5 de febrero de 2016

Nace el bloque neoliberal más grande del mundo

SE FIRMÓ EL TPP CON 12 NACIONES DEL PACÍFICO  

Con un gran rechazo popular de los países miembro y con negociaciones secretas por más de cinco años, se firmó el Trans Pacific Partnership (TPP) que recrea en nuestra región intentos como el ALCA y los TLC.  

 Por Marcelo J. Levy  

El TPP es un proyecto de integración en la región Asia Pacífico, en el que participan junto a Chile y Perú por Latinoamérica, Australia, Brunei, Canadá, Estados Unidos, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam.

Tiene como antecedente el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (Acuerdo P4) que cerraron Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur en 2005. En 2008, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, propuso aprovechar el Acuerdo P4 para aspirar a una iniciativa regional mucho más ambiciosa. De esta manera en 2010, Brunei, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Vietnam, Perú y Malasia iniciaron las negociaciones del actual TPP con el fin de completar las conversaciones en 2012. Japón se unió a las negociaciones en 2011, y México y Canadá se incorporaron en 2012.


En octubre de 2015, se completaron las negociaciones tras una larga sesión en Estados Unidos y se despejó el camino para la firma del TPP realizada este 3 de febrero en Nueva Zelanda. Con un mercado potencial de 812 millones de personas, este bloque representa cerca de un 40% del comercio global. El intercambio comercial de Chile, con los países TPP por ejemplo, ronda los US$ 45.000 millones. Deberá ser ratificado por los Parlamentos de las naciones firmantes.
 

Luego de la firma del controvertido acuerdo, diversas organizaciones de la sociedad civil comenzaron a organizarse en protestas callejeras. Centenares de personas mostraron su descontento concentrándose en las zonas aledañas al hotel Auckland City, lugar donde se firmó el documento.
 

Graves consecuencias económicas, políticas y sociales podría traer este acuerdo. Podría afectar a la libertad de expresión de los ciudadanos y al derecho de naciones soberanas a desarrollar políticas y leyes que respondan a sus prioridades nacionales.
 

Un documento descubierto a finales de julio pasado por WikiLeaks reveló que el TPP fue diseñado para favorecer a las grandes corporaciones transnacionales y, además, permitiría a las mismas demandar a los gobiernos y solicitar millonarias indemnizaciones a cuenta de los contribuyentes. A diferencia de lo prometido por la Administración Obama, el acuerdo refuerza y amplía el sistema legal de solución de controversias inversor–Estado y eleva a las empresas de capital extranjero a la misma categoría que los gobiernos soberanos.
 

Diversos sectores sociales y expertos en diferentes áreas han planteado dudas respecto de los beneficios reales a los que se accede con el TPP. Temas como salud, patrimonio de semillas, uso de Internet y Derechos Humanos de los pueblos indígenas, son parte de los puntos sensibles del documento negociado en secreto.
 

El pacto tiene como objetivo reducir las barreras arancelarias y crear estándares comunes para los países que lo conforman. El acuerdo considera 30 capítulos, que comprenden materias como Acceso a Mercados, Reglas de Origen, Obstáculos Técnicos al Comercio, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Defensa Comercial, Competencia, Compras Públicas, Servicios, Inversiones, Comercio Electrónico, Telecomunicaciones, Entrada Temporal, Servicios Financieros, Asuntos Legales, Propiedad Intelectual, Medio Ambiente, Laboral y Cooperación. Adicionalmente, se han incorporado los denominados temas horizontales que incluyen Coherencia Regulatoria, Competitividad, Desarrollo y Pequeñas y Medianas Empresas.

Para sus detractores, por la posición económica de Chile, quien mantiene relaciones bilaterales con la mayoría de los países presentes, la firma no conlleva a beneficios directos de crecimiento. Por el contrario, entrega soberanía en áreas que, hasta ahora, se mantenían protegidas. También flexibilizaría el registro de semillas y alimentos, lo que permitiría la ampliación de la producción de transgénicos, vulnerando la producción local. Esto porque además el TPP considera el deber de ratificar el Convenio de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), el UPOV-91, que patenta las diversas variedades de semillas. Otras de las críticas es que al aumentar la protección intelectual de la industria del software, se permitiría el control en la navegación de los usuarios de Internet, restringiendo sus niveles de privacidad.


La  plataforma denominada  “Chile Mejor Sin TPP” reiteró las falencias del tratado, apuntando a lo que consideró como el elemento más grave: la pérdida de soberanía: “Nuestra preocupación más grande es que este tratado no trae para Chile grandes beneficios que nos den pie para poder apoyarlo. Más bien se ven muchos costos. Estamos concediendo muchos temas a las transnacionales extranjeras y, con ello, hay una pérdida en términos soberanos de nuestra legislación”. Desde la plataforma han cuestionado la poca información oficial que existe sobre las ventajas y desventajas que implica el documento de más de seis mil páginas, liderado por Estados Unidos, así como la falta de discusión pública al respecto. Esto cuando el acuerdo se tramitó por más de cinco años de forma totalmente secreta y las organizaciones llegaron incluso a pedir vía ley de transparencia sus contenidos, solicitud que fue rechazada. Recientemente el texto fue liberado, pero en inglés.


Lo cierto y concreto es que el TPP es una estructura regional similar al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y los Tradados de Libre Comercio (TLC) de neto corte neoliberal y que en definitiva termina sometiendo a los países y a los pueblos más débiles para llenar las arcas de las grandes empresas trasnacionales. Habrá que ver que deciden los respectivos congresos de los países miembro, especialmente de Perú y de Chile. La sociedad ha salido a rechazar el tratado. Esperemos que los gobernantes no hagan una vez más oídos sordos.

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Evo Coca Sí vs. Caca No



BOLIVIA DECIDE LA CONTINUIDAD DE EVO MORALES EN EL PODER 

En este segundo mes del año, la Bolivia de Evo Morales juega sus cartas para una próxima re-reelección. Y habrá una consulta popular (referéndum 2016, el 21 de febrero) para elegir entre un “SÍ” y un “NO” a la reforma constitucional y a la continuidad de Evo a cargo del gobierno boliviano, por un nuevo período. 

Por Xuan Pablo Gonzalez (desde Bolivia)

Para cualquier asiduo visitante de Bolivia, en los últimos 20 o 25 años, serán evidentes e innegables los cambios y mejoras que ha habido desde que el MAS (Movimiento Al Socialismo) llega al poder y Evo asume la presidencia en el pre-histórico centro ritual y ceremonial de Tiwanaku, en Enero del 2006, manteniéndose ya una década ininterrumpida (y por ahora: hasta el 2019).

Un cambio externo-extremo que cualquiera puede ver en las calles bolivianas, más allá de las estadísticas y los números: hay una clara disminución de la pobreza y la miseria que antes estaba tan a la vista y omnipresente durante el neoliberalismo anticocalero (con sus narcopolíticas de erradicación de cocales), y que desembocó en una seguidilla de Guerras en los inicios de este siglo XXI: la Guerra del Agua, la Guerra de la Coca, y la Guerra del Gas.

Y hoy, pues, la economía boliviana es una de las más estables de la región. Y hay una mayor distribución de la riqueza. Mientras el pueblo boliviano ha recuperado la dignidad, y la población indígena (siempre mayoritaria en Bolivia) ha dejado de ser tan racialmente oprimida.

Todo esto se debe en buena parte a las políticas nacionalistas y descolonizadoras del MAS, y a la defensa de la Mama Coca, planta que es central no sólo en la cosmovisión milenaria andina-amazónica, sino además en la construcción del Estado Nacional Pluricultural Boliviano de hoy.

De hecho el otro día pude conversar con el reconocido y gran pintor y escultor autodidacta aymara (en su galería de arte céntrica de La Paz): Roberto Mamani Mamani, y me decía que: “La coca es el origen, es la permanencia y es la supervivencia del hombre andino”. Y agregó que fue por y gracias a la coca que Evo había llegado al poder. Y lo mismo me decía Sdenka Silva, socióloga y escritora, y directora del Museo de la Coca en La Paz: “La coca sagrada ha llevado a Evo a presidente”. 

También los cocaleros de Chulumani, capital cocalera de Bolivia (en los Yungas de La Paz, donde se produce la mayor parte de hojas de coca del país, mucho más que en la màs conocida regiòn del Chapare), e histórico centro-foco de rebeliones cocaleras comunitarias, desde el siglo XVIII (y antes de la rebelión de Tupaj Katari) y hasta el siglo XXI (durante la Guerra de la Coca), me decían que apoyarían a Evo por las políticas del MAS a favor y en defensa de la coca, aunque algunosno estuvieran de acuerdo con todas sus políticas.

Ahora bien: las políticas del MAS en cuanto a la coca tienen sus contradicciones: “el gobierno está en un contrasentido”, me dijo Sdenka (Silva). Y hoy en día “entre un 90 y un 95 % de la coca cultivada en Bolivia, está regada con agroquímicos”, me confirmarían los cocaleros de Chulumani, que son de los pocos que aún mantienen una defensa de “la verdadera coca”, como me dijo Miguel Cuentas, dirigente cocalero yungueño: “La verdadera coca es una coca natural”, sin fertilizantes químicos ni pesticidas artificiales, sin contaminar a la Pachamama, así decía Miguel en su cocal de hojas orgánicas y naturales, mientras me convidaba a “bolear” (coquear) la coca más verde y sabrosa, alimenticia y saludable que he conocido. Hoy “la defensa de Evo de la coca es un chiste”, dice más crítica Sdenka, ya que encima el MAS acaba de dejar “0 impuestos a los agroquímicos” (Silva).

Entonces, ¿cómo entender las políticas del MAS, que defiende y tiene a la coca, como bandera, pero a la vez: la contamina con agroquímicos? Mientras a la vez,aunque ha aumentado el consumo general de las hojas, va disminuyendo su uso ritual y sagrado, como me dicen tanto Sdenka, como la socióloga Sandra Ramos Salazar, que también tiene un cocal orgánico en los Yungas con su pareja el cocalero (y ex dirigente) Mario Cuentas.

La coca cultivada con agrotóxicos es una “falsa coca”, agrega Miguel Cuentas (y esta es la coca que también llega y consumimos lxs argentinxs en el NOA y el resto del país): una coca “rentable” para “el mercado” y la producción capitalista (con toda su carga y herencia colonial, ya que fueron la corona española durante el virreynato, y la iglesia católica, las que desde el siglo XVI persiguieron y prohibieron el uso ritual y sagrado de la coca, por unos 400 años, determinando y dejando la hoja sagrada sólo para un uso capitalista, o sea para el trabajo y la producciòn de capital=dinero: en especial desde el Potosí, donde surge el capitalismo mundial, con la extracción del oro y la plata, y la coca como planta-combustible de los mineros indios y afros esclavizados, y como dice Sdenka: como el segundo ingreso comercial del virreynato del Perú, después de la plata misma, y que enriqueciò a muchos eclesiàsticos y hacendados españoles, como cuentan innumerables cronistas).

Y algunos “viejos” coqueros bolivianos, me dirán que hoy se les hace intolerable la “falsa coca” o “coca contaminada”, surgida por culpa de la mala influencia imperialista-capitalista, que empezò una nueva persecución intolerante tras la Convención “conspirativa” de la ONU de 1961 (como denunciò el mismo Evo), y que sólo autoriza monopólicamente a la empresa Coca-Cola: la comercializaciòn internacional de la hoja de coca, y encima adulterada en una bebida artificial, ya sin las propiedades medicinales de la hoja sagrada. Y mientras la hoja de coca en su estado natural es una de las plantas màs completas en vitaminas y minerales del mundo, capaz de curar casos de càncer, diabetes, artritis, reuma, obesidad, etc., la coca contaminada puede generar malestares físicos varios, y hasta se sospechan y rumorean los primeros casos de cáncer, como me había comentado tras su investigaciòn el escritor, periodista y amigo Tomás Astelarra, autor del libro La Bolivia de Evo(2014).

De hecho en Argentina el científico del CONICET: Andrés Carrasco (ante el rechazo de sus colegas académicos) hace unos años había probado que los agrotóxicos en nuestros alimentos generan cáncer (tras sus investigaciones en la localidad de Malvinas Argentinas, en la provincia de Córdoba, donde hace tiempo intenta instalarse una filial de la transnacional norteamericana Monsanto): un condimento más del neodesarrollismo, incluso dentro de gobiernos “populares y nacionales”, bajo las presiones de la globalización tòxica &transgenizante.

Otro tema es que pese a que en los primeros años del MAS había disminuido claramente el narcotráfico, hoy “ha aumentado”, me dice Sdenka Silva. Y eso es por la demanda consumista imperial de EEUU, primeros consumidores mundiales de cocaína, y tambièn  subimperial del Brazil, segundos consumidores mundiales de cocaína, dejando a España en un cómodo tercer puesto, seguido de otros países europeos de tradición imperialista como Inglaterra, agrega Sdenka.Y en definitiva la “contaminaciòn”y “corrupciòn” de la hoja sagrada, desde la cocaína y la coca-cola hasta la hoja blanqueada con agroquìmicos (provenientes de empresas norteamericanas), es por culpa de “la guerra a las drogas… una guerra neocolonial”, dice Sdenka, y donde “el narcotràfico es el negocio màs rentable del mundo… es un negocio redondo y lo controla EEUU” (Silva).

El MAS parece estar surfeando la ola del gran tsunami imperialista-derechizante que estaría arrasando América Latina: desde los golpes de estado de Honduras (2009) y Paraguay (2012), pasando por la matanza de los 43 estudiantes en Ayotzinapa, Mèxico (2014),hasta el reciente triunfo del PRO en la Argentina (2015), etc., y cuando el Plan Còndor sigue en pie, aunque con nuevas modalidades (como dijo recientemente el premio Nobel de la paz Adolfo Pèrez Esquivel: El Operativo Cóndor cambió de rostro, pero en el fondo sigue siendo lo mismo”). Entre las presiones imperiales yanquis, y subimperiales brasileras, el colonialismo interno que aún subsiste (y es harto dificil de erradicar, después de 500 años de colonialismo y neocolonialismo) y la corrupción interna consecuente, y que ha desembocado en una brutal represión contra indìgenas guaraníes en agosto del año pasado, que se manifestaban contra la explotaciòn petrolera en sus tierras ancestrales (y en defintiva contra la explotaciòn de la Madretierra).

Y una parte del pueblo boliviano que he escuchado le reclama al MAS una autocrítica y una renovación política con una mayor participación concreta de dirigentes indígenas, y donde el vice Àlvaro García Linera, aparece muchas veces en el foco de las crìticas.Y muchos paceños hablan del maestro indìgena Fèlix Patzi, del Movimiento Tercer Sistema (MTS) y actual gobernador de La Paz (ex del MAS), como la mejor alternativa al gobierno de Evo, y el màs honesto y destacado vocero del NO, y que ha dicho:"Toda eternización degenera siempre en tiranía y eso es lo que debemos evitar entre todos los ciudadanos y ciudadanas”.Y agregó, contestàndole crìticamente al vicepresidente:Se ha anulado la reivindicación indígena, que ellos siempre han luchado por eso, eso para mí es una traición y es tomar al pueblo como idiota cultural, creo que ya es tomar mucho el pelo”. 

A nivel regional la figura de Evo sigue siendo un referente y un faro, en medio de la crisis y la derechización política-económica latinoamericana (y mundial). Y sigue siendo visto para muchos como un heredero de los grandes héroes rebeldes de la Revolución India en Bolivia (como Zárate Willka y Tupaj Katari), como muestra la película-documentalInsurgentes (2012) del gran director boliviano Jorge Sanjinés (que acaba de terminar su largometraje: Juana Azurduy.Guerrillera de la Patria Grande).

“Evo Coca Sí”, dicen las pintadas en las rutas bolivianas, y como oposición: “No Caca”. 

Y el pueblo boliviano (y latinoamericano), espera(mos) que Evo “Sí” mantenga los lazos y la conexión con las fuentes tradicionales originarias, y la defensa de la Pachamama. Y fue no hace mucho que Evo mismo dijo en la Inauguración de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra: ¡Que vivan los pueblos del mundo reunidos en defensa de la madre tierra! ¡Que viva los derechos de la madre tierra!”. ¡Kawsachum coca! ¡Y que viva la verdadera coca: natural! Sin ningùn quìmico agregado. Porque “La coca es la hija predilecta de la Pachamama” (Mario Cuentas). 

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Macri y la dominación de clase


CAMBIAMOS PARA PEOR 

Los casi dos meses de gobierno de Cambiemos-PRO han sido contundentes en su claridad, ejecutando un programa sin fisuras, a una velocidad extrema que trata de sacar el máximo provecho combinado de los “primeros 100 días” y la temporada estival. Aunque por velocidad no tiene comparación en la historia nacional, sí la tienen los lineamientos de su programa, lo que permite una caracterización temprana. Se trata de un gobierno representante de las fracciones desplazadas dentro bloque en el poder durante el kirchnerismo. Concretamente, se trata del capital agropecuario y el extranjero financiero y de servicios. Estas fracciones prefieren una forma de dominación con menores mediaciones, más directa, y esto es lo que el gobierno del Gerente de la Nación representa.  

Por Francisco J. Cantamutto

Representación de clase en el kirchnerismo 

El kirchnerismo fue la representación política de una fracción del bloque en el poder, concretamente, la burguesía industrial. Esto significa que esa clase fue la que orientó las líneas centrales del proceso político con sus ideas, valores y proyectos. Duhalde (2002-2003) había sido más explícito en este sentido, al nombrar directamente como funcionarios a dirigentes industriales (De Mendiguren) o cuadros de la UIA (Lavagna), subordinando el empleo a la producción como valor social, de la mano de la doctrina social de la Iglesia Católica. 

Durante el kirchnerismo, esta representación se hizo más esquiva, pero no por eso menos certera. El hecho de que la forma específica de inclusión social que el gobierno promovía fuera el empleo, y especialmente, el empleo industrial, es una pista clara en este sentido. Que simpatizantes kirchneristas defendieran la “reindustrialización” del país es otro indicador. Los representantes del capital industrial, o una parte de ellos, entendieron que para poder llevar adelante sus propuestas necesitaban considerar las de otros, hacer concesiones. Eso los volvió los grandes beneficiarios de las políticas públicas, desplazando dentro de ese bloque de poder a las fracciones agropecuarias y de servicios. La financiera fue relegada en un primer momento, pero las concesiones fueron creciendo en el tiempo, siendo el sector de mayores ganancias los últimos años. Ninguna de estas fracciones perdieron su posición de poder privilegiado, simplemente, fueron desplazadas de la dirección del proceso.

Esto fue lo que la Mesa de Enlace agropecuaria impugnó en 2008: sus ganancias seguían siendo siderales, el malestar era no dirigir el proceso. El problema fue que, en su origen, el proyecto fue excesivamente corporativo, es decir, centrado en intereses particulares (“bajar las retenciones”), lo que hacía difícil que otros se sintieran parte de ese reclamo. Hacer sus propuestas más generales, presentarlas como de la sociedad, fue el trabajo al que confluyeron los partidos políticos de oposición. 

La crítica liberal (y demagógica) al kirchnerismo 

La ciudadanía vota partidos políticos, y estos para ganar necesitan presentarse como representando a la sociedad, a pesar de que, en definitiva, como el nombre lo indica, son una parte. Casi todo el pan-radicalismo (UCR, ARI, GEN), el PJ en oposición (Peronismo Federal) y el recién aparecido PRO contribuyeron en diferentes cuotas a representar ese sector de clase en litigio, como una estrategia para desplazar al gobierno. El discurso que finalmente elaboraron para presentar la parte (fracciones del bloque en el poder) como el todo (la comunidad argentina) fue uno que combinó liberalismo y republicanismo en cuotas dispares. Las críticas a una supuesta falta de libertades bajo un Estado leviatánico provenía de la primera tradición política, y la falta de división de los poderes y ética pública (corrupción) de la segunda.

El discurso de campaña del PRO-Cambiemos se basó en el argumento de que el gobierno de Cristina Fernández había acaparado el poder del Estado, constituyendo un régimen que avasallaba las libertades individuales y la división de poderes, utilizando prácticas corruptas, y en última instancia, autoritarias. Siempre según la lectura de Cambiemos, el gobierno kirchnerista se había erigido en una suerte de un monstruo omnipresente y pedante, que se peleaba con la sociedad argentina, queriendo polemizar sobre todo, alterando la natural paz social. Este discurso sirvió para ordenar disgustos que existían en la sociedad, incluyendo parte de las clases populares, bajo una dirección específica en oposición a la fuerza en el gobierno. La alianza Cambiemos fue la forma concreta con la cual enarbolaron este programa, y finalmente, ganaron la elección.

Estos argumentos no los inventó Macri, sino que fueron largamente construidos, ensayando y tanteando, a través de los partidos políticos y los grandes medios de comunicación. En gran medida, responden a los reclamos que la Mesa de Enlace puso sobre la mesa en 2008, aunque con cierta torpeza política. En aquel entonces su argumento era que los impuestos “distorsivos” alteraban el normal funcionamiento del negocio agropecuario, asfixiando la actividad, y que había que quitarlos para que el país pueda crecer. Negocio fue reemplazado lentamente por sociedad, e impuestos distorsivos por toda la actividad del gobierno. La resolución de aquel conflicto pasó por el voto en el Congreso, donde las diferentes fracciones del capital tienen representación, frente a la dirección unificada del gobierno, donde sólo una fracción comanda el proyecto social y económico. Ahí apareció el argumento de la división de poderes. 

Estas ideas no son nuevas: constituyen la matriz del liberalismo, a la que le agregaron algunas dosis de republicanismo. El liberalismo como ideología política surgió en Europa en la lucha contra los Estados absolutistas, y por eso enfatiza las libertades civiles y económicas frente a los gobiernos. En cambio, en nuestro país, el liberalismo casi siempre se combinó de una manera extraña con el conservadurismo: nuestras elites abrazaron el liberalismo económico, pero fueron retrógradas en materia de libertades políticas y civiles. La muestra más evidente de esto fue la dictadura militar. Incluso el regreso a la democracia estuvo marcado por la lectura liberal: las instituciones defendidas como democráticas en realidad enfatizaron la representación territorial con el voto esporádico, quitando todo resabio de democracia social o económica (recordemos cómo le fue a Alfonsín cuando habló de que con la democracia se come y se educa). Del republicanismo sólo se tomó la división de poderes, quitando toda idea de bien común y educación ciudadana. Es decir, el liberalismo fagocitó ideas democráticas y republicanas, y las ajustó a su medida. 

En cierta forma, parte de esta forma de entender la política fue lo que colapsó en 2001. El kirchnerismo lo supo leer, al ajustar su discurso a la idea de una democracia “con contenido”, una democracia con derechos sociales y económicos, además de los políticos y civiles. No estamos evaluando sus logros en este sentido, sino remarcando cuál fue su propuesta de programa. Los derechos de nueva generación (ley de medios, de género, etc.) y la idea de la inclusión social eran, en el discurso oficial, una democratización de la democracia. Para ejecutar esto, el Estado debía crecer, y esto no era un problema para el pensamiento democrático: lo era para el liberal.

Cambiemos vino a enarbolar de nuevo esa bandera, la del liberalismo. Esta vez con menos “contaminaciones”: despojado del énfasis en la democracia (que veladamente viene a combatir) pero también del componente conservador que tradicionalmente lo acompañó en nuestro país. Aunque persisten conservadores en el “equipo” de Cambiemos, su impronta general es de liberales de pura cepa. Los elementos ajenos incorporados vienen de esa versión reducida del republicanismo, que serían prontamente desechados. 

Representación en el Estado 

Una vez en el poder, Cambiemos mostró sus sesgos reales. Combinó funcionarios que son representantes directos del capital más concentrado y extranjerizado en algunos ministerios (petroleras en Energía, automotrices en Transporte, servicios tecnológicos en Cancillería, la banca internacional en Economía) con viejos políticos en otras áreas. No son todos gerentes, pero sí los suficientes para mostrarle a los capitalistas para quién quieren gobernar. Durante el período de elecciones, todas las organizaciones del capital concentrado se habían reunido para discutir sus necesidades, y el acuerdo común más amplio fue el de “reglas claras”. ¿Qué significa esto? Que no existan dudas de cómo se va a resolver cualquier conflicto, como existían con el kirchnerismo, donde la política intervenía a menudo. Un esquema político donde los ganadores estén claros. Esto les otorgó vínculos directos que permitió, por ejemplo, la rápida gestión de nueva deuda externa con la banca extranjera y el contacto veloz con las trasnacionales en el Foro de Davos.

Estos primeros casi dos meses de gobierno, nos han mostrado la cara real de su gestión. La eliminación de los controles de comercio y financieros fueron el primer anuncio, de acuerdo con el viejo reclamo agropecuario y acorde al discurso liberal de “dejar hacer” al mercado. La devaluación con aumento de tarifas, que impulsa la inflación y pulveriza los salarios, fue el mecanismo para explicar cómo se va a repartir el ingreso a partir de ahora. A las paritarias que recién están por comenzar (con docentes en febrero), el gobierno ya les puso un tope esperado del 20%, inferior a la inflación estimada en 35%.

Para ejecutar este programa, Cambiemos no ha tenido reparos en echar por la borda su propio discurso. Macri y su “equipo” han mostrado tres rasgos de totalitarismo que alarman:
  1. Libertad de expresión y de prensa: Macri ha cerrado canales de comunicación (Radio Nacional Rock o 6,7, 8), despedido trabajadores de esta área (Infojus), se niega a responder preguntas incómodas (episodio en Davos con Bercovich). En un episodio bizarro, se reconoció abiertamente que se espía a los trabajadores revisándoles el Facebook. Se censuró al informativo de Radio Nacional, prohibiéndoles hablar de los despidos que el gobierno está haciendo. Es decir, hay serios problemas de libertad de expresión y de prensa.
  2. División de poderes: Macri se ha olvidado de su propio discurso, vulnerando completamente la división de poderes, tanto cuando intentó nombrar por decreto los jueces de la Corte Suprema como por el festival de Decretos de Necesidad y Urgencia, que supera a todos los presidentes anteriores. No ha tenido reparos en no respetar la ley, por ejemplo con el caso de la Ley de Medios, donde ya dos jueces y dos camaristas han fallado contra la intervención. Aquí es donde el atisbo de republicanismo se fue por la alcantarilla.
  3. Persecución ideológica: Cambiemos hizo de la militancia comprometida un mal a erradicar de la sociedad, reemplazándolo por su versión gerencial del “voluntariado”. Los despidos en el Estado están guiados por esta lógica: se presume que toda persona contratada en los últimos años es militante kirchnerista y por lo tanto debe irse. Esto es persecución política por las ideas, lo que es un peligro terrible. Macri ni siquiera investiga si se trata o no de militantes: presume que lo son, y por ese motivo son despedidos. Si quisiera despedir “ñoquis” tendría que investigar y hacer sumarios; lo que se está haciendo no es eso. La cárcel preventiva a Milagro Sala va en el mismo sentido: presa por pensar distinto.
Macri no vino a representar las expectativas de algunos contra el supuesto autoritarismo de Cristina Fernández; vino a aplicar un programa de ajuste a favor de una reducida minoría. Y esa minoría quiere un gobierno de dominación abierta, sin concesiones. Estos rasgos de totalitarismo en un gobierno elegido son señal de alarma, sabiendo que el liberalismo local no ha tenido problemas en asociarse con dictaduras. El programa de ajuste contrario a las clases populares y trabajadoras no admite el disenso. Aún no vimos dirigentes agrarios ofuscados por todo esto que tanto les “molestaba” en el gobierno anterior.

El gobierno de Cambiemos fue votado, pero para hacerlo tuvo que esconder su proyecto. Todo lo que previmos está ocurriendo, pero más rápido y brutal de lo previsto: no era ninguna campaña de miedo, era una previsión correcta. El gobierno está cerrando todos los canales de expresión de disenso, pero no nos puede quitar la calle. 

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Relatos de una Nación alterada



NUEVAS INVESTIGACIONES EN TORNO A LOS DISCURSOS POLÍTICOS Y PERIODÍSTICOS SOBRE LA VIOLENCIA 

El equipo de investigadores que se desempeña en las cátedras Teoría y Práctica de la Comunicación II y Teorías sobre el Periodismo, de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, de la Facultad de Ciencias Sociales-UBA, y que es dirigido por dirigido por Stella Martini, presentó en diciembre pasado Crónicas de las violencias en Argentina. Estudios en comunicación y medios,  un libro que compila sus últimas investigaciones acerca de los fenómenos violentos y sus explicaciones políticas y representaciones mediáticas. 

Por Ricardo Lazo

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UNO: La investigación de Stella Martini y Martina Guevara ha procurado identificar la violencia estructural que recorre la cultura y atraviesa los modos, soportes y formatos de la comunicación pública en los siglos XIX y comienzos del XX. “Postales de la violencia. Argentina 1880-1914” explora los discursos de intelectuales, políticos, militares, científicos, médicos y psiquiatras, y de los medios informativos y de divulgación científica que coinciden de una manera dominante en torno del proyecto de nación moderna que se impone en 1880.

DOS: María Eugenia Contursi y Manuel Tufró en su trabajo ”Si buscas la paz, prepárate para la guerra. El tropo de la pacificación en la gestión política del delito y la violencia”, analizan la articulación discursiva de las formas actuales de gestión de la violencia por parte de las instituciones del Estado democrático en Argentina a partir del tropo de la pacificación, figura que re-emerge y que tiene veinte siglos en la cultura occidental, lo que marca su efectividad para proveer soluciones a la violencia por la vía de la violencia legitimada y de su poderosa capacidad de interpelación.

TRES: Marcelo Pereyra en “Discursos y encuadres de la violencia de género en la prensa escrita argentina. Un estudio diacrónico” estudia los frames periodísticos de la violencia de género en la prensa gráfica. A partir de tres casos de violencia extrema contra las mujeres dentro de relaciones de pareja, ocurridos en 1955, 1988 y 2010, el investigador señala que la alusión a lo pasional desvirtúa el acontecimiento violento, pues al adquirir preeminencia el “arrebato de furia”  provocado por la víctima en el victimario, el peso de la culpabilidad recae en ella y la responsabilidad del victimario queda velada.  

CUATRO: Stella Martini, en “Nombrar las violencias. Certezas y paradojas de la opinión  pública”, problematiza  el estado de un sector de la opinión pública de la ciudad de Buenos Aires, sus consistencias y paradojas. El texto identifica e interpreta aseveraciones que cuestionan la ley y que desconocen diferentes estadios de las violencias a partir de resultados de una encuesta realizada en el marco del proyecto que incluye este libro. La constatación de la negación de muchas violencias y la preeminencia del delito como violencia por excelencia reitera resultados  de encuestas  anteriores,  sin embargo, crímenes como los linchamientos y las desapariciones forzadas de personas bajo el terrorismo de Estado instaurado en 1976 ofrecen datos paradojales que echan luz sobre discursos y prácticas de los habitantes de Buenos Aires.

CINCO: Los investigadores Lucía Abreu, Claudia Estanga, Fernando González Ojeda, Silvina Manguía y Luis Sanjurjo reconstruyen y explican el proceso de recuperación del predio de la ex ESMA. En “Construir memoria: apuntes sobre la recuperación de la ex ESMA” exponen la filosofía y el diseño originales que dieron nacimiento al Espacio de Memoria y Derechos Humanos ex ESMA. 

SEIS: La investigación “La representación mediática de la pobreza como ritualización de la violencia: a propósito de la toma del barrio Papa Francisco”, de María Eugenia Contursi y Gabriela Costanzo analiza las crónicas periodísticas de la toma del llamado “barrio Papa Francisco” y su posterior desalojo violento. En una lectura en clave cultural del discurso periodístico y su lógica, propone que dichas crónicas constituyen verdaderos rituales de la cultura mediática actual, en una sociedad en la que la violencia represiva no es mostrable pero que es el final esperable, en tanto significa la vuelta a un orden deseado.

SIETE: Rosario Sánchez estudia las diferentes formas de la violencia que se relacionan con el delito común en la prensa gráfica argentina en “El reporte delictivo en Los Andes y Río Negro. Aportes para el estudio de la comunicación política provincial” Desde estos dos diarios regionales, la investigadora examina el circuito de la comunicación política provincial, indagando especialmente la tipificación de los territorios propios y el uso de las fuentes a partir de las cuales se construyen las noticias.

OCHO: “’Choques’, ‘incidentes’, ‘excesos’. La violencia institucional en la ciudad de Buenos Aires: el caso de la represión en el Hospital Borda”, el trabajo de Naldi Crivelli y Camila Müller, aborda el entramado discursivo en torno de la represión policial acontecida en el Hospital Borda en 2013 en la ciudad de Buenos Aires, identificando qué fue lo opinable y lo decible sobre el hecho en cuestión.

NUEVE: Rocío Baquero se propuso dilucidar las representaciones e imaginarios implícitos en la cobertura de los linchamientos ocurridos durante los meses de marzo y abril de 2014, en tres diarios nacionales. La autora coloca interrogantes sobre los modos de socialidad en diversos sectores sociales, sobre la legitimación de la práctica del linchamiento en sectores medios, la capacidad periodística de informar lo socialmente necesario, o las estrategias de la prensa actual para la naturalización de estas formas de violencia homicida. 

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