque, plazas) y en el transporte (Metrobus, bicisendas, subtes). Es decir, en dos áreas de fuerte visibilidad social y sobre todo mediática. En cambio, sus patas flojas –por decirlo con benevolencia- educación, ambiente y salud, no se “ven” tanto, aunque se sienten cuando se las necesita. Pero los que más las necesitan no suelen tener representación mediática significativa. Salvo casos extremos, los pobres solo son noticia cuando se insubordinan. De esta forma, lo peor de la gestión de Macri es lo que menor difusión tiene.
JUAN PERÓN ESTÁ MUERTO Y ENTERRADO
Si el PRO no parece ahora tan gorila es porque el peronismo no parece ahora tan peronista. Los K se han ocupadode que el pueblo se olvide del fundador de su partido, de sus apotegmas, de sus veinte verdades y de su doctrina, es decir, de su identidad. Quizás porque todo ese andamiaje teórico les parezca a los K anacrónico, o quizás inconveniente en algún caso para sus intereses. Por ejemplo, después del acuerdo espurio con la petrolera Chevrón sería muy hipócrita cantar la estrofa de la marcha partidaria que habla de “combatir al capital”; después de haber pagado religiosamente una deuda externa probadamente fraudulenta sería raro defender una de las verdades de Perón que dice que “como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social” (http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/peronismo/movimiento_peronista_20_verdades_peronistas.php). Como sea, los K colonizaron al peronismo y dejaron en el pasado los tiempos de “Braden o Perón”. Los enemigos del pueblo ya no son ni los yanquis, ni el capitalismo, ni los oligarcas: son los medios de comunicación que contrarían al relato oficial, los fiscales que investigan al poder político y económico, los jueces que dictan sentencias inconvenientes, los empleados infieles, y todo aquel que exhiba rebeldía e insumisión ante el gobierno y sus socios en los negocios y sus aliados de dentro y fuera del país.
Así es cómo el proletariado porteño pudo haber votado por el PRO: no había enfrente ni un candidato ni un partido que convocara a su memoria emotiva política, ni que le hablara de sus necesidades concretas, cotidianas. Por el contrario, el candidato del FPV, Mariano Recale, hizo propaganda de sí mismo –no de su partido, ni de su plataforma política-, de su gestión supuestamente eficiente en la aerolínea estatal. Su rostro sonriente inunda las páginas de la revista que se reparte en los aviones de Aerolíneas Argentinas. En suma, le habló al pueblo de la ciudad de Buenos Aires desde otra realidad planetaria. Es que Recalde y el FPV, como dice el tango, viven en otra aurora, que no es la de los marginados.En esa confusión, en ese rio revuelto, ganó el PRO.
¿QUÉ DERECHA?
¿El triunfo del PRO en Buenos Aires y Santa Fe indica que Macri será el futuro presidente? No, indica que el PRO es fuerte en esos dos distritos. Todavía le falta mucho para ganar en el resto del país. Esos triunfos, en cambio, sugieren retroceso de las fuerzas políticas –como el FPV- que representansimbólicamente los intereses de los sectores más postergados.
No es que se venga el derechaje. En realidad, ya está instalado hace muchos años. En realidad desde siempre. Ahora bien, solo quien sufra de severa miopía política, solo un conservador recalcitrante puede haber entendido que con el kirchnerismo se venía el zurdaje. Nada más lejos de un pensamiento progresista que el ideario K, puesto que éste nada tiene que ver con el interés común. Así lo demuestransu indiferencia frente a la crisis de las economías regionales, la condena al olvido para los pueblos originarios, su desinterés cómplice frente a los problemas ambientales, la ampliación de la brecha entre ricos y pobres, su inoperancia frente la precariedad laboral y un sistema impositivo regresivo yla utilización del asistencialismo clientelar como única forma de enfrentar la desigualdad y la marginalidad, entre otras realidades. Y si a esta enumeración se le suman los negociados que se revelan día tras día, las cuentas en el exterior, el nepotismo, las propiedades levantadas sobre terrenos comprados a precio vil, las concesiones escandalosas de obras públicos y la conformación de conglomerados multimediáticos para oficialistas, queda palmariamentedemostrado que Néstor Kirchner y Cristina Fernández llegaron al poder exclusivamente para satisfacer sus intereses individuales y los de cuatro o cinco empresarios amigos.
Lo bueno es que algunos ya empezaron a darse cuenta.

Caminante de utopías



MURIÓ EDUARDO GALEANO, UNA DE LAS VOCES MÁS LÚCIDAS Y COMPROMETIDAS DEL CONTINENTE

El 13 de abril murió el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, una de las voces más lúcidas y comprometidas de nuestro continente. Autor de "Las venas abiertas de América Latina" (1971), "Memorias del fuego" (1982), "El libro de los abrazos" (1989) y "Los hijos de los días" (2011), entre otros.

Por Hernán L. Giardini 
Eduardo Germán Hughes Galeano nació el 3 de septiembre de 1940 en Montevideo en una familia descendiente de galeses, alemanes, españoles e italianos. Durante su adolescencia transitó por diversos trabajos, publicando su primer escrito político en el periódico semanal del partido socialista "El Sol" (1954). En 1960 comenzó su carrera como periodista, siendo editor del semanario "Marcha" y director del diario "Época". En 1973 un golpe militar tomó el poder en Uruguay y Eduardo Galeano debió exiliarse, estableciéndose en Buenos Aires, donde fundó y dirigió la revista "Crisis". En 1976 el régimen de Jorge Rafael Videla perpetró un golpe militar en Argentina, y debió nuevamente exiliarse, marchando a España. A principios de 1985, Eduardo Galeano regresó a Montevideo, donde se estableció definitivamente. En 2010 ganó el destacado premio Stig Dagerman, uno de los más prestigiosos galardones literarios en Suecia.

Aquí un extracto de sus recientes reflexiones sobre los principales temas que aborda su obra: 
Sobre las venas abiertas de América Latina

“América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos. Nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Somos una región del mundo que tiene la suerte de ser muy diversa, y que tiene la suerte de tener también un destino común a conquistar. Pero por ahora seguimos trabajando por nuestra propia perdición porque hemos sido entrenados para odiarnos entre nosotros, entrenados para el divorcio mutuo, la mutua ignorancia y nos cuesta muchísimo encontrar ese destino común, ese cauce común. Es América Latina, la región de las venas abiertas. Sin embargo, no sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada. Respecto a su vigencia, eso ocurre, lamentablemente, porque la realidad no ha cambiado mucho desde que el libro se escribió. En realidad, todos escribimos un solo libro, que va cambiando y se va multiplicando a medida que la vida vive y el escritor escribe. Para mí, Las venas fue un puerto de partida, no un puerto de llegada. Yo escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme”.

Sobre los pueblos originarios 
“Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso. Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve. En una comunidad maya de Chiapas escuché decir ‘nosotros somos hijos de los días’. La cultura maya es la única cultura de las Américas en la que es el tiempo el que funda el espacio. O sea el espacio es hijo del tiempo y no al revés. Me quedó grabada esa frase, me pareció muy hermosa. De ahí el título del libro, que es un homenaje a esa frase”

Sobre el respeto a la naturaleza 
“La historia de América Latina es la historia del despojo de los recursos naturales, y en eso no se equivocó La venas, pues es un libro que describe muy bien ese proceso de vaciamiento. Hay que saber cuidar los recursos naturales. No hay que entregar la naturaleza a las fauces abiertas del sistema de poder que devora todo lo que se le arrima. El sistema capitalista se come todo lo que encuentra. Incluye una ideología, una moral, una concepción de la vida y de las cosas que es peligrosa para el género humano y para el planeta que habitamos. Es bueno, bajo ese sistema, todo lo que es rentable, y todo lo que no es rentable no merece existir. Eso conduce a la rifa del planeta. Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado. Yo tengo, como se sabe, una posición en contra, de esta especie de celulitis nacional. Yo no creo en el monocultivo. Te dan pan para hoy hambre para mañana, glorias fugaces que después son ruinas de larga duración. Y ahora estamos con la moda de la soja y de la celulosa, estos bosques artificiales, industriales que resecan la tierra y que la gente llama con razón bosques mudos, porque en ellos no cantan los pájaros. En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: Honrarás a la naturaleza de la que formas parte. Pero no se le ocurrió”.

Sobre el fútbol 
"Jugaba mal, muy mal. Era entreala derecho, lo que hoy sería un volante ofensivo. Pero fui un pata de palo. Así que al final me resigné, acepté mi destino y terminé intentando escribir para ver si podía hacer con la mano lo que con los pies no pude hacer nunca. La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. Messi no perdió la alegría de jugar por el simple hecho de jugar y Maradona es el más humano de los dioses, porque es como cualquiera de nosotros. Arrogante, mujeriego, débil... ¡Todos somos así! Estamos hechos de barro humano”.

Sobre el futuro 
“Ojalá seamos dignos de la desesperada esperanza. Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano. Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común. Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria. Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados. Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego. Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo. La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Pensando como las araucarias: Desarrollo y conservación en otras escalas de tiempo



INCENDIOS FORESTALES Y ALTERNATIVAS AL DESARROLLO

La pérdida de bosques nativos exige que se implantan tareas de restauración ambiental que deberían medirse en siglos, e incluso alcanzar un mileno. Esto significa la necesidad de acciones y medidas, tanto en los gobiernos como en la sociedad, apuntando al año 3015.


Por Eduardo Gudynas (desde Uruguay)

Los incendios de grandes extensiones de bosques en el sur de Chile y Argentina, que están ocurriendo en marzo de 2015, han causado justificada alarma. En el caso chileno se han quemado más de 6 mil hectáreas en la Reserva Natural China Muerta y el Parque Nacional Conguillío, mientras que en Argentina ardieron más de 1 600 has en el parque Los Alerces. Bajo esta dolorosa pérdida en el patrimonio natural austral, hay un aspecto que apenas asoma y no es sencillo de abordar, pero es de vital importancia. Me refiero a las escalas de tiempo que manejamos nosotros, como seres humanos, frente a los ritmos temporales de la Naturaleza, que son muy distintos.

Las araucarias que están ardiendo en el sur chileno o los alerces en la Patagonia argentina (también llamados lahuán), pueden tener edades centenarias, y algunos de ellos alcanzan o superan el milenio. Como bien dice el ingeniero forestal Sergio Donoso, en una entrevista en El Desconcierto, muchos de esos árboles están allí antes de la creación del estado chileno, e incluso preceden el arribo de los conquistadores españoles. Advierte que estamos frente a “una dimensión en tiempo que escapa a nuestra comprensión. Desaparecen bosques que cargan con historias centenarias, en escalas de tiempo mucho más extendidas que las que tenemos cada uno de nosotros”. Las araucarias pueden tener mil años, habría lengas y coihues con 400 años de edad, mientras que los alerces patagónicos pueden superar los 3 mil años (algunos indican que sería la segunda especie de árbol más longeva). Por lo tanto, la pérdida de esos bosques exige que se implantan tareas de restauración ambiental que deberían medirse en siglos, e incluso alcanzar un mileno. Esto significa la necesidad de acciones y medidas, tanto en los gobiernos como en la sociedad, apuntando al año 3015.

Tiempos fracturados

Comprometernos para el año 3015: ¿habla usted en serio?, se preguntarán muchos. Estamos frente a un problema fenomenal, ya que nuestros ritmos de vida prestan atención a las horas, los minutos e incluso los segundos, las actividades personales y familiares se planean en escalas de semanas o meses, y los gobiernos casi nunca planifican, y cuando lo hacen, a duras penas pueden pensar en los próximos 4 o 5 años. No existe una institucionalidad que piense las políticas futuras para las próximas décadas, y postular un plan de desarrollo para el próximo siglo resultaría un despropósito para unos cuantos políticos y académicos. Nuestra política y mitologías del desarrollo no piensan como araucarias o alerces. En efecto, nuestro sentido del tiempo es incompatible con los ritmos de esos árboles centenarios o milenarios. La política de los humanos marcha a un ritmo de vértigo y es fugaz desde el punto de vista de la “política” de las araucarias. Estamos frente a una fractura en cómo discurre el tiempo para la Naturaleza y como corre para nosotros.

Las implicancias de esa divergencia temporal son enormes. Lo que nosotros vemos como un lento devenir en los árboles no es una amenaza para la humanidad, sino que, por el contrario, los necesitamos para asegurar funciones ecológicas indispensables planetarias para nuestra sobrevida, como reducir los gases con efecto invernadero. Pero, a la inversa, la vertiginosa marcha de los humanos sí es un peligro para los árboles, ya que sus acciones desembocan, por ejemplo, en estos incendios. Desde el sentido del tiempo de los árboles de la Araucanía o la Patagonia, nuestra presencia apenas acaba de ocurrir, es como un destello fugaz, pero que puede acabar con todos ellos. Nuestra capacidad de destrucción ambiental es casi instantánea medida en esos ritmos ecológicos. Por lo tanto, no sólo estamos frente a dos ritmos en el tiempo casi opuestos, sino que sus consecuencias y peligros también son casi opuestos. Es que los desarrollos no sólo actúan modificando los territorios, lo que es muy evidente por ejemplo por la imposición de concesiones mineras o la repartición mercantil de las cuencas hidrográficas, sino que también alteran, deforman y recortan nuestros entendimientos sobre el tiempo. Son concepciones con una cadencia temporal que siempre está corriendo, y que cuando se enlentece, es cuestionada política y socialmente. Por ejemplo, en Chile, esa cultura está detrás de los reclamos por lograr la mayor tasa de extracción minera, forestal o pesquera.

Las concepciones del desarrollo no sólo se mueven muy rápidamente, sino que deseo llamar la atención que toda su institucionalidad y bases conceptuales están organizadas para impedir que abordemos los problemas que eso acarrea. Aprovechamos cada vez más recursos naturales, a ritmos más vertiginosos, y somos incapaces de reconocerlo. Las advertencias sobre el próximo agotamiento de recursos no renovables o sobre el desplome de poblaciones animales o vegetales por sobreconsumo, son sistemáticamente ignoradas. Los humanos no sólo están acelerados, sino que producen una cultura del desarrollo que activamente les impide comprender que están en una carrera desbocada. Dicho de otra manera, las variedades de capitalismo, desde la más convencional en Europa o aquella en manos del Partido Comunista de China, encogen el tiempo, hasta casi anular algunas de sus dimensiones, y el futuro se lo restringe a expectativas de crecimientos y consumo. La bolsa de valores hace transacciones en fracciones de segundo, y los precios internacionales cambian de hora en hora, mientras los consumidores esperan satisfacciones inmediatas y son incapaces de sopesar las implicancias de sus comportamientos sobre las opciones de vida de sus nietos o bisnietos.

Minimizando el tiempo ecológico

La minimización de las implicancias temporales de los incendios forestales es muy evidente. No faltan los ejemplos que los presentan como “accidentes”, lo que de alguna manera implicaría que son ajenos a las intervenciones humanas o escapan a sus controles. Esta es una posición que no resiste un examen serio, ya que es frecuente que los incendios comiencen por acciones humanas, intencionales o no, o bien son posibles por el deterioro de los bosques, la presencia de residuos, productos inflamables, etc., todos ellos factores originados en intervenciones humanas. A todo esto se suman las ineficiencias e incapacidades gubernamentales para controlarlos y apagarlos.

También existe una minimización a partir de torcer la evidencia científica que muestra que ciertos bosques requieren de incendios de tiempo en tiempo para asegurar su regeneración y recomposición, e incluso para permitir la liberación de semillas. Este hecho, señalado inicialmente para América del Norte, ocurría en grandes superficies boscosas, bajo condiciones muy distintas a la de los bosques fragmentados actuales. Decir que habría unos incendios más “naturales” que otros olvidan esas particularidades ecológicas, y sirve para ocultar las responsabilidades humanas. Los grandes incendios tienen además unos impactos acumulativos. Aunque en nuestra escala de tiempo sean ocasionales, pongamos por caso uno cada diez años, para los ritmos de las araucarias eso sucede rapidísimo, y se acumulan las pérdidas antes que nuevos árboles puedan completar sus ciclos de vida. Queda en claro que las medidas de control y conservación ambiental disponibles en la actualidad no están pensadas desde las necesidades de las araucarias y alerces, sino que están acotadas al ritmo vertiginoso de los desarrollos contemporáneos. Lo que se hace en cuestiones ambientales en Argentina, Chile y el resto de América Latina, sigue siendo paliativo, y está cada vez más rezagado en poder frenar la pérdida de biodiversidad o destrucción de ambientes naturales.

Las razones de una política ambiental pensando como araucarias

Si asumimos una política ambiental en serio, en el sentido que realmente asegure la sobrevida de las especies animales o vegetales, son necesarios unos cambios radicales. Debemos pensar (y sentir) como alerces o araucarias, y colocar los objetivos en futuros mucho más distantes, en escalas de siglos o milenios. Es por este tipo de razones que necesitamos una política de conservación desplegada hasta llegar al 3015. Hay dos grandes tipos de razones y justificativos para este reclamo. Unos se basan en los conocimientos actuales de la ecología y la biología de la conservación, y los otros en la necesidad de una nueva sensibilidad y ética para salvar al planeta, y a nosotros mismos.

En el primer caso, la base científica en ciencias ambientales muestra que un problema cada vez más grave es que la fragmentación de ambientes naturales, o el paulatino encogimiento de las poblaciones de plantas o animales, hacen que sus riesgos de extinción en el largo plazo cada vez sean más altos. Apelando a un ejemplo, si el número de jaguares que vive en una selva tropical es pequeño, y a su vez están atrapados en distintos fragmentos de bosques, separados uno de otros, la posibilidad que se extingan puede ser pequeña en las próximas décadas, pero si se la evalúa para los próximos siglos se vuelve casi una certeza. Algunos estudios predicen un grave encadenamiento de extinciones en los próximos siglos por la fragmentación de los bosques y la reducción de su superficie total. Por lo tanto, una verdadera y efectiva conservación es la que asegura la permanencia de un ambiente o una especie en el largo plazo, y una buena medida es ubicar esa meta en un milenio. Esta no es una cuestión de romanticismos desubicados, sino de la más reciente y rigurosa ciencia de la conservación.

El segundo tipo de razones avanza desde otro flanco muy distinto. Apunta a las necesarias transformaciones en las ideas sobre el desarrollo, ya que allí están las bases que explican la depredación de la Naturaleza, el encogimiento capitalista de algunas escalas temporales, y la aceptación de una cierta crueldad. Es que hay un componente de crueldad en tolerar que se mate, porque eso es lo que está ocurriendo: la muerte de seres vivos que han estado en nuestros territorios desde lo que nuestra mirada entendería como una eternidad. Debemos buscar una alternativa al desarrollo que por un lado recupere nuestra capacidad de indignación y repulsión ante la destrucción ambiental, y que permita recuperar el control sobre nuestros sentidos del tiempo. Necesitamos enlentecernos para una mejor calidad de vida, y para evitar el colapso ecológico. Debemos despojarnos de los mitos y prejuicios de los desarrollos, para pensar y sentir un poco más como los alerces y las araucarias.


El nuevo sueño americano: sobrevivir a la violencia policial



CRECE LA REPRESIÓN CONTRA LOS AFROESTADOUNIDENSES 
“¿Qué deseas lograr con esta protesta?”, le pregunté en agosto del año pasado a una adolescente de 13 años que estaba participando de una manifestación en Staten Island contra el asesinato por parte de la policía del afroestadounidense Eric Garner. La adolescente, llamada Aniya, me respondió: “Vivir hasta los 18 años sin morir antes de un balazo. Queremos crecer, vivir la vida. No queremos morir en cuestión de segundos por culpa de la policía”. Este es el sentimiento que inspira al movimiento Black Lives Matter (Las vidas de las personas negras importan) en todo el país. ¿Acaso será ese el nuevo sueño americano?
Por Amy Goodman y Denis Moynihan (desde Estados Unidos)
Más recientemente, en Baltimore, el anuncio por parte de la fiscal de la ciudad de que se presentarían cargos contra seis policías por la muerte de Freddie Gray calmó los ánimos luego de una semana de intensas protestas. Marilyn Mosby, la fiscal de Baltimore de 35 años de edad, es la fiscal principal más joven de una ciudad importante de Estados Unidos. Lleva apenas 100 días en el cargo y apareció en primera plana el viernes primero de mayo cuando realizó el sorprendente anuncio de que los policías afrontarían varias acusaciones, desde agresión hasta homicidio en segundo grado.
Según los informes policiales, el teniente de la policía de Baltimore Brian Rice estaba patrullando en bicicleta en la mañana del 12 de abril cuando Freddie Gray se echó a correr tras haber establecido contacto visual con él. Rice persiguió a Gray junto con los oficiales Garrett Miller y Edward Nero. Un transeúnte filmó el momento en que Gray era arrastrado hasta la camioneta de la policía mientras gritaba de dolor. A pesar de que Gray pidió asistencia médica reiteradas veces, no se la proporcionaron y al poco tiempo quedó inconsciente. Otros policías que participaron en su arresto y traslado tampoco hicieron nada. Su familia informó que Gray tenía un 80% de la médula espinal quebrada y que su laringe estaba destrozada. Gray murió después de haber estado una semana en coma.
Gene Ryan, presidente del sindicato de policía de Baltimore, escribió horrorizado: “Las imágenes que aparecieron en la televisión se parecen a un linchamiento”. Sí, “linchamiento” fue el modo que un hombre blanco usó para describir las protestas de personas afroestadounidenses contra la muerte de otro afroestadounidense a quien le quebraron el cuello mientras se encontraba en custodia policial. Más tarde, en una conferencia de prensa, Michael Davey, abogado del sindicato de policías, defendió la persecución policial de Gray: “Si uno se encuentra en una zona donde hay altos índices de delincuencia y huye de la policía sin que haya provocación, la policía está legalmente habilitada a perseguirlo”. Entonces, ¿esto significa que Freddie Gray fue arrestado por ser negro y haber salido corriendo?
Luego de cada asesinato de una persona aforestadounidense por parte de la policía en los últimos tiempos, la indignación se ha hecho sentir cada vez más. La muerte de Eric Garner ahorcado por un policía el 17 de julio de 2014, quedó impune. El fiscal de distrito de Staten Island, Daniel Donovan Jr., se negó a presentar acusaciones contra los oficiales. Donovan, que es republicano, fue recompensado esta semana: obtuvo la banca en el Congreso que dejó vacante Michael Grimm, quien renunció tras haber sido hallado culpable de evadir millones de dólares en impuestos. Grimm también es conocido por haber amenazado con golpear a un periodista en un programa de televisión en vivo después de que éste le preguntara sobre las acusaciones. Grimm le dijo al periodista en aquella oportunidad: “Te partiré en pedazos, como a un niño”.
Volviendo a Baltimore, muchas personas se sintieron aliviadas cuando la fiscal de la ciudad Marilyn Mosby anunció que había presentado acusaciones contra los seis policías: “Provengo de una familia de cinco generaciones de agentes del orden. Mi padre era policía, mi padre era policía, al igual que varios de mis tíos y tías. Mi querido abuelo, recientemente fallecido, fue uno de los miembros fundadores de la primera organización de policías negros de Massachusetts. A quienes están furiosos, heridos o han sufrido sus propias injusticias en manos de la policía, los insto a que canalicen esa energía pacíficamente mientras llevamos adelante este caso. He escuchado su clamor de que ‘sin justicia no hay paz’. Sin embargo, su paz es absolutamente necesaria mientras me esfuerzo por impartir justicia en el caso de Freddie Gray”.
Mosby finalizó su oratoria mediante una declaración sin precedentes en la historia de los discursos de la fiscalía: “Por último, pero no menos importante, a los jóvenes de esta ciudad les digo que intentaré hacer justicia en su nombre. Este es su tiempo. Garanticemos que las manifestaciones sean pacíficas y productivas, para que logren cambios estructurales y sistémicos para las próximas generaciones. Ustedes están al frente de esta causa y, como jóvenes, nuestro tiempo es ahora”.
Si la exigencia de que los responsables rindan cuentas se lleva a cabo con esta determinación, quizá Aniya logre su deseo de cumplir 18 años y muchos, muchos más.