1 de octubre de 2001

El burro y la zanahoria

DEUDA EXTERNA

¿Cómo se generó la impresionante deuda externa de los países del Sur?, ¿Quiénes son los responsables?, ¿Qué consecuencias trae pagar los intereses?, ¿Cómo salir de la trampa de la deuda?

por Hernán Leonardo Giardini


La historia de la deuda externa de los países del Sur (África y América Latina) está estrechamente ligada a la del petróleo. En 1973 el precio de éste se cuadruplicó y de pronto los jeques árabes se encontraron con grandes cantidades de dinero que depositaron en los bancos del Norte (Norteamérica y Europa) que ahora disponían de mucho capital para ofrecer créditos a los países del Sur y así aumentar sus ganancias.

La oferta de dinero por parte de los bancos del norte duró diez años. Así, los gobiernos del Sur pidieron un crédito tras otro añadiendo deuda a la deuda.

Pero, ¿para qué querían tanto dinero? Por un lado, los menos, para encaminarse hacia el proceso de desarrollo industrial. Por el otro, los más, para obtener ventajas personales, sea financiando la balanza pública permanentemente en déficit por la gestión deshonesta, sea comprando armas, sea robando.

En efecto, buena parta del dinero prestado acabó directamente en los bolsillos de los gobernantes o de los empresarios; o mejor aún, en las cuentas bancarias en el extranjero abiertas en los mismo bancos que concedían los créditos.

Pero el crédito tiene dos caras: una de fiesta en el momento en que se recibe el dinero, y otra de luto, cuando hay que devolverlo. Los gobiernos del Sur empezaron a retrasarse con los pagos y entraron en la trampa mortal de la deuda que se alimenta a sí misma. De hecho cada vez que no se paga la cuota de amortización, el monto total de la deuda aumenta, provocando un posterior aumento de los intereses, en una espiral sin final.

Una vía que pueden invocar los países del Sur para salir de la trampa de la deuda es negarse a pagar (resulta evidente que la deuda es impagable y que tarde o temprano lo tendrán que hacer). Pero esta opción sólo es posible si se alían entre ellos y hacen causa común ante los acreedores. Quien pretendiese hacerlo por su cuenta estaría condenado al aislamiento comercial. Por desgracia los países del Sur no están unidos y se arrodillan ante los acreedores para pedir postergaciones del pago y nuevos créditos para mantenerse a flote: lo que comúnmente se llama “renegociar la deuda”.

Y el Norte está interesado en hacer concesiones porque si quiere seguir recibiendo dinero tiene que mantener con vida al deudor. Pero para asegurarse que recibirá su dinero, exige a los países deudores que firmen una declaración de intenciones, preparada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), con la cual prometen reorganizar su economía en torno al pago de la deuda, recortando el gasto público (salud, educación, justicia), bajando salarios, privatizando empresas, aumentando impuestos indirectos (al consumo: IVA), etc.

Los efectos de estos recortes son desastrosos: reaparecen enfermedades como la malaria, el tifus y el cólera, porque han disminuido o se han suprimido los servicios de salud pública y de medicina preventiva. Sube el analfabetismo porque se han suprimido servicios escolares básicos, aumenta el hambre porque se han suprimido ayudas del gobierno para sostener el precio de los alimentos básicos, y aumentas la represión para sofocar las revueltas populares.

En muchos casos la disminución de salarios y de inversiones y el recorte de gastos públicos no significan sólo empobrecimiento sino muerte. UNICEF afirma que la deuda, con sus políticas de ajuste estructural, provoca cada año la muerte de 500.000 niños.


El caso argentino

A fines de 1975 cada habitante de la Argentina debía al exterior 320 dólares en concepto de deuda externa. En 1976 el mundo vivía en la era de los petrodólares y los bancos internacionales ofrecían créditos cómodos a tasas bajas; las empresas privadas son alentadas a tomar créditos internacionales: comienza el gran endeudamiento del Estado argentino.

A partir de 1980 se produce un desvío en la economía mundial. El crédito se vuelve escaso y caro. Pero nuestro país no parece estar a tiempo de cambiar: sigue aumentando su deuda, apremiado por desequilibrios fiscales y comerciales.

En 1980 se inicia el fenómeno de convertir deuda internacional de empresas privadas en deuda del Estado: esas empresas habían tomado préstamos en el exterior y por imprevisión se encontraron de pronto en situación delicada; entonces el Estado salió al rescate. En cubrir las deudas de estas poderosas empresas privadas se nos fueron más de 7000 millones: Celulosa Argentina (1.500 millones), Cogasco (1.350), Autopistas Urbanas (950), Pérez Companc (910), Acíndar (650), Bridas ( 600), Banco de Italia (550), Alpargatas (470) y Techint (350 millones).

A fines de 1983, cuando los militares se fueron cada habitante pasó a deber US$ 1.500 (en otros términos: la deuda trepó de 8 mil a 45 mil millones.

¿En qué se fue el dinero?:

  1. Compra de armas (y pagar comisiones por la compra). Según estimaciones del Banco Mundial, se emplearon 10.000 millones.
  2. Cubrir deudas de empresas privadas. Esta conversión es inaugurada por el ministro Sigaut y seguida por los sucesivos ministros como Jorge Whebe, así como los directivos del Banco Central, incluyendo a Domingo Felipe Cavallo.

En 1992, el ministro Cavallo renegocia la deuda externa y logra ciertas postergaciones de las fechas de pagos y algunas deducciones de montos. Sin embargo, el endeudamiento sigue aumentando en forma vertiginosa, devorándose de paso lo que se pudo haber obtenido por las privatizaciones de empresas del Estado.

A fin del 2000 cada habitante debía 3.800 dólares en concepto de deuda externa, algo más que los 320 de 1975. Hoy, ¿cuánto deberemos?

“La hiperrecesión es funcional al modelo”

ENTREVISTA CON EL ECONOMISTA DE LA CTA CLAUDIO LOZANO

La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) lanzó su Frente Nacional contra la Pobreza, una propuesta política y económica para superar el duro momento que atraviesa el país. Lozano explica cuales son los fundamentos de la propuesta, a partir de un de un diagnóstico descarnado de la realidad.

por Marcelo R. Pereyra


¿Cómo evalúa la situación económica actual?

Es evidente que el Gobierno ha aceptado las instrucciones que el banquero Escassany le dio dos meses atrás. Esto implica que se va hacia una privatización completa de los sistemas de salud y previsional, y hacia un desfinanciamiento del sistema de educación pública que va a incluir el arancelamiento universitario. Todo esto acompañado por una impunidad garantizada para el narcolavado y para todos los delincuentes financieros que se cobijan bajo esta convención.

¿Y la ley de Déficit Cero?

Cumplir estrictamente con esta ley llevará a una confiscación salarial del 42% acumulado para todo el último semestre del año. El objetivo de esta política económica es la hiperrecesión, por eso están acertados los que hablan de un genocidio por planificación de la desigualdad, porque en un contexto de recesión bajar la demanda significa aumentar más aún la recesión.

¿Por qué lo hacen?

Porque para el sector que tiene el mayor poder económico y financiero, donde están incluidos los grandes bancos, los dueños de los bonos de la deuda y una parte significativa de las empresas privatizadas, la hiperrecesión tiene sentido porque supone mayor desempleo y caída de salarios tanto públicos como privados. Buscan esto para consumar una suerte de devaluación al revés: en lugar de modificar el dólar, hacen que se caiga el salario con respecto al dólar. La recesión también les sirve por otra razón: la Argentina tiene una gran deuda externa, pero cuando crece la actividad económica también crece la deuda porque aumentan las importaciones y la masa de dinero que se gira al exterior por utilidades, patentes y fuga de capitales. Consecuentemente, dentro de este modelo, la Argentina para crecer necesita más deuda; por lo tanto, al no poder tomar más deuda, porque que la que tenemos ya es enorme, la única manera de mantener este esquema, y a sus privilegios y privilegiados, es que la economía quede estancada. A la larga, esto desembocará en la dolarización y el ingreso al ALCA.

¿Cómo llegamos a semejante situación?

Estamos viviendo la crisis de un orden que comenzó en 1976, que se consolidó durante el menemismo y que este gobierno mantiene. Crisis del orden significa que ya nadie acepta que sea natural ni lógico seguir bancando esta situación. Ellos pueden tener poder para hacer las cosas pero es un poder que no pueden legitimar. La crisis que atraviesa el neoliberalismo es que ya no puede explicar absolutamente nada de lo que hace.

¿Cómo se llegó a esta crisis?

Los neoliberales la explican diciendo que el problema es político, porque la política no sabe detentar autoridad. ¿Autoridad para qué? Para pegarles a los que protestan por la crisis social. Además, dicen, la política es muy cara, por lo tanto, bajo la excusa de reducir su costo, lo que quieren es profundizar una nueva estrategia de ajuste.

¿Cuál es la propuesta de la CTA?

Para nosotros es central frenar el ajuste apoyando los reclamos, salvar la democracia y organizarse para hacer una propuesta diferente. Como lo más importante es el reparto del ingreso nosotros proponemos: un seguro de empleo y formación, para todo jefe o jefa de hogar hoy desocupado de 380 pesos, extender las asignaciones familiares para toda la población menor de 18 años, y extender la cobertura previsional e incrementar el haber jubilatorio.

¿Cómo se financiaría todo esto?

Cobrándole impuestos a quien realmente se le debe cobrar y reasignando el gasto social.

¿Habría así crecimiento?

Por contrario a lo que sostiene el Gobierno, que cree que hay que bajarles los costos a las empresas para que luego haya crecimiento –cosa que quedó demostrado que no sirve para nada-, nosotros afirmamos que el crecimiento se logra poniendo más plata en el bolsillo de la gente, para que haya más demanda que implique mayor producción y así se genere más empleo. Esto se deberá combinar con una adecuada regulación de la operatoria de los capitales más concentrados y de las empresas privatizadas. En definitiva, cuando planteamos nuestra propuesta ponemos en marcha un debate acerca del orden social que queremos construir.

Siembra terror y cosecharás terror

LOS ATENTADOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001

Injustificables e irracionales, los atentados pueden explicarse como resultado del odio que muchos pueblos del mundo han venido acumulando contra los Estados Unidos desde hace mucho tiempo.

por Marcelo R. Pereyra


Uno

En 1953 Irán estaba gobernado por el sha Reza Pahlevi y por el Primer Ministro Mohamed Mossadeq. Mientras que la del sha era una figura decorativa, al estilo de las monarquías europeas, Mossadeq era un líder nacionalista, muy querido por el pueblo, que había sido elegido en elecciones libres. El Primer Ministro cometió un gravísimo pecado: nacionalizó el petróleo iraní que estaba en manos de una empresa inglesa.

También en 1953, asumió como presidente de los Estados Unidos el general Dwight Einsenhower. Una de sus primeras medidas fue la creación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), donde nombró a Allen Dulles como director. La primera operación que montó Dulles fue desestabilizar aMossadeq a pedido del gobierno inglés. La maniobra fue exitosa y la CIA colocó a Pahlevi como único gobernante con la suma del poder público. El sha, un verdadero monigote, fue un fiel aliado de los Estados Unidos, hasta que el pueblo iraní, harto de su monarquía absolutista y desilustrada, lo echó a patadas mediante la revolución que encabezó el ayatolá Khomeini.


Dos

En 1979, cuando el sha ya era historia, el presidente norteamericano James Carter planificó un golpe de estado en Irán para impedir que Khomeini asumiera el gobierno. Entonces, la CIA comenzó a enviar armas al ejército iraní a través de Israel; pero los militares que estaban en el complot fueron descubiertos y ejecutados. Entonces, las armas fueron desviadas hacia Nicaragua para pertrechar el ejército de contras que Estados Unidos había reclutado con la intención de abortar la experiencia revolucionaria sandinista. A esta noble tarea contribuyó, con acciones militares y de inteligencia, el narcogeneral Manuel Noriega, que, a la sazón, gobernaba Panamá gracias a un oportuno golpe de estado apoyado por la CIA, para la que trabajaba Noriega a pesar de que era conocida su actividad de traficante de drogas, en los tiempos en que era dirigida por George Bush, padre del actual presidente norteamericano. En 1983, una investigación del Senado de Estados Unidos determinó que los bancos de Panamá en los principales lavadores de narcodinero de América Latina. Un tiempo después, parece que Noriega se volvió algo independiente y el gobierno norteamericano decidió voltearlo, para lo cual invadió Panamá y puso en el poder a los banqueros narcolavadores.


Tres

Históricamente, los Estados Unidos corrieron a cualquier lugar del mundo donde hubiera una amenaza comunista para sofocarla. Por ejemplo: Corea y Vietnam, y en nuestra América Latina la experiencia democrática del socialismo chileno y la revolución cubana.

En 1973 la CIA creó eficientemente las condiciones necesarias para el golpe que, encabezado por Augusto Pinochet, derrocó, el 11 de septiembre a Salvador Allende. La larga noche de la dictadura pinochetista dejó un tendal de muertos y desaparecidos, pero en el Gran País del Norte suspiraron
aliviados.

Según investigaciones del Senado estadounidense, entre 1960 y 1965 la CIA tramó por lo menos ocho conspiraciones para asesinar a Fidel Castro. Además, la CIA orquestó la fracasada invasión en Bahía de los Cochinos y numerosas acciones terroristas, que incluyeron la voladura de un avión cubano de pasajeros en pleno vuelo, todo con la intención de desestabilizar a la naciente revolución que había logrado sacarse de encima al dictador Fulgencio Batista, un gran amigo de los Estados Unidos.


Cuatro

Al término de la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de las Naciones Unidas dispuso la creación de los estados independientes de Palestina e Israel. Este último país proclamó su Estado en 1948 y al año siguiente comenzaron las guerras entre árabes e judíos en las que los segundos,
siempre apoyados por Estados Unidos, resultaron victoriosos. Con cada victoria Israel fue apoderándose de más territorios, lo que desencadenaba una nueva guerra; hasta que en 1971, la Resolución 242 de la ONU ordenó la retirada de Israel de los territorios ocupados. Estados Unidos siempre se opuso a esta medida, siempre vetó iniciativas similares en el Consejo de Seguridad, y siempre votó a favor de Israel en la Asamblea General. Después de 52 años, y gracias a los Estados Unidos, los palestinos no tienen un territorio libre y propio donde establecer su estado y vivir en paz.


Cinco

En toda la zona del Golfo Pérsico, las empresas norteamericanas controlaron siempre la producción de petróleo. Las inmensamente ricas monarquías de Arabia Saudita y Kuwait gobiernan con brutalidad a sus pueblos sumergidos en la pobreza, mientras invierten sus obscenas ganancias en su amigo, aliado y socio: Estados Unidos. Cuando Saddam Husseim quiso discutir ese liderazgo desencadenaron la Tormenta del Desierto que mató a 120.000 soldados iraquíes.


Ecuación Fatal

Uno + Dos + Tres + Cuatro + Cinco = 11 de Septiembre de 2001.

Por el camino de las armas

LA VUELTA DE SENDERO LUMINOSO

Más de 21 años después de haber iniciado la lucha armada, el Partido Comunista Peruano, popularmente conocido como Sendero Luminoso, pretende recuperar presencia realizando esporádicos pero espectaculares ataques contra la policía y el ejército.

por Hernán Leonardo Giardini


Los sobrevivientes del que alguna vez fue denominado “el grupo insurgente más letal del mundo” volvieron a escena cuando se creía que su fuerza había terminado tras la captura del gestor y jefe de la organización, Abimael Guzmán Reinoso, el 12 de septiembre de 1992.

Aparentemente la organización guerrillera, que propone la revolución popular basándose en los principios del marxismo – leninismo – maoísmo, y mundialmente conocida por su violenta metodología para alcanzarla, contaría con unas mil personas armadas entre sus filas y estaría reorganizándose rápidamente, volviendo a tener consenso entre el campesinado y la clase obrera peruana que constituyen gran parte de las 14 millones de personas bajo la línea de pobreza que (sobre)viven en el Perú.

El PCP maneja tres estrategias para la toma del poder: política, militar y de construcción del nuevo poder. Éstas se sustentan en planes que son estratégicamente centralizados por el Comité Central, pero descentralizados tácticamente, lo que significa que cada base aplica el plan como le convenga sin la intervención directa de la dirección central, sin requerir de una coordinación permanente.


Sendero Luminoso desarrolla cinco formas de lucha:

Primero, la agitación y propaganda, que es más intensa que la lucha militar y tiene que ver con el trabajo ideológico.

Segundo, el sabotaje, que es la manera como se atacan las instituciones del Estado y se golpea la propiedad de las grandes transnacionales, principalmente del imperialismo norteamericano. Siendo una guerra por el poder, Sendero tiene la necesidad de debilitar la estructura económica productiva del Estado.

Tercero, el aniquilamiento selectivo. Esta forma de lucha cumple la función de eliminar a los enemigos encubiertos en el seno del pueblo, así como militares, policías y funcionarios corruptos del Estado, “odiados por las masas”.

Cuarto, los combates guerrilleros, que incluyen emboscadas y asaltos a los centros militares del Estado con el doble objetivo de debilitar su fuerza y de adquirir armas.

Quinto, el paro armado. Como lo especifica el PCP, los paros armados son preparativos de las masas para la insurrección final en la conquista del poder. En esta acción se combina la lucha reivindicativa con la política.


Ésta es la propuesta del Partido Comunista Peruano – Sendero Luminoso:

- Demolición total del viejo aparato del Estado, incluidas sus Fuerzas Armadas.

- Liquidación y confiscación de los bienes imperialistas, principalmente norteamericanos, lo que incluye la deuda externa.

- Destrucción del capitalismo burocrático, tanto estatal como particular.

- Liquidación de la propiedad semi feudal y entrega de tierras a quien la trabaja.

- Respeto a la propiedad de la burguesía media.

- Instauración de la República Popular del Perú, dirigida por el proletariado en alianza con el campesinado y otras clases oprimidas.

- Culminar la formación de la nación peruana.

- Servir al desarrollo del proletariado peruano como parte de la clase obrera internacional.

- Defensa y respeto a todos los derechos de la clase obrera y demás clases oprimidas.

- Real igualdad para la mujer.

- Futuro mejor para la juventud; protección de la madre y niñez; respeto y apoyo a los ancianos.

Calles de cartón

MARGINALIDAD SOCIAL

Dentro de un contexto socioeconómico en donde las carencias aumentan, una fuerte tendencia toma cada vez más fuerza: gran cantidad de personas apenas subsisten de los residuos que encuentran al paso, en la vía pública. El fenómeno de los que juntan latas, diarios, cartones y demás, conforman una simbiosis en zonas caracterizadas por un alto poder adquisitivo.

por Javier Cacio


El nuevo siglo parece no haber traído una nueva vida. O más bien, una nueva “buena” vida. En los tiempos que nos detenta la Argentina de hoy, existen algunos hechos que están incorporados a nuestro andar cotidiano y solemos pasar por alto. Este andar de manera continua tiene como escenario las calles de la ciudad capital, terreno de confrontación permanente, pero no el único. Fundamentalmente la mención apunta hacia una toma fehaciente de conciencia de una realidad que, por el simple hecho de ser transitada desde un sentido común influenciado por tentaciones materiales de segundo orden, pasa sin importancia ante nuestras narices.

Sabido es que la miseria y la hambruna son factores consensuados dentro de los sistemas económicos de mercado, que relegan humana y moralmente cada vez más a grandes proporciones de individuos dentro de una sociedad. Evidentemente el dato apunta más allá del grado de desarrollo de esa gruesa capa de personas que tradicionalmente tuvo a su alcance medios suficientes para su progreso. Se está hablando de una pobreza que lamentablemente golpea y azota a seres humanos carentes de todo tipo de resguardo, y que se ven solitarios y marginados ante las adversidades de un mundo esquivo, donde los únicos caminos son los de la mínima subsistencia. Fundamentalmente son aquellas personas instaladas en las villas miserias, en su mayoría del Gran Buenos Aires, pero también en algunos asentamientos dentro del mismo perímetro metropolitano. Son personas acostumbradas a deambular por las calles nocturnas, cargando no sólo con el peso de lo que encuentran a su andar, sino con el de sus vidas y el de sus destinos. Son personas cuyos rostros muestran los surcos que el sufrimiento y la intemperie les ha ido dibujando con el paso de los años, inclusive en quienes aún no han alcanzado una edad adulta, y que, a pesar de esta rigidez, dejan traslucir una gran expresividad, cargados de gestos desaprensivos y expectantes, vigilantes y huidizos, melancólicos y risueños, desafiantes y acongojados...

Parece aún más terrible toda esta puesta en escena cuando el accionar de los más necesitados es precisamente en donde conviven los menos necesitados, o mejor dicho los más “encorsetados”. Si el calificativo es demasiado rudo, bienvenido sea, puesto que las miradas de las señoras de alta alcurnia se filtran como rayos láser sobre las víctimas, describiendo una antipatía y hasta una gran molestia por ensuciar el paisaje urbano cuando por ejemplo, un grupo de chicos untados en roña, rodea la entrada de sus lujosos edificios, o cuando se agolpan en las hamburgueserías esperando la hora en que se embolsan las sobras de comida...

En definitiva, en nuestra Argentina de hoy, en zonas de una opulencia material de otros mundos, podemos observar cómo se entretejen historias de gente que lucha en una competencia donde la supervivencia es el trofeo máximo. En cualquier esquina, al lado de cualquier árbol, a la hora en que las luces de la gran ciudad se encienden, nuevas historias comienzan a escribirse. Historias que pueden ser las mismas de todos los días, las de siempre, pero donde todas y cada una de ellas hablan por sí solas...

“Con salir unas tres veces por semana, me es suficiente. Además a esta edad, enferma, no puedo hacer más ”, expulsa Isabel con tono cansino pero vivaz, mientras acarrea un changuito repleto en su mayoría por diarios.

A pesar de sus 56 años y de una diabetes que la aqueja, Isabel camina unas tres horas por jornada. Su aspecto no guarda resabios de miseria, pero en su mirada y en su voz pueden intuirse una mezcla de sufrimiento y valentía. Su voz es suave y agradable y no se percibe ningún recelo al hablar. Su paso es lento pero firme y, sin importar las bajas temperaturas ni las lluvias, sus salidas son necesarias.

“Hace unos quince años que me mantengo de esta manera. Antes trabajaba en casas de familia, limpiando y también cuidando chicos...”

El mantenerse de esta manera significa básicamente conseguir lo mínimo indispensable para poder alimentarse a partir de los restos de comida y de poder vender los diarios, revistas, elementos de aluminio y otros que consigue en su andar.

“Lo más fácil de juntar son diarios, revistas y todo lo que tenga cartón. También algunas latas y restos de comida. Lo que para muchos no sirve, a mí me puede venir bien...”

Isabel es viuda y vive sola en un barrio carenciado de Boulogne, al norte del Gran Buenos Aires. Impacta el hecho de ser madre de siete hijos varones, con edades entre los 35 y los 24 años, de los cuales no quiso ahondar en detalles.

“Por cada kilo de papel de diario se paga ocho centavos, y por el kilo de aluminio, unos setenta centavos”, relata Isabel. A partir de este apunte, es visible que su rutina forma parte de una cadena cuyo otro eslabón está formado por quienes compran todos estos elementos que gente como Isabel recauda.

“Allá donde vivo, nos compran las fábricas que hay. De envases, de muebles, de velas. Son unos cuantos los que nos compran”.

Su ruta es casi siempre la misma: empieza a caminar por la avenida Federico Lacroze, desde la estación Colegiales del ferrocarril de la ex línea Mitre hasta que se entromete en un zig-zag por el barrio de Belgrano, sin ir más allá de la avenida Cabildo y su cruce con la calle La Pampa. Claro que este itinerario está supeditado a la cantidad de cosas que vaya juntando...

En la zona cada vez más personas como Isabel “patean” diariamente en busca de su supervivencia. Todas éstas provienen de localidades del noroeste de la provincia de Buenos Aires. San Andrés, Malaver, José León Suárez, en su mayoría. Tal es la cantidad que desde mediados del año 2000, la empresa concesionaria de la ex línea Mitre, en su ramal Retiro-José León Suárez, ha tenido que diagramar un servicio especial que parte de la estación José León Suárez a las 18.40 hs. hacia Retiro y circula sin detenerse en todas las estaciones. La vuelta se produce a las 23.15hs. Lo paradójico de este servicio es que a pesar de sentar su razón de ser en cuestiones de “higiene y seguridad”, no es exclusivo. Es decir, esta formación puede utilizarse por cualquier pasajero que así lo necesite y que no tenga inconvenientes en viajar entre medio de carretas cargadas con cosas recogidas en la calle. Este servicio “diferencial” transita diariamente, a excepción de los sábados y su costo es de 10.50 pesos por quincena, del cual nadie está exento.

Historias como la de Isabel pueden encontrarse a pocos metros una de otra, levantando la cabeza, siempre y cuando no se quiera hacer la “vista gorda”.

Historias como la de Fernando, de 23 años. Pelo largo y renegrido, buzo de gimnasia y pantalón de lona. Puede vérselo agachado, al pie de un árbol, inmiscuyéndose en la intimidad de algunas bolsas de desechos. Fernando es de los pocos que realizan su recorrido en bicicleta, lo que a las claras es una comodidad, pero a su vez una limitación en la capacidad de recolección.

Fernando proviene de un asentamiento carenciado, a unas ocho cuadras de la estación José León Suárez.

Este muchacho, de voz tímida y cabizbajo, cada día por medio carga su bicicleta en el tren y sale a juntar principalmente latas y aluminios. A diferencia de Isabel, Fernando recibe unos sesenta centavos por cada kilo de aluminio. Obviamente, el salir en bicicleta, si bien le resulta más cómodo, le imposibilita disponer de una gran cantidad de cosas a juntar.

“ Y..., más o menos por día hago entre dos y dos pesos con cincuenta. A veces tres o cuatro. Me alcanza para comprar leche y pañales”, dispara Fernando. La leche y los pañales son para sus dos hijos, Jessica de un año y medio y Javier, de tan sólo cuatro meses.

“A veces no me dan muchas ganas de juntar lo que otros tiran, pero lo necesito para mantener a mis hijos. Lo que pasa es que hace casi dos meses que no me sale ni una changa”. Fernando es albañil, y también hace trabajos de pintura y plomería junto a dos de sus siete hermanos, pero lamentablemente no dispone de una continuidad en estos rubros...

Diferente, pero parecida a Fernando es la historia de José, un muchacho de 29 años, quien se tiene que esforzar a sobremanera para empujar su carreta “arqueada” de tanto peso que ha depositado en ella. De hablar pausado y demasiado bajo para el tránsito que se escucha de fondo, José es por demás risueño. “Estas carretas, la verdad que son bárbaras. Les puedo cargar lo que quiera. Una vez me dieron una cocina, y también una heladera, y no tuve problemas”, afirma elocuentemente, mientras desarma una persiana de aluminio que encontró tirada en la esquina de Federico Lacroze y 11 de septiembre. Es que hace poco menos de un año que pudo comprarse su “herramienta de trabajo” y lo declara con orgullo. Por ella tuvo que desembolsar tanto como 50 pesos.

“Allá por donde vivo, son unos cuantos los que arman carretas de este tipo. Hay más grandes, pero valen como cien mangos. Hoy, una como ésta la podés conseguir por treinta”, asume afligido. Allá donde vive es nada más y nada menos que el barrio La Cárcova, a quince cuadras de la estación José León Suárez, las que camina con su carreta, luego del viaje en tren.

Para José una buena jornada significa poder obtener unos quince pesos por todo lo que junte, los cuales dice alcanzarle lo suficiente, por lo menos para poder comer y comprarse algo de ropa. Hace aproximadamente tres años que sale a juntar, desde que dejó de trabajar como barrendero en la localidad de San Martín, durante tres meses, lapso en que concluyó su contrato. Anteriormente trabajó en una empresa de recolección de basura, en Boulogne.

Al igual que muchos, José también realiza trabajos eventuales dentro del rubro albañilería, pero últimamente no han estado a la orden del día. “La última changa que me salió fue de albañilería. Por tirar toda una pared no hace mucho, me dieron sesenta pesos.”

Contrariamente a la soledad de sus salidas nocturnas, José vive en pareja, pero es él quien se ocupa del mantenimiento hogareño, ya que su compañera padece un tumor en la cabeza...

Una noche más va llegando a su fin para José, al igual que para muchos otros que se alistan rumbo a la estación, a la espera del tren que los lleve de regreso a sus casas. Una rutina que se repite casi todas las noches de sus vidas, dentro de una realidad que por cierto, atravesamos cada vez más de manera desinteresada. Este fenómeno que se acrecienta a medida que el tiempo transcurre, desnuda las falencias de todo un sistema cada vez más esquivo para con los más carenciados. Es simplemente un síntoma más de una grave enfermedad que acarreamos la mayoría de los pueblos: la falta de asistencialismo, que también puede interpretarse como falta de solidaridad, enmarcado por una gravísima distorsión de valores, dentro de una sociedad que presume estar organizada en un Estado, en donde quienes detentan el poder son los principales “distraídos”, pero que nadie puede quedar exceptuado de responsabilidad alguna.

La otra mirada: cineastas al pie de la barricada

GRUPO DE CINE INSURGENTE

Los integrantes del grupo están convencidos de que el cine puede ser un arma efectiva de contrainformación al servicio del pueblo. Creen que sirve para mostrar estéticamente una realidad que no se muestra o que se muestra de manera inconexa. Y que además permite generar acciones.

por Natalia Vinelli *


Toma 1

La cámara se agita; no se queda quieta. Baja a la altura de las rodillas y corre entre la gente. Recibe como todos, una andanada de perdigones policiales. Se escucha un “¡Vamos carajo!”; es el momento de la defensa con piedras y barricadas. La infantería avanza. “La gomera, la gomera!”, se oye de cerca. La cámara se detiene y jadea. Apostada ahora en una esquina, registra la resistencia de los que no tienen ni trabajo ni futuro.

No se ven caras, semejante exhibición sólo sirve para abultar las causas judiciales. En cambio muestra el coraje y el miedo, la impunidad del gatillo fácil.

La represión al corte de la ruta 3 en Isidro Casanova, fue dura. El corto, bautizado La resistencia, sirvió para el debate posterior entre las familias que pelearon aquella fría mañana del 14 de agosto de 1997, cuando se sumaron al paro en reclamo de trabajo y condiciones de vida dignas.

Todos en el barrio tiene una copia de ese “noticiero obrero” que construyeron colectivamente y que, como experiencia, sentó las bases para el nacimiento del grupo de Cine Insurgente.


Toma 2

Se reconocen en el Cine de las Bases de Raimundo Gleyzer y en los trabajos del cubano Santiago Álvarez, quien supo “contar en un fragmento de cinco minutos la guerra de Vietnam mucho mejor que toda la gran industria yanqui”. El concepto de “insurgencia mediática” del Subcomandante Marcos les dio el nombre.

El grupo de Cine Insurgente (Fernando Krichmar, Alejandra Guzzo y Agustín Fernández, entre otros) se formó en la lucha y se consolidó en 1998, durante la campaña contra el despotismo de Julio Mahárbiz (titular del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales durante el gobierno de Carlos Menem) y el boicot al Festival de Cine de Mar del Plata.

“De esa situación salimos fortalecidos. Empezamos a montar Diablo, familia y propiedad y se núcleo un poco más de gente. La idea fue siempre la de hacer un gripo, que no es un tema menor. Porque por más que pareciera que el cine es un arte colectivo, en general es un montón de tipos cumpliendo el sueño de uno, con el agravante de que acá no hay guita alrededor. Entonces, empezamos a reflexionar acerca de una forma distinta de hacer cine”, explica Fernando Kirchmar, director del film que narra los crímenes del Ingenio Ledesma, en Jujuy.


Toma 3

El 27 de julio de 1976, cuarenta camiones con el logotipo de la empresa Ledesma irrumpieron el pueblo de Libertador General San Martín y secuestraron a más de 400 personas. El operativo, dirigido por las Fuerzas Armadas genocidas, siguió la lista que habían entregado los dueños del ingenio. Esa noche se conoció como “la noche del apagón”, Diablo, familia y propiedad narra esos hechos, los pone en contexto, los trae al presente. A partir de la leyenda del familiar, encarnadura simbólica de la explotación en el imperio del azúcar, la película recorre la historia de la lucha de clases en el norte argentino, desde las migraciones forzosas de los aborígenes a principio de siglo hasta los actuales cortes de ruta, pasando por el sindicalismo combativo y la lucha de las Madres de Plaza de Mayo.


Toma 4

“Vale más en mi opinión transmitir a 20 personas ideas claras que ideas confusas a millares. Pienso que el problema fundamental cuando hacemos un film es plantearnos a quién está destinado”, escribió Gleyzer hace unos cuantos años. Para Kirchmar, ese pasaje del autor de Los traidores es fundamental y mantiene absoluta vigencia. Por eso no es casualidad que Diablo, familia y propiedad termine con los cortes de ruta de Libertador General San Martín: “Esos fueron los únicos cortes donde se echó a la cana – sostiene –, y se la echó después de combates muy duros. Para nosotros eso era clave, porque estábamos podridos de los filmes de explotación del tema de los derechos humanos que terminan con una cosa llorosa, bajoneante; y que contrabandean la teoría de los dos demonios o el derrotismo. Queríamos hacer una película que terminara para arriba, no generando falsas ilusiones pero dejando en claro que la única forma de cambiar esto es con la lucha. Eso demostró Libertador, esa fue una victoria de la gente”.


Toma 5

Los integrantes del grupo están convencidos de que el cine puede ser un arma efectiva de contrainformación al servicio del pueblo. Creen que sirve para mostrar estéticamente una realidad que no se muestra o que se muestra de manera inconexa. Y que además permite generar acciones, como el apoyo humano a la marcha en memoria del apagón (el año pasado salieron para Jujuy “tres bondis llenos de gente”), o el escrache de H.I.J.O.S. a la Blaquier, dueña del imperio azucarero.

Diablo, familia y propiedad se estrenó en el cine Cosmos (una sala independiente pero comercial, ubicada en la Capital Federal) básicamente por finanzas. Se mantuvo cinco semanas. El día de la presentación la sala se desbordó de gente. Estuvo el Perro Santillán y la actividad tomó un perfil marcadamente político. Pero la película ya se había visto (y se la sigue viendo) en círculos estudiantiles y obreros del norte, en barrios de Buenos Aires, en sindicatos, y en facultades; siempre fomentando el debate y la participación.


Perspectivas

El grupo de Cine Insurgente sobrevive de forma absolutamente independiente, sin recibir subsidios de ningún tipo. En estos días concentra su atención en un nuevo documental: ¿Qué tu prefieres chico?, que espera ver la luz próximamente. ¿El tema? Dos barrios periféricos, uno de Cuba y otro de Argentina.

Así las cosas, las últimas palabras se las últimas palabras se las dejamos a Gleyzer: “En mi país es absolutamente imposible hacer un film al interior del sistema, pues existe una censura que actúa no sólo sobre los filmes políticos sino, sobre todo lo que toque las relaciones humanas. Por eso preferimos hacer filmes fuera del sistema y mostrarlos a pequeños grupos de gente. Que sean pequeños no tiene importancia”.


* Esta nota fue recibida por una cadena de e-mails. Contracultural decidió transcribirla en forma completa.

Trabajar por los chicos para que los chicos no trabajen

PRIMER ENCUENTRO REGIONAL SOBRE TRABAJO INFANTIL Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Bajo el lema “Trabajemos juntos para que los chicos no tengan que hacerlo” en Buenos Aires se realizó el pasado mes de agosto el Primer Encuentro Regional sobre Trabajo Infantil y Medios de Comunicación, organizado por la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti) –dependiente del Ministerio de Trabajo– y auspiciado por entidades como UNICEF, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), la Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas (ARPA), y el Nuevo Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, entre otras.

Por Silvina Paula Seijas



En el marco de la campaña de sensibilización y concientización que está llevando adelante la Conaeti en torno a la problemática del trabajo infantil, el encuentro tuvo como finalidad reflexionar acerca de la importancia de diseñar nuevas estrategias de comunicación que faciliten el contacto de la sociedad argentina con esta problemática, además de obtener una descripción del lugar que actualmente se le otorga a dicha temática en los medios de comunicación.

El Jefe de Gabinete del Ministerio de Trabajo, Guillermo Yanco, estuvo a cargo de la inauguración de la jornada, y privilegió el rol de los medios en la lucha por la erradicación del trabajo infantil, en especial, aquellos que se fundamentan en soportes dinámicos y versátiles, propios del siglo XXI. “De hecho, la Organización Internacional del Trabajo considera que Internet se ha convertido en una herramienta de gran ayuda para la difusión de aquellas medidas que se van implementando para erradicar este flagelo”, señaló. Precisamente, en adhesión a esa pauta, la Conaeti ha diseñado un sitio en la red de redes donde los interesados pueden informarse sobre esta problemática. La dirección es www.trabajo.gov.ar/institucional/trabajoinfantil/index.html. “La idea es fomentar la formación de un entramado social que retenga y contenga a los chicos en su ámbito natural, que es el de la escuela, el de sus amigos y el de sus juegos, no el del trabajo”, explicó Leandro Halperín, titular de la Conaeti.

Del panel participaron también tres periodistas de medios gráficos, que aportaron datos sobre la imagen que el cuarto poder construye sobre el tema del trabajo infantil. Cynthia Palacios, redactora del diario La Nación, señaló que “habitualmente, los medios tienden a tratar el tema por reacción y no por prevención. Se habla de trabajo infantil sólo cuando se dan a conocer cifras alarmantes: la prevención del trabajo infantil no suele estar en la agenda de los medios”. Fernando Pastor, del staff de la revista La Primera, consideró por su parte que “al no poner atención al tema, estamos creando niños que no tienen infancia, que ingresan en la adultez demasiado temprano”. En tercer lugar, Cristian Alarcón, periodista del diario Página/12, se plegó a la reflexión de Pastor, indicando que “los chicos sufren una pérdida de lo lúdico, al tiempo que se incrementa la violencia entre ellos”.

“El trabajo infantil no es tema de agenda porque los chicos no votan”, opinó Pastor. Alarcón, en tanto, recordó que “a los medios de comunicación también les llegó la flexibilización, al igual que al resto de las empresas, y los periodistas cada vez tienen menos tiempo para pensar, para investigar, y para producir. Como si fuera poco, con la competencia feroz que hay entre medios, y con el reinado de la televisión y del info-entretenimiento, los editores sólo quieren historias bonitas, y la problemática del trabajo infantil no suele encajar en esa matriz”.

En Argentina, más de 250 mil chicos trabajan en áreas rurales –en especial en las cosechas de plantaciones– y en zonas urbanas –donde la prostitución, la pornografía y el tráfico de drogas son las formas más peligrosas de trabajo infantil-. Según las estimaciones de UNICEF, esta cifra se cuadruplicará en los próximos años si la sociedad no implementa elementos que ayuden a luchar contra esta problemática. De los jóvenes de entre 13 y 17 años que trabajan en las grandes áreas urbanas, el 58.2 por ciento no asiste a clases, y probablemente nunca termine su educación secundaria.

En vistas a este panorama, la Conaeti ha planteado la necesidad de crear “espacios abiertos de discusión e intercambio, con el fin de aunar esfuerzos de todos los sectores de la sociedad para prevenir y erradicar progresivamente el trabajo infantil”. “En este sentido –plantearon las autoridades de la Conaeti–, los medios de comunicación, en tanto formadores de opinión, juegan un papel central, especialmente en la visualización y difusión de esta problemática, para que la misma comience a formar parte de la agenda pública”.