LA ¿SORPRENDENTE? VOTACIÓN DE LAS CLASES
POPULARES EN LAS PASO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
El dato sorprendente en las PASO de la ciudad de Buenos
Aires es el triunfo del PRO en las
villas y los barrios más pobres de la ciudad. ¿Qué puede haber motivado a sus
pobladores –tradicionales votantes del peronismo- a votar por un partido
gorila? Y, además, ¿por qué no votaron por el Frente para la Victoria? ¿Acaso
los pobres se volvieron macristas?
Por Marcelo R. Pereyra
LA
CLASE OBRERA NO VA AL PARAÍSO
De
acuerdo con las encuestas previas el PRO iba a triunfar en las PASO que se
realizaron en la ciudad de Buenos Aires hace e dos semanas. Y fue un triunfo
contundente, pues ganó en todas las comunas. Incluso ganó en los barrios más
marginales de la ciudad (Soldati, Lugano, Bajo Flores) y en las villas. Y éste
es el dato más notable que lleva a reflexionar acerca de por qué los pobres
votaron a un partido claramente conservador, o de derecha. La otra cara de la
pregunta sería por qué perdió en esos asentamientos el kirchnerismo, que sería
quien representaría políticamente a sus pobladores más desposeídos.
Una
primera respuesta posible tiene que ver con las identidades de los partidos
políticos. Dichas identidades están, al menos, desdibujadas: ¿Identificaron los
votantes populares al PRO como un partido contrario a sus afinidades e
intereses políticos? Y como contrapartida, ¿identificaron esos mismos electores
al Frente para la Victoria (FPV) como un partido afín con sus convicciones e intereses
políticos? La respuesta es casi obvia: si votaron al PRO es porque consideraron
que era el partido que les convenía votar, en lugar del FPV. ¿Pero acaso la
clase obrera no es peronista y declaradamente enemiga de partidos gorilas como
el PRO? En teoría, sí. En la práctica, no. Esto quiere decir que el
desdibujamiento de las identidades partidarias va de la mano con el
desdibujamiento de las convicciones políticas personales. Dicho de otra forma:
el obrero y el villero de Buenos Aires hicieron abstracción de sus convicciones
para votar al partido que interpretaron más conveniente votar. El PRO pudo
ganar en los barrios más pobres pese a que sus políticas ambientales, sociales
y educativas en esos barrios son, por lo menos, insuficientes para resolver la
marginalidad y el abandono que sufren sus pobladores. ¿Y por qué lo votaron
entonces? La respuesta es difícil, pero puede haber sido por alguna de estas dos
posibilidades:
a- El
PRO, puesto en la tarea de gobernar la ciudad, atemperó su discurso antiperonista.
El alcalde Mauricio Macri se ha esforzado por parecer sensato y negociador para
diferenciarse de las actitudes intempestivas de la presidenta Cristina
Fernández. El Lord Mayor y su gabinete
también han suavizado algunas posturas ideológicas que sostenían antes de ser
gobierno. Es que una cosa es vociferar
desde la tribuna y otra muy distinta es tener que gestionar la realidad
cotidianamente. Un ejemplo: al día siguiente de las PASO Macri se reunió con
los gremios del transporte, quienes hace rato que gestionan, sin éxito, una entrevista con la Presidenta para
discutir sobre la actualización del mínimo no imponible para el impuesto a las
ganancias. El burgomaestre poco puede hacer al respecto, pero la foto con los
caciques sindicales tuvo proyección presidencial. El “luqueo”
del PRO se completó con actos y presentaciones públicasinformales y bulliciosas:
globos, música, cantos, bailecitos, vestimenta casual y otros artilugios por el
estilo lograron conformar una imagen más amable que la que tenían los adustos políticos
conservadores del pasado. Al lado de Alsogaray, por ejemplo, Macri parece Charly
García. Mirando las imágenes del acto del PRO posterior a la victoria muchos
pueden haber pensado: “Son garcas, son gorilas, pero parecen simpáticos”.
b- El
PRO ha construido una imagen de eficiencia general en la tarea municipal. Dicha
imagen se basa en un trabajo muy fuerte en el espacio público (parque, plazas)
y en el transporte (Metrobus, bicisendas, subtes). Es decir, en dos áreas de
fuerte visibilidad social y sobre todo mediática. En cambio, sus patas flojas
–por decirlo con benevolencia- educación, ambiente y salud, no se “ven” tanto,
aunque se sienten cuando se las necesita. Pero los que más las necesitan no
suelen tener representación mediática significativa. Salvo casos extremos, los
pobres solo son noticia cuando se insubordinan. De esta forma, lo peor de la
gestión de Macri es lo que menor difusión tiene.
JUAN PERÓN ESTÁ MUERTO Y ENTERRADO
Si
el PRO no parece ahora tan gorila es porque el peronismo no parece ahora tan peronista.
Los K se han ocupadode que el pueblo se olvide del fundador de su partido, de
sus apotegmas, de sus veinte verdades y de su doctrina, es decir, de su
identidad. Quizás porque todo ese andamiaje teórico les parezca a los K
anacrónico, o quizás inconveniente en algún caso para sus intereses. Por
ejemplo, después del acuerdo espurio con la petrolera Chevrón sería muy
hipócrita cantar la estrofa de la marcha partidaria que habla de “combatir al
capital”; después de haber pagado religiosamente una deuda externa probadamente
fraudulenta sería raro defender una de las verdades de Perón que dice que “como
doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el
capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social”
(http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/peronismo/movimiento_peronista_20_verdades_peronistas.php).
Como sea, los K colonizaron al peronismo y dejaron en el pasado los tiempos de
“Braden o Perón”. Los enemigos del pueblo ya no son ni los yanquis, ni el
capitalismo, ni los oligarcas: son los medios de comunicación que contrarían al
relato oficial, los fiscales que investigan al poder político y económico, los
jueces que dictan sentencias inconvenientes, los empleados infieles, y todo
aquel que exhiba rebeldía e insumisión ante el gobierno y sus socios en los
negocios y sus aliados de dentro y fuera del país.
Así
es cómo el proletariado porteño pudo haber votado por el PRO: no había enfrente
ni un candidato ni un partido que convocara a su memoria emotiva política, ni que
le hablara de sus necesidades concretas, cotidianas. Por el contrario, el
candidato del FPV, Mariano Recale, hizo propaganda de sí mismo –no de su
partido, ni de su plataforma política-, de su gestión supuestamente eficiente
en la aerolínea estatal. Su rostro sonriente inunda las páginas de la revista
que se reparte en los aviones de Aerolíneas Argentinas. En suma, le habló al pueblo
de la ciudad de Buenos Aires desde otra realidad planetaria. Es que Recalde y
el FPV, como dice el tango, viven en otra aurora, que no es la de los
marginados.En esa confusión, en ese rio revuelto, ganó el PRO.
¿QUÉ DERECHA?
¿El
triunfo del PRO en Buenos Aires y Santa Fe indica que Macri será el futuro
presidente? No, indica que el PRO es fuerte en esos dos distritos. Todavía le
falta mucho para ganar en el resto del país. Esos triunfos, en cambio, sugieren
retroceso de las fuerzas políticas –como el FPV- que representansimbólicamente los intereses de los
sectores más postergados.
No
es que se venga el derechaje. En realidad, ya está instalado hace muchos años.
En realidad desde siempre. Ahora bien, solo quien sufra de severa miopía
política, solo un conservador recalcitrante puede haber entendido que con el
kirchnerismo se venía el zurdaje. Nada más lejos de un pensamiento progresista
que el ideario K, puesto que éste nada tiene que ver con el interés común. Así
lo demuestransu indiferencia frente a la crisis de las economías regionales, la
condena al olvido para los pueblos originarios, su desinterés cómplice frente a
los problemas ambientales, la ampliación de la brecha entre ricos y pobres, su
inoperancia frente la precariedad laboral y un sistema impositivo regresivo yla
utilización del asistencialismo clientelar como única forma de enfrentar la
desigualdad y la marginalidad, entre otras realidades. Y si a esta enumeración
se le suman los negociados que se revelan día tras día, las cuentas en el exterior,
el nepotismo, las propiedades levantadas sobre terrenos comprados a precio vil,
las concesiones escandalosas de obras públicos y la conformación de
conglomerados multimediáticos para oficialistas, queda palmariamentedemostrado
que Néstor Kirchner y Cristina Fernández llegaron al poder exclusivamente para
satisfacer sus intereses individuales y los de cuatro o cinco empresarios
amigos.
Lo
bueno es que algunos ya empezaron a darse cuenta.