7 de marzo de 2013

Comandante Hugo Chávez Frías, in memoriam


SU MUERTE LO CONVIERTE EN UN PERSONAJE INMORTAL 

Cuesta muchísimo asimilar la dolorosa noticia del fallecimiento de Hugo Chávez Frías. No puede uno dejar de maldecir el infortunio que priva a Nuestra América de uno de los pocos “imprescindibles”, al decir de Bertolt Brecht, en la inconclusa lucha por nuestra segunda y definitiva independencia. La historia dará su veredicto sobre la tarea cumplida por Chávez, aunque no dudamos que será muy positivo. Más allá de cualquier discusión que legítimamente puede darse al interior del campo antiimperialista -no siempre lo suficientemente sabio como para distinguir con claridad amigos y enemigos- hay que partir reconociendo que el líder bolivariano dio vuelta una página en la historia venezolana y, ¿por qué no?, latinoamericana. Desde hoy se hablará de una Venezuela y Latinoamérica anterior y de otra posterior a Chávez, y no sería temerario conjeturar que los cambios que impulsó y protagonizó como muy pocos en nuestra historia llevan el sello de la irreversibilidad.   

Por Atilio A. Boron  

Los resultados de las recientes elecciones venezolanas -reflejos de la maduración de la conciencia política de un pueblo- otorgan sustento a este pronóstico. Se puede desandar el camino de las nacionalizaciones y privatizar a las empresas públicas, pero es infinitamente más difícil lograr que un pueblo que adquirió conciencia de su libertad retroceda hasta instalarse nuevamente en la sumisión. En su dimensión continental, Chávez fue el protagonista principal de la derrota del más ambicioso proyecto del imperio para América Latina: el ALCA. Esto bastaría para instalarlo en la galería de los grandes patriotas de Nuestra América. Pero hizo mucho más.

Este líder popular, representante genuino de su pueblo con quien se comunicaba como nunca ningún gobernante antes lo había hecho, sentía ya de joven un visceral repudio por la oligarquía  y el imperialismo. Ese sentimiento fue luego evolucionando hasta plasmarse en un proyecto racional: el socialismo bolivariano, o del siglo veintiuno. Fue Chávez quien, en medio de la noche neoliberal, reinstaló en el debate público latinoamericano -y en gran medida internacional- la actualidad del socialismo. Más que eso, la necesidad del socialismo como única alternativa real, no ilusoria, ante la inexorable descomposición del capitalismo, denunciando las falacias de las políticas que procuran solucionar su crisis integral y sistémica preservando los parámetros fundamentales de un orden económico-social históricamente desahuciado.

Como recordábamos más arriba, fue también Chávez el mariscal de campo que permitió propinarle al imperialismo la histórica derrota del ALCA en Mar del Plata, en Noviembre del 2005. Si Fidel fue el estratega general de esta larga batalla, la concreción de esta victoria habría sido imposible sin el protagonismo del líder bolivariano, cuya elocuencia persuasiva precipitó  la adhesión del anfitrión de la Cumbre de Presidentes de las Américas, Néstor Kirchner; de Luiz Inacio “Lula” da Silva; y de la mayoría de los jefes de estado allí presentes, al principio poco propensos –cuando no abiertamente opuestos- a desairar al emperador en sus propias barbas. ¿Quién si no Chávez podría haber volcado aquella situación? El certero  instinto de los imperialistas explica la implacable campaña que Washington lanzara en su contra desde los inicios de su gestión. Cruzada que, ratificando una deplorable constante histórica, contó con la colaboración del infantilismo ultraizquierdista que desde dentro y fuera de Venezuela se colocó objetivamente al servicio del imperio y la reacción.

Por eso su muerte deja un hueco difícil, si no imposible, de llenar. A su excepcional estatura como líder de masas se le unía la clarividencia de quien, como muy pocos, supo descifrar y actuar inteligentemente en el complejo entramado geopolítico del imperio que pretende perpetuar la subordinación de América Latina. Supeditación que sólo podía combatirse afianzando –en línea con las ideas de Bolívar, San Martín, Artigas, Alfaro, Morazán, Martí y, más recientemente, el Che y Fidel- la unión de los pueblos de América Latina y el Caribe. Fuerza desatada de la naturaleza, Chávez “reformateó” la agenda de los gobiernos, partidos y movimientos sociales de la región con un interminable torrente de iniciativas y propuestas integracionistas: desde el ALBA hasta Telesur; desde Petrocaribe hasta el Banco del Sur; desde la UNASUR y el Consejo Sudamericano de Defensa hasta la CELAC. Iniciativas todas que comparten un indeleble código genético: su ferviente e inclaudicable antiimperialismo.

Chávez ya no estará entre nosotros, irradiando esa desbordante cordialidad; ese filoso y fulminante sentido del humor que desarmaba los acartonamientos del protocolo; esa generosidad y altruismo que lo hacían tan querible. Martiano hasta la médula, sabía que tal como lo dijera el Apóstol cubano, para ser libres había que ser cultos. Por eso su curiosidad intelectual no tenía límites. En una época en la que casi ningún jefe de estado lee nada -¿qué leían sus detractores Bush, Aznar, Berlusconi, Menem, Fox, Fujimori?- Chávez era el lector que todo autor querría para sus libros. Leía a todas horas, a pesar de las pesadas obligaciones que le imponían sus responsabilidades de gobierno. Y leía con pasión, pertrechado con sus lápices, bolígrafos y resaltadores de diversos colores con los que marcaba y anotaba los pasajes más interesantes, las citas más llamativas, los argumentos más profundos del libro que estaba leyendo.

Este hombre extraordinario, que me honró con su entrañable amistad, ha partido para siempre. Pero nos dejó un legado inmenso, imborrable, y los pueblos de Nuestra América inspirados por su ejemplo seguirán transitando por la senda que conduce hacia nuestra segunda y definitiva independencia. Ocurrirá con él lo que con el Che: su muerte, lejos de borrarlo de la escena política agigantará su presencia y su gravitación en las luchas de nuestros pueblos. Por una de esas paradojas que la historia reserva sólo para los grandes, su muerte lo convierte en un personaje inmortal.

Parafraseando al himno nacional venezolano: ¡Gloria al bravo Chávez! ¡Hasta la victoria, siempre, Comandante! 

             

    
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“Esta Revolución no la para nada ni nadie”

CONTUNDENTE TRIUNFO DE RAFAEL CORREA EN PRIMERA VUELTA 

Con un apoyo popular pocas veces visto en el Ecuador, Rafael Correa encara un nuevo período presidencial con un nutrido apoyo de la Asamblea Nacional y la decisión firme de avanzar y profundizar el camino recorrido desde hace seis años por la Revolución Ciudadana.   

Por Marcelo J. Levy (desde Ecuador) 

“Estamos haciendo historia, estamos construyendo la patria chica Ecuador y la Patria Grande nuestra América” dijo vehementemente Rafael Correa al dirigirse a los ecuatorianos luego de conocerse los primeros resultados a boca de urna, que le dieron el triunfo electoral. La victoria de la Lista 35 “Alianza País” implica un triunfo de la estabilidad en un Ecuador que ha tenido profundas crisis políticas en las que varios gobiernos corruptos y entreguistas han sido derrocados por la movilización social. Es la primera vez, en más de tres décadas, que un presidente conserva altos niveles de popularidad al final de su mandato y es reelecto con un amplio margen.

En este sentido, la votación por Correa que se hizo del 57.10 % de los votantes, expresa el claro apoyo a sus políticas y una oportunidad para que concluya las obras que ha emprendido en materia de carreteras, hospitales, planteles escolares, centrales hidroeléctricas, etc. 

Los seis años de gobierno han visto crecimiento económico, bajas tasas de inflación y de desempleo y políticas de redistribución del ingreso que se han traducido en una masiva inversión social en educación, salud, vivienda, atención a los discapacitados y mejora de la calidad de los servicios públicos avalan el masivo apoyo popular. 

Al imprimir altos niveles de calidad a los servicios públicos y al colocarlos a disposición de los sectores más pobres de la población, éstos últimos no sólo tienen acceso a ellos sino que se sienten valorados en su dignidad. Estos sectores, asimismo, han sido beneficiados por el bono de desarrollo que en el mes de enero subió de 35 a 50 dólares mensuales. La victoria de Correa fue apuntalada por la fragmentación y la pobreza del discurso de las oposiciones (de derecha, izquierda y populistas) que presentaron siete candidaturas presidenciales, sin que hayan podido unificarse en tres o cuatro tendencias. Centradas todas en atacar lo que denominaron el autoritarismo, la intolerancia y la concentración de poderes en manos de Correa, fueron incapaces, especialmente desde la derecha representada por el banquero Guillermo Lasso, el hombre más rico del Ecuador el empresario bananero Álvaro Noboa y el ex presidente Lucio Gutiérrez, de proponer alternativas creíbles y medianamente estructuradas y coherentes.   

Desde el punto de vista internacional, el triunfo de Correa representa el afianzamiento de la tendencia de los gobiernos progresistas que ya han logrado reeligirse en Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela y Nicaragua, y una apuesta al fortalecimiento de los espacios de integración como el ALBA, la UNASUR y la CELAC. 

Guillermo Lasso, que se ubicó en el segundo lugar con poco más del 22%, canalizó el voto anti-correista de los sectores de la derecha tradicional que comparten algunas de sus tesis esgrimidas en la campaña como el de derogar los impuestos a los más ricos, firmar tratados de libre comercio y abrir el país a la inversión extranjera privada. Lasso es miembro numerario del Opus Dei y mantiene relaciones con José María Aznar del Partido Popular de España, que actúa en América Latina representando a la derecha internacional y al capital transnacional. 

Otro elemento que influyó en los resultados electorales fue el diseño de la campaña de Correa. Pese a la gran popularidad del Presidente, el movimiento Alianza País partió con el criterio de actuar como si no tuviera un solo voto y privilegió la campaña en la calle, el acercamiento a la gente, las concentraciones en pueblos y ciudades, lo que se complementó con el uso de medios y redes sociales. Este movimiento ha acumulado la experiencia de ocho victorias electorales consecutivas. 

Aunque ya se preveía el triunfo de Correa, no estaba asegurada la mayoría en la Asamblea Nacional compuesta por 137 miembros, por lo que la estrategia del presidente se enfocó en la Asamblea. “No me dejen solo” decía Correa a sus seguidores en las concentraciones mientras llamaba a votar en plancha por su lista de asambleístas. “Todo, todito 35” rezaban los spots publicitarios. Los candidatos a la asamblea Nacional contaban con menor popularidad que el Presidente, por lo que la campaña reforzó la idea de que el triunfo de Correa sin una asamblea que lo acompañara complicaría el desarrollo de la revolución ciudadana. El referendum realizado hace 2 años que produjo un alto apoyo a los proyectos presentados (modificaciòn de la estructura judicial, nueva ley de medios, etc) no pudo materializarse por el opocisionismo de la derecha en el parlamento. 

Lo cierto es que la victoria contundente lograda en las elecciones del domingo 17 de febrero se evidencia también en el triunfo que logró la Revolución Ciudadana en 9 de cada 10 cantones del país. 

“Recordemos que de 34 distritos electorales, entre provinciales, distritales y migrantes, en 33 vence la Revolución Ciudadana. De 221 cantones de la Patria, en 198 vence la Revolución, es decir, en 9 de 10 cantones vence la Revolución, lo cual demuestra que por fin estamos hablando de un proyecto verdaderamente nacional”, expresó Correa. 

Indicó también que en seis cantones de la Amazonía no se registra esta victoria, donde los favorecidos son Alberto Acosta, en zonas shuar de Morona donde apoyan a Pachakutik; y Lucio Gutiérrez, en 6 cantones de Napo, como el Tena; Cascales en Sucumbíos; y Caluma y Echeandía de la provincia de Bolívar. 

También señaló que Guillermo Lasso obtuvo respaldo en siete cantones como Santa Clara de Napo; Chimbo y San Miguel de Bolívar; y Cordillera del Cóndor, Paquisha y Chinchipe de Zamora. 

El Jefe de Estado explicó que de acuerdo a dichos resultados, el Movimiento PAIS triunfó en 198 cantones y la propuesta que le sigue venció en 7, pero en términos globales la oposición recibió apoyo en 23 cantones. La Revolución también triunfó en todas las circunscripciones de migrantes y en Europa obtuvo más del 80% de los votos. 

“Ha sido contundentemente derrotado el populismo, esas argollas sin ideologías, los tirapiedras y la derecha, pero aunque sea se consolida como la segunda fuerza una derecha ideológica con algunos cuadros decentes como César Monge y el propio Guillermo Lasso. Hay otros cuadros indecentes sobre todo enquistados del Socialcristianismo”, manifestó Correa. 

Este nuevo triunfo plantea grandes retos y desafíos en función de cumplir las propuestas contenidas en el programa de gobierno 2013-2017 de Alianza País y responder a las expectativas de una ciudadanía cada vez más empoderada. En el horizonte de las deudas pendientes está atacar la concentración escandalosa de la tierra, a redistribución del agua, la ley de comunicación, el freno a los grupos monopólicos que concentran la economía, el abrir el diálogo político con los pueblos indígenas, el combatir a fondo la corrupción, entre otros. 

Se ha dado un gran paso. La revolución ciudadana sigue en marcha y más fuerte que nunca. Es momento de la profundización de los procesos y de no quedarse a medio camino. 


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Nuevo enemigo, nuevas batallas

AHORA, LA JUSTICIA
En su discurso de inauguración de las sesiones legislativas del 1º de marzo, Cristina Fernández oficializó y presentó en sociedad a su nuevo enemigo: la justicia. O mejor, una parte de ella y sobre todo la que mora en el cuarto piso del palacio situado en Talcahuano 550. La Presidenta afirmó que es necesaria una “democratización” de la justicia y anunció el envío al parlamento de algunas iniciativas en ese sentido. Lo interesante de su línea argumental, seguida a rajatabla por sus correveidiles y obsecuentes de fuera y dentro del poder judicial, es que compara al sistema judicial con una corporación cuasi secreta, cerrada, privilegiada, en la que se cuecen los peores chanchullos, los más lucrativos negociados y las componendas más espurias. 

Por Marcelo R. Pereyra 


VIGILAR Y CASTIGAR 

Si algo se le debe reconocer al kirchnerismo es su constante iniciativa política cuando de combatir adversarios se trata. Pareciera que la Presidenta no descansa un minuto en la búsqueda y vigilancia, dentro y fuera de sus filas, de opositores/traidores/tibios. Ni el más mínimo traspié, ni la más sutil de las insinuaciones inconvenientes, ni la mera otredad son aceptados o perdonados. La persecución y el enfrentamiento, con distintas estrategias para cada caso, son implacables.

Entre los opositores pueden hablar de todo esto el gobernador de Santa Fe o el lord mayor de la ciudad de Buenos Aires. Al primero, el oficialismo le hace la vida imposible con la situación de “seguridad” existente en su distrito. Acusa a Bonfatti de no poder controlar a una policía corrupta y de no haber podido neutralizar el creciente tráfico de drogas. Ambas acusaciones tienen mucho de verdad y hablan de por lo menos una negligencia del gobierno provincial para gestionar estos delicados asuntos, pero se formulan desde un lugar que no reconoce las propias falencias sobre los mismos temas en el nivel nacional. En cuanto a Macri, cada vez que puede el oficialismo lo mortifica: desde la ¿estupidez? de haber querido nombrar al comisario Palacios al frente de la Policía Metropolitana, pasando por un perverso juego de las escondidas con el material rodante destinado a modernizar los subtes, para terminar con un patético ataque de ecologismo reclamando la no destrucción de árboles por la construcción del metrobus, siempre que puede el gobierno K se deleita martirizando al macrismo, un movimiento político que comparada con la del kirchnerismo tiene la agresividad de una paloma torcaza.

Y para los del mismo palo también hay ídem. Allí está el gobernador Scioli, pagando el inmundo pecado de haber insinuado sus ambiciones presidenciales: “¡Traidor!”, fue el grito que resonó en los despachos de la Casa Rosada y en los pasillos del Congreso. El castigo: negarle los fondos de la coparticipación federal para complicarle la existencia cada vez que tenga que pagar aguinaldos o dar aumentos a los empleados provinciales. 

LA COSECHA DE ENEMIGOS NUNCA SE ACABA 

En su discurso de inauguración de las sesiones legislativas del 1º de marzo, Cristina Fernández oficializó y presentó en sociedad a su nuevo enemigo: la justicia. O mejor, una parte de ella y sobre todo la que mora en el cuarto piso del palacio situado en Talcahuano 550. La Presidenta afirmó que es necesaria una “democratización” de la justicia y anunció el envío al parlamento de algunas iniciativas en ese sentido. Lo interesante de su línea argumental, seguida a rajatabla por sus correveidiles y obsecuentes de fuera y dentro del poder judicial, es que compara al sistema judicial con una corporación cuasi secreta, cerrada, privilegiada, en la que se cuecen los peores chanchullos, los más lucrativos negociados y las componendas más espurias. 

En el pensamiento presidencial la justicia parece tener un espíritu de cuerpo y una altísima homogeneidad y se la concibe como una organización todopoderosa. Algo no muy distinto de como ha caracterizado a la “Corpo” mediática. Sin embargo, la evaluación presidencial es forzada y no carece de mala intención. Forzada, porque si bien acierta en algunos tópicos, los exagera y distorsiona en su verdadero carácter. Y mal intencionada, porque tiende a pintar un cuadro de situación de una gravedad tal que solo un tonto podría negarse a las reformas propuestas. Si Fernández dictamina que es necesario democratizar la justicia es porque ha diagnosticado que no es democrática. Y en estos tiempos de exaltada civilidad, cuando están por cumplirse treinta años desde la vuelta a la democracia, ¿quién se negaría a democratizar una institución?

Un análisis más sereno y menos intencionado concluiría en que: 

1- Es cierto que algunos integrantes del poder judicial tienen privilegios. Por ejemplo, el meneado asunto de la excepción del pago del impuesto a las ganancias. Dicho privilegio debería ser eliminado, pero solamente para los jueces y altos funcionarios que perciban jugosos sueldos. Los empleados no tienen por qué caer en esa volteada. También es cierto que los jueces gozan de estabilidad eterna en su puesto mientras no tengan mal desempeño. Pero así lo establece la Constitución y parece razonable. Un juez es sometible a presiones de las partes en juicio, incluso los poderes ejecutivos suelen ser los principales presionadores. Ergo, un juez debería tener garantizada su estabilidad falle como falle. Todo ello no quita que no haya magistrados sumamente $en$ible$ a las presiones.  

2- La “democratización” en la justicia no pasa solamente por quitar privilegios. Más importante aún es ampliar y facilitar el acceso a los servicios de justicia, sobre todo por parte de los sectores de menor poder adquisitivo. Otra alternativa democratizadora podría ser la implementación del juicio por jurados, establecida por la primera Constitución hace más de un siglo. El juicio por jurados podría ser una forma de eliminar ciertas arbitrariedades de la administración de justicia. En cambio, la elección popular de los integrantes del Consejo de la Magistratura luce como algo engorroso, inviable y, tal vez, oportunista. Si se llevara a cabo, la mayoría política circunstancial, en la actualidad el kirchnerismo, tendría más control sobre el Consejo del que ya tiene. Y más control significaría mayor facilidad para nombrar o remover jueces. Dicho sea de paso, casi el 50 por ciento de los magistrados nacionales que cumplen funciones actualmente fue propuesto por el oficialismo. En este sentido, la iniciativa presidencial de crear cámaras de casación en los fueros comercial, civil y laboral podría terminar con el ingreso a tribunales de un aluvión de nuevos jueces pro K. Y funcionaría como una barrera que detendría la llegada a la Corte Suprema de la Nación de algunas causas poco simpáticas para el gobierno. Porque la idea es sacarle las papas calientes a los ministros de la Corte, no para aliviarles el trabajo sino para evitar que fallen en contra de los deseos e intereses gubernamentales. 

3- El Poder Judicial no es un ejército que responde a las órdenes de un solo general. Nada tiene de bloque homogéneo. Hay intereses particulares, líneas internas, alianzas, enemistades, etc. Dicho en otros términos: no se puede meter a todos los gatos en la misma bolsa, porque los hay buenos y malos. Por lo tanto, cada felino en la bolsa que le corresponde. 

CAUTELA CON LAS CAUTELARES 

Una de las propuestas presidenciales pretende limitar las medidas cautelares. En esta intención reside el porqué de la embestida contra la justicia. Es que al kirchnerismo no le ha gustado nada que hayan progresado las cautelares interpuestas por la Sociedad Rural y por el Grupo Clarín. En el primer caso se recordará que el gobierno decidió expropiar el predio de Palermo donde tradicionalmente se lleva a cabo la exposición agroganadera. La idea era tener un predio como el de Tecnópolis, pero en una ubicación más accesible, para poder desplegar allí un menú de actos políticos, presentaciones artísticas, exposiciones y otras actividades que, motorizadas y controladas por el gobierno, servirían para reforzar su imagen de administración progresista y dinámica, es decir, para hacer proselitismo. En este orden de ideas, el gobierno le “sugirió” a las editoriales realizar la feria del libro en Tecnópolis en vez de presentarla, como ya es costumbre inveterada, en el espacio palermitano de la Sociedad Rural. Los editores argumentaron que para la feria de 2013 no había tiempo, pero aceptaron trasladarla a Tecnópolis el año que viene.

La otra cautelar conflictiva, que es “la madre de todas las batallas”, es la que presentó el Grupo Clarín para impedir su desguazamiento. Como es de público y notorio conocimiento, el gobierno está empecinado en manotearle medios al Grupo con el doble propósito de castigarlo por haberse pasado al bando de los opositores, y de entregarle los medios que eventualmente se le distraigan a empresarios amigotes. Como Cristóbal López, por ejemplo, nuevo y feliz poseedor de las licencias de C5N y radio 10 con la bendición de monseñor Sabatella y de sus sacristanes de la sacrosanta AFSCA, contrariando disposiciones de la misma ley de medios audiovisuales que ellos defienden a ultranza como si fuera la tabla de los diez mandamientos.

Apenas sancionada dicha ley, advertimos desde esta columna que su real intención política era poner los medios en manos de favorecedores y amigos para encolumnarlos editorialmente detrás de la causa K, y que aquello de “democratizar la palabra” y la “pluralidad de voces” no eran más que enunciados engañosos y vacíos de sentido. Pues bien, visto el actual mapa de medios, en el que el 80 por ciento de ellos está en manos del gobierno, o en las de sus compinches, nadie podrá negar que nos asistía la razón. Incluso también porque nada se ha hecho, como dispone la mentada ley, para favorecer el acceso a las licencias por parte de los medios de organizaciones y grupos sin fines de lucro. En otros términos, los medios alternativos, comunitarios o populares: bien, gracias.

Pero como quiera que sea, la famosa cautelar paralizó el destripamiento de Clarín, mientras que la cuestión de fondo –la inconstitucionalidad del artículo 161 de la ley de medios- fue escalando la pirámide judicial y ahora reposa en los cajones de los ministros de la Corte. Y desde que alguien le sopló al oído al gobierno que los supremos fallarán dándole la razón al multimedios, la Presidenta les ha declarado la guerra. No a todos, claro, sino principalmente a su presidente, Lorenzetti, en quien ve a un Judas Iscariote con intenciones de ser candidato en las elecciones presidenciales de 2015. ¡Traidor! Fue el grito que atronó nuevamente en los alfombrados despachos del poder. Y así fue como se decidió que él también debía ser castigado. Por ello, de una u otra forma, las medidas presentadas por la Presidenta en el Congreso apuntan en esa dirección.

En paralelo, la Procuradora General de la Nación, Gils Carbó -que llegó al cargo cuando fue eyectado Esteban Righi, por una denuncia formulada por el vicepresidente Boudou en el marco de la causa Ciccone- montó un cuerpo de combate en el ámbito judicial que se autodenomina “Justicia Legítima”. ¿Será que entonces hay una justicia ilegítima, tolerada por el kirchnerismo desde 2003? Como fuere, numerosos jueces, fiscales y funcionarios de distintos fueros adhirieron a esta nueva cruzada que tiene dos objetivos: uno es posicionarse como factor de poder y presión intra-judicial, y el otro es fogonear la figura de Gils Carbó como ministra de la Corte apenas se produzca alguna vacante por renuncia o enfermedad.

¿Será justicia?
   

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Hacen falta más que palabras para combatir el cambio climático

CONTRADICCIONES DEL DISCURSO “AMBIENTALISTA” DE OBAMA 

  Por primera vez en sus 120 años de historia, el grupo Sierra Club participó en un acto de desobediencia civil. Lo hizo el mismo día en que el Presidente Barack Obama pronunció su discurso sobre el Estado de la Unión de 2013. El grupo se sumó a otras muchas personas que se manifestaron contra la construcción del oleoducto Keystone XL, que aguarda el permiso del gobierno de Obama. En su discurso, el presidente se comprometió a enfrentar la creciente amenaza de la crisis climática. Pero será necesario algo más que palabras para salvar al planeta de la crisis climática provocada por el ser humano, y un creciente movimiento social heterogéneo le está exigiendo a la Casa Blanca que adopte medidas significativas. 

Por Amy Goodman (desde Estados Unidos)

El oleoducto Keystone XL es particularmente polémico debido a que permitirá la explotación de las arenas bituminosas de Canadá, que son consideradas la fuente de petróleo más sucia del planeta. Una de las principales voces contra el cambio climático, James Hansen, director del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, escribió en el New York Times el año pasado acerca de las arenas bituminosas: “Si Canadá continúa con el proyecto y nosotros no hacemos nada, será el fin para el clima”. Una nueva investigación realizada por la organización sin fines de lucro Oil Change International señala que el impacto potencial de las arenas bituminosas será aún peor de lo que se creía. Debido a que el oleoducto planificado atravesaría la frontera entre Estados Unidos y Canadá, la empresa a cargo del proyecto, TransCanada, debe recibir permiso del Departamento de Estado de Estados Unidos. 

Entre las personas arrestadas frente a la Casa Blanca se encontraba Julian Bond, ex director de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés -NO LEER). Julian Bond declaró: “Se trata de un asunto importante que afecta a todas las personas que vivimos en este país y a todas las personas del mundo. De hecho, a menos que adoptemos medidas con respecto al medio ambiente y dejemos en claro que queremos tener agua limpia, aire fresco, todo lo que todo el mundo quiere y necesita, cada vez va a ser peor”.

Las protestas que tuvieron lugar durante dos semanas frente a la Casa Blanca en el verano de 2011 culminaron con el arresto de 1.252 personas. En noviembre de ese año, otros miles de manifestantes se congregaron para rodear la Casa Blanca y exigir que se rechazara el pedido de autorización para la construcción del oleoducto Keystone XL. Días más tarde, el Presidente Obama anunció que postergaría la decisión hasta 2013, luego de las elecciones. Finalmente otorgó un permiso para la construcción del tramo sur del oleoducto, proyectado de Oklahoma a Texas. Dicha decisión provocó protestas de terratenientes y ambientalistas, que incluyeron una campaña de acción directa no violenta en Texas en la que la gente se encadenó a equipamiento del oleoducto, ocupó tierras y se encadenó a árboles para impedir la construcción.

Cuando comenzó el proceso para solicitar el permiso, la entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que estaba a favor de aprobar el oleoducto, a pesar de que la revisión obligatoria que debía realizar el Departamento de Estado no había concluido. Tras esas declaraciones, se generó controversia cuando el Washington Post informó que el lobista de TransCanada en Washington D.C., Paul Elliott, había trabajado para la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2008. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, dirigida por Lisa Jackson, una funcionaria nombrada por Obama, había sido crítica acerca del oleoducto. Cuando Jackson renunció inesperadamente a fines de diciembre de 2012, el New York Post informó, sobre la base de información proporcionada por un supuesto “integrante del círculo íntimo de Jackson” que “ella no quería ser directora de la EPA cuando Obama apoye la construcción [del oleoducto]”. Un portavoz de Jackson negó la veracidad de esa declaración.

El nuevo Secretario de Estado del gobierno de Obama, John Kerry, habló acerca de Keystone XL después de su primera reunión oficial con un dignatario extranjero, el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, John Baird. Kerry sostuvo: “La secretaria Clinton puso en práctica un proceso muy abierto y transparente que estoy comprometido a continuar. Puedo garantizarle que será justo y transparente, que se rendirán cuentas del mismo y esperamos poder estar en condiciones de realizar un anuncio en el mediano plazo”.

En el discurso sobre el Estado de la Unión, Obama le dio esperanzas a quienes están preocupados por el calentamiento global: “Por nuestros hijos y por nuestro futuro debemos hacer más para combatir el cambio climático. [...] Podemos pensar que la tormenta Sandy, que la sequía más severa en décadas y los peores incendios forestales que algunos estados han tenido que soportar son tan solo una coincidencia. O podemos creer en el dictamen indiscutible de la ciencia y adoptar medidas antes de que sea demasiado tarde”.

Este domingo, en vísperas del feriado por el Día de los Presidentes, se llevará a cabo la que se espera sea la mayor protesta contra el cambio climático de la historia de Estados Unidos, denominada Forward on Climate. Ciento treinta y cinco organizaciones participarán de la manifestación, entre ellas el Sierra Club, Indigenous Environmental Network y 350.org. Sierra Club es una de las organizaciones ambientalistas más poderosas del mundo. Su decisión de participar en acciones de desobediencia civil implica un gran paso en el movimiento para detener el cambio climático. El director ejecutivo de Sierra Club Michael Brune declaró: “Puede resultar un tanto sorprendente que una organización como Sierra Club, que ha existido durante tanto tiempo y ha participado en tantas luchas importantes, realice un acto de desobediencia civil por primera vez. Pero creemos que este proyecto del oleoducto de arenas bituminosas es un despilfarro. Provocaría tal desastre climático que debemos utilizar todas las herramientas de la democracia para luchar contra esto. [...] Nos damos cuenta de que debemos hacer todo lo posible para asegurarnos de que en lugar de que se inviertan 7.000 millones de dólares en un oleoducto contaminante, ese dinero sea invertido en energía limpia”.

El Sierra Club parece evocar las palabras de su primer presidente, John Muir, quien escribió en 1892: “Esperamos poder hacer algo por la naturaleza y alegrar a las montañas”.



www.democracynow.org/es/ 

Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

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