5 de febrero de 2015

Bajo presión



ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ENIGMÁTICA MUERTE DEL FISCAL NISMAN 

La muerte de Nisman quedó inmediatamente atrapada en una telaraña de indisimuladas presiones políticas sobre la fiscal actuante, discursos oficialistas contradictorios y en algún caso disparatados, acusaciones cruzadas entre simpatizantes K y opositores, operaciones de prensa de todos los pelajes, luchas intestinas en y  entre la dirigencia comunitaria judía y organizaciones de familiares de víctimas del atentado a la AMIA y oscuras intrigas de los servicios de inteligencia. Todo ello podría ser perfectamente el argumento de una apasionante película de suspenso, pero en realidad es una masa inextricable y ominosa de argumentos y datos. 

Por Marcelo R. Pereyra 

DISPAREN SOBRE EL FISCAL 

Escribir sobre las circunstancias que rodean a la muerte de Alberto Nisman a principios de febrero de 2015, es decir a escasos quince días de haber sucedido el hecho, es una tarea difícil. En primer lugar, porque la pesquisa criminal aún no ha finalizado y las pericias que quedan por realizar podrían aportar algo de certeza a la investigación. Y en segundo lugar, porque apenas fue conocida, la muerte de Nisman quedó inmediatamente atrapada en una telaraña de indisimuladas presiones políticas sobre la fiscal actuante,discursos oficialistas contradictorios y en algún caso disparatados,acusaciones cruzadas entre simpatizantes K y opositores,operaciones de prensa de todos los pelajes, luchas intestinas en y  entre la dirigencia comunitaria judía y organizaciones de familiares de víctimas del atentado a la AMIA y oscuras intrigas de los servicios de inteligencia. Todo ello podría ser perfectamente el argumento de una apasionante película de suspenso, pero en realidades una masa inextricable y ominosa de argumentos y datos. Si se la quiere analizar con seriedad hay que separar la paja del trigo de manera cuidadosamente quirúrgica para no repetir cosas dichas por otros y no caer en la tramposa dialéctica K/antiK. Se trata de introducir algo de claridad a un asunto oscuro. Tal vez no se puedan aportar respuestas concluyentes, pero se intentará resaltar cuáles son las preguntas clave que hay que hacerse. 

EL CASO POLICIAL 

Por la información que se ha hecho pública hasta este momento, la deducción más factible es la de un suicidio. Nada, absolutamente nada, indica con razonable grado de verosimilitud la posibilidad de un asesinato. Es cierto que hay algunas circunstancias que llevan a pensar lo contrario, como las amenazas de muerte que venían sufriendo Nisman y su familia desde 2012, o las confusas y contradictorias actitudes y declaraciones testimoniales de sus custodios, o las fallas en la seguridad del edificio en el que vivía, pero ninguna de ellas, hasta ahora, es capaz de explicar científicamente las particularidades de la escena del crimen y la mecánica de la muerte en el caso de haber sido un asesinato. 

EL HECHO POLÍTICO 

Lo que en realidad lleva a muchos a sostener la hipótesis del asesinato no es lo criminalística sino el contexto político: resulta razonablemente sospechoso que Nisman haya muerto pocos días después de haber formulado una grave denuncia por encubrimiento del atentado a la AMIA contra la presidenta Cristina Fernández, su canciller y otros dirigente políticos. Rápidamente la teoría de la conspiración tomó cuerpo: ¿qué hacía el secretario de Seguridad Berni en la escena del “crimen”? ¿Por qué se demoró tanto en confirmar la muerte? ¿Cómo se había enterado el gobierno de que el fiscal había dejado sola a su hija en el aeropuerto de Barajas? ¿Quién había filmado su llegada a Ezeiza?  

Las conspiraciones siempre fascinan. Explican los hechos de una manera mucho más atrayente, y aunque son endebles y difíciles de probar, resultan más creíbles que la propia realidad, que puede resultar aburrida y prosaica. Vaya un solo ejemplo: Alfredo Yabrán, sindicado como el ideólogo del asesinato de José Luis Cabezas, apareció muerto con un disparo de escopeta en la boca, el 20 de mayo de 1998, cuando estaba prófugo de la justicia que lo había citado a declarar por el crimen del fotógrafo. Mucho se especuló, primero, acerca de si se había suicidado o lo habían matado, y, después, sobre si el cuerpo que se había enterrado era realmente el del empresario.  Mayoritariamente se desconfiaba de lo que habían informado las autoridades en ese momento. En su libro La noticia deseada Miguel Wiñazki publica los resultados de encuestas realizadas pocos días después de la muerte de Yabrán. En una de ellas, ante la pregunta “¿Usted cree o no en la versión  oficial según la cual Yabrán se suicidó?”, el 62% de los entrevistados dijo no creer, el 27% manifestó que sí creía y el 11 no opinó. Otra encuesta preguntó si se creía que el cadáver era el de Yabrán: el 50% opinó que no era. Una tercera realizó la siguiente pregunta: “¿Por qué le parece a usted que mucha gente desconfía de que Yabrán se haya suicidado?”. Las respuestas fueron: “Porque no confía en la palabra de las autoridades”: 60%. “Porque las personas como Yabrán no se suicidan”: 22%. “Porque a la gente le gusta creer en cosas imaginarias”: 7%. Cuatro años después, el 30 de junio de 2002, cuando todo el affaire parecía haber quedado en el olvido y sólo se hablaba del asesinato de Kostecki y Santillán, Clarín publicó en su tapa como noticia destacada: “LA SOMBRA DE YABRÁN”/Un hombre dijo llamarse Alfredo Yabrán. Mostró un pasaporte con ese nombre y firmó con trazos aparentemente iguales a los del empresario. Así vendió una casa en Los Ángeles. Para la Justicia, Yabrán se suicidó en 1998. Detrás de esta revelación, vuelve a abrirse el misterio que Clarín investigó aquí y en EE.UU”.

La creencia en estas versiones conspirativas se basa en aspectos psicosociales y políticos. En el caso Nisman, son los segundos los que explican cómo tomó cuerpo velozmente en los opositores la idea de que el gobierno era el responsable de la muerte del fiscal y que la escena del suicidio se había fraguado. En mensajes en las redes sociales, en diferentes manifestaciones públicas y en el velorio y entierro de Nisman miles de antiK expresaron esta convicción, vigorosamente fogoneada por los modismos informativos de la prensa opositora y por las sinuosas comunicaciones de la presidenta Fernández, más dedicadas a ensalzar los supuestos logros de su administración que a informar acabadamente sobre lo ocurrido con Nisman.  Así, para estas personas, el fiscal se convirtió en un símbolo de la lucha contra la corrupción K, y de la noche a la mañana lo ungieron como un mártir del antikirchnerismo.

Con todo, lo importante es no caer en una simplificación ramplona, según la cual quien sostenga la hipótesis del suicido es oficialista y quien haga lo propio con la del asesinato es opositor. Lo verdaderamente importante es pensar en por qué se podría haber suicidado y/o por qué lo querrían haber asesinado. Y aquí es donde la cosa se complica. Y mucho. 

LOS ACONTECIMIENTOS SE PRECIPITAN 

En 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner creó la fiscalía especial para investigar el atentado a la AMIA. Se venía del fracaso estrepitoso del juez Galeano y de la causa por encubrimiento contra el propio juez y contra el ex presidente Carlos Menem. Kirchner puso en esa nueva unidad fiscal a Alberto Nisman, quien había sido fiscal adjunto de los fiscales que habían actuado con Galeano, también procesados por encubrimiento. Kirchner llamó a Nisman y le ordenó trabajar con Antonio Stiusso, un capo de la Secretaría de Inteligencia. Nisman y Stiusso no hicieron grandes cambios en la investigación histórica del atentado: mantuvieron la “pista iraní”, desechando la “pista siria” y la “conexión local”. La “pista iraní” le resultaba agradable a EEUU e Israel, enemigos políticos de Irán. Por eso sus servicios de inteligencia colaboraban con Stiusso y Nisman. Es más, el periodista Santiago O’Donell reveló, en base a cables de la embajada estadounidense que se filtraron, que Nisman era una suerte de perrito faldero de la diplomacia yanqui (http://santiagoodonnell.blogspot.com.ar/2015_01_01_archive.html?m=1#5028156492321647353). En 2006, como resultado de estas interrelaciones de Nisman con la SIDE, la CIA y el Mossad, se llegó a la determinación de pedir la captura internacional de siete ex funcionario que formaban parte de la embajada iraní cuando explotó la bomba en la AMIA, es decir el 18 de julio de 1994. Luego la investigación no avanzó un paso más, pero nadie –ni el gobierno, ni la oposición, ni los medios, ni las entidades de la comunidad judía- pataleaba. Una suerte de pacto no escrito mantenía a Nisman a salvo de cualquier crítica.

Así pasaron mansamente varios años. Pero todo lo bueno se termina en esta vida. En enero de 2013, por razones que aún se tratan de establecer y un año después de haber reclamado enérgicamente a Irán la entrega de los funcionarios sospechados, en la asamblea de las Naciones Unidas, la presidenta Fernández anunció que se había firmado memorándum de  entendimiento con Irán que, teóricamente, facilitaría el interrogatorio de los sospechosos por parte del juez Canicoba Corral y de Nisman. Aquel memorándum descolocó a Nisman y a Stiusso, que quedaron pedaleando en el aire. Sospecharon que había gato encerrado y se pusieron a buscarlo. Y así “encontraron” las escuchas telefónicas con las que Nisman montó su propia hipótesis conspirativa: entendió que el memorándum era en realidad un artilugio, una cortina humo que escondía otras intenciones muy distintas a las del esclarecimiento del atentado en el que murieron 85 personas, pues sólo tenía la misión de desincriminar a los iraníes sospechosos. Según el fiscal, Argentina recibiría a cambio de ello una lluvia de petrodólares.

En mayo del año pasado Nisman comenzó a redactar su denuncia por encubrimiento. El gobierno se enteró. Stiusso, que había sido un perro fiel del kirchnerismo espiando durante once años a amigos y enemigos, fue echado a mediados de diciembre. El último día hábil de ese mes la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, removió a fiscales díscolos y designó a otros que le responden. Nisman entendió que él sería el próximo en ser eyectado y se apuró a presentar su denuncia durante la feria judicial. 

¿POR QUÉ?

1) ¿Por qué asesinar a Nisman? 

La denuncia por encubrimiento que presentó el fiscal antes de morir no tiene la suficiente entidad como para que Cristina Fernández ni el resto de los involucrados se preocupen. Tampoco  afecta el status de los iraníes sospechosos. En realidad es más un ensayo político, con pasajes verosímiles, que una denuncia penal. Por lo tanto su valor es más simbólico que real. Pero si esto no fuera así no tenía sentido matar a Nisman después de que presentara la denuncia. Su muerte no va a impedir que siga su curso mientras haya alguien que la impulse mínimamente. 

2) ¿Por qué se mató Nisman?

Primera derrota del neoliberalismo europeo



VICTORIA DE LA IZQUIERDA EN GRECIA   

El triunfo de Syriza coloca a la troika ante el dilema de la intransigencia, que puede ser el primer paso hacia la disgregación de la Unión, o el pragmatismo, que implica bajarse del programa de ajuste neoliberal. Para la nueva izquierda se abre un período luminoso pero, a la vez, lleno de obstáculos que pueden socavar su prestigio como alternativa al sistema. 

Por Raúl Zibechi 

Grecia deja atrás cinco años de austeridad catastrófica, deja atrás el miedo y el autoritarismo, deja atrás cinco años de humillación y sufrimiento”, dijo Alexis Tsipras en el acto de la victoria en la noche del domingo, en la plaza Syntagma de Atenas, ante miles de votantes de Syriza. 

Grecia tiene que pagar su deuda porque eso forma parte de las reglas del juego en Europa”, declaró Bruno Coeuré, miembro del directorio del Banco Central Europeo (bce) apenas conocer el resultado. “No hay espacio para un juego unilateral en Europa”, agregó, enseñando las uñas en nombre de la mayor institución financiera europea.

Del mismo modo se pronunciaron los diferentes voceros de la troika, como se llama al trío integrado por el bce, el fmi y la Comisión Europea, que desde que comenzó la crisis griega vienen monitoreando las sucesivas reformas que exigieron al país. Sólo el presidente francés, François Hollande,  esgrimió un tono más amable, al comprometerse a mantener estrechos vínculos con el nuevo gobierno griego “para promover el crecimiento y la estabilidad en la zona euro” (Xinhua, 26 de enero de 2015).

Con las horas, se fue imponiendo un clima menos agresivo hacia la nueva realidad griega. Es que el triunfo de Syriza fue arrollador. Alcanzó el 36,5 por ciento y 149 diputados (99 más 50 de premio al partido más votado), frente al 27,7 y 77 escaños de la derechista Nueva Democracia, del exprimer ministro Georgios Samaras. El tercer lugar lo ocupa el partió nazi Amanecer Dorado con 6 por ciento y 16 escaños. Deetrás el recién creado To Potami (El Rio) con 16 escaños, los comunistas con 15, los socialistas que conocieron su mayor debacle con 13 y los nacionalistas de derecha, Griegos Independientes, con otros 13 escaños.

A dos escaños de la mayoría absoluta, Syriza acordó con Griegos Independientes para que su líder, Alexis Tsipras, fuera ungido el mismo lunes como nuevo primer ministro. Llama la atención que la ultraderecha conserva sus votos pese a que la mayor parte de sus dirigentes están en la cárcel, así como la debacle socialista, incluyendo el monumental fracaso del ex primer ministro Yorgos Papandreu que con su Movimiento de los Socialistas Demócratas no consiguió el tres por ciento mínimo para ingresar al parlamento. 

Cuesta arriba 

“El problema de los planes de Syriza es que pueden no ser lo suficientemente radicales”, puede leerse en la columna del Nobel de Economía Paul Krugman (The New York Times, 26 de enero de 2015). Semejante frase, escrita por un pensador liberal en el más importante diario estadounidense, debería ser motivo de reflexión para las autoridades europeas. Lo habitual sería que fuera pronunciada por radicales de izquierda que, sin embargo, hoy se muestran más bien pragmáticos y propensos a la negociación. 

Según Krugman, para comprender el “terremoto político” griego hay que remontarse al 2010 cuando la troika impuso a Grecia “una combinación de austeridad y reforma”. El vendía al pueblo griego una fantasía económica que se tradujo en recesión, desocupación del 28 por ciento, desempleo juvenil del 60 por ciento, recortes salvajes de los servicios públicos y de los salarios. El país demorará años en volver a los niveles sociales anteriores a la crisis. Con esta política de austeridad, se esperaba reducir el gasto público y ahorrar lo suficiente como para pagar las deudas. No funcionó. “El gobierno griego está recaudando un porcentaje mucho más importante del pib en impuestos, pero el pib ha caído tanto que la recaudación tributaria se vino abajo”, escribe Krugman. 

El resultado es que la deuda griega no dejó crecer, hasta alcanzar un abrumador 175 por ciento del pib, cuando en 2009 era del 100 por ciento. Una historia bien conocida por los latinoamericanos. Sigue el Nobel: “Dos años después de que comenzara el programa griego, el fmi buscó ejemplos históricos donde los programas de tipo griego, habían tenido éxito. No se encontró ninguno”. Concluye que ese programa no podía funcionar nunca y que ahora las soluciones de Syriza pueden quedarse a medio camino.

Una pregunta se impone: ¿por qué la troika impuso un programa que sabía que no iba a funcionar? La respuesta más probable es que nunca buscó la recuperación de Grecia sino su subordinación política al sistema financiero que la misma troika representa. El portal estratégico francés dedefensa.org lo dice sin vueltas: “La sociedad griega ha sido sistemáticamente desestructurada y disuelta en nombre de la austeridad, en beneficio de las fuerzas sistémicas y de los entornos transnacionales, a la vez autores y beneficiarios de la operación” (Dedefensa.org, 27 de enero de 2015). La barbarie financiera que destruye naciones y personas, concluye el portal, está criando movimientos antisistema.

El futuro inmediato es negro para el nuevo gobierno. Entre febrero y julio se concentran vencimientos de deuda por más de 20.000 millones de euros y, hasta el final del año, las amortizaciones avanzan hasta 30.200 millones, lo que coloca a Tsipras contra la pared: o mantiene la austeridad del gasto público para poder pagar a los acreedores (no sólo violando sus promesas electorales sino condenando a los griegos a seguir pasando hambre) o declara la cesación de pagos.

El principal portavoz mediático del capital financiero, Financial Times, apunta que Tsipras debe elegir entre ser “Hugo Chávez, el líder populista venezolano y adversario regional de Estados Unidos” o seguir el ejemplo de “Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente brasileño que al llegar al poder gobernó más como reformista que como izquierdista radical” (Financial Times, 26 de enero de 2015). La demonización del gobierno de Syriza está servida. 

Ucrania como telón de fondo 

En su primera medida de gobierno Tsipras suprimió ocho ministerios. El diputado y economista Yanis Dragasakis, asumió la vicepresidencia económica del gobierno y será el encargado de negociar con la troika. En su libro El Minotauro global sostiene que Estados Unidos es el responsable de la crisis al haber creado un sistema financiero que le permite vivir de los flujos de capital del resto de economías. El economista Yanis Varufakis, que fue asesor del gobierno del socialdemócrata Yorgos Papandreu, asumió la cartera de Finanzas. La de Defensa fue la única que recayó a su aliado nacionalista.

Entre las primeras medidas, todas destinadas a aliviar la situación de los más pobres, figura el aumento del salario mínimo (de 684 a 751 euros), un proyecto de ley para retornar a la negociación colectiva de los salarios y otro “para que los contribuyentes reciban mejores términos para devolver sus deudas”, que no deben superar el 30 por ciento de sus ingresos (El Economista, 27 de enero de 2015). Además se prevé que unos 300.000 hogares que viven por debajo del umbral de la pobreza reciban electricidad gratuita, muchos de los cuales han sido desconectados por impagos. Medidas apenas socialdemócratas que en el clima actual son tildadas como “radicales”.

Pero el tema central es la negociación de la deuda. El gobierno parece dispuesto a pagar y seguir en la zona euro, pero depende de la flexibilidad de los acreedores. El 60 por ciento de la deuda griega, 315.000 millones de euros, es con la Eurozona. Pero más de la mitad de esa cifra es deuda con Alemania, Francia e Italia. Habrá negociación. El punto son los plazos y las posibles quitas. Ni unos ni otros parecen beneficiarse de una cesación de pagos.

Sin embargo, el panorama regional es bien complejo. Días antes de las elecciones Brunello Rosa, director para Europa de Roubini Global Economics, destacó la relación que existe entre la caída del petróleo, su impacto en la economía rusa, el conflicto con Ucrania y la posible compra de bonos soberanos por parte del bce. El director del centro de análisis del economista Nouriel Roubini (ex asesor del fmi y del Tesoro estadounidense) destacó que “las repercusiones geopolíticas de una salida de Grecia del euro, podrá tener consecuencias imposibles de manejar”. Se refería a que si Grecia es expulsada de la zona euro, o la abandona, “Rusia podría salir al rescate de Grecia”, como sucedió con Islandia en 2008, “cuando su colapso financiero se mitigó gracias a la intervención rusa” (El Economista, 20 de enero de 2015).

La advertencia parece dirigida a la troika. Le está diciendo que no se olvide que Grecia tiene alternativas y que la intransigencia puede empujarla hacia Rusia. Pero la advertencia no tendría sentido fuera de un contexto en el que Europa (empujada por la Casa Blanca) ha hecho una frenética opción anti-rusa. Una Europa que ampara un gobierno lleno de neonazis como el de Kiev, surgido de un golpe de Estado pergeñado por Estados Unidos y bendecido por Berlín (véase la crónica “La guerra larvada de Ucrania”).

Sobre el tema, el reputado periodista Robert Parry, quien descubrió el Irangate, sostiene que The New York Times forma parte de la conspiración para confrontar Europa y Rusia al desinformar gravemente a sus lectores. El periódico omite “la extraordinaria intervención de Estados Unidos en los asuntos políticos de Ucrania” de la mano de neconservadores como la Fundación Nacional para la Democracia y la secretaria para Asuntos Europeos, Victoria Nuland, seguido “con el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos el 22 de febrero de 2014, que derrocó al presidente electo Viktor Yanukovich y puso uno de los líderes elegidos de Nuland, Arseniy Yatsenyuk, como primer ministro” (Consortiumnews, 24 de enero de 2015).

Para el Times todo comienza con la “anexión” de Crimea, pasando por alto el referéndum abrumador por la unión con Rusia y obviando que “las tropas rusas estaban ya en Crimea como parte de un acuerdo con Ucrania para el mantenimiento de la base naval rusa en Sebastopol”. Se pregunta si Rusia podía permanecer pasiva ante la posibilidad de que armas nucleares en manos de ultraderechistas se instalen a kilómetros de su frontera. El problema, para Estados Unidos y para el mundo, es que si el Times piensa como el ultraconservador senador John McCain, queda poco margen para otra política que no sea la confrontación abierta. 

¿Hacia la desintegración europea? 

Es posible que Roubini tuviera algo de esto en mente cuando alertó sobre la posible alianza de Grecia con Rusia. Recordemos que su fama se debe Roubini a sus acertadas previsiones sobre la crisis económica de 2008, desencadenada por la crisis de las hipotecas subprime. Es un ferviente anti-ruso y anti Putin, pero su temor es que la brecha entre la Unión Europea y su país “se está volviendo aún más polarizada” (Time, 13 de junio de 2015).

Un think tank del sistema como el que dirige Roubini, muestra cierta preocupación por la tendencia de la superpotencia a actuar en solitario mediante una amplia gama de mecanismos, que van “desde aviones no tripulados hasta un estilo de gobierno económico que incluye la amenaza de congelación de los activos de las naciones problemáticas (como Rusia o Irán), una estrategia que apoda la militarización de las finanzas”.

A nadie escapa que la Unión Europea, y el euro, están atravesando su peor momento  al punto que pueden estallar. Aquí no valen las declaraciones, siempre engañosas, sino los hechos duros y puros. Alemania está repatriando sus reservas de oro. En 2014 fueron 120 toneladas, de ellas 35 fueron retiradas del Banco de Francia en París y 85 toneladas de la Reserva Federal de Nueva York. Para 2020, Alemania tiene la intención de tener la mitad de sus reservas de oro en sus bóvedas, frente a sólo un tercio en la actualidad.

No es el único país europeo que está repatriando masivamente sus reservas. Según varios economistas, ese comportamiento obedece a desconfianza: “El almacenamiento de oro dentro del país puede ser cierto tipo de seguro en caso del retorno a las monedas nacionales en Europa. El hecho de que numerosos países quieran tener un seguro de este tipo significa que estos Estados consideran que hay una posibilidad real del colapso de la eurozona” (Russia Today, 20 de enero de 2015).

Desde que Estados Unidos desató la crisis en Ucrania, la eurozona va de mal en peor. En su resistencia a dar paso a un mundo multipolar, “Occidente en vez de salvarse, parece haber decidido salvar los mecanismos y los actores de su crisis omni-dimensional: los mercados financieros, los bancos, el dólar, la Otan, el unilateralismo, el democratismo ultraliberal”, sostiene el Laboratorio Europeo de Anticipación Política (Geab 91, 15 de enero de 2015). El tránsito hacia un mundo más equilibrado está bloqueado por la parálisis europea, agudizada con la crisis de Ucrania.

Sin embargo, el tránsito hacia ese mundo es inevitable, toda vez que Asia ya es el centro económico del mundo. Lo que está en juego es cómo quedará parada Europa, si consolidará su alianza con Rusia, y con China a través de la Ruta de la Seda o si, apuesta a seguir los dictados del sistema financiero centrado en la City de Londres y en Wall Street, en lo que el Geab considera “un suicidio colectivo que los europeos bien saben lo que significa”.

En una Europa empantanada, el triunfo de Syriza puede ser decisivo. Es la primera derrota del capital financiero. Abre una ventana de oportunidades para forzar un cambio de rumbo, una bifurcación capaz de convertir a Europa en una región más autónoma;  capaz de elegir, sin chantajes, sus alianzas necesariamente diversas, sin someterse a ninguna potencia. Un camino que inevitablemente pasa por la democratización de las decisiones, algo que horroriza al capital financiero, devenido en principal obstáculo para la soberanía de los pueblos europeos. 

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Hay que cerrar Guantánamo y devolverle el territorio a Cuba



LA CÁRCEL MÁS TRISTEMENTE CÉLEBRE DEL PLANETA 

Esta semana se cumplen trece años de la llegada de los primeros prisioneros tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 a la prisión de la Bahía de Guantánamo, la cárcel más tristemente célebre del planeta. Este sombrío aniversario, y el comienzo de la normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, sirven como recordatorio de que tenemos que cerrar definitivamente esta cárcel y devolverle el territorio a sus propietarios legítimos: el pueblo cubano. Es hora de poner fin a este capítulo oscuro de la historia estadounidense.   

Por Amy Goodman y Denis Moynihan (desde Estados Unidos) 

“El centro de detención de Guantánamo para los individuos contemplados en esta orden ejecutiva se cerrará tan pronto como sea posible”. Eso dijo el presidente Barack Obama cuando anunció hace casi seis años una de sus primeras órdenes ejecutivas, el 22 de enero de 2009. A pesar de eso, la cárcel sigue abierta, con 127 prisioneros que permanecen allí luego de que Kazajstán aceptara recibir a cinco ex prisioneros que fueron puestos en libertad el pasado 30 de diciembre. Según la información pública, ha habido 779 presos retenidos en la base desde 2002, algunos de los cuales permanecieron detenidos por más de diez años sin que se presentaran cargos en su contra ni fueran sometidos a juicio. Gracias a WikiLeaks y a su presunta fuente, Chelsea Manning, sabemos la mayoría de sus nombres. 

El coronel Morris Davis fue el fiscal general de Guantánamo entre 2005 y 2007. Dimitió después de que un funcionario designado por George W. Bush anulara su decisión de prohibir el uso de las pruebas obtenidas bajo tortura. En una entrevista, Davis me dijo: “Yo estaba convencido de que no estábamos comprometidos a celebrar juicios completos, justos y abiertos, y que iba a predominar el teatro político más que la justicia”. Obama nombró un enviado especial para el cierre de Guantánamo, aunque la persona que más recientemente ocupó el cargo, Cliff Sloan, renunció abruptamente a finales de diciembre, sin dar motivos. En un artículo de opinión recientemente publicado en el periódico New York Times, Sloan escribió: “Como me dijo una vez un funcionario de seguridad de alto rango de uno de nuestros más firmes aliados en la lucha contra el terrorismo (no de Europa): 'La mejor medida que puede tomar Estados Unidos para luchar contra el terrorismo es cerrar Guantánamo'”. 

Estados Unidos ha impuesto un aplastante bloqueo a Cuba desde hace más de medio siglo, con el pretexto de castigar al pequeño país por su forma de gobierno. ¿Qué tipo de alternativa les mostramos a los cubanos en esa esquina de su isla controlada por Estados Unidos? Una cárcel militar infernal, que está fuera del alcance de las leyes de Estados Unidos, donde cientos de hombres han sido retenidos, la mayoría sin cargos, y muchos de los cuales han sido golpeados y torturados. 

El presidente Obama critica con toda razón a Egipto por el encarcelamiento de tres periodistas de Al Jazeera: Peter Greste, Mohamed Fahmy y Baher Mohamed. “Tanto de forma pública como privada fuimos claros respecto a que deben ser liberados”. Eso dijo el presidente Obama a la prensa el pasado mes de agosto. Sin embargo, y por desgracia, basta con que Egipto mire a Estados Unidos para determinar cuál es el tratamiento aceptable de los periodistas de Al Jazeera. Sami al-Hajj era camarógrafo de esta cadena de noticias y se hallaba cubriendo la invasión estadounidense de Afganistán en 2001 cuando los militares paquistaníes lo apresaron y entregaron a las fuerzas estadounidenses. Tras diecisiete días brutales en la Base Aérea de Bagram fue trasladado a Guantánamo, donde estuvo detenido sin cargos durante más de seis años. Fue torturado, golpeado y humillado. Al-Hajj inició una huelga de hambre de 480 días y fue sometido a alimentación forzada a través de tubos nasales. Quedó en libertad en mayo de 2008. 

En diciembre de 2012 estuve con Sami al-Hajj en la sede de Al Jazeera en Doha, Qatar, donde dirigía la oficina de Derechos Humanos y Libertades Públicas de la cadena. Me dijo que durante el tiempo que permaneció en Guantánamo, Estados Unidos intentó forzarlo a convertirse en espía: “Empezaron a hacerme la oferta de darme la nacionalidad estadounidense y cuidar de mi familia si trabajaba para ellos en la CIA mientras continuaba con mi trabajo de periodista para Al Jazeera. Querían que les envíe información sobre el vínculo entre Al Jazeera y Al Qaeda y otros grupos terroristas y algunas personas en Medio Oriente. Por supuesto que me negué a hacerlo. Les dije: 'Yo soy periodista, y moriré siendo periodista'".

Estados Unidos sabía que Sami al-Hajj era inocente pero quería que espiara a Al Jazeera, y por ello lo sometió a varios años de duro encarcelamiento en un intento de quebrarlo.

Estados Unidos tomó la Bahía de Guantánamo por la fuerza en 1898 durante la Guerra hispano-estadounidense y obtuvo de parte de Cuba la cesión y usufructo indefinido de la propiedad en 1903. Devolverle la Bahía de Guantánamo a Cuba significaría comenzar a remediar más de un siglo de agravios perpetrados por el gobierno de Estados Unidos allí. Y más importante aún: la devolución de la base naval y prisión de la Bahía de Guantánamo hará que sea más difícil que los futuros criminales de guerra, ya sea que estén liderando la Casa Blanca, el Pentágono o la CIA, y sus partidarios en el Congreso, utilicen Guantánamo como un calabozo fortificado y remoto para infligir tortura y terrorismo contra los prisioneros, muchos de ellos inocentes, lejos de los ojos del pueblo estadounidense y lejos del alcance de la justicia. 

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